martes, 31 de enero de 2012
LA CARTA MAGNA NO ES UN TEMA TABÚ, por Agustín Saavedra (para Página 12 del 31-01-12)
PAGINA/12 DIALOGO CON DISTINTOS CONSULTORES PARA ANALIZAR LA VIABILIDAD DE UNA REFORMA CONSTITUCIONAL
Enrique Zuleta Puceiro, Ricardo Rouvier, Manuel Mora y Araujo y Artemio López consideraron, con distintos enfoques, que es posible pensar en adecuaciones de la Constitución del ’94. El debate planteado alrededor de la re-reelección.
La posibilidad de una reforma constitucional, enunciada a medias por el oficialismo, provocó la reacción casi inmediata de las bancadas opositoras. Es una “locura”, es “peligroso”, son “meros globos de ensayo”, dijeron legisladores de diversas fuerzas políticas. Página/12 dialogó con cuatro consultores políticos para pensar la viabilidad y el impacto político del presunto proyecto. En general, las visiones concuerdan en que, en materia de opinión pública, la reforma por una re-reelección de Cristina Fernández de Kirchner no es viable, al menos en este momento. En cambio, consideran que el camino hacia nuevas garantías constitucionales a nivel económico y social puede obtener mayores consensos.
“La reforma constitucional es un viejo proyecto de los partidos de oposición. Binner lo incorporó a su plataforma de campaña. Forma parte de los genes del radicalismo. El que se resiste fue el peronismo. Pero Fernández de Kirchner está más cerca del radicalismo y del socialismo en materia constitucional”, dijo Enrique Zuleta Puceiro, de Opinión Pública: “No hay en la oposición ninguna objeción de principio por incorporar una agenda social a la Constitución. La diferencia puede darse si el tema es la re-reelección o no. Los entredichos o medias palabras son exclusivamente por esto, porque hoy la sociedad no quiere la reforma por la re-reelección, pero sí progresar en lo institucional”.
Zuleta Puceiro consideró que es “estratégicamente esencial para la oposición una reforma del sistema de representación”, porque de lo contrario “va a gobernar el peronismo de por vida”. Además, pensar una reforma en materia de nuevos derechos sociales, económicos (mencionó la coparticipación), federales y de integración regional es una oportunidad para “pasar de una etapa declamatoria de la reforma del ’94, al despliegue de instituciones nuevas propias del siglo XXI”, según sostuvo el analista. “Y en esto no encuentro profundas disidencias entre el Gobierno y parte de la oposición. Sí puede ser resistido por la derecha y por los diarios.”
En tanto, Artemio López, de Equis, consideró que “es absolutamente posible que (la reforma) esté en la agenda. Las transformaciones del país han sido profundas, hay que adecuarlas a la Constitución. Y esto no es necesariamente por una re-reelección de la Presidenta. En términos sociales es evidente que hay derechos a garantizar y darle rango constitucional”, dijo López. Repensar la representación política, la duración de los mandatos presidenciales, el funcionamiento de entidades económicas, la inclusión de derechos como la Asignación Universal por Hijo son algunos de los temas que el consultor aportaría para un debate constitucional. “Desde un punto de vista racional, la oposición no podría resistirse a esto”, dijo López.
Un planteo distinto expuso Manuel Mora y Araujo, de la Universidad Di Tella: “Está claro que hay una voluntad de ponerlo en agenda. Pero no es oficial, de modo que no está claro que sea un proyecto de la Presidenta. En todo caso, es una manera de ver qué acogida tiene el asunto. Personalmente, no me parece oportuno, no creo que sea conveniente. En general la sociedad es reticente a la reforma”, dijo. Al ser consultado por la agenda social de una eventual reforma, manifestó: “No considero que deban tener rangos constitucionales”. En cambio, “el debate por un nuevo régimen de gobierno parlamentario puede ser interesante, pero es complicado de llegar, y representa un riesgo muy grande para un gobierno que tiene mucha popularidad. Lo puede debilitar en vez de fortalecer”.
Desde Rouvier y Asociados, Ricardo Rouvier distinguió tres planos a tener en cuenta: “Un plano legal, ya que la Constitución no prevé la posibilidad de un tercer mandato consecutivo. Un plano político, porque la jefatura del kirchnerismo está concentrada en Cristina Fernández de Kirchner, y no hay reemplazo, no hay otro candidato mejor”. Y un tercer aspecto, que pivotea entre los dos: la opinión pública. “En este momento la sociedad en su mayoría no es favorable a una reforma por la re-reelección. Le teme a la perpetuación del poder, lo entiende como un límite a la democracia, pero esto es hoy, y puede cambiar.”
Para Rouvier pueden darse “planteos de avanzada” que den la posibilidad de una “reforma integral” y de una “actualización de la reforma del ’94”. Por ejemplo, “dando status jurídico a los movimientos sociales, como sucedió en Bolivia y en Ecuador”, señaló. Además, dejó abierta la posibilidad de un cambio en la opinión pública: “Puede suceder, si la sociedad entiende que la continuidad del funcionario garantiza un desarrollo económico y social”.
Informe: Agustín Saavedra.
Publicado en :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-186594-2012-01-31.html
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Geopolítica, recursos naturales y genocidio: la trama oculta de la isla Diego García, por Federico Bernal (para “Tiempo Argentino” del 29-01-12)
Arriba : Diego García, estratégico islote en medio del Océano Indico.
Publicado en TIEMPO ARGENTINA el 29 de Enero de 2012
Por Federico Bernal
Las contradicciones de Inglaterra
Este relato histórico evidencia la hipocresía británica, que en 1965 compró el archipiélago de Chagos y desplazó a sus habitantes originarios al sólo efecto de crear un enclave estratégico en el Índico. Argumentos para la Argentina en Malvinas.
En 1965 y a cambio de su independencia, Gran Bretaña compró a su colonia Mauricio (1) las islas del Archipiélago de Chagos, ubicadas en el corazón del Océano Índico. El precio de la “independencia”: 3 millones de libras, franca violación a las resoluciones de las Naciones Unidas 1514 (la independencia de una colonia es un hecho inalienable y no puede estar sujeta a ninguna condición o negociado) y 2066 XX, resolución que invitaba a Gran Bretaña “a no tomar ninguna acción que tienda al desmembramiento del territorio de Mauritania y viole su integridad territorial”. Nada pudo hacer la ONU. La paradisíaca isla Diego García iba a convertirse en una poderosa base militar anglosajona. Concretada la compra, el archipiélago pasó a denominarse Territorio Británico del Océano Índico (TBOI). Un año después, en 1966, el gobierno de Harold Wilson firmó un acuerdo militar con los Estados Unidos por el arrendamiento del TBOI. La adquisición –por 50 años con un adicional de 20 más– obedeció a la presunción estadounidense de una fulminante avanzada soviética sobre la región. Sin embargo, un grave inconveniente asomaría en el horizonte, y no precisamente de naturaleza comunista. La adquisición de Chagos por parte de la corona convirtió a los 2000 nativos del archipiélago en súbditos de la reina de Inglaterra. Y como EE UU impuso la condición de recibir el archipiélago absolutamente despoblado, los nativos devinieron en estorbo. Su expulsión masiva se hizo necesaria. Los “deseos” de los chaguenses cotizaron por debajo de las célebres tortugas gigantes de la vecina isla de Aldabra, previamente descartada por los EE UU como base militar por la presencia de los apáticos quelonios. A continuación, los orígenes de la base militar más importante del imperialismo en la región Asia-Pacífico, las razones para su emplazamiento, el genocidio de la población local y la hipocresía británica en relación a Malvinas.
CUANDO LAS TORTUGAS IMPORTAN MÁS QUE LOS SERES HUMANOS.
La población nativa del archipiélago Chagos –originaria y no trasplantada como en el caso de los kelpers– habitaba las islas desde hacía más de 200 años al momento de la operación de 1965. Como se dijo, los casi 2000 descendientes de esclavos africanos y agricultores indios, con identidad y cultura propias, debían ser desterrados sutil y elegantemente. A tales efectos, el Foreign Office abrió una Oficina Colonial (OC) en la isla Diego García. Sir Paul Gore-Booth, al frente de la OC, justificaba con estas palabras la macabra operación en ciernes, en 1966: “El objetivo de este procedimiento es hacernos de un par de rocas que habrán de permanecer nuestras; no quedará población indígena a excepción de las gaviotas, gaviotas que aún carecen de comité propio (el estatus provisto por el Comité de la Mujer no cubre los derechos de los pájaros).” Pero la barbarie del británico admirador del Facundo debía cubrirse con una patina de civilización, de legitimidad.
Así fue que nació el mito de que los chaguenses (originarios del archipiélago) no eran nativos, sino trabajadores migrantes contratados a estados vecinos sin ningún tipo de ligazón cultural ni histórica con las islas. A propósito, existen infinidad de documentos que demuestran la diabólica estrategia, todos emitidos por el mismísimo Foreign Office (FO) durante los años de la expulsión (1965-1973). El más conocido, el de 1970, escrito por el asesor legal del FO y titulado “Manteniendo la Ficción”: “Resulta importante mantener la ficción de que los habitantes de Chagos no son una población permanente ni semipermanente.” La “ficción” fue complementada con una planificada política de asfixia económica a los nativos. Conforme señala Mark Curtis en su genial libro Web Of Deceit: Britain’s Real Foreign Policy (la portada lleva una profusa recomendación de Noam Chomsky), el FO declaró en 1972 que “al momento de crearse el TBOI se decidió dejar de invertir en las plantaciones del archipiélago, hasta abandonarlas”.
En fin y al concluir 1971, los chaguenses habían sido literalmente removidos de Diego García, traicionados en las promesas de una vida mejor así como en la compensación económica que habrían de recibir por su traslado. El brutal genocidio fue ocultado al mundo, que recién comenzó a saber de lo ocurrido en septiembre de 1975. Los “deseos” de las tortugas gigantes –descendientes de los reptiles– fueron priorizados por sobre los “deseos” de los nativos –descendientes de esclavos y agricultores indios–.
DIEGO GARCÍA Y MALVINAS: LA CONTRADICCIÓN VISTA POR UN BRITÁNICO.
En agosto de 1982 se conoció el informe del periodista e investigador británico John Madeley cuyo título fue “Diego García: a Contrast to the Falklands”. Su lectura no puede ser más oportuna y recomendable. Luego de una detallada introducción histórica a la tragedia humanitaria en Chagos, Madeley señala: “El tratamiento dado a los chaguenses por parte de los británicos contrasta elocuentemente con el brindado a los pobladores de las Islas Falklands en la primavera de 1982. La invasión (sic) de las Falklands fue furiosamente resistida por las fuerzas británicas que viajaron 8000 millas,…a un costo de 1000 millones de libras y de muchas vidas argentinas y británicas perdidas. Muy lejos de ser defendida, Diego García fue entregada sin habitantes, siquiera consultados antes de haber sido removidos. Mientras que los deseos de menos de 2000 isleños de las Falklands fueron tan importantes para los británicos –al punto que virtualmente modelaron su política exterior en América del Sur–, los deseos de los habitantes de Chagos jamás contarían para nada. (…) Entre 1965 y 1971, sus propios ciudadanos (súbditos de la Corona) fueron convertidos en refugiados.”
MALVINAS, GEOPOLÍTICA Y RECURSOS.
El mismo Departamento de Defensa que hoy reconoce al gobierno de facto británico en una parte del territorio insular de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, manifestó al propio congreso en 1972: “Las islas (Chagos) están virtualmente deshabitadas y la construcción de la base no causará ningún problema político doméstico” (Curtis, Ob. Cit.). Según señala un artículo de la revista Asian Security publicado en 2010 (Diego García and the United States Emerging Indian Ocean Strategy), la región litoral bañada por el Índico contiene 1/3 de la población mundial (unas 30 naciones), 62% de las reservas mundiales probadas de petróleo, 35% de las de gas natural, 40% de las de oro, 60% de las de uranio y 80% de las de diamantes. El Índico es asimismo clave por contener al Golfo Pérsico y los estrechos de Ormuz y Malacca. Más del 20% del suministro mundial de crudo y cerca del 93% del petróleo proveniente del Golfo atraviesan sus aguas. Y el listado continúa. Diego García ha sido pieza fundamental en todas las intervenciones militares anglo-estadounidenses en Medio Oriente durante las últimas tres décadas. Repensar Malvinas desde Diego García es dar un salto cualitativo de vital trascendencia para la defensa de la seguridad nacional argentina y de la Unasur. Implica contraatacar desde el plano de la historia, la política, la geopolítica y la defensa de los recursos naturales, tal como la presidenta señaló en su discurso del pasado miércoles. Implica, de igual forma, desenmascarar la hipocresía y el cinismo de la posición británica hacia la población kelper. “El objetivo de este procedimiento es hacernos de un par de rocas que habrán de permanecer nuestras”, memorando del Foreign Office, 1966. Treinta años antes, en otro memo y en relación a Malvinas, expresó: “No es fácil explicar nuestra posición sin ponernos nosotros mismos en bandidos internacionales.”
Publicado en :
http://tiempo.infonews.com/notas/geopolitica-recursos-naturales-y-genocidio-trama-oculta-de-isla-diego-garcia
(1) El país se llama “Mauritius” y se suele traducir por Mauricio. En el artículo de Bernal se lo traduce equivocadamente por “Mauritania”, lo que hace confundirlo con un estado continental del África noroccidental. Decidimos utilizar la traducción más clásica del nombre de Mauritius [Aclaración de Mirando hacia adentro]
lunes, 30 de enero de 2012
Según Lanata, "Malvinas ya no es parte de Argentina", por Diario Registrado del 30-01-12.
Jorge Lanata y Beatriz Sarlo son citados por el diario inglés The Observer para criticar los reclamos argentinos por Malvinas. Pero Lanata es quien supera todo cipayismo conocido...
Las afirmaciones de Lanata sirven de argumento a la política colonianista de Gran Bretaña.
El periódico británico The Observer publicó el sábado un artículo titulado “Los isleños comen pescado y papas fritas. ¿Cómo pueden pertenecer a la Argentina?”, en el que se utilizan "argumentaciones argentinas" a favor de los ingleses con relación a la soberanía de las Islas Malvinas.
Más allá de algunos "jóvenes argentinos" citados, las principales figuras cuyos dichos se reproducen son Beatriz Sarlo y Jorge Lanata, quienes coinciden en criticar la postura argentina y así, de hecho, favorecer al colonialismo británico.
Según el mencionado periódico, "el rival más directo a la antigua forma de pensar de línea dura en las Islas Malvinas es Jorge Lanata", para quien "'la política de Argentina hacia las Malvinas es una locura, errática y sin sentido', dijo Lanata a ese diario.
Según el ahora empleado del Grupo Clarín, “el bloqueo de los puertos es más de la misma locura”, pues “la Argentina necesita integrar a las islas, no aislarlas. Tenemos que afrontar el hecho de que hemos perdido la guerra, Malvinas ya no es parte de Argentina… es parte de nuestra imaginación".
De acuerdo al ya citado artículo, Lanata considera que "estamos tan cegados por los años de retórica que no podemos ver la realidad”. Además afirmó que "el reclamo de soberanía es una cortina de humo para la política de austeridad que deberá aplicar el gobierno argentino después de casi nueve años de crecimiento ininterrumpido". De hecho, dijo: “No es una coincidencia, esta es la primera vez en la historia que un gobierno peronista ha tenido que imponer medidas de austeridad, no saben cómo hacerlo”.
Beatriz Sarlo, en tanto, una "ex marxista de 70 años de edad, que ahora escribe contundentes columnas para el diario conservador La Nación, se define valientemente como 'antimalvinera'", sostiene The Observer.
"'La decisión de la dictadura fue apoyada por una mayoría amplia', escribió Sarlo en una columna reciente -reproduce el diario inglés-, en la que se afirma que no existía un tabú respecto del apoyo a la guerra por parte de la mayoría de los argentinos, incluidos los políticos civiles".
"'No se puede culpar de todo a los militares. La sociedad argentina tiene que revisar su historia de entusiasmo frenético'”, dijo Sarlo según el artículo aparecido el sábado en el mencionado diario británico.
Publicado en :
http://www.diarioregistrado.com/sociedad/57268-segun-lanata--malvinas-ya-no-es-parte-de-argentina.html
Las afirmaciones de Lanata sirven de argumento a la política colonianista de Gran Bretaña.
El periódico británico The Observer publicó el sábado un artículo titulado “Los isleños comen pescado y papas fritas. ¿Cómo pueden pertenecer a la Argentina?”, en el que se utilizan "argumentaciones argentinas" a favor de los ingleses con relación a la soberanía de las Islas Malvinas.
Más allá de algunos "jóvenes argentinos" citados, las principales figuras cuyos dichos se reproducen son Beatriz Sarlo y Jorge Lanata, quienes coinciden en criticar la postura argentina y así, de hecho, favorecer al colonialismo británico.
Según el mencionado periódico, "el rival más directo a la antigua forma de pensar de línea dura en las Islas Malvinas es Jorge Lanata", para quien "'la política de Argentina hacia las Malvinas es una locura, errática y sin sentido', dijo Lanata a ese diario.
Según el ahora empleado del Grupo Clarín, “el bloqueo de los puertos es más de la misma locura”, pues “la Argentina necesita integrar a las islas, no aislarlas. Tenemos que afrontar el hecho de que hemos perdido la guerra, Malvinas ya no es parte de Argentina… es parte de nuestra imaginación".
De acuerdo al ya citado artículo, Lanata considera que "estamos tan cegados por los años de retórica que no podemos ver la realidad”. Además afirmó que "el reclamo de soberanía es una cortina de humo para la política de austeridad que deberá aplicar el gobierno argentino después de casi nueve años de crecimiento ininterrumpido". De hecho, dijo: “No es una coincidencia, esta es la primera vez en la historia que un gobierno peronista ha tenido que imponer medidas de austeridad, no saben cómo hacerlo”.
Beatriz Sarlo, en tanto, una "ex marxista de 70 años de edad, que ahora escribe contundentes columnas para el diario conservador La Nación, se define valientemente como 'antimalvinera'", sostiene The Observer.
"'La decisión de la dictadura fue apoyada por una mayoría amplia', escribió Sarlo en una columna reciente -reproduce el diario inglés-, en la que se afirma que no existía un tabú respecto del apoyo a la guerra por parte de la mayoría de los argentinos, incluidos los políticos civiles".
"'No se puede culpar de todo a los militares. La sociedad argentina tiene que revisar su historia de entusiasmo frenético'”, dijo Sarlo según el artículo aparecido el sábado en el mencionado diario británico.
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http://www.diarioregistrado.com/sociedad/57268-segun-lanata--malvinas-ya-no-es-parte-de-argentina.html
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EDUARDO EPSZTEYN : “Hay que bajar los niveles de vanidad”, entrevista de Sol Prieto para “Página 12” (30-01-12)
EDUARDO EPSZTEYN, EX DIPUTADO Y ACTUAL AUDITOR PORTEÑO
Eduardo Epszteyn está hace un mes en la Auditoría porteña. Luego de haber sido jefe, durante cuatro años, del bloque ibarrista en la Legislatura porteña, y de haber sido funcionario del gobierno de Aníbal Ibarra, empezó a tomar distancia debido a la decisión del ex jefe de Gobierno de no formar parte de la bancada del Frente para la Victoria. “El centroizquierda está enfermo de vanidad. Hay que bajar los niveles de vanidad”, dice, para explicar el triunfo de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires y para definir su distanciamiento del ibarrismo. Pero la discusión alrededor del gobierno nacional va más allá del armado legislativo. Epszteyn quiere más kirchnerismo: “Mis hijas tienen 20 y 25 años y son kirchneristas las dos. Mis padres también. Es muy difícil explicarles por qué no estás ahí adentro”, aseguró, en diálogo con Página/12. Pasó unos días en Buzios y otros días en la costa, pero no muchos. “Me encanta Buenos Aires en verano”, explica. Como auditor general, piensa que el debate sobre el subte puede jerarquizar a la Auditoría: “Es un desafío grande. La gente me pregunta qué es la Auditoría. Hay que existir de cara a la sociedad”.
–¿De qué área se va encargar en la Auditoría?
–Las presidencias todavía no están fijadas, pero yo voy a trabajar las áreas de obras y el sector económico financiero, que tiene un atraso muy importante. Todo lo que tiene que ver con la deuda pública directamente no está auditado. El desafío es que la Auditoría avance en ese sector porque la ciudad no puede estar así, sobre todo con una política en la que ha crecido sistemáticamente el endeudamiento.
–El 16 de enero anunció que iban a apelar el fallo que aprobaba el aumento de tarifas del subte, ¿cómo piensa que va a avanzar la causa?
–Presentamos la apelación y en este momento está en Cámara. Hay un juez de guardia. Es muy claro: la ciudad tiene una legislación moderna que exige la realización de una audiencia pública previa a cualquier aumento tarifario de un servicio público. Creo que el gobierno de Macri va a especular con sanear la situación y van a hacer una audiencia pública cuando se termine el traspaso. Pero es grave que quede legitimado cualquier aumento de este gobierno que no pase por una audiencia pública.
–¿Cómo evalúa el triunfo de Macri?
–Hay que evaluar también el resultado nacional y la muy buena elección que hizo el FpV en la Capital. Estos resultados dejan plantados en la política dos grandes modelos. Uno es el kirchnerismo y, el otro, el macrismo. Lo que al porteño le pasa con el kirchnerismo es un problema cultural. Tenemos que dar una batalla cultural fuerte. Porque si uno mira los resultados económicos, los porteños han sido los grandes beneficiarios de la política económica del gobierno nacional, no solamente por el crecimiento y los bajísimos niveles de desocupación, sino también –y esto se va a demostrar ahora– por el alto nivel de subsidio que los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires tuvieron. A pesar de todos los grandes beneficios de este electorado, hubo y hay una resistencia respecto del voto kirchnerista.
–¿Por qué?
–La Capital es un lugar de mucha incidencia mediática y además es vidriera nacional. Por eso hay que dar una batalla cultural muy fuerte. Hay que pensar en grande, en recuperar el Gobierno de la Ciudad. La etapa de sintonía fina requiere de mucho apoyo político, y eso implica construir una fuerza en la ciudad de Buenos Aires capaz de apoyar las políticas nacionales dejando de lado las vanidades.
–¿A qué se refiere con “las vanidades”?
–No estoy nada de acuerdo con la decisión de Ibarra de no ir a un bloque común con el FpV. El macrismo operó muy fuertemente para que no pudiéramos ser capaces de trasladar lo que hicimos en la elección, que fuimos todos juntos a un bloque legislativo. No creo que incorporarse al bloque sea diluirse. La derecha no tiene problema en juntarse porque se ponen de acuerdo por los negocios. A nosotros, ¿qué nos pasa? Aparece la vanidad, que como decía Max Weber en El político y el científico, conspira contra la responsabilidad política y contra la idea de causa colectiva. El centroizquierda está enfermo de vanidad. Hay que bajar los niveles de vanidad para construir un espacio grande que sea capaz de dar la batalla cultural.
–¿Considera que la decisión de Ibarra de armar un bloque separado del kirchnerismo se explica por la vanidad?
–Sí, lo estoy diciendo. Leí que dice que tiene miedo a diluirse. No, la dilución no es estar dentro de un bloque o no estar. La dilución es desaparecer de la escena por falta de iniciativa política. Además está demostrado: hace dos años, el ibarrismo fue separado del kirchnerismo en la Capital y sacó dos puntos y medio. La sociedad castigó eso. Mis hijas tienen 20 y 25 años y son kirchneristas. Mis padres, también. Es muy difícil explicarles por qué no estás adentro. De nuevo, la vanidad es el peor enemigo de la política.
Entrevista: Sol Prieto.
Publicado en :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-186512-2012-01-30.html
Eduardo Epszteyn está hace un mes en la Auditoría porteña. Luego de haber sido jefe, durante cuatro años, del bloque ibarrista en la Legislatura porteña, y de haber sido funcionario del gobierno de Aníbal Ibarra, empezó a tomar distancia debido a la decisión del ex jefe de Gobierno de no formar parte de la bancada del Frente para la Victoria. “El centroizquierda está enfermo de vanidad. Hay que bajar los niveles de vanidad”, dice, para explicar el triunfo de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires y para definir su distanciamiento del ibarrismo. Pero la discusión alrededor del gobierno nacional va más allá del armado legislativo. Epszteyn quiere más kirchnerismo: “Mis hijas tienen 20 y 25 años y son kirchneristas las dos. Mis padres también. Es muy difícil explicarles por qué no estás ahí adentro”, aseguró, en diálogo con Página/12. Pasó unos días en Buzios y otros días en la costa, pero no muchos. “Me encanta Buenos Aires en verano”, explica. Como auditor general, piensa que el debate sobre el subte puede jerarquizar a la Auditoría: “Es un desafío grande. La gente me pregunta qué es la Auditoría. Hay que existir de cara a la sociedad”.
–¿De qué área se va encargar en la Auditoría?
–Las presidencias todavía no están fijadas, pero yo voy a trabajar las áreas de obras y el sector económico financiero, que tiene un atraso muy importante. Todo lo que tiene que ver con la deuda pública directamente no está auditado. El desafío es que la Auditoría avance en ese sector porque la ciudad no puede estar así, sobre todo con una política en la que ha crecido sistemáticamente el endeudamiento.
–El 16 de enero anunció que iban a apelar el fallo que aprobaba el aumento de tarifas del subte, ¿cómo piensa que va a avanzar la causa?
–Presentamos la apelación y en este momento está en Cámara. Hay un juez de guardia. Es muy claro: la ciudad tiene una legislación moderna que exige la realización de una audiencia pública previa a cualquier aumento tarifario de un servicio público. Creo que el gobierno de Macri va a especular con sanear la situación y van a hacer una audiencia pública cuando se termine el traspaso. Pero es grave que quede legitimado cualquier aumento de este gobierno que no pase por una audiencia pública.
–¿Cómo evalúa el triunfo de Macri?
–Hay que evaluar también el resultado nacional y la muy buena elección que hizo el FpV en la Capital. Estos resultados dejan plantados en la política dos grandes modelos. Uno es el kirchnerismo y, el otro, el macrismo. Lo que al porteño le pasa con el kirchnerismo es un problema cultural. Tenemos que dar una batalla cultural fuerte. Porque si uno mira los resultados económicos, los porteños han sido los grandes beneficiarios de la política económica del gobierno nacional, no solamente por el crecimiento y los bajísimos niveles de desocupación, sino también –y esto se va a demostrar ahora– por el alto nivel de subsidio que los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires tuvieron. A pesar de todos los grandes beneficios de este electorado, hubo y hay una resistencia respecto del voto kirchnerista.
–¿Por qué?
–La Capital es un lugar de mucha incidencia mediática y además es vidriera nacional. Por eso hay que dar una batalla cultural muy fuerte. Hay que pensar en grande, en recuperar el Gobierno de la Ciudad. La etapa de sintonía fina requiere de mucho apoyo político, y eso implica construir una fuerza en la ciudad de Buenos Aires capaz de apoyar las políticas nacionales dejando de lado las vanidades.
–¿A qué se refiere con “las vanidades”?
–No estoy nada de acuerdo con la decisión de Ibarra de no ir a un bloque común con el FpV. El macrismo operó muy fuertemente para que no pudiéramos ser capaces de trasladar lo que hicimos en la elección, que fuimos todos juntos a un bloque legislativo. No creo que incorporarse al bloque sea diluirse. La derecha no tiene problema en juntarse porque se ponen de acuerdo por los negocios. A nosotros, ¿qué nos pasa? Aparece la vanidad, que como decía Max Weber en El político y el científico, conspira contra la responsabilidad política y contra la idea de causa colectiva. El centroizquierda está enfermo de vanidad. Hay que bajar los niveles de vanidad para construir un espacio grande que sea capaz de dar la batalla cultural.
–¿Considera que la decisión de Ibarra de armar un bloque separado del kirchnerismo se explica por la vanidad?
–Sí, lo estoy diciendo. Leí que dice que tiene miedo a diluirse. No, la dilución no es estar dentro de un bloque o no estar. La dilución es desaparecer de la escena por falta de iniciativa política. Además está demostrado: hace dos años, el ibarrismo fue separado del kirchnerismo en la Capital y sacó dos puntos y medio. La sociedad castigó eso. Mis hijas tienen 20 y 25 años y son kirchneristas. Mis padres, también. Es muy difícil explicarles por qué no estás adentro. De nuevo, la vanidad es el peor enemigo de la política.
Entrevista: Sol Prieto.
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domingo, 29 de enero de 2012
Cristina recargada, por Eduardo Blaustein (para “Miradas al Sur” del 29-01-12)
Arriba : Foto de Cristina Fernández en su primer discurso luego de su operación (TELAM)
Miradas al Sur.Año 5. Edición número 193. Domingo 29 de enero de 2012
Por
Eduardo Blaustein
eblaustein@miradasalsur.com
Cristina Fernández volvió recargada a su puesto, volvió con alegría, volvió mostrando ganas de estar donde está. Volvió meta hacer chistes: “Usted Moreno, un príncipe”, “Si me pongo un pañuelo Clarín va a decir ‘Ésta no se operó'”, o el audaz “Queda mal decir que hundimos el siete”, por la última disminución en el índice de la desocupación.
Hizo esos y otros chistes. También hizo tiempo para reunirse con Julián Domínguez y Beatriz Rojkes, como quien se apresta a dar batallas importantes en el Congreso. Sólo la agenda del jueves incluía reuniones con el jefe de Gabinete, con el ministro de Educación, con el titular de la Afip, más el secretario general de la Presidencia. Así que chistes combinados con trabajo, pero lo central es que en su discurso de reasunción se zambulló en una agenda de temas que el Gobierno hasta hace semanas no mencionaba, casi como mirando para otro lado. Se trata de dificultades articuladas en un sistema problemático: la baja de la producción de combustibles y la consecuencia de su importación a lo pavo, esas importaciones explicando la caída del superávit comercial, el impacto de los precios de los combustibles en el transporte público, el transporte vinculado con los subsidios, la eventual eliminación creciente de esos subsidios, con los costos que deban pagarse socialmente, según se manejen y gradúen las quitas.
Hasta hace poco, el Gobierno, en su entendible prudencia en el manejo del tema de los subsidios (manejo político, técnico y comunicacional), venía haciendo las cosas lo suficientemente bien como para no generar malestares. De hecho sólo afectó a los sectores más pudientes. La salida al aire del spot acerca de la tarjeta Sube sin mejores aclaraciones oficiales fue una desprolijidad importante. No suele suceder que el empleo de la publicidad institucional carezca de la contención de un sistema de sentido también apalancado en la palabra de los funcionarios públicos. Seguramente se apuró la salida del spot para acelerar la masificación de la tarjeta, de modo de utilizarla cuanto antes como herramienta futura a la hora de sostener o eliminar subsidios. Al menos eso es lo que viene sugiriendo hace tiempo el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. Se puede conjeturar que quizá no se aclaró más y mejor porque existen “sintonías finas” a discutir ligadas al modo en que se cruzarán los datos a partir de la tarjeta, cómo establecer qué usuarios pagarán más o menos, cómo aplicar ya sean subas o descuentos a cada individuo perdido en un conjunto complejísimo de millones. Lo que es largamente anticipable –por eso el cuidado oficial– es que a la primera viuda maltratada ciertos medios saltarán a morder yugulares.
El sistema Clarín, con olfato de centrodelantero, vio la brecha abierta y aprovechó para mandar cuanto patadón pudo. Tratándose de millones de usuarios, la puesta en marcha de puntos de entrega de la tarjeta pudo ser más amplia para agilizar las cosas. Pero vale recordar que el sistema Clarín, en su afán por invisibilizar ciertas iniciativas oficiales, no ayudó en absoluto a difundir el arranque (tan demandado) del nuevo sistema. De modo que en estos días puso la monstruosa lupa en las colas de los primeros días tal como lo hizo con las que se formaron durante 48 horas ante las oficinas de la Anses, cuando se lanzó la Asignación Universal por Hijo. Por la misma época apeló al título “faltan aulas” porque, también por la AUH, había crecido la matrícula escolar. Respecto de la tarjeta Sube, las coberturas de un año y medio atrás se dedicaban a la falta de monedas.
Para el otro lado, pelotón.
Si hay algo que suele caracterizar a los gobiernos kirchneristas son ciertas, no siempre esperadas, salidas por centroizquierda o izquierda (¿cómo definir parámetros en un mundo en el que o gobiernan los bancos o los veteranos de las SS salen a tomar las calles de ciudades del Este europeo?) cuando ciertos números o diagnósticos se ponen complicados. Sucedió con la estatización de las Afjp, pasó con la 125, puede decirse que con la ley de medios, se crearon la AUH y los Repro cuando estalló la crisis del 2008-2009, se tomaron las riendas del problema de la seguridad y se designó a Nilda Garré como ministra tras la represión con muertes en el Indoamericano.
Tal parece que ahora sucede algo similar en la relación con las petroleras. Comienzan a asumirse activamente –en el doble contexto de la presión de la crisis mundial y de la “sintonía fina por sector”– desde las dificultades de abastecimiento a la necesidad del Estado de dejar de sostener subsidios que, entre otros dolores de cabeza, dieron lugar a las “avivadas” a las que se refirió Cristina Kirchner el miércoles pasado. Se sabe que hace tiempo el Gobierno viene discutiendo internamente las cuestiones de fondo; que se intentó y logró parcialmente incrementar cierta participación accionaria de capitales argentinos en la actividad, acaso apuntando a la formación de ese actor de rasgos imprecisos llamado burguesía nacional. El diario La Nación alerta acerca de una posible nacionalización de petroleras. Hay versiones que parecen confirmar ese temor del diario de los Mitre. Las últimas novedades acerca de lo que pueda hacerse en cooperación con Venezuela no alcanzan para solucionar en el mediano plazo el problema estructural.
Hacerse cargo.
El regreso de Cristina a la presidencia ya no sólo confirma por enésima vez que el Gobierno sigue manejando la agenda política casi a su antojo. Salvo el kirchnerismo y los medios, el resto es borroso o desierto, y lo que asoma al fondo de ese desierto son las nubes un tanto confundidas de Mauricio Macri y Daniel Scioli. Pero ya no es sólo el consabido control de la agenda lo que está en juego sino que en este comienzo de año el valor diferencial es que lo que se afronta, los problemas son otros. Los relacionados con el petróleo, la balanza comercial y los subsidios ya fueron mencionados y llevan algunos años de arrastre. El frente de conflicto ahora agravado es el de la relación con el moyanismo.
Si el Gobierno va a iniciar otro tipo de relación con las petroleras (donde decir Repsol es decir España, o al menos el gobierno del PP) necesitará del mayor respaldo social, político y simbólico, y en ese sentido la última escalada con el sector de la CGT que responde a Hugo Moyano es un asunto a considerar. Todo “ismo” en este país es un abuso retórico impuesto por los periodistas, lo que implica decir que no está claro qué quiere decir y qué es el moyanismo, hasta dónde Hugo Moyano se manda solo cuando se irrita, hasta dónde será acompañado en caso de que continúe elevando los decibeles. El conflicto originado en Chubut, aun cuando incluyó represión policial en Trelew, tiene puntos de arranque tan dudosos que hacen pensar que fue exacerbado por la dirigencia camionera como para darse letra.
La semana parecía comenzar más calma, cuando uno de los hombres que rodean a Moyano, Omar Viviani, daba señales más bien pacificadoras. Del otro lado resonaron las declaraciones del ministro del Interior, Florencio Randazzo, más que sugiriendo que la renuncia de Moyano a sus cargos en el PJ no debía tener vuelta atrás. El Gobierno no parece dispuesto a reencauzar la relación sin tener fuertes certidumbres y garantías. Que el ministro de Trabajo Carlos Tomada, que ayudó a medir y resolver cientos de conflictos, haya cuestionado las movilizaciones y amenazas camioneras, suma aún más frío a una relación ardua de desempiojar. Al decir en su discurso en Rosario “Nos están llevando al terreno donde mejor actuamos: la pelea”, Moyano no sólo que se autodefinió por la positiva, quizá señaló sus limitaciones.
Finalmente, entre moyanistas y funcionarios quedó boyando de modo raro la figura del gobernador Daniel Scioli, pretendiendo hacer de mediador, siempre hiperactivo a la hora de construir su imagen de gran componedor, siempre asomando.
Las islas.
Una última referencia al discurso presidencial, en tiempos en que algunos sectores, entendiendo que hacen revisionismo, dicen sobre Malvinas, con una cierta condescendencia, que hay que acabar con el discurso de “los pobres chicos que fueron a la guerra”, o que la guerra fue una decisión tomada en un vaso de whisky, o una pura aventura demencial. Por supuesto, aquella guerra fue mucho más que eso: fueron las historias de pibes que se cagaron de hambre y de frío; las de los que fueron estaqueados o torturados; las de los muertos mal conducidos; las de la convocatoria clasista y racista para que la carne de cañón fuera chaqueña o correntina, cosa de causar menor impacto entre la gente linda; las del retorno nocturno en camiones cerrados. Ante el riesgo de desmemoria, Cristina puso las cosas en su lugar al recordar que en 1982 la dictadura terrorista, la mixtura de colonialismo y populismo a la británica y las muertes en el Atlántico Sur se convirtieron en asuntos inescindibles.
Publicado en :
http://sur.infonews.com/notas/cristina-recargada
Miradas al Sur.Año 5. Edición número 193. Domingo 29 de enero de 2012
Por
Eduardo Blaustein
eblaustein@miradasalsur.com
Cristina Fernández volvió recargada a su puesto, volvió con alegría, volvió mostrando ganas de estar donde está. Volvió meta hacer chistes: “Usted Moreno, un príncipe”, “Si me pongo un pañuelo Clarín va a decir ‘Ésta no se operó'”, o el audaz “Queda mal decir que hundimos el siete”, por la última disminución en el índice de la desocupación.
Hizo esos y otros chistes. También hizo tiempo para reunirse con Julián Domínguez y Beatriz Rojkes, como quien se apresta a dar batallas importantes en el Congreso. Sólo la agenda del jueves incluía reuniones con el jefe de Gabinete, con el ministro de Educación, con el titular de la Afip, más el secretario general de la Presidencia. Así que chistes combinados con trabajo, pero lo central es que en su discurso de reasunción se zambulló en una agenda de temas que el Gobierno hasta hace semanas no mencionaba, casi como mirando para otro lado. Se trata de dificultades articuladas en un sistema problemático: la baja de la producción de combustibles y la consecuencia de su importación a lo pavo, esas importaciones explicando la caída del superávit comercial, el impacto de los precios de los combustibles en el transporte público, el transporte vinculado con los subsidios, la eventual eliminación creciente de esos subsidios, con los costos que deban pagarse socialmente, según se manejen y gradúen las quitas.
Hasta hace poco, el Gobierno, en su entendible prudencia en el manejo del tema de los subsidios (manejo político, técnico y comunicacional), venía haciendo las cosas lo suficientemente bien como para no generar malestares. De hecho sólo afectó a los sectores más pudientes. La salida al aire del spot acerca de la tarjeta Sube sin mejores aclaraciones oficiales fue una desprolijidad importante. No suele suceder que el empleo de la publicidad institucional carezca de la contención de un sistema de sentido también apalancado en la palabra de los funcionarios públicos. Seguramente se apuró la salida del spot para acelerar la masificación de la tarjeta, de modo de utilizarla cuanto antes como herramienta futura a la hora de sostener o eliminar subsidios. Al menos eso es lo que viene sugiriendo hace tiempo el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. Se puede conjeturar que quizá no se aclaró más y mejor porque existen “sintonías finas” a discutir ligadas al modo en que se cruzarán los datos a partir de la tarjeta, cómo establecer qué usuarios pagarán más o menos, cómo aplicar ya sean subas o descuentos a cada individuo perdido en un conjunto complejísimo de millones. Lo que es largamente anticipable –por eso el cuidado oficial– es que a la primera viuda maltratada ciertos medios saltarán a morder yugulares.
El sistema Clarín, con olfato de centrodelantero, vio la brecha abierta y aprovechó para mandar cuanto patadón pudo. Tratándose de millones de usuarios, la puesta en marcha de puntos de entrega de la tarjeta pudo ser más amplia para agilizar las cosas. Pero vale recordar que el sistema Clarín, en su afán por invisibilizar ciertas iniciativas oficiales, no ayudó en absoluto a difundir el arranque (tan demandado) del nuevo sistema. De modo que en estos días puso la monstruosa lupa en las colas de los primeros días tal como lo hizo con las que se formaron durante 48 horas ante las oficinas de la Anses, cuando se lanzó la Asignación Universal por Hijo. Por la misma época apeló al título “faltan aulas” porque, también por la AUH, había crecido la matrícula escolar. Respecto de la tarjeta Sube, las coberturas de un año y medio atrás se dedicaban a la falta de monedas.
Para el otro lado, pelotón.
Si hay algo que suele caracterizar a los gobiernos kirchneristas son ciertas, no siempre esperadas, salidas por centroizquierda o izquierda (¿cómo definir parámetros en un mundo en el que o gobiernan los bancos o los veteranos de las SS salen a tomar las calles de ciudades del Este europeo?) cuando ciertos números o diagnósticos se ponen complicados. Sucedió con la estatización de las Afjp, pasó con la 125, puede decirse que con la ley de medios, se crearon la AUH y los Repro cuando estalló la crisis del 2008-2009, se tomaron las riendas del problema de la seguridad y se designó a Nilda Garré como ministra tras la represión con muertes en el Indoamericano.
Tal parece que ahora sucede algo similar en la relación con las petroleras. Comienzan a asumirse activamente –en el doble contexto de la presión de la crisis mundial y de la “sintonía fina por sector”– desde las dificultades de abastecimiento a la necesidad del Estado de dejar de sostener subsidios que, entre otros dolores de cabeza, dieron lugar a las “avivadas” a las que se refirió Cristina Kirchner el miércoles pasado. Se sabe que hace tiempo el Gobierno viene discutiendo internamente las cuestiones de fondo; que se intentó y logró parcialmente incrementar cierta participación accionaria de capitales argentinos en la actividad, acaso apuntando a la formación de ese actor de rasgos imprecisos llamado burguesía nacional. El diario La Nación alerta acerca de una posible nacionalización de petroleras. Hay versiones que parecen confirmar ese temor del diario de los Mitre. Las últimas novedades acerca de lo que pueda hacerse en cooperación con Venezuela no alcanzan para solucionar en el mediano plazo el problema estructural.
Hacerse cargo.
El regreso de Cristina a la presidencia ya no sólo confirma por enésima vez que el Gobierno sigue manejando la agenda política casi a su antojo. Salvo el kirchnerismo y los medios, el resto es borroso o desierto, y lo que asoma al fondo de ese desierto son las nubes un tanto confundidas de Mauricio Macri y Daniel Scioli. Pero ya no es sólo el consabido control de la agenda lo que está en juego sino que en este comienzo de año el valor diferencial es que lo que se afronta, los problemas son otros. Los relacionados con el petróleo, la balanza comercial y los subsidios ya fueron mencionados y llevan algunos años de arrastre. El frente de conflicto ahora agravado es el de la relación con el moyanismo.
Si el Gobierno va a iniciar otro tipo de relación con las petroleras (donde decir Repsol es decir España, o al menos el gobierno del PP) necesitará del mayor respaldo social, político y simbólico, y en ese sentido la última escalada con el sector de la CGT que responde a Hugo Moyano es un asunto a considerar. Todo “ismo” en este país es un abuso retórico impuesto por los periodistas, lo que implica decir que no está claro qué quiere decir y qué es el moyanismo, hasta dónde Hugo Moyano se manda solo cuando se irrita, hasta dónde será acompañado en caso de que continúe elevando los decibeles. El conflicto originado en Chubut, aun cuando incluyó represión policial en Trelew, tiene puntos de arranque tan dudosos que hacen pensar que fue exacerbado por la dirigencia camionera como para darse letra.
La semana parecía comenzar más calma, cuando uno de los hombres que rodean a Moyano, Omar Viviani, daba señales más bien pacificadoras. Del otro lado resonaron las declaraciones del ministro del Interior, Florencio Randazzo, más que sugiriendo que la renuncia de Moyano a sus cargos en el PJ no debía tener vuelta atrás. El Gobierno no parece dispuesto a reencauzar la relación sin tener fuertes certidumbres y garantías. Que el ministro de Trabajo Carlos Tomada, que ayudó a medir y resolver cientos de conflictos, haya cuestionado las movilizaciones y amenazas camioneras, suma aún más frío a una relación ardua de desempiojar. Al decir en su discurso en Rosario “Nos están llevando al terreno donde mejor actuamos: la pelea”, Moyano no sólo que se autodefinió por la positiva, quizá señaló sus limitaciones.
Finalmente, entre moyanistas y funcionarios quedó boyando de modo raro la figura del gobernador Daniel Scioli, pretendiendo hacer de mediador, siempre hiperactivo a la hora de construir su imagen de gran componedor, siempre asomando.
Las islas.
Una última referencia al discurso presidencial, en tiempos en que algunos sectores, entendiendo que hacen revisionismo, dicen sobre Malvinas, con una cierta condescendencia, que hay que acabar con el discurso de “los pobres chicos que fueron a la guerra”, o que la guerra fue una decisión tomada en un vaso de whisky, o una pura aventura demencial. Por supuesto, aquella guerra fue mucho más que eso: fueron las historias de pibes que se cagaron de hambre y de frío; las de los que fueron estaqueados o torturados; las de los muertos mal conducidos; las de la convocatoria clasista y racista para que la carne de cañón fuera chaqueña o correntina, cosa de causar menor impacto entre la gente linda; las del retorno nocturno en camiones cerrados. Ante el riesgo de desmemoria, Cristina puso las cosas en su lugar al recordar que en 1982 la dictadura terrorista, la mixtura de colonialismo y populismo a la británica y las muertes en el Atlántico Sur se convirtieron en asuntos inescindibles.
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El nuevo sujeto histórico, por Alicia Kirchner (para “Tiempo Argentino” del 29-01-12)
Arriba : Tapas de la novela corta "En la Sangre", de Eugenio Cambaceres. Probablemente la obra cumbre de la literatura racista y xenófoba de la Argentina. Curiosamente las bestias subhumanas a las que Cambaceres estigmatizaba eran ... los italianos ...
Exclusión social
Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 29 de Enero de 2012
Por Alicia Kirchner
No es nuevo, muchos hombres, mujeres, jóvenes y niños, por el solo hecho de vivir en una villa o en un asentamiento, son discriminados y excluidos por algunos sectores de nuestra sociedad. No es nuevo tampoco que muchos de ellos, para conseguir empleo, por ejemplo en la Ciudad de Buenos Aires, no mencionan su lugar de residencia por temor al rechazo.
A pocas cuadras de la Avenida General Paz se estableció hace muchos años un barrio, Ejército de los Andes. Es uno de los tantos asentamientos que nacieron en nuestro país, como secuela de las migraciones internas o por la falta de oportunidades de las décadas perdidas, donde cientos de familias tuvieron que abandonar sus provincias. El barrio hoy tiene mejoras edilicias y de infraestructura, pero el imaginario colectivo, abonado distorsionadamente y ligeramente por algunos sectores, terminó etiquetándolo como “Fuerte Apache”. Así a un importante jugador argentino se lo llama “El Apache”, por haber nacido y sido criado en esa villa. Sin embargo, si en horas tempranas te detenés en los ingresos al barrio, podrás observar cómo cientos de mujeres y hombres se dirigen a sus trabajos, y regresan a la tarde, cumplida su jornada laboral.
La historia no es un cine continuado en el que la película empieza cuando el que comunica llega, no es un corto simplificado. Muchos de los que estigmatizan y excluyen a familias, barrios y villas tienen sus raíces en los excluidos de ayer. Es bueno recordar que la gran mayoría de nuestros abuelos huyeron de la hambruna y de la guerra, para ocupar tierras rurales y urbanas, en las que sólo había dos clases sociales: los ricos y los pobres, la mayoría inmigrantes. Los hijos de esos inmigrantes recién en el gobierno de Perón dejaron de ser marginados, se les abrieron las puertas de las escuelas, de las fábricas y también de la universidad. En el Centenario de Mayo, la otra mitad de la historia que no nos contaron excluía a los que migraron de la Europa, a pesar de que la Constitución liberal de 1853 había propugnado el fomento de la inmigración europea. Venían de Europa los afiladores, colchoneros, herreros, lecheros, barberos, los tejedores manuales, el carbonero, los zapateros remendones, los carteros, los sastres, las costureras, los obreros de la construcción y tantos otros. ¡Cuántos de los que hoy estigmatizan a quienes viven en villas descienden de esos trabajadores! Sus antepasados vivieron en viviendas precarias, conventillos multirraciales. Nuestra identidad es multígena y amalgama identidad europea, la de nuestros pueblos originarios y la de los nuevos migrantes que provienen mayoritariamente de la patria grande latinoamericana.
El excluido de hoy es el nuevo sujeto histórico producto de recetas enlatadas del modelo neoliberal. Así, aparecen en los ’90 conductas de automarginación, de miedo, del no poder. Y ello hizo que muchas veces sean cautivos en su trabajo por inescrupulosos o por sus pares en organizaciones clientelares.
Es ahí donde desde la acción política tratamos de hundir el bisturí. Estamos construyendo nuestro país con una mirada colectiva de acenso social para los 40 millones de argentinos, con profundo respeto por los Derechos Humanos y sociales, con respeto por la diversidad. En una oportunidad, en 2003, le pedí a un ex intendente que interviniera en un asentamiento muy precario en el aspecto sanitario. Allí vivían múltiples familias, le ofrecí como Nación nuestro apoyo. Su respuesta me dejó anonadada, me dijo: “para nuestra legislación ese lugar no existe, es un espacio verde no podemos hacer nada”. Atrapado en su burocracia normativa excluía a cientos de familias sin ejercer su responsabilidad y solidaridad.
En este orden de ideas y volviendo al ejemplo del barrio Ejército de los Andes me permito transcribir el relato de un cooperativista del lugar que se está preparando en una diplomatura en cooperativas. Su mayor orgullo fue entrar a estudiar en la universidad junto con otros 800 cooperativistas. Y así expresó: “La diplomatura nos volvió a abrir la cabeza, nos descubrimos y nos unimos, estamos fortaleciendo el saber, el corazón y las manos con la que levantamos las banderas de la justicia social. Venimos de los barrios humildes y carenciados, del barro, de sufrir el olvido, de laburar bajo el sol y la luna, del digno dolor de brazos y espalda que te da levantar ladrillo a ladrillo el hogar. (…) El pico, el rastrillo, la pala, la carretilla… La cooperativa nos trajo dignidad, trabajo, esfuerzo, formar parte, valor y valoración del ser… reacomodar la esperanza, la que nunca se pierde, aunque hay veces que no sabés ubicarla, llega el respeto interno, descubrimos y redescubrimos… La diplomatura nos trajo el desafío, el comprometerse, el recordar, volver a fluir, atreverse, aprender, saber, grupo, estar, política, Derechos Humanos, justicia social, pueblo, militancia, estudiar, libros y cuadernos… él (Néstor Kirchner) lo sabía bien y quiso que lo supiésemos.”
Sin duda la educación es un puente para romper con los miedos que, junto con el trabajo, liberan a las personas. La organización del trabajo en cooperativas, en capacitación con obras, es un camino que como oportunidad ayuda a vencer el no se puede. Hoy en la Argentina hay cientos de cooperativas que se formaron a partir de empresas recuperadas porque los inversores extranjeros especuladores hace tiempo se marcharon.
Rechazamos el juego perverso de los poderes, sean de cualquier sector, que especulan para obtener mayores ganancias personales, o para las burocracias que alimentan; también el de aquellos que consienten que ello suceda por su misma indiferencia y nos preocupan también los que tienen el “alma dormida”. La estigmatización influye en la conformación de las identidades, las deterioran, limitan la convivencia humana. Cuando decimos “construir ciudadanía” hablamos de integrar a cada persona con oportunidades de acceso.
Debemos hacernos cargo, cada uno desde su sector, su jurisdicción, con un Estado presente y un pueblo participando para defender la dignidad de cada ciudadano y para que cada día tengamos una sociedad más inclusiva. Y en esto es importante que los gobiernos locales incluyan proponiendo oportunidades de acceso, no aislando ni marginando ni “vetando” acciones de inclusión. Por ello, nuestro gobierno avanza en la distribución de la riqueza con inclusión social, pero también es vital hacer crecer en nuestra sociedad la solidaridad activa, no la mediática, sino la que se ejerce desde el ser. Este artículo no tiene título, ponéselo vos.
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¡¡¡ ¿ Por qué tanta difusion al Famatina, y no se habla de los daños de los agroquimicos? !!! , por Claudio Ponti (para “Peronista hasta la muerte")
Yo estoy de acuerdo con la lucha bien intencionada contra el Famatina, pero no me sumo a los giles, que les hacen el caldo gordo al Grupo Clarin, a La Nacion, y a la oposicion( posicion parecida es la de Víctor Heredia). mira que hasta Pino Solanas, que saco un 0,86 de los votos vuelve a tener vida politica gracias a TN. Sí estoy de acuerdo con la explotacion minera, por parte del estado nacional, cuidando el medio ambiente, como lo establecia la Constitucion de 1949.
Ya discuti con mucha gente por este tema, el cianuro que ellos dicen envenena las aguas, no es que no sea cierto, pero esta muy exagerado, mira este veneno se usa en entre un 86 a 90 % para fusionar el plastico, todas las botellas de gaseosas retornables, por ejemplo, tienen un alto porcentaje de cianuro.
Les pido a los kumpas que asi como se sumaron al tema Famatina, se sumen a la exposicion a los agroquimicos, que sufrimos los pueblos rodeados por "el yuyo maldito", la soja. "el mas benevolo", que es el glifosato(roundap), pasó según la Organizacion Mundial de la Salud de categoria 4, en las décadas pasadas, a categoria 2(venenoso para el ser humano , animales y plantas), se esta limitando su uso, en la mayoría de los países. se lo considera muy cancerigeno, además de otras muchas enfermedades. pero esto no les basta al angurriento, nada solidario y oligarca hombre de campo, usan productos prohibidos como el endulsolfan(mata bichos de la soja), si no tambien el 24-d, que es el agente naranja usado por ee uu, en la guerra de vietnam, ambos muy venenosos, lo que se conoce como banda roja, clase 1. Pero a ellos como a muchos politicos y ONG supuestamente ambientalistas,(truchas), la mas conocida Greenpace, no les interesamos, sabes porque: Monsanto los produce, esta empresa francesa, que nos usa como ratas de laboratorios, soborna políticos, periodistas etc..., banca por ejemplo la Facultad de Ciencias Agrarias de Rosario, ubicada en Zavalla, santa fe.
Binner salio a decir que el glifosato es inocuo, así voltearon en Santa Fe los proyectos de ley del diputado Gerardo Rico y Claudia Saldaña del FPV, basados en el fallo de San Jorge, Santa Fe, y ratificado por la Cámara de Apelaciones acá.
Les dejo un link: http://www.fmactivavera.com.ar/2011/02/prohiben-fumigar-en-san-jorge-y-binner-defendio-al-glifosato/). Y el de Mónica Peralta de la UCR, donde se establecía, principalmente el primero, una zona de exclusión para la aplicación de este veneno (acá ademas de diputados y senadores socialistas, cabe aclarar que se sumaron los pro campo reutemistas). como a esta gente llorona, enriquecida, gracias a Néstor y Cristina, porque antes estaban todos fundidos, nosotros no les interesamos, ellos(la gente de campo, que amenazan con salir a cortar las rutas), solo buscan rédito económico para seguir engrosando sus ya grandes arcas de dinero, la salud de las personas no les importa un carajo.
¡¡¡ Por ello pido, que como se hizo la campaña en contra del Famatina, se difunda y se haga lo mismo con los agroquimicos!!!
por Claudio Ponti.
Universidad Nacional del Sur
29-01-12
Publicado en :
http://peronistahastalamuerteclaudio.blogspot.com/2012/01/me-pregunto-porque-tanta-difusion-al.html?spref=fb
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Política,
Sojización
El “Reino del Revés”: la fábula de los culpables que acusan, por Eric Calcagno (para “Miradas al Sur” del 29-01-12)
Miradas al Sur. Año 5. Edición número 193. Domingo 29 de enero de 2012
Por
Eric Calcagno Diputado nacional (FpV)
contacto@miradasalsur.com
En su discurso del 25 de enero pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se refirió al “Reino del Revés”, que es un ámbito en el que las contradicciones hacen inverosímil a la realidad. Pero no se trata de una metáfora literaria, sino de situaciones concretas que perturban la vida de los países. Ahora tenemos a mano dos ejemplos nacionales de transgresiones económico-financieras, en los cuales los responsables se convierten en acusadores para evadir sus culpas, en contra de toda lógica. Hablamos del tema de los precios y de la fuga de capitales.
La evolución de los precios en Argentina, sus orígenes y efectos, son objeto de debate permanente. Pero la actual situación no es comparable con anteriores procesos de inflación, que tenían diferentes causas y consecuencias. En síntesis, podemos distinguir entre inflaciones de crisis y subas de precios generadas por el crecimiento. Las primeras se caracterizan por la retracción de la actividad económica, el aumento del déficit fiscal, el déficit externo y la crisis financiera y cambiaria, en donde los depósitos bancarios y la emisión de moneda (forzada por los redescuentos a los bancos y el financiamiento al gobierno) convergían a la compra de dólares, generaban una devaluación incontrolada y la remarcación automática de precios. Esto llevó a brotes hiperinflacionarios en 1981-1983 y en 1989-1990, y un golpe de inflación mucho más acotado y breve en 2002.
La situación actual es totalmente diferente. Las cuentas fiscales y externas se han mantenido de modo persistente en equilibrio o en superávit en los últimos nueve años, en el marco de un sostenido crecimiento económico. Gracias a ello, se ha disminuido fuertemente la deuda pública externa e interna. No hay por consiguiente ninguna base objetiva para que vuelva la inflación “de crisis”; y cuando se pretendió generar profecías autocumplidas a través de la fuga de capitales que pudieran desestabilizar el mercado cambiario, el Gobierno mostró que cuenta con las reservas internacionales y los instrumentos de política para desmentirlas rotundamente.
El actual comportamiento de los precios está provocado más bien por el crecimiento: algunos empresarios –en especial, los oligopólicos– no responden al incremento sostenido de la demanda con más inversiones y producción, sino con una suba de precios. En general se trata de algunos precios puntuales, pero que por su importancia pueden reflejarse en el índice de precios, y en algunos casos importantes: se trata de bienes transables (que importamos o exportamos), como alimentos y combustibles, cuya cotización internacional subió significativamente durante parte de 2011; se trata de cambios en los precios relativos y no de una inflación global. Sin embargo, este comportamiento puede generalizar expectativas y desencadenar más subas, tanto de precios como de salarios, que efectivamente conduzcan a una inflación sostenida; es el mecanismo de las profecías autocumplidas. En el origen del proceso está el empresario-especulador que ve que puede aumentar los precios un 20% (por ejemplo) sin que bajen sus ventas; entonces los sube, aunque sus costos no hayan aumentado. Como no pueden justificar esa “avivada”, cargan la responsabilidad sobre la política económica del Gobierno. Así, los culpables se convierten en acusadores.
¿Cómo actúan el Gobierno y la oposición? El Gobierno procura mantener los precios dentro de límites razonables, para lo cual lo primero es evitar los desequilibrios macroeconómicos fundamentales que llevaron a las inflaciones. Luego, procura que los remedios para combatir la suba de precios no sean más dañinos que la enfermedad. Para ello, evita recurrir a shocks recesivos o al atraso cambiario. Los instrumentos deben ser coherentes con el desarrollo y la inclusión social: en vez de bajar la demanda (de acuerdo con la fórmula neoliberal) hay que aumentar la oferta (lo que en gran medida se logró, como lo muestra la tasa de crecimiento de entre el 8 y 9% durante ocho años). Pero, además, es menester desalentar las anticipaciones de inflación sin matar el crecimiento económico, y para ello los instrumentos son múltiples: acuerdos sociales, política macroeconómica, expansión de la oferta, incentivos a la competencia, obstáculos a las subas arbitrarias de precios. Las negociaciones salariales son un momento importante de ese proceso.
Frente a estas políticas claras del Gobierno, la oposición no va más allá de la crítica y no opone un programa alternativo. Como opción sólo queda en pie la política antiinflacionaria neoliberal, basada en la retracción de la demanda, que se caracteriza por tasas de interés altas, salarios bajos y dólar barato, alto desempleo y reducción del gasto público. En ese marco, disminuirá el ritmo de la actividad económica y se interrumpirá el auge de la inversión y la reindustrialización; pero ganarán los sectores financieros, por las mayores tasas de interés y el dólar más barato para enviar dinero al exterior. Actúan como si los salarios se hubieran multiplicado y se emitiera sin control. Esta es la estrategia económica alternativa.
En síntesis, la actual suba de precios no se debe a una inflación estructural, sino a una “avivada” de ciertos formadores de precios, que aprovechan la expansión de la demanda para remarcar arbitrariamente los precios, sin que haya un correlativo aumento de costos que lo justifique. Pero, súbditos militantes del “Reino del Revés”, le cargan la culpa al Gobierno por los aumentos de precios que ellos generaron y aprovecharon.
La fuga de capitales consiste en la formación de activos externos por parte de residentes locales. Se trata de fondos de diversa índole, cuyos objetivos –entre otros– pueden ser el atesoramiento, o la inversión, o la especulación; y cuyo origen puede ser el ahorro, la especulación financiera, la evasión fiscal o diversos ilícitos.
¿Cuál ha sido la evolución de las transferencias de capital exterior de residentes en la Argentina? Esos activos externos se componen de inversiones directas, inversiones en cartera y “otros activos”. Consideraré sólo el rubro Otros Activos –en el que figura la evasión de capitales–, que incluye depósitos, financiamiento comercial y activos sin cobro de renta. Las cifras (redondeadas) muestran que en 2001 esos activos externos eran de 81.800 millones de dólares; en 2005, de 100.100 millones; y en 2010, de 144.000 millones (cifras del Indec, cuentas internacionales). Este es el stock de capital que residentes en la Argentina tienen en el extranjero. Así se drenaron recursos que podrían haberse utilizado para fortalecer el sistema productivo nacional.
La fuga de capitales no sólo es un instrumento financiero, sino también una herramienta política. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en su discurso de asunción de su segundo mandato, el 10 de diciembre de 2011, recordó que durante su primer gobierno el país sufrió cinco corridas bancarias (es decir, compra y fuga de dólares), con la salida de 16.000 millones de dólares; el propósito era forzar una devaluación o “marcar la cancha”. Es un modo de ejecución de “golpes de mercado” al que el establishment tiene que recurrir cuando ya no funcionan los golpes de Estado tradicionales.
Existe además un rasgo de política interna. Tanto en el caso de la suba de precios como en el de la fuga de capitales, aprovechan para demonizar al funcionario que, en ejercicio del poder político, defiende el interés nacional y popular; en estos casos, actúa para impedir el abuso de posición dominante y las tentativas de golpes de mercado que cometen esos empresarios-especuladores.
En síntesis, en el “Reino del Revés” el establishment provoca hechos económicos y políticos abusando de su posición dominante; pero aparece juzgando a la situación desde afuera, como si no hubiera tenido nada que ver. Entonces ataca al Gobierno por no haberlas evitado. Olvidan que son ellos quienes las provocaron. Así convergen el “Reino del Revés” y la “avivada”.
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http://sur.infonews.com/notas/el-reino-del-reves-la-fabula-de-los-culpables-que-acusan
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Política
IGNACIO RAMONET : “El progresismo puede tener varios años por delante”, reportaje de Martín Granovsky para “Página 12”.
REPORTAJE A IGNACIO RAMONET SOBRE EL MUNDO Y SUDAMERICA
Periodista y escritor, Ramonet dijo a Página/12 que la mayoría de los gobiernos de Sudamérica cumple la función de los socialdemócratas europeos en los ’50 y que si no cometen errores pueden aspirar a un ciclo largo de gobierno.
Por Martín Granovsky
Desde Porto Alegre
Nacido en Pontevedra y emigrado con su familia a Francia, Ignacio Ramonet dirige hoy Le Monde Diplomatique en español. Fue uno de los animadores del primer Forum en 2001 y es uno de los periodistas que más recorren el mundo y observan sus distintas realidades.
–Sobre el final del Forum hay derecho a preguntarse si fue útil y qué cambió respecto del primer foro, el del 2001.
–Cuando el foro se creó, no había en América latina otro gobierno de los que yo hoy llamo neoprogresistas que no fuera el de Hugo Chávez, que además vino al foro. Al año siguiente, en 2002, por primera vez Chávez se declaró socialista. También vino Lula cuando aún no era presidente, sino candidato. Ahora en cambio los gobiernos neoprogresistas están llevando a cabo las políticas de inclusión social y al mismo tiempo el foro es menos un foro de los movimientos sociales. Es un foro en el que se discutió la crisis europea, el movimiento de los indignados en general (los chilenos, Wall Street, etcétera) y la cuestión de la memoria. La jornada de Flacso del viernes, el día de conmemoración del Holocausto, fue una de las actividades centrales. La organizaron el Forum Social Temático y el Foro Mundial de la Educación. Hasta ahora ésos no eran temas del foro. Los indignados son un tema que no lleva más de un año, y el debate sobre la memoria no se había planteado de esa manera. Dominaban el antiimperialismo y la denuncia de las guerras de los Estados Unidos en Irak o en Afganistán. Se está llegando a un nivel diferente. Los gobiernos aquí en Sudamérica lo están haciendo globalmente bien. Pero ojo, llega una nueva etapa y hay que mejorar ciertos aspectos cualitativos.
–¿Qué habría que mejorar en América del Sur?
–No creer que esta bonanza que está viviendo América latina va a ser duradera. Depende del éxito norteamericano y europeo y de si hay baja o no en la economía china que afecte a potencias agrícolas o mineras.
–Uno de los puntos es cómo aprovecha América del Sur su actual ventaja por los precios beneficiosos de los productos primarios que vende para que otra vez el rédito principal no sean palacios franceses en medio de la pampa húmeda.
–La economía funciona por ciclos. En Europa no podemos hablar de palacios en medio de la nada pero sí de grandes aeropuertos modernísimos que ahora casi no funcionan u óperas en medio de ciudades pequeñísimas. La riqueza ha pasado y no siempre se ha sabido aprovechar. Aquí, en Sudamérica, la solución es crear más y más mercado interior. Y mercado interior protegido. Y también ampliar los intercambios en el marco de la solidaridad latinoamericana. Ahora el mercado latinoamericano tiene que articularse para que haya masa crítica para todos. Si no, Brasil se desarrollará pero Uruguay no. Ahora que desaparecieron 80 millones de pobres hay una clase media que consume. Brasil introdujo la tasa sobre la producción de automóviles frente a China y aumentó esa tasa en un 30 por ciento. Es protección y es correcta.
–¿Qué discusión mundial nueva apareció en el Forum?
–Por lo pronto, muchos constataron que, más allá de las opiniones, la globalización existe. Si existe hay que analizarla y ver cómo evitar los inconvenientes de la globalización. A escala mundial en una mesa sobre la crisis del capitalismo, una de las opiniones fue que había que pensar quizás en desglobalizar y reducir la globalización. No hay solo una crisis económica. Hay una crisis de la política, de la democracia, alimentaria, ecológica. Muchos países latinoamericanos no están pensando en las otras crisis, en particular en la ecológica. Boaventura de Souza Santos subrayó que no es normal que se acuse a comunidades indígenas y se las acuse de terroristas cuando quieren proteger el medio ambiente. Las realidades van cambiando. El Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, que antes ocupaba tierras, no lo hace porque no las tiene. Cualquier pedazo de tierra es soja. Y como el MST cuando se asienta realiza producciones ecológicas, el agronegocio se lo reprocha.
–La discusión ecológica es clave también porque habrá una cumbre mundial en Río en junio.
–La precaución ecológica es algo que se ha recordado y que en cierta medida hace que los gobiernos estén pensando en hacer las cosas bien. Dilma dijo que quería dar casas a la gente. A mí me parece muy bien, realmente muy bien. Pero tengamos cuidado de no llegar al pragmatismo chino, que en nombre del desarrollo destruye lo que se oponga a esa idea, y terminemos entrando sin necesidad en una gran contradicción.
–Dilma diría: “Está bien, Ignacio, pero yo tengo que gobernar Brasil y terminar con la miseria”.
–Es que la preocupación ecológica y la social no se oponen. El Forum apreció mucho que Dilma haya decidido venir aquí y no haya viajado al Foro de Davos. Cuando Lula vino y dijo que luego se marchaba a Davos, alguien le dijo: “No se puede servir a dos amos a la vez”. Es una frase bíblica. “Hay que escoger.”
–Quizá Lula necesitaba ir a Davos porque también eso ayudaba a la consolidación política de su gobierno y en cambio hoy Brasil no necesita de Davos.
–Claro, las condiciones cambian. Y el foro debe cambiar también. Antes muchos dirigentes o presidentes venían a nutrirse. Chávez y Lula, a quienes ya nombré. También Evo Morales, Rafael Correa y Fernando Lugo. Para algunas discusiones, una reunión del foro puede tener hoy un mayor sentido en Europa, para discutir allí mismo la tremenda crisis. El año próximo está previsto que tenga lugar en un país árabe, porque los movimientos sociales no sólo se están desarrollando, sino que han conseguido ganar en dos países. Y hay nuevas discusiones, por ejemplo entre movimientos sociales laicos y movimientos sociales islamistas.
–¿Qué podría discutirse en Europa?
–En Europa hay ya algunas discusiones que se producían en América latina. Una idea de que la política está gastada y hace falta una renovación política. Que la sangre y la vitalidad nueva van a venir por el movimiento social. De esa vitalidad puede surgir un cambio. Este foro no tendría el mismo sentido organizado en Madrid, Atenas o Barcelona, donde hay sociedades que sufren y a la vez registran en algunos sectores gran voluntad de cambio. Aquí, en Sudamérica, por suerte para ustedes, hay situaciones donde la preocupación es seguir creciendo y cómo hacerlo mejor.
–¿No hay un riesgo de endiosar a los movimientos sociales como factores de cambio? Si no hay construcción política, ¿no se diluyen?
–Sí, es importante ver cómo se pasa de un momento a otro. Todavía no estamos en esa etapa en Europa, me parece. Aún no. Nadie expresa mejor el sufrimiento social que el movimiento social. Pero si no se da el paso a la política, todas las grandes crisis siempre sirven a la extrema derecha, que aparece como bajo la forma de movimientos y partidos antisistema. Prometen los cambios más radicales, demagógicos, transformacionales. Es importante que el sufrimiento social se encarne en movimientos que tengan vocación de implicarse en la política.
–¿Por qué todavía no ocurre ese paso?
–Entre otras cosas, en mi opinión, porque hacen falta líderes. Hasta el momento el movimiento social incluso rechaza tener líderes. Son muy igualitaristas desde el punto de vista del funcionamiento democrático. Es como la enfermedad infantil del movimiento social. Ya llegará el momento de la adolescencia o la madurez, cuando seguramente se generarán líderes. No líderes salvadores. Hablo de dirigentes democráticos que puedan entender al movimiento social y ayudarlo a encontrar respuestas. Después de la crisis del sistema político venezolano, el final de lo que se llama el “puntofijismo”, ¿habría habido cambios sin Chávez y lo que él representaba? Y me hago la misma pregunta con Ecuador y Correa, Bolivia y Evo, Brasil y Lula, la Argentina y Kirchner.
–¿Y cómo funciona la relación entre los líderes, los movimientos y los partidos en esos países de Sudamérica?
–Mi percepción es que hoy los partidos tienen menos influencia que hace diez años y los movimientos sociales también porque los gobiernos están haciéndolo todo. Los líderes de los gobiernos conducen el cambio. Hubo una energía social que produjo el cambio pero el cambio está tan encarrilado que a veces hay una desvitalización de la política que paradójicamente no molesta demasiado.
–Tal vez con las construcciones políticas ocurra lo mismo que con los ciclos económicos. Quizá deban o puedan ser realizadas antes de que el ciclo actual de gobiernos sudamericanos termine.
–La función de estos gobiernos es muy semejante a la de los gobiernos europeos de los años ’50 que, esencialmente, fueran conservadores o progresistas, tenían como funciones construir el Estado de bienestar, reconstruir cada país después de la guerra y aumentar el nivel de vida de la gente. Eso les dio 40 años de estabilidad política. Pero se terminó. Si los neoprogresistas sudamericanos no lo hacen demasiado mal, quizás haya por delante varios decenios como si fueran la socialdemocracia nórdica. Hoy mejoran estructuras, el nivel de vida, crean trabajo. No es casualidad que sean gobiernos neoprogresistas los que están trabajando bien. Así ocurrió con los viejos partidos socialdemócratas. Además, la construcción del Estado de bienestar y el aumento del nivel de vida termina con cualquier tipo de recurso para las oposiciones tradicionales conservadoras. Ahora la gente percibe cómo los países reconstruyen sociedades derruidas. Las favelas eran pensadas como una fatalidad. Para la derecha, era así porque es así. Pero la fuerza de la derecha desapareció, y también el elemento militar. Las leyes de la memoria son las que deben culpabilizar –sin venganza, con documentos y base histórica sólida– y establecer responsabilidades. No vengarse, sino terminar con la impunidad. A pesar de que lo que voy a decir parece escandaloso, estamos en el momento más fácil de Sudamérica. Si no hay errores y una gestión tranquila, los gobiernos de signo neoprogresista pueden quedarse en el poder mucho tiempo. Por eso hay que pensar bien las sucesiones políticas. En la Argentina eso funcionó bien. En Brasil, lo de Lula fue ejemplar. Es una lección. Y por eso hoy Dilma tiene más aprobación popular de la que tenía Lula en su primer año de gobierno.
martin.granovsky@gmail.com
Publicado en :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-186473-2012-01-29.html
El debate por recuperar la petrolera propia, por Raúl Dellatorre (para “Página 12” del 29-01-12)
Arriba : Enrique Mosconi, fundador de Yacimientos Petrolíferos Fiscales .
TRAS LA DENUNCIA, Y EL RECLAMO DE CRISTINA A LAS PETROLERAS, SE PLANTEA LA ALTERNATIVA DE LA REESTATIZACION DE YPF
A las conductas abusivas y la estructura monopólica del mercado se suma el problema de una producción declinante. Detrás de la denuncia a las petroleras y el cambio de estrategia del Gobierno, surge el debate en torno de la reestatización de YPF.
Por Raúl Dellatorre
La demanda contra cinco petroleras por abuso de posición dominante y cartelización de precios en la venta de gasoil entrará esta semana en etapa de definiciones. Las refinadoras deberían retrotraer el diferencial de precios que aplican en contra de las firmas transportistas, cumpliendo una resolución cautelar de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, a menos que logren que la Cámara de Apelaciones dicte un amparo a su favor en forma inmediata. Quienes estudiaron la denuncia, sostienen que difícilmente un juez podría obviar “las contundentes evidencias” del carácter arbitrario con el que se determinó un precio mayorista (ventas a granel) superior al minorista (en surtidor). Pero más allá del hecho coyuntural quedó plasmado, primero con la denuncia y luego en el discurso presidencial del 25 de enero, la preocupación del Gobierno por un problema de carácter estructural, el oligopolio en el sector de hidrocarburo y combustibles, que amenazan hacer del conflicto un escenario permanente. En el marco de la reunión con gobernadores de las provincias petroleras ya se empezó a plantear, al menos como hipótesis, la alternativa de volver a una empresa estatal integrada, desde la extracción de petróleo hasta la comercialización. La bandera de la renacionalización de YPF vuelve a asomarse en el horizonte.
En el entorno del Gobierno ya se plantea con fuerza que las políticas correctivas a las conductas monopólicas en el sector petrolero tienen límites muy estrechos. Legisladores, especialistas y también funcionarios de primera línea participan de un debate que ya incorpora, como alternativa explícita, la recuperación de una petrolera estatal y, más concretamente, la renacionalización de YPF. El planteo llegó al seno de la última reunión de gobernadores, pero tampoco habría sido ajeno a los argumentos en base a los que se formuló la denuncia contra las petroleras por sobreprecios en la venta de gasoil.
Una semana después de que el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el vicepresidente Amado Boudou denunciaran a las petroleras por sobreprecios en el gasoil, el primero se reunía en Buenos Aires con los gobernadores de provincias petroleras. Era el miércoles 25, pocas horas antes de la esperada reaparición pública de la Presidenta de la Nación tras su convalecencia. El encuentro venía precedido de varios contactos previos entre los mismos interlocutores. El tema central: evaluar el comportamiento de las petroleras en materia de inversión en desarrollo de áreas para la producción en los últimos años.
El diagnóstico partía de una serie de datos preocupantes. La producción de crudo viene en paulatino e ininterrumpido descenso desde 2002 a la fecha, habiendo cedido en ese período en más de 10 millones de metros cúbicos (de 43,9 a casi 33 estimados para todo 2011). La provincia más castigada por ese retroceso resultó Neuquén, que de 14 millones de metros cúbicos pasó a producir alrededor de la mitad el año recién finalizado. Y perdió participación en la torta de producción nacional, de la cual representaba el 32 por ciento hace diez años y ahora apenas pasa el 22. Santa Cruz y Mendoza también vieron caer sus niveles de producción, la primera de 9,5 millones a cerca de 6 millones en el último año, y la provincia cuyana de 7 a 5 millones entre estos mismos diez años. Sólo Chubut quedó algo mejor parada entre las cuatro principales productoras; con una relativa estabilidad en sus niveles de producción, vio crecer su participación del 18 por ciento en 2002 (era la tercera) al 27 por ciento actual (mayor productora de crudo del país).
Ello no sólo afectó a los recursos de las provincias, sino que además dejó al país más dependiente de la importación de hidrocarburos (para refinar) y combustibles para abastecer una creciente demanda interna. Este, en realidad, fue el punto inicial de preocupación del gobierno nacional que movilizó la convocatoria a las provincias para resucitar la Ofephi, la organización federal de provincias productoras de hidrocarburos, que mientras tuvo a Mario Das Neves (ex gobernador de Chubut) de presidente, prácticamente se mantuvo inactiva.
En cuanto al comportamiento de cada una de las empresas petroleras, aparecen algunos datos que pueden apurar las conclusiones. Según el estudio sobre el que trabajó la Ofephi, en los últimos cinco años (2006 a 2011), YPF perdió producción por más de un millón de metros cúbicos (pasó de 13,7 a 12,4 millones, con cifras provisorias para el último año). La producción de la ex petrolera estatal sólo creció en ese período en la provincia de Mendoza, pero cayó fuertemente en Santa Cruz y Neuquén. En opinión de los mandatarios patagónicos, los resultados denotan la falta de interés inversor de la compañía y el descuido en aspectos vinculados a las condiciones de explotación, que sería en parte responsable del creciente estado de conflicto con los trabajadores en esas regiones (ver nota de opinión de Claudio Scaletta).
La declaración que emitió la Ofephi tras el encuentro es contundente al señalar la responsabilidad de las empresas petroleras en la falta de inversión, aunque es más contemplativa en su propuesta al convocar a un pacto federal que comprometa el esfuerzo para mejorar las condiciones de abastecimiento de combustibles.
Pero desde un ámbito político, incluso vinculado a los propios gobernadores que emitieron el comunicado, se cree que el escenario de conflicto que quedó montado no se desarmará con facilidad. Las relaciones con YPF están seriamente complicadas, y no es un dato coyuntural ni reciente. La caída en el esfuerzo de inversión para mejorar la producción de la empresa viene de hace por lo menos dos años. El Gobierno, en particular la Presidenta de la Nación, había apostado a una recuperación a partir de los más recientes descubrimientos, tanto en hidrocarburos en forma no convencional (shale oil and gas) como convencional. Pero no fue así. Son varios los que advierten que el Gobierno empezó a cambiar la estrategia en la materia.
En el contenido de la denuncia que se formuló ante la Comisión de Defensa de la Competencia por los sobreprecios al gasoil aparecen algunas probables claves de esa nueva estrategia. Allí se refleja claramente el carácter monopólico del mercado, con una posición dominante absoluta por parte de YPF con una proporción de la oferta cercana al 60 por ciento. Pero, además, se revela “una conducta empresaria abusiva”, refieren quienes estudiaron la causa, a través de “un insólito sobreprecio en la venta mayorista de gasoil, frente a un cliente en total estado de vulnerabilidad, sin capacidad de negociación y frente a la necesidad de un insumo imprescindible y sin posibilidad de espera en el abastecimiento, para poder mover sus vehículos”. Los mayores sobreprecios, entre las empresas denunciadas, corresponderían a las ventas de YPF.
La “condición estructural” del mercado, un esquema oligopólico con una empresa dominante, aparece acompañada por “una conducta empresaria abusiva”, que daña la justa distribución de recursos. Pero, además, tiene como resultado la retracción de la oferta de un insumo imprescindible para el modelo económico y el interés general. La aplicación de “correctivos” a la conducta empresaria –como lo eran las advertencias y sanciones a Shell, en su momento–, en este caso parece insuficiente. La respuesta vendría esta vez por un cambio en “las condiciones estructurales”, mediante la reaparición de la empresa estatal en la escena. De esto ya se conversa en diferentes ámbitos próximos y al interior del Gobierno, aunque nadie pueda adelantar el capítulo final de la historia.
Publicado en :
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-186487-2012-01-29.html
TRAS LA DENUNCIA, Y EL RECLAMO DE CRISTINA A LAS PETROLERAS, SE PLANTEA LA ALTERNATIVA DE LA REESTATIZACION DE YPF
A las conductas abusivas y la estructura monopólica del mercado se suma el problema de una producción declinante. Detrás de la denuncia a las petroleras y el cambio de estrategia del Gobierno, surge el debate en torno de la reestatización de YPF.
Por Raúl Dellatorre
La demanda contra cinco petroleras por abuso de posición dominante y cartelización de precios en la venta de gasoil entrará esta semana en etapa de definiciones. Las refinadoras deberían retrotraer el diferencial de precios que aplican en contra de las firmas transportistas, cumpliendo una resolución cautelar de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, a menos que logren que la Cámara de Apelaciones dicte un amparo a su favor en forma inmediata. Quienes estudiaron la denuncia, sostienen que difícilmente un juez podría obviar “las contundentes evidencias” del carácter arbitrario con el que se determinó un precio mayorista (ventas a granel) superior al minorista (en surtidor). Pero más allá del hecho coyuntural quedó plasmado, primero con la denuncia y luego en el discurso presidencial del 25 de enero, la preocupación del Gobierno por un problema de carácter estructural, el oligopolio en el sector de hidrocarburo y combustibles, que amenazan hacer del conflicto un escenario permanente. En el marco de la reunión con gobernadores de las provincias petroleras ya se empezó a plantear, al menos como hipótesis, la alternativa de volver a una empresa estatal integrada, desde la extracción de petróleo hasta la comercialización. La bandera de la renacionalización de YPF vuelve a asomarse en el horizonte.
En el entorno del Gobierno ya se plantea con fuerza que las políticas correctivas a las conductas monopólicas en el sector petrolero tienen límites muy estrechos. Legisladores, especialistas y también funcionarios de primera línea participan de un debate que ya incorpora, como alternativa explícita, la recuperación de una petrolera estatal y, más concretamente, la renacionalización de YPF. El planteo llegó al seno de la última reunión de gobernadores, pero tampoco habría sido ajeno a los argumentos en base a los que se formuló la denuncia contra las petroleras por sobreprecios en la venta de gasoil.
Una semana después de que el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el vicepresidente Amado Boudou denunciaran a las petroleras por sobreprecios en el gasoil, el primero se reunía en Buenos Aires con los gobernadores de provincias petroleras. Era el miércoles 25, pocas horas antes de la esperada reaparición pública de la Presidenta de la Nación tras su convalecencia. El encuentro venía precedido de varios contactos previos entre los mismos interlocutores. El tema central: evaluar el comportamiento de las petroleras en materia de inversión en desarrollo de áreas para la producción en los últimos años.
El diagnóstico partía de una serie de datos preocupantes. La producción de crudo viene en paulatino e ininterrumpido descenso desde 2002 a la fecha, habiendo cedido en ese período en más de 10 millones de metros cúbicos (de 43,9 a casi 33 estimados para todo 2011). La provincia más castigada por ese retroceso resultó Neuquén, que de 14 millones de metros cúbicos pasó a producir alrededor de la mitad el año recién finalizado. Y perdió participación en la torta de producción nacional, de la cual representaba el 32 por ciento hace diez años y ahora apenas pasa el 22. Santa Cruz y Mendoza también vieron caer sus niveles de producción, la primera de 9,5 millones a cerca de 6 millones en el último año, y la provincia cuyana de 7 a 5 millones entre estos mismos diez años. Sólo Chubut quedó algo mejor parada entre las cuatro principales productoras; con una relativa estabilidad en sus niveles de producción, vio crecer su participación del 18 por ciento en 2002 (era la tercera) al 27 por ciento actual (mayor productora de crudo del país).
Ello no sólo afectó a los recursos de las provincias, sino que además dejó al país más dependiente de la importación de hidrocarburos (para refinar) y combustibles para abastecer una creciente demanda interna. Este, en realidad, fue el punto inicial de preocupación del gobierno nacional que movilizó la convocatoria a las provincias para resucitar la Ofephi, la organización federal de provincias productoras de hidrocarburos, que mientras tuvo a Mario Das Neves (ex gobernador de Chubut) de presidente, prácticamente se mantuvo inactiva.
En cuanto al comportamiento de cada una de las empresas petroleras, aparecen algunos datos que pueden apurar las conclusiones. Según el estudio sobre el que trabajó la Ofephi, en los últimos cinco años (2006 a 2011), YPF perdió producción por más de un millón de metros cúbicos (pasó de 13,7 a 12,4 millones, con cifras provisorias para el último año). La producción de la ex petrolera estatal sólo creció en ese período en la provincia de Mendoza, pero cayó fuertemente en Santa Cruz y Neuquén. En opinión de los mandatarios patagónicos, los resultados denotan la falta de interés inversor de la compañía y el descuido en aspectos vinculados a las condiciones de explotación, que sería en parte responsable del creciente estado de conflicto con los trabajadores en esas regiones (ver nota de opinión de Claudio Scaletta).
La declaración que emitió la Ofephi tras el encuentro es contundente al señalar la responsabilidad de las empresas petroleras en la falta de inversión, aunque es más contemplativa en su propuesta al convocar a un pacto federal que comprometa el esfuerzo para mejorar las condiciones de abastecimiento de combustibles.
Pero desde un ámbito político, incluso vinculado a los propios gobernadores que emitieron el comunicado, se cree que el escenario de conflicto que quedó montado no se desarmará con facilidad. Las relaciones con YPF están seriamente complicadas, y no es un dato coyuntural ni reciente. La caída en el esfuerzo de inversión para mejorar la producción de la empresa viene de hace por lo menos dos años. El Gobierno, en particular la Presidenta de la Nación, había apostado a una recuperación a partir de los más recientes descubrimientos, tanto en hidrocarburos en forma no convencional (shale oil and gas) como convencional. Pero no fue así. Son varios los que advierten que el Gobierno empezó a cambiar la estrategia en la materia.
En el contenido de la denuncia que se formuló ante la Comisión de Defensa de la Competencia por los sobreprecios al gasoil aparecen algunas probables claves de esa nueva estrategia. Allí se refleja claramente el carácter monopólico del mercado, con una posición dominante absoluta por parte de YPF con una proporción de la oferta cercana al 60 por ciento. Pero, además, se revela “una conducta empresaria abusiva”, refieren quienes estudiaron la causa, a través de “un insólito sobreprecio en la venta mayorista de gasoil, frente a un cliente en total estado de vulnerabilidad, sin capacidad de negociación y frente a la necesidad de un insumo imprescindible y sin posibilidad de espera en el abastecimiento, para poder mover sus vehículos”. Los mayores sobreprecios, entre las empresas denunciadas, corresponderían a las ventas de YPF.
La “condición estructural” del mercado, un esquema oligopólico con una empresa dominante, aparece acompañada por “una conducta empresaria abusiva”, que daña la justa distribución de recursos. Pero, además, tiene como resultado la retracción de la oferta de un insumo imprescindible para el modelo económico y el interés general. La aplicación de “correctivos” a la conducta empresaria –como lo eran las advertencias y sanciones a Shell, en su momento–, en este caso parece insuficiente. La respuesta vendría esta vez por un cambio en “las condiciones estructurales”, mediante la reaparición de la empresa estatal en la escena. De esto ya se conversa en diferentes ámbitos próximos y al interior del Gobierno, aunque nadie pueda adelantar el capítulo final de la historia.
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http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-186487-2012-01-29.html
De Hegemonías y ficciones: Famatina, el nuevo Schoklender, por Mariano Osuna (para “Discípulos de Cooke” del 28-01-12)
Brindemos por una mayor subjetividad.
En el arte de la información, la realidad es como una foto en movimiento donde se recortan bajo criterios subjetivos los rasgos que se desean exacerbar. De ninguna manera pensamos que ese recorte es malo o bueno. Nuestra apelación no es valorativa. No obstante entendemos que la función de cualquier profesional (en este caso periodista) es aclarar con su honestidad intelectual desde donde realiza ese recorte periodístico y bajo que criterios subjetivos. Esto desenmascara intentos de esconder deshonestidades bajo la supuesta independencia o neutralidad valorativa.
El periodismo luego del conflicto agromediático
La resolución 125 fue una ruptura en muchas visiones unidimensionales que simbólicamente representaban una hegemonía histórica. Luego de este acontecimiento, el rol de los profesionales, de su subjetividad y de los medios masivos de comunicación quedó en el medio de una disputa entre dos formas de pensar el recorte informativo (antes verdad objetiva). Por un lado quienes defendían una supuesta independencia, neutralidad valorativa y mucha objetividad; y por otro lado quienes entienden que cualquier profesional es subjetivo (y por lo tanto debatible, relativo, rebatible, etc) a la hora de proporcionar una información u opinión.
El cuarto poder (Clarín) en caída
Luego de la posición cuasi partidaria de algunos sectores concentrados del país frente a la resolución 125, sus cúpulas dirigenciales se colocaron como los opositores principales en la lucha de trincheras contra el Kirchnerismo. Desde ese momento, esta mesa chica que ha dominado los hilos del país durante décadas se pusieron como horizonte último la desestabilización del gobierno elegido por la ciudadanía y bajo el respaldo de la Democracia. En esos intentos estuvieron la ley de servicios de comunicación audiovisual, la posibilidad de colocar a Scioli como el candidato presidencial, la imposición de candidatos carismáticos de centro-derecha o centro-izquierda sin formación política, la supuesta censura en calidad de libertad de expresión (ejemplo papel prensa), poner a Brasil como el verdadero horizonte al que el kirchnerimos nunca llegaría, exarcebar la figura de Hugo Moyano, el caso Schoklender, y hoy Famatina. Los sectores concentrados de este país han utilizado estos acontecimientos como una simple palanca que intente romper la apoyatura social que lícitamente este gobierno tiene.
Dime que hiciste por la patria, y te dire quien sos
Se debe realizar una discusion madura, amplia y colectiva sobre el uso racional de recursos. Luchemos por los tantos famatinas que existen en todo el pais!! Pero que NO NOS CONFUNDAN, NO LE DEMOS DE COMER A SECTORES QUE NUNCA TUVIERON INTERÉS EN LOS RECURSOS DE NUESTRO PAIS Y QUE HOY AL ESTILO CLARIN LO UTILIZAN SOLO COMO UNA MOVIDA DE PRENSA!
FAMATINA NO SE TOCA, PERO A CFK TAMPOCO SE LA TOCA!!
Por Mariano Osuna
Publicado en :
http://forjando125.blogspot.com/2012/01/de-hegemonias-y-ficciones-famatina-el.html?spref=fb
En el arte de la información, la realidad es como una foto en movimiento donde se recortan bajo criterios subjetivos los rasgos que se desean exacerbar. De ninguna manera pensamos que ese recorte es malo o bueno. Nuestra apelación no es valorativa. No obstante entendemos que la función de cualquier profesional (en este caso periodista) es aclarar con su honestidad intelectual desde donde realiza ese recorte periodístico y bajo que criterios subjetivos. Esto desenmascara intentos de esconder deshonestidades bajo la supuesta independencia o neutralidad valorativa.
El periodismo luego del conflicto agromediático
La resolución 125 fue una ruptura en muchas visiones unidimensionales que simbólicamente representaban una hegemonía histórica. Luego de este acontecimiento, el rol de los profesionales, de su subjetividad y de los medios masivos de comunicación quedó en el medio de una disputa entre dos formas de pensar el recorte informativo (antes verdad objetiva). Por un lado quienes defendían una supuesta independencia, neutralidad valorativa y mucha objetividad; y por otro lado quienes entienden que cualquier profesional es subjetivo (y por lo tanto debatible, relativo, rebatible, etc) a la hora de proporcionar una información u opinión.
El cuarto poder (Clarín) en caída
Luego de la posición cuasi partidaria de algunos sectores concentrados del país frente a la resolución 125, sus cúpulas dirigenciales se colocaron como los opositores principales en la lucha de trincheras contra el Kirchnerismo. Desde ese momento, esta mesa chica que ha dominado los hilos del país durante décadas se pusieron como horizonte último la desestabilización del gobierno elegido por la ciudadanía y bajo el respaldo de la Democracia. En esos intentos estuvieron la ley de servicios de comunicación audiovisual, la posibilidad de colocar a Scioli como el candidato presidencial, la imposición de candidatos carismáticos de centro-derecha o centro-izquierda sin formación política, la supuesta censura en calidad de libertad de expresión (ejemplo papel prensa), poner a Brasil como el verdadero horizonte al que el kirchnerimos nunca llegaría, exarcebar la figura de Hugo Moyano, el caso Schoklender, y hoy Famatina. Los sectores concentrados de este país han utilizado estos acontecimientos como una simple palanca que intente romper la apoyatura social que lícitamente este gobierno tiene.
Dime que hiciste por la patria, y te dire quien sos
Se debe realizar una discusion madura, amplia y colectiva sobre el uso racional de recursos. Luchemos por los tantos famatinas que existen en todo el pais!! Pero que NO NOS CONFUNDAN, NO LE DEMOS DE COMER A SECTORES QUE NUNCA TUVIERON INTERÉS EN LOS RECURSOS DE NUESTRO PAIS Y QUE HOY AL ESTILO CLARIN LO UTILIZAN SOLO COMO UNA MOVIDA DE PRENSA!
FAMATINA NO SE TOCA, PERO A CFK TAMPOCO SE LA TOCA!!
Por Mariano Osuna
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sábado, 28 de enero de 2012
Hacia un mundo multipolar : El fin de los grandes imperios, por Philip S. Golub (para “eldipló”, noviembre de 2011)
Arriba : dibujo de Gustavo Cimadoro (www.muycima.tk)
Le Dipló . Edición Nro 149 - Noviembre de 2011
La nueva emergencia de Asia como una economía de peso semiautónoma modifica el orden de fuerzas internacional. Pero Estados Unidos se resiste a que su poderío sea cuestionado...
¿En qué condiciones se constituyó Estados Unidos como potencia? ¿Cómo fue que, en apenas un siglo y medio, las antiguas colonias británicas lograron suplantar a Europa en los planos económico, militar y cultural?
Durante el siglo XIX, Europa Occidental se convirtió, mediante un doble movimiento de expansión económica y colonial, en el centro de gravedad de un nuevo orden mundial desigualitario: el sistema mundial, antaño descentrado y no jerarquizado, compuesto por “economías-mundo” relativamente autónomas (el Imperio otomano, Europa Occidental, China, el Imperio mongol, etc.) con niveles de desarrollo comparables, se metamorfoseó bajo el efecto de la revolución industrial y de la concentración concomitante de poder y riqueza en “Occidente”.
La expansión económica y territorial de Europa Occidental y aquella, conjunta, de las colonias europeas de poblamiento como Estados Unidos, participaron de una dinámica de conjunto. De alcance global, estas dos formas de expansión se conjugaron en el transcurso del siglo para crear una nueva estructura jerárquica de las relaciones internacionales caracterizada por la división entre los “centros” euro-atlánticos dominantes, por una parte, y las “periferias” coloniales dominadas o dependientes, por otra.
En su premonitoria descripción de la globalización, Karl Marx y Friedrich Engels señalaron con justeza en 1848 que “la explotación del mercado mundial [otorgó] un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países [y] quitó a la industria su base nacional […]. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con productos nacionales surgen necesidades nuevas que reclaman para su satisfacción los productos de los países y los climas más lejanos. En lugar del antiguo aislamiento de las provincias y de las naciones que se bastaban a sí mismas, se desarrollan relaciones universales; una interdependencia universal de las naciones” (1).
La gran potencia del siglo XIX
No obstante, este sistema global emergente era asimétrico. Los nuevos países industrializados constituían el “punto de partida y el punto de llegada de vastos tráficos” y de industrias provechosas; concentraban riqueza, saberes y experiencia, al tiempo que inhibían su eclosión en otra parte. Como escribe Fernand Braudel concisamente: “El centro es la punta dominante, la superestructura capitalista del conjunto de la edificación. Como hay reciprocidad en las perspectivas, si el centro depende de los suministros de la periferia, ésta depende de las necesidades del centro, que le dicta su ley” (2).
Así, la unificación de la economía mundial se llevó a cabo con violencia. A lo largo de guerras de conquistas prácticamente incesantes, ciertas partes del mundo cada vez más importantes fueron incorporadas a las redes de producción e intercambio de los imperios coloniales. Escaso en 1750 (27 millones), el número de “subalternos” bajo dominio directo de Europa explotó en el siglo XIX: 205 millones en 1830, 312 millones en 1880 y 554 millones en 1913. A estas poblaciones de los imperios formales, territorializados, se sumaron las de países supuestamente independientes, pero sometidos a los sistemas coercitivos de control a distancia y a las disciplinas imperiales informales. Así, a inicios del siglo XX, cerca de la mitad de la población mundial se encontraba inserta a la fuerza en una división internacional del trabajo que respondía únicamente a las necesidades de los nuevos países industrializados.
En ese entonces Gran Bretaña dominaba ese sistema, controlando los mares, la producción y los intercambios. A mediados del siglo XIX, con tan sólo el 2% de la población mundial, producía el 53% de hierro, el 50% de carbón y de lignito, y consumía casi el 50% de la producción mundial de algodón para alimentar su industria textil. Su consumo energético equivalía entonces a 5 veces el de Estados Unidos o de Prusia, 6 veces el de Francia y 150 veces el de Rusia. Gran Bretaña representaba por sí misma un cuarto del comercio mundial y dos tercios del intercambio de productos manufacturados.
Aunque en el plano industrial Gran Bretaña fuera alcanzada por Alemania y superada por Estados Unidos, el imperio territorial británico que se extendía desde el Pacífico hasta el Atlántico, pasando por Asia del Sur, África y Medio Oriente, englobaba en 1913 un cuarto de la población mundial. Londres constituía el corazón de las finanzas mundiales y de las inversiones internacionales. Estas inversiones en constante crecimiento, globalizadas pero principalmente concentradas en los dominions en América Latina y en Estados Unidos, proporcionaban el 10% de sus ingresos globales en 1914.
Antes de esta fecha, escribía el economista John Maynard Keynes, “un habitante de Londres podía, al tomar su té por la mañana, pedir por teléfono los variados productos de toda la Tierra en la cantidad que lo satisficiera (…); arriesgar su riqueza en los recursos naturales y las nuevas empresas de cualquier parte del mundo (…); enviar a su criado al banco más próximo para proveerse de tanto metal precioso como le pareciera conveniente; [y] partir para tierras extranjeras, sin conocer su religión, su lengua o sus costumbres, llevando encima riqueza acuñada” (3).
El primer cimbronazo
Esta “primera globalización” terminó brutalmente en 1914, cuando la conjunción de nacionalismo y militarismo asestó un golpe fatal al orden internacional europeo-céntrico del siglo XIX. La guerra sacó a la luz la contradicción entre las lógicas nacionales de poder y expansión y la lógica transnacional del capitalismo. Hizo tambalear a los imperios europeos estimulando, como lo reconoció el dirigente conservador británico Lord Curzon, un “increíble desarrollo” de las fuerzas y aspiraciones anticoloniales. Abrió la vía a la revolución bolchevique en Rusia y creó el fermento del fascismo. Por último y sobre todo, al agotar a Europa, aceleró bruscamente el desplazamiento sistémico del centro del viejo continente hacia Estados Unidos.
Este país ya constituía un importante eslabón de la primera globalización. Aún antes de la Independencia de 1776, las colonias británicas de América del Norte aparecían como un componente esencial del sistema económico transatlántico, basado en la extracción y el comercio de recursos coloniales. Después de la Independencia, el papel de Estados Unidos en los flujos transatlánticos se incrementó considerablemente.
La industria internacionalizada del algodón ilustró este poderío creciente. Hacia 1850, representaba el 20% del total neto de las importaciones y casi la mitad del valor de todas las exportaciones británicas (4). Durante el mismo período, Estados Unidos se convirtió, gracias a las plantaciones del Sur, en el primer productor de algodón. En 1820 era fuente del 20% de la producción mundial; cuarenta años más tarde aseguraba dos tercios de la misma, antes de que la guerra de Secesión pusiera fin a la esclavitud.
De manera que, a partir del siglo XIX, Estados Unidos y Europa estuvieron inextricablemente ligados, no sólo por el comercio sino también a través de los flujos transnacionales de capitales y de poblaciones. Estos flujos favorecieron el poblamiento y la organización de territorios adquiridos, a menudo por la fuerza, durante la primera mitad de siglo. Esta fase de expansión territorial ininterrumpida debe entenderse como una variante de la expansión colonial europea. Encuentra sus raíces en fuerzas materiales y representaciones culturales y raciales comunes a todas las sociedades coloniales e integra el movimiento global expansionista de la época.
Estados Unidos y su “destino manifiesto”
No obstante el mito del aislamiento estadounidense, este país buscó y adquirió un lugar cada vez más importante a nivel internacional: a menudo se comprometería en operaciones intrusivas en la periferia colonial recientemente constituida, a veces al lado de las fuerzas armadas europeas: entre 1846 y 1898, Estados Unidos llevó a cabo 28 intervenciones militares en América Latina y 19 en la zona Asia-Pacífico, al tiempo que realizaba constantes “operaciones” contra los amerindios en el interior del continente.
La guerra contra España en 1898 y la colonización de Cuba y de Filipinas marcaron un momento de transición entre esta primera fase expansionista y aquella, más informal pero más amplia, posterior a 1945. A mediados del siglo XIX, los expansionistas estadounidenses interpretaron la ampliación territorial como una expresión de su “destino manifiesto” (5) de asentar su supremacía sobre el continente y, más allá, sobre Occidente en su conjunto.
Al reinterpretar la historia mundial a partir de su nueva posición de predominio industrial (concentraban el 23,5% de la producción manufacturera mundial, contra el 18% de Gran Bretaña en 1900) y del creciente alcance de sus compromisos internacionales, los expansionistas de fines de siglo imaginaron el ascenso estadounidense como el resultado de un proceso histórico de selección y sucesión imperial que comenzaba en los antiguos grandes imperios y concluía en Estados Unidos. Anticipando la próxima “supremacía económica mundial” del país, un allegado al presidente Theodore Roosevelt escribía en 1900: “No hay razón para que Estados Unidos no se convierta en un centro de riqueza y poder superior al que jamás fueron Inglaterra, Roma o Constantinopla” (6).
Las dos guerras mundiales confirmaron esta visión del devenir histórico. Tras el primer conflicto, las elites británicas debieron avenirse a la idea de una pax anglo-saxonica, es decir, a compartir las “responsabilidades” mundiales con Estados Unidos. Pero éste ya entreveía la futura pax americana.
En 1939, el influyente internacionalista Walter Lippman escribía: “Mientras duró la generación a la que pertenecemos, se produjo uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad. La potencia que controla la civilización occidental cruzó el Atlántico” (7). En 1946, el presidente Harry Truman retomó la idea de una sucesión imperial: “Desde la Persia de Darío I, la Grecia de Alejandro, la Roma de Adriano, la Gran Bretaña de Victoria (…), ninguna nación ni grupo de naciones ha estado investido de nuestras responsabilidades” (8).
En efecto, después de 1945, Estados Unidos se encontraba en el centro y en la cima: reemplazó a Europa, reestructuró y modernizó la economía mundial capitalista e instituyó sistemas de alianzas internacionales securitarios que perduran en la actualidad. A pesar de la “bipolaridad” de un mundo dividido entre un bloque capitalista y un bloque comunista, Estados Unidos siguió dominando el sistema internacional durante las décadas de la posguerra. Contrariamente a las prematuras previsiones de “decadencia” de las décadas de 1970 y 1980, al terminar la Guerra Fría este país se encontraba en el corazón del segundo ciclo de globalización.
Dado que Estados Unidos se convirtió en la única “superpotencia” en una economía capitalista globalizada, sus elites comenzaron a soñar con un nuevo “siglo estadounidense”. En 1998, Zbigniew Brzezinski afirmaba que “hoy, la extensión y la omnipresencia de la potencia mundial estadounidense son únicas” (9). Tres años más tarde, Henry Kissinger evocaría “la ascendencia global de Estados Unidos (…), muy superior a la de los más grandes imperios del pasado” (10). Este momento de triunfalismo no duró mucho. En el medio se produjeron dos guerras y la crisis financiera y económica. Sin embargo, las representaciones imperiales perduran: ¿acaso Barack Obama no se fijó como objetivo global “hacer de este siglo otro siglo estadounidense”? (11).
Ahora bien, el sistema mundial tiende, en la actualidad, inexorablemente hacia el policentrismo. La nueva emergencia de Asia y de otras grandes regiones poscoloniales durante estas últimas décadas y el nuevo rol de países-continentes que, como China, representan el papel de centros semiautónomos del capitalismo mundial, cambia la configuración de base del orden internacional. Sin ninguna duda, Estados Unidos seguirá siendo una enorme potencia. Pero tendrá que acomodarse al pluralismo y a un papel más modesto en los asuntos mundiales.
Por Philip S. Golub. Profesor en la Universidad Americana de París (AUP), autor del ensayo Une autre histoire de la puissance américaine (Seuil, París, 2011), del que aquí publicamos algunos extractos.
NOTAS :
1. Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista, 1848.
2. Fernand Braudel, La Dynamique du capitalisme, Arthaud, París, 1985.
3. John Maynard Keynes, Les Conséquences économiques de la paix, Gallimard, París, 1919.
4. Eric J. Hobsbawm, Industry and Empire: From 1750 to Present Day, Penguin Books, Londres, 2000.
5. Reginald Horsman, Race and Manifest Destiny. The Origins of American Racial Anglo-Saxonism, Harvard University Press, Cambridge,1999.
6. Brooks Adams, America’s Economic Supremacy, The Macmillan Company, Nueva York, 1900, p. 51.
7. Walter Lippmann, “The American Destiny”, Life Magazine, Nueva York, 1939.
8. Citado por Donald W. White, “History and American Internationalism. The Formulation from the past after World War II”, en Pacific Historical Review, vol. 58, Nº 2, University of California Press, Berkeley, mayo de 1989, p. 151.
9. Zbigniew Brzezinski, The Grand Chessboard. American Primacy and its Geostrategic Objectives, Basic Books, Nueva York, 1998, p. 23.
10. Henry Kissinger, Does America Need a Foreign Policy?, Simon & Schuster, Nueva York, 2002, p. 19.
11. Observaciones del presidente Barack Obama ante una sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso el 24-2-09.
Traducción: Teresa Garufi
Publicado en :
http://www.eldiplo.org/notas-web/el-fin-de-los-grandes-imperios/
Le Dipló . Edición Nro 149 - Noviembre de 2011
La nueva emergencia de Asia como una economía de peso semiautónoma modifica el orden de fuerzas internacional. Pero Estados Unidos se resiste a que su poderío sea cuestionado...
¿En qué condiciones se constituyó Estados Unidos como potencia? ¿Cómo fue que, en apenas un siglo y medio, las antiguas colonias británicas lograron suplantar a Europa en los planos económico, militar y cultural?
Durante el siglo XIX, Europa Occidental se convirtió, mediante un doble movimiento de expansión económica y colonial, en el centro de gravedad de un nuevo orden mundial desigualitario: el sistema mundial, antaño descentrado y no jerarquizado, compuesto por “economías-mundo” relativamente autónomas (el Imperio otomano, Europa Occidental, China, el Imperio mongol, etc.) con niveles de desarrollo comparables, se metamorfoseó bajo el efecto de la revolución industrial y de la concentración concomitante de poder y riqueza en “Occidente”.
La expansión económica y territorial de Europa Occidental y aquella, conjunta, de las colonias europeas de poblamiento como Estados Unidos, participaron de una dinámica de conjunto. De alcance global, estas dos formas de expansión se conjugaron en el transcurso del siglo para crear una nueva estructura jerárquica de las relaciones internacionales caracterizada por la división entre los “centros” euro-atlánticos dominantes, por una parte, y las “periferias” coloniales dominadas o dependientes, por otra.
En su premonitoria descripción de la globalización, Karl Marx y Friedrich Engels señalaron con justeza en 1848 que “la explotación del mercado mundial [otorgó] un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países [y] quitó a la industria su base nacional […]. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con productos nacionales surgen necesidades nuevas que reclaman para su satisfacción los productos de los países y los climas más lejanos. En lugar del antiguo aislamiento de las provincias y de las naciones que se bastaban a sí mismas, se desarrollan relaciones universales; una interdependencia universal de las naciones” (1).
La gran potencia del siglo XIX
No obstante, este sistema global emergente era asimétrico. Los nuevos países industrializados constituían el “punto de partida y el punto de llegada de vastos tráficos” y de industrias provechosas; concentraban riqueza, saberes y experiencia, al tiempo que inhibían su eclosión en otra parte. Como escribe Fernand Braudel concisamente: “El centro es la punta dominante, la superestructura capitalista del conjunto de la edificación. Como hay reciprocidad en las perspectivas, si el centro depende de los suministros de la periferia, ésta depende de las necesidades del centro, que le dicta su ley” (2).
Así, la unificación de la economía mundial se llevó a cabo con violencia. A lo largo de guerras de conquistas prácticamente incesantes, ciertas partes del mundo cada vez más importantes fueron incorporadas a las redes de producción e intercambio de los imperios coloniales. Escaso en 1750 (27 millones), el número de “subalternos” bajo dominio directo de Europa explotó en el siglo XIX: 205 millones en 1830, 312 millones en 1880 y 554 millones en 1913. A estas poblaciones de los imperios formales, territorializados, se sumaron las de países supuestamente independientes, pero sometidos a los sistemas coercitivos de control a distancia y a las disciplinas imperiales informales. Así, a inicios del siglo XX, cerca de la mitad de la población mundial se encontraba inserta a la fuerza en una división internacional del trabajo que respondía únicamente a las necesidades de los nuevos países industrializados.
En ese entonces Gran Bretaña dominaba ese sistema, controlando los mares, la producción y los intercambios. A mediados del siglo XIX, con tan sólo el 2% de la población mundial, producía el 53% de hierro, el 50% de carbón y de lignito, y consumía casi el 50% de la producción mundial de algodón para alimentar su industria textil. Su consumo energético equivalía entonces a 5 veces el de Estados Unidos o de Prusia, 6 veces el de Francia y 150 veces el de Rusia. Gran Bretaña representaba por sí misma un cuarto del comercio mundial y dos tercios del intercambio de productos manufacturados.
Aunque en el plano industrial Gran Bretaña fuera alcanzada por Alemania y superada por Estados Unidos, el imperio territorial británico que se extendía desde el Pacífico hasta el Atlántico, pasando por Asia del Sur, África y Medio Oriente, englobaba en 1913 un cuarto de la población mundial. Londres constituía el corazón de las finanzas mundiales y de las inversiones internacionales. Estas inversiones en constante crecimiento, globalizadas pero principalmente concentradas en los dominions en América Latina y en Estados Unidos, proporcionaban el 10% de sus ingresos globales en 1914.
Antes de esta fecha, escribía el economista John Maynard Keynes, “un habitante de Londres podía, al tomar su té por la mañana, pedir por teléfono los variados productos de toda la Tierra en la cantidad que lo satisficiera (…); arriesgar su riqueza en los recursos naturales y las nuevas empresas de cualquier parte del mundo (…); enviar a su criado al banco más próximo para proveerse de tanto metal precioso como le pareciera conveniente; [y] partir para tierras extranjeras, sin conocer su religión, su lengua o sus costumbres, llevando encima riqueza acuñada” (3).
El primer cimbronazo
Esta “primera globalización” terminó brutalmente en 1914, cuando la conjunción de nacionalismo y militarismo asestó un golpe fatal al orden internacional europeo-céntrico del siglo XIX. La guerra sacó a la luz la contradicción entre las lógicas nacionales de poder y expansión y la lógica transnacional del capitalismo. Hizo tambalear a los imperios europeos estimulando, como lo reconoció el dirigente conservador británico Lord Curzon, un “increíble desarrollo” de las fuerzas y aspiraciones anticoloniales. Abrió la vía a la revolución bolchevique en Rusia y creó el fermento del fascismo. Por último y sobre todo, al agotar a Europa, aceleró bruscamente el desplazamiento sistémico del centro del viejo continente hacia Estados Unidos.
Este país ya constituía un importante eslabón de la primera globalización. Aún antes de la Independencia de 1776, las colonias británicas de América del Norte aparecían como un componente esencial del sistema económico transatlántico, basado en la extracción y el comercio de recursos coloniales. Después de la Independencia, el papel de Estados Unidos en los flujos transatlánticos se incrementó considerablemente.
La industria internacionalizada del algodón ilustró este poderío creciente. Hacia 1850, representaba el 20% del total neto de las importaciones y casi la mitad del valor de todas las exportaciones británicas (4). Durante el mismo período, Estados Unidos se convirtió, gracias a las plantaciones del Sur, en el primer productor de algodón. En 1820 era fuente del 20% de la producción mundial; cuarenta años más tarde aseguraba dos tercios de la misma, antes de que la guerra de Secesión pusiera fin a la esclavitud.
De manera que, a partir del siglo XIX, Estados Unidos y Europa estuvieron inextricablemente ligados, no sólo por el comercio sino también a través de los flujos transnacionales de capitales y de poblaciones. Estos flujos favorecieron el poblamiento y la organización de territorios adquiridos, a menudo por la fuerza, durante la primera mitad de siglo. Esta fase de expansión territorial ininterrumpida debe entenderse como una variante de la expansión colonial europea. Encuentra sus raíces en fuerzas materiales y representaciones culturales y raciales comunes a todas las sociedades coloniales e integra el movimiento global expansionista de la época.
Estados Unidos y su “destino manifiesto”
No obstante el mito del aislamiento estadounidense, este país buscó y adquirió un lugar cada vez más importante a nivel internacional: a menudo se comprometería en operaciones intrusivas en la periferia colonial recientemente constituida, a veces al lado de las fuerzas armadas europeas: entre 1846 y 1898, Estados Unidos llevó a cabo 28 intervenciones militares en América Latina y 19 en la zona Asia-Pacífico, al tiempo que realizaba constantes “operaciones” contra los amerindios en el interior del continente.
La guerra contra España en 1898 y la colonización de Cuba y de Filipinas marcaron un momento de transición entre esta primera fase expansionista y aquella, más informal pero más amplia, posterior a 1945. A mediados del siglo XIX, los expansionistas estadounidenses interpretaron la ampliación territorial como una expresión de su “destino manifiesto” (5) de asentar su supremacía sobre el continente y, más allá, sobre Occidente en su conjunto.
Al reinterpretar la historia mundial a partir de su nueva posición de predominio industrial (concentraban el 23,5% de la producción manufacturera mundial, contra el 18% de Gran Bretaña en 1900) y del creciente alcance de sus compromisos internacionales, los expansionistas de fines de siglo imaginaron el ascenso estadounidense como el resultado de un proceso histórico de selección y sucesión imperial que comenzaba en los antiguos grandes imperios y concluía en Estados Unidos. Anticipando la próxima “supremacía económica mundial” del país, un allegado al presidente Theodore Roosevelt escribía en 1900: “No hay razón para que Estados Unidos no se convierta en un centro de riqueza y poder superior al que jamás fueron Inglaterra, Roma o Constantinopla” (6).
Las dos guerras mundiales confirmaron esta visión del devenir histórico. Tras el primer conflicto, las elites británicas debieron avenirse a la idea de una pax anglo-saxonica, es decir, a compartir las “responsabilidades” mundiales con Estados Unidos. Pero éste ya entreveía la futura pax americana.
En 1939, el influyente internacionalista Walter Lippman escribía: “Mientras duró la generación a la que pertenecemos, se produjo uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad. La potencia que controla la civilización occidental cruzó el Atlántico” (7). En 1946, el presidente Harry Truman retomó la idea de una sucesión imperial: “Desde la Persia de Darío I, la Grecia de Alejandro, la Roma de Adriano, la Gran Bretaña de Victoria (…), ninguna nación ni grupo de naciones ha estado investido de nuestras responsabilidades” (8).
En efecto, después de 1945, Estados Unidos se encontraba en el centro y en la cima: reemplazó a Europa, reestructuró y modernizó la economía mundial capitalista e instituyó sistemas de alianzas internacionales securitarios que perduran en la actualidad. A pesar de la “bipolaridad” de un mundo dividido entre un bloque capitalista y un bloque comunista, Estados Unidos siguió dominando el sistema internacional durante las décadas de la posguerra. Contrariamente a las prematuras previsiones de “decadencia” de las décadas de 1970 y 1980, al terminar la Guerra Fría este país se encontraba en el corazón del segundo ciclo de globalización.
Dado que Estados Unidos se convirtió en la única “superpotencia” en una economía capitalista globalizada, sus elites comenzaron a soñar con un nuevo “siglo estadounidense”. En 1998, Zbigniew Brzezinski afirmaba que “hoy, la extensión y la omnipresencia de la potencia mundial estadounidense son únicas” (9). Tres años más tarde, Henry Kissinger evocaría “la ascendencia global de Estados Unidos (…), muy superior a la de los más grandes imperios del pasado” (10). Este momento de triunfalismo no duró mucho. En el medio se produjeron dos guerras y la crisis financiera y económica. Sin embargo, las representaciones imperiales perduran: ¿acaso Barack Obama no se fijó como objetivo global “hacer de este siglo otro siglo estadounidense”? (11).
Ahora bien, el sistema mundial tiende, en la actualidad, inexorablemente hacia el policentrismo. La nueva emergencia de Asia y de otras grandes regiones poscoloniales durante estas últimas décadas y el nuevo rol de países-continentes que, como China, representan el papel de centros semiautónomos del capitalismo mundial, cambia la configuración de base del orden internacional. Sin ninguna duda, Estados Unidos seguirá siendo una enorme potencia. Pero tendrá que acomodarse al pluralismo y a un papel más modesto en los asuntos mundiales.
Por Philip S. Golub. Profesor en la Universidad Americana de París (AUP), autor del ensayo Une autre histoire de la puissance américaine (Seuil, París, 2011), del que aquí publicamos algunos extractos.
NOTAS :
1. Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista, 1848.
2. Fernand Braudel, La Dynamique du capitalisme, Arthaud, París, 1985.
3. John Maynard Keynes, Les Conséquences économiques de la paix, Gallimard, París, 1919.
4. Eric J. Hobsbawm, Industry and Empire: From 1750 to Present Day, Penguin Books, Londres, 2000.
5. Reginald Horsman, Race and Manifest Destiny. The Origins of American Racial Anglo-Saxonism, Harvard University Press, Cambridge,1999.
6. Brooks Adams, America’s Economic Supremacy, The Macmillan Company, Nueva York, 1900, p. 51.
7. Walter Lippmann, “The American Destiny”, Life Magazine, Nueva York, 1939.
8. Citado por Donald W. White, “History and American Internationalism. The Formulation from the past after World War II”, en Pacific Historical Review, vol. 58, Nº 2, University of California Press, Berkeley, mayo de 1989, p. 151.
9. Zbigniew Brzezinski, The Grand Chessboard. American Primacy and its Geostrategic Objectives, Basic Books, Nueva York, 1998, p. 23.
10. Henry Kissinger, Does America Need a Foreign Policy?, Simon & Schuster, Nueva York, 2002, p. 19.
11. Observaciones del presidente Barack Obama ante una sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso el 24-2-09.
Traducción: Teresa Garufi
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viernes, 27 de enero de 2012
FAMATINA: Una Oportunidad, por Eloy Oscar Gandulfo (para Facebook y “Mirando hacia adentro” 27-01-12)
El tema FAMATINA pone a muchos ante la disyuntiva, si defender; mirar para otro lado; o lo que es peor despreciar la cuestión.
Al defender, muchos nos pueden hacer creer que se esta siendo funcional a la derecha, o a grupos contrarios a los intereses Nacionales; mirar para otro lado es de otras épocas y despreciar es olvidar la década del 90` y los años anteriores a esta, donde las luchas por reclamos justos fueron una constante y donde el Estado se desentendía en absoluto de los asuntos que debían ser de su competencia.
Bien, ¿como hacemos para defender algo justo que grupos oportunistas quieren tomar como bandera para hacer retroceder éste modelo de País, de las cuales muchas de sus conquistas son una piedra en sus zapatos, sin ser serviles a estos? Ese es el gran interrogante.
Creo que se debe llevar la batalla a nuestro terreno, que es la esfera de lo político, ámbito que recuperamos a partir del 2003 y zona que le duele al enemigo, los grupos contrarios al gobierno se escudan o esconden detrás de la discusión netamente ambiental, lo cual gente noble, inocente y hasta ingenua puede sumarse a esta reclamación y multiplicar sus voces, el problema somos nosotros que damos la discusión ahí, donde ellos nos plantean; NO sería conveniente plantear un debate político-estratégico que supere lo ambiental, que pasaría si mañana vamos un grupo de compañeros a el FAMATINA con consignas no solo ambientalistas, sino con consignas Nac & Pop, donde no solo demandemos por la no contaminación ambiental, cuidado del agua, etc., etc.; sino que además exijamos que TODO lo extraído en suelo Argentino, sea para los Argentinos y solicitemos la inmediata retirada de los capitales extranjeros para dar oportunidades a capitales Nacionales y Populares??, estaría allí la prensa entreguista que esta hoy?, viajarían payasos como Nito Artaza?, ¿Qué dirían si dijéramos que el capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social?, y si instáramos a la expropiación con fines de utilidad pública??; que bonito escándalo sería.
Lo mejor que siempre ha hecho la conducción que nos gobierna es redoblar las apuestas y a sabido estar a la vanguardia de su militancia, siempre hemos corrido detrás de la coyuntura, siempre estuvieron un paso delante nuestro; no habrá llegado la hora de darle soporte a la Presidenta para que vean que cuando decimos que vamos por la profundización del modelo, vamos en serio, y que en lugar de esconder la cabeza como el avestruz o enojarnos, avancemos firmes sin dejarnos arrebatar banderas que son nuestras. El mal recuerdo de la 125 y el voto no positivo debe ser un ejemplo a no repetir, tenemos sobradas herramientas para ganar la batalla, no hay razones para dejarlos crecer.
Por Eloy Oscar Gandulfo
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