23 septiembre, 2020
Por Alfredo Silletta
El establishment económico y su brazo armado, el Grupo Clarín, están decididos a terminar con el gobierno de Alberto Fernández a solo 9 meses de haber asumido el poder. Como no tienen los números para una Asamblea Legislativa están decididos a que la Corte se haga cargo del gobierno. En pocas palabras que el empleado del mes, Carlos Rosenkrantz, de un golpe palaciego contra el poder Ejecutivo y Legislativo.
Desde hace un tiempo, la oposición y los medios hegemónicos desgastan al gobierno con pequeñas marchas, con mentiras diarias en las tapas de los diarios y en los canales de noticias. Para el día de hoy, ya organizaron una nueva marcha bajo el lema “Una luz por la República” con antorchas frente al Palacio de Tribunales.
La manifestación será para presionar a la Corte que proteja a los tres jueces ‘ocupas’ que el Senado y el Consejo de la Magistratura decidieron que volvieran a sus lugares de orígenes. No hay que olvidarse que el ex presidente Mauricio Macri los traslado en forma ilegal para perseguir ala ex presidenta.
En las redes, la oposición convoca para expresar “nuestro compromiso con el estado de derecho”. Raro no, cuando su presidente nombró por decreto a dos miembros de la Corte y armo una mesa judicial para perseguir y meter presa a la oposición.
Fracasada la posibilidad de una Asamblea Legislativa, presionan a la Corte para que de una especie de golpe palaciego contra los otros poderes de la Constitución. Por ahora no esta confirmado que acatarán las ordenes del establishment, solo tienen asegurado el voto de Rosenkrantz, un empleado de las corporaciones, pero no están definidos los demás votos. La presión mediática hasta el próximo martes será brutal y la decisión que tomen será clave para el futuro de la democracia.
Más allá de esa decisión, el Frente de Todos tiene otras herramientas propias para demostrar su fortaleza. La primera de ellas es el poder de movilización para juntar rápidamente uno o dos millones de argentinos en Plaza de Mayo o frente al Obelisco. Así nació el peronismo en 1945 y pudo resistir los golpes de estado, los fusilamientos, la cárcel de sus militantes, el exilio de su líder, los 30 mil desaparecidos y recientemente el frenar el 2×1 para liberar a los genocidas como había planificado la derecha.
En estos tiempos tan difíciles, donde el establishment económico está decididos a que “la Corte sustituya al gobierno” hay que recordar que este hecho no es nuevo en la historia argentina. Ya sucedió en los inicios del peronismo, allá por 1945 cuando se horrorizaron por las primeras medidas de un coronel en la secretaria de Trabajo, que daba derechos y leyes a los trabajadores.
Es bueno recordar la historia para entender el presente y comprender el futuro. Hace justamente 75 años, septiembre de 1945, se realizó la Marcha por la Constitución y la Libertad, pidiendo que termine el gobierno comandado por Farrell y Perón. Miles de manifestantes se reunieron en la Plaza de los dos Congreso y marcharon por la avenida Callao hasta Plaza Francia. Al frente de la misma se observaba a todo el establishment de Buenos Aires: Joaquín de Anchorena, Rodolfo Ghioldi, Nicolás Repetto, Alfredo Palacios, José Tamborini, Ernesto Sanmartino, Carlos Saavedra Lamas, Mariano Castex y José María Cantilo, entre otros. La avenida Callao fue una fiesta y hasta se sumó a la misma el embajador norteamericano Spruille Braden. Los cánticos más recurrentes, además de las estrofas de La Marsellesa, fueron los siguientes: “Votos si, botas no”, “Desde el cabo al coronel, que se vayan al cuartel”, “Con tranvía o sin tranvía se quedaron en la vía” y “A Farrell y Perón hoy le hicimos el cajón”.
A partir de allí la presión hacia el gobierno fue muy fuerte para que dejara el poder. La Marina sacó un documento firmado por 30 almirantes y parte del Ejército, que no veía con buenos ojos el crecimiento de la figura del coronel Perón y su relación con los obreros, apoyaron un cambio drástico. La oficialidad de Campo de Mayo le pidió la renuncia al coronel Perón a la vicepresidencia y a la secretaria de Trabajo. El presidente Farrell aceptó su destitución pero el establishment no se conformó con esa medida. Días después pidió la cárcel para el coronel y que el presidente entregara el gobierno a la Corte. La gente de barrio Norte salía a la calle alborotada y se reunía por aquellos días en la Plaza San Martín, frente al Círculo Militar feliz que el coronel estuviera preso.
El poder presionaba y Farrell llamó al Procurador de la Corte, el Dr. Juan Álvarez para que formara un gabinete civil de notables hasta que se realizarán las elecciones en 1946. Los sectores más nacionalistas que miraban con buenos ojos a Perón y al radicalismo no estaban convencidos de volver a un régimen anterior a 1943. Dentro del radicalismo, figuras como Arturo Jauretche y Arturo Frondizi se reunieron con el dirigente radical Amadeo Sabbatini, para que se hiciera cargo del gobierno y frenar a los sectores reaccionarios del establishment, pero el dirigente cordobés creyó que había que entregar el el gobierno a la Corte y esperar las elecciones.
El Procurador formó un gobierno compuesto por la dirigencia más rancia y oligárquica, todos integrantes de la Década Infame y serviles los intereses extranjeros. Cuando alguien le preguntó porque se decidió por ese tipo de personajes, la respuesta fue típica: “¡Pero sí son apolíticos!”.
Mientras los diarios festejaban esos nombres y la detención de Perón, el subsuelo de la patria comenzaba a sublevarse en cada fábrica y rincón de la Argentina. Lo que sucedió después es historia conocida. Miles de trabajadores salieron a la calle y marcharon hacia la Plaza de Mayo a pedir por la liberación del coronel Perón en aquella histórica jornada del 17 de octubre.
Luego del triunfo electoral de 1946, el peronismo le inició juicio político a la Corte Suprema, el cual finalizó en 1947 con la destitución de sus miembros más la del Procurador Álvarez. Los argumentos fueron contundentes: desde haber convalidado con sus acordadas de 1930 y 1943 gobiernos de facto y emitir fallos políticos para impedir los fines sociales de último gobierno ha haber negado a tomar juramento a los camaristas de la Justicia del Trabajo, retardando así el funcionamiento del fuero laboral.
A 75 años de aquel intento de la Corte de hacerse cargo del gobierno, hoy el establishment económico y los medios dominantes intentan repetir esa maniobra. Como es de imaginar, estos personajes del poder nunca leyeron a Carlos Marx, sino recordarían el inicio del libro El 18 Brumario de Luis Bonaparte cuando afirma que la historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa.
El pueblo argentino volverá a las calles este 17 de octubre para ponerle limites al golpe destituyente del establishment económico y mediático, hoy conocido como Lawfare.
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