A Donald Trump le toca la tarea de la firma del armisticio tras el fracaso de las políticas norteamericana que dieron lugar a la derrota de la llamada guerra de Ucrania.
Lo más difícil es firmar una derrota disfrazándola por lo menos de empate.
Le toca a Zelenski, quien al igual que Milei es un payaso del circo mediático devenido en fascista de última generación, ser el "pato de la boda" en esta ocasión. Se le atribuirá la responsabilidad principal en la derrota militar mientras que Biden cargará con la culpa de "ceguera estratégica". Los dólares extraviados por Zelenski darán lugar a una interminable "investigación" y el olvido en llamar a elecciones para renovar su "legitimidad" son la excusa ideal para exigir su renuncia y el abandono del escenario.
Sin asumir la derrota en Ucrania como propia, sin reconocer de que se trata de una crisis cuasi final del neoliberalismo occidental, EEUU pretende negociar en una cumbre de Putin con Trump, como si se tratara de una YALTA 2, un nuevo reparto del mundo. Una Cumbre de la paz en Europa sin Europa sin Ucrania y sin China.
Previamente Donald Trump ya anunció con que EEUU se quiere quedar: el Canal de Panamá, el Golfo de México rebautizado (como Golfo de América), Canadá y por si esto fuera poco Groenlandia. América para los norteamericanos. El océano es ancho dice, y ustedes (rusos y chinos) quédense con la parte de allá (que no es poco, reconozcamos).
¿Aceptaremos los verdaderos americanos (que no descendemos del árbol ni de los barcos, sino de los pueblos originarios) ésta infame negociación?
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