Estamos frente a un momento complejo de nuestra historia, nos enfrentamos a un enemigo no tradicional; CAMBIEMOS (PRO – UCR – Coalición Cívica) no es un partido político tradicional, no actúa como tal ni tiene el discurso político al que nos tienen acostumbrados nuestros dirigentes, sin importar su orientación ideológica.
Su ideología es la negación de la ideología. Su política es la negación de la política, entendida como una herramienta de transformación social. Tienen un discurso de tipo religioso con frases de unidad, consenso y afecto pero que no resisten el más mínimo análisis. Es un nuevo enemigo, es la derecha unida como nunca lo estuvo. Ahí radica su fuerza, en la unidad; lograron reunir en su alianza a todas las expresiones de derecha de nuestro país, incluyendo al radicalismo conservador y opuesto al propio Alfonsín.
Sin embargo, sus objetivos son los mismos que siempre tuvo la derecha Neoliberal: reducción real del poder adquisitivo del trabajador, concentración de la riqueza en los sectores exportadores y financieros, endeudamiento externo, persecución y represión de las voces opositoras, reformar los derechos laborales en favor de los intereses de los empresarios, reforma previsional y privatización de las empresas del estado entre otras medidas anti populares; contando además con el apoyo y complicidad del Poder Judicial y la protección criminal de los medios de comunicación.
En este sentido podemos encontrar similitudes con los procesos de ajuste vividos entre 1976 – 1983 y 1989 – 2001. Incluso en los discursos de los ministros y los periodistas pagos que disfrazan sus medidas como necesarias y graduales. Si analizamos lo arriba expresado, podemos ver que ellos tienen un apoyo a nivel nacional expresado en las últimas elecciones que legitima su lugar en el gobierno, tienen la más incondicional cobertura mediática que sirve de escudo a su impopular gobierno, tienen la complicidad de un poder judicial que actúa en función de las tapas de los diarios y también tienen una cantidad casi infinita de recursos económicos para sus campañas, para sus Trolls de internet y para sus mercenarios de la noticias.
Estamos entonces frente a un enemigo superior en recursos y poder a nosotros, pero lejos está en nosotros la idea de bajar los brazos, de no seguir resistiendo este ajuste feroz que viene por nuestros derechos, vamos a continuar peleando como lo hicieron miles de militantes a lo largo de la historia argentina. Porque los derechos que hoy tenemos, y que están siendo amenazados, se ganaron con la sangre de miles de compañeros muertos y desaparecidos. Pero no hay que confundir el contexto, no es 1976 y tampoco es 1991, no es un gobierno militar ni un gobierno peronista que traicionó sus raíces. Es la nueva derecha, la derecha de las redes sociales y de la post verdad, es una derecha unida en torno a un partido político que reniega de la política. Porque la derecha siempre tuvo jueces pagos, inmensos recursos económicos y periodistas y pensadores que justifican sus medidas injustificables, lo que nunca tuvo la derecha es un partida político de alcance nacional. Y hoy lo tiene, eso es lo nuevo en la política argentina, la derecha, ( articulada sobre la estructura de la UCR a la que terminó absorbiendo), tiene un partido que pintó de amarillo nuestro mapa.
Frente a este panorama desalentador, hay que replantear nuestras estrategias teniendo como objetivo las elecciones presidenciales del año 2019. Y para esto me gustaría hacer un breve repaso de las elecciones presidenciales y legislativas desde el año 2005 hasta la última de este año.
El Frente para la Victoria / Unidad Ciudadana sólo pudo imponerse en una elección legislativa, la del año 2005, donde el Grupo Clarín todavía no era nuestro enemigo. El FPV sacó el 41.59 % de los votos (7.173.769), segundo la UCR con el 15.34 y tercero el PJ disidente de Duhalde, que sacó el 8.52.
En las legislativas del año 2009, siendo candidatos Sergio Massa, Daniel Scioli y Nestor Kirchner, la alianza Unión PRO saco el 34.58 % de los votos (2.504.252) y el FPV obtuvo un 32,11% (2.325.076) fue una derrota ajustada luego de la crisis política sufrida en el año 2008 por la llamada Resolución 125.
En las elecciones presidenciales del año 2011 el FPV saco más de un 54 % de los votos, dejando atrás a sus competidores por un amplio margen. En esta elección se dio una particularidad, fue la última vez que el PJ estuvo unido a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires. Mientras que la oposición se presentó dividida: Alfonsin – De Narvaez, Carrió y Duhalde. En el año 2013 Massa rompe con la unidad del PJ, presenta su propio partido (el Frente Renovador) gana las elecciones legislativas de ese año con casi 4 millones de votos, 1 millón más que Martín Insaurralde, el candidato del FPV. Cabe destacar que tanto en el año 2009 como en el 2013 el FPV fue la fuerza política que más votos obtuvo a nivel nacional a pesar de perder en Buenos Aires.
Finalmente en 2015, al igual que en este año, La Alianza Cambiemos logró unificar la oposición al gobierno de Cristina Fernández, formando un frente de derecha conservador que se convirtió en la principal fuerza política del país, favorecida claramente por la división del PJ a nivel nacional, y en especial en la provincia de Buenos Aires. Prueba de esto es que si sumáramos los votos de las diferentes expresiones del Partido peronista en todo el país (Frente Renovador, 1 Pais, Rodriguez Saa, Urtubey, Manzur y demás gobernadores) el PJ sería la mayor fuerza política del país, como lo fue hasta el año 2013.
Es por esto que debemos replantearnos como militantes los pasos a seguir, teniendo en cuenta las declaraciones de Cristina y Agustín Rossi respecto a la necesidad de un frente común para frenar este ajuste brutal, para impedir que la derecha convierta a nuestra querida argentina en Chile o México.
por Emiliano Atalaya
Militante de Nuevo Encuentro
NOTA PUBLICADA CON EL CONSENTIMIENTO EXPRESO DEL AUTOR
2 comentarios:
Y dale con que el frente renovador es expresión de un supuesto partido peronista...Por favor muchachos...
El Frente Renovador no es el Partido Peronista. Peeeero muchos de sus dirigentes y votantes, la mayoría diría yo, si son peronistas.
Entre los dirigentes hay una enorme diveridad... por ejemplo a mi me resultan potables dirigentes como Felipe Solá, Daniel Arroyo, el Vasco De Mendiguren o Lavagna padre. En cambio no me gustan Stolbizer, Massa, Lavagna hijo o Camaño.
Igual siempre hay "peronismo" para todos los gustos... Yo no puedo negarle a Duhalde que es peronista. Pero es un peronista que no me gusta...
Gracias por comentar.
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