Arriba : Mauricio Macri, Miguel Torres del Sel y los globitos de colores.
“Esta huelga es política”… ¿Quién no ha escuchado denostar una medida de fuerza sindical a partir de ese argumento? … Quien hace esa afirmación pretende sostener que las razones aducidas por los trabajadores y sus representantes sindicales para realizar la huelga (salarios, condiciones de trabajo), no son el verdadero motivo, sino que hay detrás, ocultas, intencionalidades “políticas” inconfesables …
El problema es que se está usando mal el término “política”, ya que todo paro es “político”, y no puede ser de otra manera. Una huelga es un reclamo para que se modifique la política salarial o laboral de una empresa o gobierno. Si ese reclamo no es el motivo real de la protesta, deberíamos hablar de un interés partidario, de la defensa de intereses supuestamente ajenos al motivo del conflicto. Y no de una huelga “política”…
Muchísima gente utiliza la palabra “política” con un sentido que no es el que realmente tiene.
Sin embargo este uso no refleja un problema lingüístico, sino una concepción ideológica.
El gran problema es que “ideología” es otra palabra que suele utilizarse mal. Porque la ideología de una persona no es otra cosa que la suma de las ideas, concepciones, criterios y puntos de vista que guían el accionar social de esa persona. Si uno toma a un ciudadano común y le hace una encuesta sobre temas tan diversos como inseguridad, inflación, aborto, adicciones, control de natalidad, matrimonio igualitario, problemáticas laborales , o cualquier otro tema social, político o económico que se quiera incluir (la lista podría ser interminable), sus respuestas nos brindan un auténtico “mapa” de la ideología de esa persona. Hay personas que tienen una ideología “con nombre y apellido”, y uno puede decir de ellas : “es liberal”, o “es socialista”, o “es fascista”, o “es anarquista” ; pero la inmensa mayoría tenemos una mezcolanza que constituye una ideología muy personal, híbrida, ecléctica, “impura”. Pero de lo que no cabe duda es de que todos tenemos una ideología …
Sin embargo, hay personas que utilizan el término “ideológico” como algo negativo, como algo que descalifica el pensamiento de otros (contraponiéndolo a la supuesta “pureza” no ideológica del pensamiento propio).
Este uso tan particular de conceptos como “política” o “ideología” refleja un pensamiento neoliberal.
El neoliberalismo se planteó en los noventa, tras la caída del Muro de Berlín y el ocaso del bloque soviético, no como una postura político-ideológica más sino como la Verdad Final de la Historia de la Humanidad. Por eso insistían con conceptos como el del “Fin de las ideologías” y el “Fin de la Historia”. Eso es lo que se llamó el “Pensamiento Único”.
En esta concepción, el neoliberalismo se ve a sí mismo como representante de la Verdad, mientras que las demás posiciones son “ideologías” perimidas, superadas, que representan al pasado.
La lógica consecuencia de este pensamiento es que la política deja de tener sentido, ya que la política es, en un sistema democrático, la puja ideológica y electoral para definir que ideas o proyectos triunfan en cada elección… Y si hay un único proyecto que representa “La Verdad”, y los demás son “ideológicos”, la política no tiene sentido, porque no hay nada que decidir. El libreto de la obra ya está escrito, y sólo necesitamos conseguir a los mejores ejecutantes, a los actores que la representen.
En el mismo orden de pensamiento, el siguiente paso lógico es la desvalorización de los políticos como “clase”, porque representan la puja entre concepciones “superadas”. De allí la sublime y definitoria afirmación que se hizo tan popular : “Los políticos son todos iguales”.
Los políticos dejan de ser necesarios. Incluso son peligrosos, porque muchos portan ideas e ideologías propias que se contraponen a esta Verdad única. Por eso, más que políticos hace falta conseguir personas “comunes” que se ocupen de “gestionar” (es decir, de aplicar las políticas que indica esa Verdad neoliberal).
Las personas ideales para aplicar estos conceptos son aquellas que han alcanzado cierto prestigio o notoriedad en alguna rama de la actividad humana, aunque dicha actividad no tenga la más mínima relación con las tareas políticas. Allí comienza entonces el reclutamiento de empresarios, cantantes, periodistas, deportistas o humoristas para encabezar proyectos políticos neoliberales. A primera vista parecería que estas personas pueden tener un absoluto desconocimiento de la tarea que deben asumir-y generalmente es así-. Pero en realidad esa carencia es una virtud. Como no saben nada acerca de la tarea que van a emprender, se limitarán a ocupar la función que les ha sido asignada : ser actores que representen un libreto que ya está escrito, libreto que no es otro que esa Verdad casi revelada por el Dios del Neoliberalismo.
Cuando tienen éxito, generalmente son figuras que poseen una profunda ignorancia acerca de temas políticos, jurídicos, económicos y sociales, que no saben elaborar un discurso, que no pueden enfrentar un debate, que son capaces de, como hizo Miguel Del Sel, presentarse a una elección sin ninguna experiencia o inclinación política previa (ni siquiera hace humor político), prometiendo "trabajo y alegría", y con ese pobre capital casi gana una elección a gobernador ...
Todo eso importa poco, porque detrás de ellos hay “equipos”, es decir, políticos y economistas neoliberales que son los que verdaderamente realizarán las tareas, con la supervisión continua de ciertos grupos económicos concentrados que sugieren, aconsejan y coordinan… Que ejercen un auténtico poder de veto.
Estos “políticos” apolíticos , pese a su ineptitud e ignorancia, o justamente debido a ella, son muy peligrosos. Se suben al discurso de la “No Política”, que entronca con la prédica realizada por décadas de Neoliberalismo, para llevar adelante políticas muy concretas ; pero no las presentan como su política, su ideología, sino como una “gestión” neutra cuyo único objetivo es “resolver los problemas de la gente”.
La gente los vota porque son figuras mediáticas, porque ven sus caras en la televisión desde hace años y les tienen cariño ; pero en realidad no los están votando a ellos, sino a ese “equipo” de asesores que permanece en las sombras, a esos grupos económicos totalmente “invisibles” que los impulsan, que son quienes auténticamente tomarán la decisiones en caso de ganar “sus” candidatos.
La esencia de toda democracia es la disputa entre distintas fuerzas políticas (que representan distintas ideas, distintos proyectos, distintas ideologías) , por alcanzar el poder mediante el voto y llevar a la práctica esos planes.
Ser democrático implica aceptar que el otro tiene otra ideología, otras ideas, y que esas ideas son para él tan válidas como son para cada uno de nosotros las nuestras.
Aquellos que descalifican la política, aquellos que plantean su desconocimiento en temas políticos como un mérito, aquellos que utilizan términos como “político” o “ideológico” como adjetivos descalificantes, son personas que piensan que sus ideas son la Verdad Absoluta, que piensan que las ideas de los demás son arcaicas supervivencias de otros tiempos ya superados. Y que ellos son los portadores de la Luz de la Razón, de la Verdad y del Sentido Común. Estos criterios reflejan un pensamiento neoliberal no confesado. Un pensamiento que se asume como “Pensamiento Único”. Y son, por ende, profundamente antidemocráticos.
Los políticos y pensadores liberales siempre acusaron a las fuerzas políticas de sesgo más o menos “populista” (desde el viejo yrigoyenismo hasta el primer peronismo) de gobernar aplicando la vieja máxima romana : “Pan y Circo”.
El neoliberalismo ha tenido en cuenta ese principio, y ha sacado las necesarias conclusiones. Ellos rechazan la política de “Pan y Circo”.
Y decidieron simplificarla.
Ellos eligen los globos de colores.
Ellos, se quedan con el Circo.
Adrián Corbella, 25 de julio de 2011.
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El Diario24 de Tucumán
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Revista digital "Nos Comunicamos"
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Agencia Paco Urondo
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Revista digital "La Plata Joven"
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lunes, 25 de julio de 2011
LA POLÍTICA DE LA NO POLÍTICA, por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")
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2 comentarios:
Hola Adrian; te encontré buscando un material para un Apunte que estoy trabajando con relación a la toma de Moncada y el Movimiento 26 de julio. Te apunte, abrazo muy buen material tenes de consulta
Te recomiendo , doc 9,www.redaccionpopular.com. Tiene mucho sobre y escrito por autores de distintas partes de latinoamérica.
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