domingo, 10 de junio de 2018
El ingreso a OCDE, otro corcé neoliberal, por Emiliano Guido (para "Nuestras Voces" del 06-06-18)
6 de junio de 2018
El gobierno nacional aspira a obtener una membresía en el club de países desarrollados en el segundo semestre. Cambiemos presenta el ingreso a la OCDE como el tercer hito de su política exterior comercial, en línea con haber organizado la cumbre de la OMC y su rol como anfitrión del G20. En realidad se trata del principal foro internacional para la implementación de reformas neoliberales, especialmente de apertura comercial. La sociatura no es gratis, claro. El mega decreto de la reforma estatal, la futura reconversión del INDEC en un organismo “independiente” y reformas públicas pro “transparencia” son algunas de las exigencias institucionales para moldear un Estado líquido que maride con los acuerdos de libre comercio. El ajuste después del ajuste.
Vuelve el “segundo semestre” a la narrativa de Cambiemos. En este caso, los funcionarios del gobierno anclan su optimismo a la segunda parte del año para referir a que en esos meses más cálidos llegará su ansiada membresía al club de países nucleados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pronto a cumplir medio siglo de vida y con 37 miembros, la OCDE hoy es el principal foro global en el fomento de reformas institucionales neoliberales. Así como el Fondo Monetario Internacional evalúa y reordena los números macroeconómicos en las cuentas de un país, la OCDE pone el celo de su monitoreo en el cuerpo estatal. Además, el visto bueno del organismo funciona como una especie de “sello Iram” del libre mercado.
Sí una nación sortea el minucioso examen de sus comisiones técnicas, los flujos financieros pueden concluir que esa plaza cuenta con garantías de inversión. México y Chile, dos de las economías más abiertas del arco latinoamericano, ya pasaron la prueba. Colombia acaba de lograrlo. El gobierno de Mauricio Macri aspiraba a recibir el “aprobado” en la reciente reunión ministerial de la OCDE que se realizó en París. La Cancillería adujo un embrollo administrativo burocrático dentro de la maquinaria evaluadora de la OCDE para justificar no haber obtenido el check-in. “El Gobierno espera que se concrete en la segunda mitad del año. Revertir la falta de acuerdo entre los miembros de la OCDE excede las posibilidades de los candidatos. Incluso, en el caso de la Argentina, que si bien reúne el consenso unánime de los 37 países que la integran para iniciar el proceso, el organismo ha sido incapaz de lograr un acuerdo respecto al resto de las candidaturas en curso: Brasil, Rumania, Perú y Bulgaria”, adujo una fuente diplomática al portal Infobae. Nuevamente, la luz aparecería en el segundo semestre.
El examen de la OCDE promete ser exhaustivo. Colombia demoró cinco años en aprobarlo. El país caribeño debió encarar 23 puntos de reforma en la administración estatal. El gobierno argentino, por lo pronto, puso a disposición de los comités evaluadores del organismo toda la información requerida de sus ministerios nacionales y organismos descentralizados. ¿Qué mira el organismo? La experiencia indica que observa el comportamiento de todas las políticas públicas: calidad educativa, gobierno abierto -más digitalización y puesta on line de la información-, tamaño del Estado, reconversión técnica de áreas gubernamentales en entes técnicos bajo fiscalización académica. Con esa línea, Cambiemos busca convertir el INDEC en un organismo no estatal, un “Banco Central” de las estadísticas.
El ex Viceministro de Economía argentino Emanuel Álvarez Agis toma con humor ante Nuestras Voces el esfuerzo fitness del macrismo por amoldarse a los lineamientos de la OCDE. “Esperar con fe el fallo de la OCDE para mí es equiparable a que un futbolista le pregunte a (Lionel) Messi qué debería hacer todos los días para poder jugar en el Barcelona. Sí un jugador de fútbol medio entrena fuerte para estar al nivel de Messi, se va a lastimar. Acá sucede algo parecido. La OCDE le va a exigir a Macri que ajuste jubilaciones según inflación, porque en los países desarrollados del organismo las prestaciones previsionales ya llegaron a un nivel aceptable. Pero, sí nosotros hacemos eso, vamos a terminar congelando las jubilaciones en los actuales niveles, que ya son bajos. Ingresar a la OCDE es como entrar a un club social de gente que posee cuatro veces tus ingresos. Difícil que termines sintiéndote cómodo”, esgrime con ironía el profesor universitario de la Universidad Arturo Jauretche.
En dialogo con Nuestras Voces, Andrés Pizarro -integrante del Centro Economía Política Argentina (CEPA)- critica la arrogancia con la que OCDE se presenta al mundo: “se creen una vidriera del capitalismo global”. “El organismo, supuestamente, exige una serie de requisitos para aceptarte en sus filas. Pero, sí observamos otros casos regionales podemos concluir que los condicionamientos reales pasan por aumentar el intercambio comercial entre sus miembros, y distender las políticas de patentamiento y copyright. Un paso previo tenido en cuenta por los comités examinadores es evaluar la predisposición del país con los principales tratados de libre comercio. México llegó a la OCDE previa adhesión al NAFTA (asociación libre aduanera de América del Norte). Con Chile ocurrió lo mismo: su firma del TLC bilateral con Estados Unidos le sumó puntos ante la OCDE. Nosotros, Argentina, que somos parte del Mercosur, con el posible ingreso a la OCDE, empezaríamos a jugar con los criterios geocomerciales de los países de la Alianza del Pacífico”, complementa el especialista en temas internacionales de EPPA.
El caso colombiano
El gobierno en retirada de Juan Manuel Santos intentó mejorar el desempeño electoral de su candidato en la primera vuelta, Germán Vargas Lleras, haciendo gala del reciente ingreso de su país a la OCDE. Finalmente, el delfín de Santos no sólo quedó fuera del balotaje, si no que finalizó en un lejano cuarto puesto con un magro 7% de los votos totales. Nuestras Voces habló con Enrique Daza, investigador del grupo de estudios Justicia Tributaria para conocer cómo resultó la experiencia de Colombia durante el proceso evaluador con el jurado de la OCDE.
“El organismo se concentró en evaluar tres segmentos de nuestra administración: comercio internacional, el capítulo laboral, y la temática ambiental. Pero, claro, nuestro país está por debajo de los estándares que exige la OCDE en compromisos educativos, científicos y de reforma institucional. Por ejemplo, en inversión científico- tecnológica el grado de modernización alcanzado por Colombia es muy bajo. Por ese motivo, había una percepción general de que no íbamos a ser aceptado por el comité evaluador. Evidentemente, esos estándares no requerían una exigencia tan fuerte. Eso demuestra que, en última instancia, lo que prima en la OCDE, al momento de evaluar a una administración, es observar sí hay voluntad política de ese gobierno por acompañar los nuevos lineamientos centrales del aperturismo económico global”, concluye desde Bogotá Enrique Daza.
El especialista tributario colombiano centra las criticas al doble discurso del organismo en el capítulo laboral. Daza advierte que, tras los pedidos de la OCDE por reglamentar el mercado del trabajo, se esconde el interés de los países centrales por elevar el costo exportador de las naciones emergentes.
“Los técnicos del organismo insistían en criticar la informalidad del trabajo en nuestro país. Ellos usan el lema trabajo decente como matriz de reformas. Esa idea está muy en consonancia con los postulados del libre comercio. El aumento de juzgados laborales, el derecho a la sindicalización, fueron algunos de los puntos exigidos. Y el gobierno accedió a cumplimentar algunas de esas reformas. Pero, claro, esos pasos dados por el gobierno no han modificado la enorme precariedad laboral existente en Colombia”, comienza advirtiendo el referente de Justicia Tributaria, y acto seguido acota que: “Es que a la OCDE lo que, realmente, le interesa es que no haya dumping laboral. Ellos no quieren que Colombia exporte mercancías producidas por debajo de los costos promedios del mercado global. Eso es interpretado como una competencia desleal por las potencias occidentals. Una mano de obra informal, dice la OCDE, puede producir mercancías más competitivas. En la agenda ambiental propugnada se reproduce una lógica de condicionamientos similar. Ellos reclaman que no se lesione el patrimonio ambiental. ¿Por qué? Porque, nuevamente, buscan convencer a las economías periféricas de no ganar competitivad en base a incrementar el pasivo ambiental”.
Evidentemente, el relato modernizador de la OCDE le da oxígeno a la supuesta utopía antiburocrática que dice encarnar Cambiemos. El macrismo aduce que busca un Estado ágil, proactivo, sin “grasa militante”. Pero, una nimia máquina burocrática puede derivar en un Estado anémico, falto de reflejos, desangelado en su andar. Acostumbrado a la pose discursiva, Cambiemos busca convertirse en un (Estado) hippie con OCDE.
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1 comentario:
"Cambiemos busca convertirse en un estado hippie en la OCDE".Me quedo con esta expresiva frase.
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