Por JOSÉ IGNACIO DE MENDIGUREN
15/02/2019
La oposición al gobierno, tanto en la dirigencia política como en la sociedad, está efectivamente unida. Está unida en torno a un diagnóstico común: el camino económico que eligió el presidente Macri está equivocado. La materialización política de esa unidad no tiene que discutir, en esta instancia, el nombre de una candidatura sino la sustancia de un programa.
A más de tres años de gestión, no solo están a la vista los resultados del modelo de especulación financiera que promueve el gobierno, sino que también está claro que la respuesta del equipo económico a la crisis ha sido de profundizar un rumbo que, como advertimos desde el comienzo, no haría más que llevarnos a la crisis actual.
En este contexto, primero tenemos que ponerlos de acuerdo en un programa de coyuntura, que busque paliar la crisis que viven las pequeñas y medianas empresas de nuestro país, atosigadas por una tormenta perfecta de caída de la actividad, tasas de interés por las nubes y suba exorbitante de tarifas. Los anuncios del gobierno esta semana no son más que una gota en medio del desierto de la recesión. En diciembre, en cambio, presentamos un proyecto de Emergencia Productiva, con medidas concretas y de aplicación inmediata para evitar que la crisis siga dejando en el camino las empresas que emplean a la gran mayoría de los argentinos.
Las fuerzas de la oposición tenemos la responsabilidad de impulsar esta legislación apenas comience el año parlamentario en marzo. Incluye el restablecimiento de beneficios para economías regionales, prorrogar incentivos fiscales para la inversión productiva, ampliar el acceso al crédito a tasa competitiva, la suspensión por 180 días de embargos de la AFIP a las pymes, establecer un criterio de razonabilidad para las tarifas según la indicación de la Corte Suprema y eliminar las retenciones para las exportaciones de pymes, entre otras medidas.
Avanzar rápido con esta agenda de control de daños es clave para que las pymes no bajen los brazos.
En paralelo, más estructuralmente, tenemos que delinear los puntos básicos del plan del próximo gobierno, que no va a tener una tarea fácil para romper el círculo vicioso de la deuda y la especulación financiera que inauguró la administración de Cambiemos. Llama la atención que muchos se sorprendan por los resultados que este modelo está generando en la economía real, que es la que le importa a la mayoría de los argentinos: que la mitad de la industria esté parada, la producción haya caído 14,7% en diciembre o se hayan perdido más de 100.000 puestos industriales. Es la consecuencia natural de un plan económico que no tiene en cuenta a los actores reales de la economía.
Propongo entonces un acuerdo de unidad en torno a tres puntos concretos:
1. Convocar e institucionalizar un Consejo Económico y Social, que convoque a empresarios y trabajadores a acordar y diseñar una estrategia de desarrollo con metas concretas, basada en la producción, la innovación y el conocimiento.
2. Orientar TODAS las políticas públicas a la producción para convertir al círculo vicioso en uno virtuoso donde la meta sea el crecimiento y no el ajuste.
3. Estructurar una agenda de relaciones exteriores, políticas y comerciales, en línea con esa agenda de desarrollo.
La unidad tiene que estructurarse sobre una agenda como esta. Si se logra, las candidaturas serán anecdóticas. La crisis nos impone ser audaces en la propuesta, pero generosos en la construcción. No hay lugar ni tiempo para las dudas.
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