Los peronistas son unos cabezas fresca.
Les meten presa a la jefa, la sacan de la competencia electoral y en lugar de amargarse, hacen una fiesta en las calles.
Cuando les preguntan por qué, se les quiebra la voz y lloran.
Les reputean a la jefa. Le dicen yegua y ellos y ellas van y hacen de ese desprecio una palabra de amor. Aman a la yegua.
Les dicen kukas, perucas, negros, choripaneros, marrones. Y van y comienzan a definirse kukas, perucas, negros, choripaneros, marrones. Chochos de la vida.
Saben putear, pero le esquivan a los lugares comunes. De tanto en tanto se inventan un "rosca floja" y se ríen dos semanas seguidas.
Los llaman vagos y son los únicos que les exigen industria, producción y trabajo a sus gobernantes.
Les dicen ignorantes y defienden la educación pública, de calidad y gratuita. Levantan escuelas y universidades donde los otros quieren ver a los changos trabajando de sol a sol en la zafra, en la tarefa, en la obra.
Les dicen que vayan a laburar los tipos que no dudan en votar a un haragán que nunca se levantó antes de las 10 de la mañana y el padre no lo dejó manejar una sola de sus empresas por inútil.
Les dicen garrá la pala los que se jactan de no hacer una obra pública.
Les dicen que son una máquina de hacer pobres y son los que, a diferencia de toda la región, crearon una clase media mayoritaria.
Les dicen que no tienen nada en la cabeza los tipos que admiran y vieron como un visionario a un saltimbanqui que predijo que la jefa iba a terminar como una pobre vieja sola y enferma luchando contra el olvido.
Les dicen que hay darles tiempo a los gobiernos liberales y estuvieron 18 años esperando al líder.
Les discuten que no son 30 mil los desaparecidos. Que son poco más de 8 mil. Los torturados, los asesinados, los violados, los robados, los arrojados vivos al mar, los desaparecidos. Sólo 8 mil.
“La tiranía de la calle…”, les enrostra una. Hace 70 años, ellos bombardearon la Plaza y mataron más de 300 inocentes. ¿Dónde se juntan una y otra vez los cabezas fresca? En la Plaza.
Les dicen que se robaron todo, los mismos tipos que recortan jubilaciones, salarios, cierran organismos, cortan subsidios a la vida digna, generan desocupación y se endeudan por cien años.
Luego vienen los cabezas fresca y desendeudan al país.
Les dicen una y otra y otra vez que no vuelven más. Como dice la Bersuit, es un muerto que no para de nacer.
Les dicen y les hacen de todo. Y ahí están ellos, cantando bajo la lluvia y el sol y los vientos. Cantando ´vamos a volver…´.
El único gorila que atinó a definirlos con cierto grade de aproximación fue Borges: “los peronistas son incorregibles”.
Y ellos y ellas van y se sienten orgullosos de Borges.
Cabezas fresca, corazón contento y alma agradecida: los peronistas.
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