“Puede ser que un grupo de gerentes inmorales e infatuados, con los grupos corporativos y financieros que representan, sean capaces en muy poco tiempo de destruir todo lo valioso que la experiencia popular del país fue capaz de generar en todos estos años.”
Por Jorge Alemán
NAC&POP
23/01/2018
“Puede ser que un grupo de gerentes inmorales e infatuados, con los grupos corporativos y financieros que representan, sean capaces en muy poco tiempo de destruir todo lo valioso que la experiencia popular del país fue capaz de generar en todos estos años.”
Puede ser.
¿Va a ser gobernable un país con nuestra historia política si esto sucede?
Seguramente no.
Pero aquí está la cuestión, que según mi criterio, merece ser atendida.
Quizás no pretendan gobernar y sólo se propongan, como un mandato mortífero, destruir y que después ya no importe que suceda.
Podrán entonces perder el gobierno, pero ya no importará; habrán cumplido con la misión de romper la construcción política que un colectivo había tenido la osadía de darse a sí misma.
Lo que venga después no les preocupa en la medida en que liquiden al kirchnerismo.
Es una especulación muy dura verlo de este modo, pero se trata de saber a qué tarea fueron llamados.
Incluso más allá de como ellos mismos se la representan.
No parece que haya un plan de gobierno, más bien se trata de una tarea de disciplinamiento e intimidación para que después gobierne cualquiera que ya esté domesticado.
Por esta razón es que urge pensar la respuesta política a esta operación y la organización que la misma debe adoptar.
A partir del 76,en los momentos más tenebrosos de la dictadura y en el exilio singular que me correspondió ,llegué a pensar que lo sucedido era de tal calado, que había penetrado de un modo tan pertinaz en el zócalo de la nación, que la sociedad argentina como tal no iba a recuperarse jamás de esa ignominia.
En definitiva, llegué a pensar que algo había muerto para siempre en nuestro “ser con los otros”.
O de otro modo, qué cuando se franquean ciertas barreras constitutivas de la condición humana ,eso no tiene retorno posible
Desde este horizonte ,nunca consideré al kirchnerismo cómo un espacio homogéneo y logrado, o que no estuviera atravesado por errores, defecciones, complicidades con el Capital etc.
Ni siquiera lo he visto por fuera de la lógica neoliberal que actualmente se le impone a cualquier estado occidental.
Vivir, ya casi cuarenta años en España y por Europa, me ha confirmado que lo mismo sucede aquí, pero todavía de un modo más inerte y metódico, a excepción de los excelentes signos de la España actual con Podemos.
Por ello, fue tan profunda mi convicción sobre el efecto del genocidio sobre el país, que cuando de distintas posiciones, me responden, me replican, me critican, presentándome la lista de dimisiones del kirchnerismo, por izquierda o por derecha, siento que estoy en una posición irreductible.
Me parece bien que lo hagan, porque supongo que también necesitaran confirmar la propia posición.
Pero ya nada ni nadie, a estas alturas, me podrá convencer que lo que llamamos kirchnerismo, fue la mayor apertura a las posibilidades de un destino verdadero en una sociedad y una nación que había sido asesinada en su propio ser.
Fue, con todos los errores que se quieran sumar, un momento de, y aquí me permito la licencia de una metáfora religiosa, la salvación en un lugar donde ya se había profanado todo.”
*) psicoanalista y escritor argentino.*
Publicado en:
http://nacionalypopular.com/2018/01/23/quizas-no-pretendan-gobernar-sino-solo-destruir/
3 comentarios:
Aleman da en el clavo: ninguna sociedad transita momentos disruptores sin acuñar mácula subjetiva, individual y colectiva.
Los grupos encargados de los disciplinamiento no vienen por propia iniciativa sino que son convocados por una sociedad (al menos, por una parte significativa de ella) que precisa extirpar de sí misma, lo que considera una excrecencia, una anormalidad. Es la sociedad quien convoca a ese fin a individuos caracterizados por la nula empatía; tipos que en tiempos de guerra, por ejemplo, pueden tomar decisiones sumarias sin remordimiento.Individuos que en tiempos de paz relativa, operan en ámbitos privados donde su accionar sí está circunscripto legalmente. Pero es en tiempos de excepcionalidad (es la propia sociedad la que declara cuando un tiempo es excepcional y cuándo no lo es), que esos individuos se agrupan en conjuntos mayores y son dignificados con cargos y honores. El psiquiatra Jaime Marietán los denomina "los extravagantes". El asunto es que los "extravagantes", no se retiran por las buenas una vez acabada su misión destructiva de aquello que se consideraba irregular. Por el contrario, pretenden extender su existencia grupal dignificada y con goce de impunidad y ya cuentan con objetivos propios, bastante distintos de los encomendados inicialmente por esa sociedad.
La pregunta que yo me haría no es por qué sobrevienen intermetitentemente esas agrupaciones claramente punitivas, sino qué aconteció con nuestro pueblo que solo piensa, desde los militares del Proceso en adelante, en supresiones. Del tipo que sean.
Supongo que la exposición desbocada de lo anormal, su teatralización mediática y la debilidad de los resortes institucionales de aquellos poderes de contralor contribuyen a esta visión de opacidad gozosa. Entonces al tipo común le es muy fácil pedir una acción sin preocuparse de sus consecuencias. Y más aún, fantasear con diseñar sociedad presente, sin preguntarse por el futuro mediato, por el alcance básico de lo que está ayudando a diseñar.
Nunca como en estos tiempos, escuché tanto la palabra "matar" y más triste todavía un vocablo tan sensible como "desaparecer".
Así, el vapuleado Kirchnerismo, debe desaparecer, ser destruido, arrasado. No hay siquiera posibilidad de que se agote lentamente (nuevamente, esa aversión manifiesta por todo proceso de ascenso, apogeo y caída). Y así, hasta dentro del Peronismo, se dice que ya ha muerto (matar, morir, esa fijación tanática incesante).
El problema es que el Kirchnerismo...no solo está compuesto por sus cuadros. El kircherismo es un espacio de pertenencia subjetiva, también. Y, en ese ámbito tan privado de los individuos, no hay cómo convencer a esos simpatizantes, de que deben usar los verbos matar y desaparecer... sobre sí mismos. Saludos.
Muy bueno
clarisimo
gracias por rescatarlo
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