Tradducción al Español: "Gefährliche Komplizenschaft/Complicidad Peligrosa" (Süddeutsche Zeitung, 23 Oktober 2014)
Kanzlerin Merkel will mit Mexiko ein Abkommen zur
Sicherheitszusammenarbeit schließen. Der Bundestag sollte sich das genau
anschauen, bevor er zustimmt. Denn der Staat und das organisierte
Verbrechen sind in Mexiko Komplizen, der Kampf gegen Drogen ist in
Wahrheit politisierte Gewalt.
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Ein Gastbeitrag von John M. Ackerman
Traducción al español publicada en
La Canciller Angela Merkel está a apunto de firmar un nuevo tratado de
“colaboración en materia de seguridad” con México, el cual podría
convertir a Alemania en cómplice de la represión violenta que sacude al
país. El nuevo Presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha tratado de
cultivar ante la comunidad internacional una imagen de reformista
ilustrado. Sin embargo, una serie de masacres y asesinatos, así como la
encarcelación sistemática de activistas, ha desenmascarado el sangriento
regreso del autoritarismo en el país. El Parlamento Federal Alemán
(Bundestag) debería solicitar una extensa revisión de la situación de
derechos humanos en México antes de dar paso hacia el nuevo acuerdo
bilateral.
Bajo la gestión del anterior Presidente de México, Felipe Calderón
(2006-2012), ya era claro que algo había ido terriblemente mal con la
“Guerra contra el narco” en México. Su ataque militarizado contra los
carteles de la droga llevó a una explosión de violaciones a derechos
humanos, así como a un baño de sangre de proporciones históricas,
causando decenas de miles de muertes y cientos de miles de personas
desplazadas.
De hecho, la situación salió tanto de control que en 2011 decenas de
miles de ciudadanos mexicanos llevaron un caso contra Calderón a la
Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya por su directa
responsabilidad en la crisis humanitaria en México.. El mes pasado, la
Federación Internacional de Derechos Humanos en París, llevó un segundo
caso complementario a la CPI.
Bajo la gestión de Peña Nieto la situación se ha empeorado. Los
homicidios mantienen un nivel histórico sin precedente y el crimen se ha
elevado, con los secuestros y el número de personas “desaparecidas”
claramente incrementándose bajo la nueva administración. Pero el giro
de acontecimientos más preocupante ha sido la abierta politización de la
violencia en la actualidad. Ahora está claro que en regiones enteras
del país la “guerra contra el narco” no es más que una cortina de humo
para la represión.
La masacre de estudiantes en la ciudad de Iguala, Guerrero el pasado 26
de septiembre ha dejado esta situación particularmente clara. 6 personas
fueron asesinadas, una docena fueron lastimadas y 43 estudiantes han
estado desaparecidos por cerca de tres semanas. Un cadáver apareció
posteriormente, al cual le fue arrancada brutalmente la piel del rostro y
le fueron sacados los ojos. Ello envió un claro mensaje de que la
elección de las víctimas no había sido accidental.
Numerosas fosas comunes han sido halladas cerca con cadáveres
calcinados. El gobierno federal ha negado que se trate de los
estudiantes, sin embargo denunciantes dentro de la policía local han
confesado que los activistas fueron quemados, algunos mientras aún
estaban con vida.
La mayor parte de las víctimas son estudiantes de una escuela normal
rural de maestros reconocida por su compromiso con el cambio social y la
educación progresista. Las escuelas son conocidas por su compromiso con
los ideales de la histórica Revolución Mexicana de 1910-1917, cuyo
legado ha sido atacado sistemáticamente por Peña Nieto con sus políticas
neoliberales. Irónicamente, los estudiantes desarmados fueron
balaceados después de haber organizado una colecta de fondos necesarios
para viajar a la Ciudad de México para participar en la marcha anual en
recuerdo de la histórica masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968.
A pesar de que el tiroteo fue aparentemente llevado a cabo por miembros
de la fuerza policial de Iguala, la estación militar establecida en el
pueblo no hizo nada para detenerlos durante las tres horas que duró el
caos. Incluso, los soldados sólo se movieron después de que los ataques
hubieron terminado y en lugar de ir tras los agresores, inmediatamente
detuvieron a los estudiantes víctimas desarmados.
Esta masacre tuvo lugar sólo tres meses después de otra ejecución masiva
en el pueblo cercano de Tlatlaya. El 30 de junio, el Ejército Mexicano
ejecutó brutalmente a 21 jóvenes dentro de una bodega. Funcionarios
públicos locales y federales del más alto nivel inmediatamente
escondieron el incidente, anunciando que los asesinados eran
supuestamente secuestradores y habían muerto en medio del tiroteo. La
masacre salió a la luz sólo después de un reporte independiente hecho
por Associated Press (AP) y el testimonio público de un testigo en la
prensa mexicana.
El pasado domingo, 12 de octubre un estudiante alemán de intercambio fue
herido de bala por la policía mientras viajaba con sus amigos desde
Acapulco, de vuelta a la Ciudad de México, cerca de la región donde
ambas masacres tuvieron lugar. Y el jueves 17 de octubre una activista
de twitter quien ayudó a informar al público sobre la narco-violencia, y
la complicidad entre los oficiales del gobierno y el crimen organizado,
fue asesinada en el Estado de Tamaulipas al norte del país.
Esta situación caótica no se debe a una simple ausencia del Estado, sino
a su complicidad con el crimen organizado. Por ejemplo, dos líderes
sociales importantes quienes se han levantado para defender sus
comunidades de los narcotraficantes, Nestora Salgado en el Estado de
Guerrero y José Manuel Mireles en el Estado de Michoacán, están hoy en
la cárcel, mientras prominentes narcotraficantes, como Servando “La
Tuta” Cómez, inexplicablemente continúa libre. En general, ha habido un
fuerte repunte en presos políticos, control sobre los medios de
comunicación y represión de las protestas sociales desde el comienzo de
la administración de Peña Nieto.
Es importante recordar que Peña Nieto es originario del viejo y
autoritario Partido Revolucionario Institucional, PRI, ahora de vuelta
en el poder después de gobernar en México con puño de hierro entre 1929 y
2000. Antes de ocupar la Presidencia en 2012, Peña Nieto se desempeñó
como Gobernador del Estado de México, un Estado donde el PRI ha estado
al mando por 85 años ininterrumpidos. Ni Peña Nieto ni su partido tienen
experiencia alguna con las políticas democráticas
La semana pasada un grupo de miembros del Parlamento Europeo firmaron una importante carta condenando la masacre del 26 de septiembre
y llamando a la posible suspensión de las relaciones comerciales con
México, hasta que la situación de Derechos Humanos en México se mejore.
Varios miembros del Parlamento Federal Alemán (Bundestag) también
firmaron la carta de la Unión Europea (UE) y la Ministra de Relaciones
Exteriores Maria Bohm fue fuertemente cuestionada sobre esta cuestión
durante el turno de preguntas (Fragestunde) la semana pasada.
En respuesta, Bohm insistió en que las masacres hacen aún más necesario
trabajar con el gobierno mexicano para limpiar a las fuerzas de policía
locales. Sin embargo, todos los informes recientes de organizaciones
internacionales sobre los derechos humanos en el país demuestran que la
corrupción y el abuso de poder es un problema endémico desde la cima
hasta la base del aparato estatal mexicano. Las decisiones de política
exterior no deberían dejarse guiar por la creencia ingenua en la buena
voluntad del nuevo presidente mexicano sino por hechos concretos sobre
su comportamiento en la realidad.
Traducido por Mario Alberto Cuevas
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