Fui a ver con mi hijo a los guardianes intergalácticos, no me gustó, pero la película del hijo semidios que lucha contra el padre Dios me hizo pensar en la subjetividad que Hollywood produce: porque hace un par de años eran 85 los tipos mas ricos del mundo que tenían la misma renta que los 3500 millones mas pobres, y el año pasado esa desigualdad se redujo a 62; pero Oxfam informó al G20 este verano que eran solo 8 los tipos mas ricos con la misma renta que la mitad mas pobre. Eso quiere decir que el año que viene produciremos un solo semidios que iniciará el camino de convertirse en Dios en los próximos años del Siglo XXI.
En la película, las baterías robadas son el factor que permitirá destruir el cerebro del Dios escondido en el centro del planeta Ego cuyo plan es reconfigurar el universo. Sigo pensando, o creyendo, a pesar de los haqueos planetarios masivos, que la perspectiva deleuzeana de apostar a la multiplicidad es la única respuesta al Uno que viene. Lo que si me gustó fue un personaje empático, que percibe los sentimientos de los otros, como mi hijo, al que también la película le hizo pensar, y le gustó, mas que al "ego intelectual" de su padre.
por Marcel Bertolesi.
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