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domingo, 9 de noviembre de 2025

Mamdani: la nueva esperanza blanca del progresismo, por Dante Augusto Palma

 



Socialista, joven, musulmán, nacido en Uganda de padres indios, y propalestina. Las credenciales de Zohran Mamdani no parecían las más adecuadas para ganar la alcaldía de New York apenas un puñado de años atrás. Sin embargo, evidentemente, algunas cosas han cambiado. 


Con todo, esto hay que decirlo, Mamdani no es precisamente alguien que haya llegado a Estados Unidos como refugiado y su apariencia física tampoco se asemeja a la de los que suelen llegar en esa condición. De hecho, Mamdani llegó junto a su familia a New York con 7 años, estudió en el Bronx High School of Science y luego se licenció en Estudios Africanos donde cofundó la sección universitaria de Estudiantes por la Justicia en Palestina; además, su madre es una famosa directora de cine graduada en Harvard, al igual que su padre, quien además es profesor en la Universidad de Columbia, y, su mujer, es una joven artista siria. Digamos que no parecen provenir del subsuelo sublevado, lo cual no es una crítica sino solo una descripción que quizás pueda ayudarnos a comprender mejor las razones de su triunfo. 


Mamdani alcanzó el 50% de los votos, venciendo por unos 9 puntos a Andrew Cuomo, también demócrata, que, tras perder la interna decidió ir por afuera, como independiente.


 Cuomo había tenido que renunciar como Gobernador de New York en 2021 tras haber sido objeto de acusaciones de acoso, lo cual permite inferir que Mamdani tenía enfrente un candidato que cargaba sobre sus espaldas el desgaste de las acusaciones y de la gestión. 

El flamante alcalde, triunfó en 4 de los 5 distritos, lo cual incluye el Bronx pero también Manhattan, distrito de los ricos si los hay, y su campaña, con la polarización alrededor de su figura, movilizó a casi el doble de los neoyorkinos si lo comparamos con la elección ocurrida cuatro años atrás. 


Según una encuesta de AtlasIntel publicada por El País, https://elpais.com/internacional/2025-11-05/quien-ha-votado-a-mamdani-las-elecciones-de-nueva-york-en-seis-graficos.html , lo que para algunos podría ser una paradoja y, para otros, la demostración de un particular giro ideológico de los empresarios hacia perspectivas de izquierda, Mamdani tuvo el apoyo del 44% entre los sectores más pobres y el 48% entre los más ricos, el sector que, discursivamente al menos, fue el objeto de los ataques de Mamdani. ¿Una demostración de que no solo los pobres pueden votar a sus verdugos? ¿Acaso la prueba de que Mamdani no es el verdugo de los ricos a pesar de que se presente como socialista? ¿Quizás la ratificación de que la ideología puede más? No lo sabemos. 


Ahora bien, cuando se desmenuzan todavía más los números aparecen otros datos interesantes: por ejemplo, Mamdani solo obtuvo el 60% de los votos de quienes eligieron a Kamala Harris en la última elección presidencial dado que un 36% se inclinó por Cuomo. Es evidente que hay allí una expresión de la interna demócrata entre el ala de izquierda y la perspectiva más centrista. 


En cuanto a la distribución racial, no hubo sorpresas: Mamdani triunfó entre los asiáticos (con 59% de apoyo), los negros (48%) y los hispanos (45%), pero perdió entre los blancos, donde alcanzó apenas el 37%.


Sin embargo, donde sí apareció una curiosidad es que con Mamdani se da un fenómeno que creíamos propio de los candidatos de derecha: el 62% de los jóvenes de hasta 30 años se inclinó a votarlo frente al 29% de los mayores de 65; y el 51% de los varones lo apoyó frente al 37% de las mujeres. Habrá que indagar las razones de esta tendencia que, insistimos, va a contramano de lo que sucede en buena parte del mundo pero que, en todo caso, podría darle una esperanza a los demócratas: se puede ser varón joven y ser progresista.  


No es fácil explicar esto aunque podría adelantarse, como hipótesis, que Mamdani utilizó la misma estrategia que han usado muchos de los espacios de derecha, una suerte de discurso antiélites en general, y contra las élites del propio partido demócrata, necesitado de una renovación generacional y de ideas. 


A propósito, recuerdo una nota publicada en el New York Times, https://www.nytimes.com/2025/07/06/opinion/zohran-mamdani-democrats-israel.html por Peter Beinart en la semana posterior al triunfo de Mamdani en la interna demócrata, donde el autor indicaba que una de las claves del éxito de Mamdani había estado en explotar la disputa entre las bases y las élites del partido alrededor del tema Gaza. 


Mamdani nunca escondió su posición propalestina, ni siquiera ante las continuas acusaciones de Cuomo y no hay razones para dudar de las convicciones del triunfador, pero lo cierto es que, según los datos de la encuesta de Gallup, en 2013, el apoyo de los demócratas a Israel por sobre Palestina obtenía una diferencia de 36 puntos mientras que en la actualidad ese número se ha revertido dramáticamente: 38 puntos a favor de los palestinos. Este cambio fue incluso más profundo entre los mayores de 50 que entre los jóvenes y la consecuencia es que, hoy en día, solo un 33% de los demócratas apoya a Israel en su conflicto con los palestinos. 


No sabemos si esto marcará una tendencia al interior del partido, pero Mamdani parece haber sintonizado que la cerrazón del partido demócrata alrededor del discurso identitario de las minorías no alcanza, de modo que buena parte de sus propuestas, apuntan a una agenda económica y concreta: congelamiento del precio de los alquileres, construcción de viviendas, transportes más rápidos y gratuitos, supermercados populares con comida a bajo costo, aumento del salario mínimo…


¿Podría existir un Mamdani sin Trump? Es un contrafáctico pero una interpretación posible es que, al menos en el país del norte, una salida posible sería oponerle a la radicalidad de Trump una opción igualmente radical. Lo opuesto, así, no sería la moderación sino una versión que lleve el péndulo al otro extremo. 


En el progresismo de todo el mundo, hay una euforia desproporcionada por una elección en un distrito muy importante pero que es holgadamente demócrata.


Pensemos, si no, que solo el 19% de los neoyorkinos se autopercibe republicano y que, en las últimas elecciones presidenciales, Harris obtuvo allí el 68% de los votos. Lejos estaríamos, entonces, de una elección que pudiera funcionar como termómetro de una incipiente nueva tendencia. 


Sin embargo, en todo caso, sí podría ser el puntapié inicial de espacios progresistas que, al menos desde lo discursivo, intentan disputarle a la derecha la representación de los trabajadores a través de propuestas concretas y radicales, además de hacerlo desde posturas populistas antiélites.


Si no supiéramos cómo Estados Unidos influye y exporta a Occidente no solo sus reglas sino también sus tendencias sociales y políticas, esta elección sería un evento menor. El futuro dirá, entonces, si no ha sido más que eso o se trata del comienzo del reconfiguramiento ideológico y de la reconversión del progresismo en una versión más amplia y radical que marcará el debate público y la orientación del mundo occidental en los próximos lustros.

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