Arriba : Encuentros de los presidentes de UNASUR
Fue una decisión difícil, compleja, porque la situación era confusa, y el grupo de dirigentes que impulsó esta medida era muy heterogéneo. Incluía a españoles y criollos, jóvenes y viejos, porteños y gente del Interior (incluyendo a Saavedra que era potosino, hoy diríamos “boliviano”), conservadores y revolucionarios, laicos y clérigos. El único acuerdo concreto al que pudieron llegar fue quitar de en medio al Virrey ; todo lo demás fue objeto de una ardua discusión. Entre el sí y el no, a veces se quedaron en el NI.
Y en estas discusiones aparecen todas las grandes contradicciones de la Historia Argentina, tanto las viejas contradicciones que parecen superadas -¿lo están?-, como las nuevas que no lo son tanto.
Ya desde el 26 de mayo comenzaron las disputas en torno a estas contradicciones.
El Virrey había sido destituido por un grupo de vecinos de la capital de un Virreinato que incluía, en términos del siglo XXI, a Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay, y algunos territorios que hoy son parte de Chile y Brasil. Surge inmediatamente la discusión de cómo debía darse participación al Interior.
Este problema provocó el comienzo de la disputa de Mariano Moreno con Cornelio Saavedra (personajes disímiles si los hay) en la que aparecen concepciones muy distintas acerca de las formas de gobierno, acerca de las formas de participación popular.
Montada sobre estas discrepancias de base, la Revolución de Mayo avanzó a los tropezones, logrando éxitos y fracasos, hasta llegar a la Asamblea del Año XIII, convocada para proclamar la independencia y promulgar una Constitución …
Ambos objetivos quedaron para más adelante…
La Asamblea del Año XIII dejó al descubierto las otras dos grandes contradicciones que existían en la sociedad.
Adrián Corbella
Hace doscientos años un puñado de “vecinos" de Buenos Aires (españoles o criollos que poseían un inmueble en la ciudad), en el marco de una gran agitación en la ciudad, se reunieron en un Cabildo abierto y decidieron destituir al Virrey Cisneros, quien representaba a un gobierno que ya no existía (El rey Fernando VII estaba preso en Francia), y reemplazarlo por una Junta “Popular”, que gobernaba en nombre del rey preso. Curiosamente, la Primera Junta continuó utilizando como símbolo los colores españoles. La bandera de España siguió luciendo orgullosa en el Fuerte de Buenos Aires durante varios años.
Fue una decisión difícil, compleja, porque la situación era confusa, y el grupo de dirigentes que impulsó esta medida era muy heterogéneo. Incluía a españoles y criollos, jóvenes y viejos, porteños y gente del Interior (incluyendo a Saavedra que era potosino, hoy diríamos “boliviano”), conservadores y revolucionarios, laicos y clérigos. El único acuerdo concreto al que pudieron llegar fue quitar de en medio al Virrey ; todo lo demás fue objeto de una ardua discusión. Entre el sí y el no, a veces se quedaron en el NI.
Y en estas discusiones aparecen todas las grandes contradicciones de la Historia Argentina, tanto las viejas contradicciones que parecen superadas -¿lo están?-, como las nuevas que no lo son tanto.
Ya desde el 26 de mayo comenzaron las disputas en torno a estas contradicciones.
El Virrey había sido destituido por un grupo de vecinos de la capital de un Virreinato que incluía, en términos del siglo XXI, a Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay, y algunos territorios que hoy son parte de Chile y Brasil. Surge inmediatamente la discusión de cómo debía darse participación al Interior.
Y allí aparecen dos viejos temas de nuestra Historia : la relación Capital-Interior, que tantas luchas y disputas ha provocado a lo largo de doscientos años, y la relación de Argentina con los vecinos y hermanos de nuestra América Latina, cuyo carácter ha sido objeto de discusiones desde allí hasta nuestros días.
Este problema provocó el comienzo de la disputa de Mariano Moreno con Cornelio Saavedra (personajes disímiles si los hay) en la que aparecen concepciones muy distintas acerca de las formas de gobierno, acerca de las formas de participación popular.
Montada sobre estas discrepancias de base, la Revolución de Mayo avanzó a los tropezones, logrando éxitos y fracasos, hasta llegar a la Asamblea del Año XIII, convocada para proclamar la independencia y promulgar una Constitución …
Ambos objetivos quedaron para más adelante…
La Asamblea del Año XIII dejó al descubierto las otras dos grandes contradicciones que existían en la sociedad.
Por un lado, mostró lo difícil que siempre ha sido para los argentinos asumir una postura clara frente a los poderes mundiales de turno, superar las disputas y diferencias, y escapar de las indefiniciones .
Por el otro, la Asamblea rechazó a los diputados orientales (porque habían sido elegidos de una forma excesivamente democrática) provocando la ruptura de José Gervasio de Artigas con Buenos Aires y el nacimiento oficial de las guerras civiles, en las que se refleja, amén del viejo enfrentamiento Capital-Interior, el aún más viejo enfrentamiento entre una elite urbana de origen y formación europea, y masas populares por entonces de carácter rural o suburbano (los "gauchos" y los “orilleros”) de raigambre “criolla”, profundamente latinoamericanas. Con otra cultura, con otra mentalidad, con otra forma de vida. Dos mundos en uno, coexistiendo , combatiéndose…
No es de extrañar que, con estas contradicciones de base, nuestra historia haya sido tan turbulenta, tan repleta de antinomias, de enfrentamientos, de proscripciones, de represión, de dictaduras, de sangre, plagada, en el siglo XIX de Guerras Civiles, y en el XX de Golpes de Estado.
Y no debe sorprendernos; no es un destino trágico sino simplemente que no hemos podido superar, resolver, esas viejas contradicciones. Porque en otros países se ha logrado un consenso acerca de ciertos temas clave, que se transforman en política de Estado, y que no están en discusión en cada elección.
Aquí está en discusión todo ya que, desde hace muchas décadas, no hay consenso acerca de temas fundamentales.
Cada uno va hacia un lado distinto. Recorremos un camino, luego lo desandamos, luego repetimos lo mismo hacia otro lado, y después de muchos años nos encontramos otra vez en el punto de partida. Y todo se repite…
No nos ponemos de acuerdo como no lo hicieron Moreno y Saavedra, San Martín y Rivadavia, Lavalle y Dorrego, Rosas y Sarmiento, Mitre y Peñaloza, Roca y Alem, Yrigoyen y los conservadores, Perón y la Unión Democrática, Aramburu y Lonardi, Frondizi y Balbín… Y podríamos seguir…
En Argentina siempre parece haber dos visiones contrapuestas e irreconciliables, porque no hemos definido nuestros objetivos, porque todo está en disputa…
Quizás el Bicentenario nos sirva para reflexionar, para analizar un poco nuestra Historia, y decidir HACIA DÓNDE QUEREMOS IR…
Hoy es 25 de Mayo…
TENEMOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD…
Adrián Corbella
2 comentarios:
Excelente editorial Adrian, todo muy clarito y didactico, como nos tenes acostumbrados. Adhiero plenamente a la frase/deseo "tenemos una segunda oportunidad....." y yo le agrego; ".....depende exclusivamente de nosotros no dejarla pasar". Pedro Izaguirre
Depende de nosotros... y de ellos... En 2011 definimos...
¿Volvemos a dar marcha atrás, a desandar el camino, a re-liberalizar, a comprar vaselina para unas nuevas "relaciones carnales"?
¿O seguimos pensando en Unasur?... ¿O seguimos pensando en enterrar definitivamente el modelo del ¡¡¡siglo XIX!!! y nos paramos en el siglo XXI?...
Porque los que miran para "el pasado" son ellos...
Eso para un dinosaurio es inevitable...
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