“Nunca como hasta ahora, con métodos menos
visibles para la ciudadanía, Estados Unidos está respaldando decididamente, a
través de sus agencias para la subversión [como el NDI, el IRI y el NED] las
acciones de la oposición boliviana destinadas a impedir que el referéndum del
21 de febrero represente un paso más en la consolidación del proyecto político
que lidera Evo Morales, un presidente indígena que ha cambiado radicalmente
Bolivia.”
Atilio Borón, 2016 (1)
“ALTERNANCIA”
Y GUERRA SUCIA
En el
siglo XX América Latina debió soportar continuos golpes de estado contra los
gobiernos que trataban de mejorar las condiciones de vida del pueblo. Los
golpes los daban las fuerzas armadas de los propios países afectados, entrenadas
por los norteamericanos en la famosa “Escuela de las Américas”. Los militares
eran ayudados por políticos locales, por los medios y por una justicia cómplice
o que observaba pasiva.
Los
gobiernos destituidos eran acusados de ser corruptos, antidemocráticos y de
tener vinculaciones con guerrillas populares a las que se aplicaba el “ismo”
demonizado en cada momento.
Hoy ya
no hay “guerra fría” contra otra ideología. El Imperio lucha contra grupos
islámicos, pero América Latina es preponderantemente cristiana. Un golpe de
estado de viejo cuño no sería aceptado. Entonces se recurre a otras tácticas,
para lograr lo mismo: echar a gobiernos que no obedecen al Imperio. Los golpes
son hoy judiciales y mediáticos. Pero son golpes.
Un
Imperio que se precie necesita de su enemigo. Un Imperio pierde la razón de ser
si no lucha contra un enemigo "horrible y peligroso". El enemigo va cambiando, según
las necesidades, y como en América Latina no hay grupos islámicos se está
utilizando el narcotráfico, supuestas verticalidades “no democráticas”, actos de corrupción nunca demostrados e
incluso la vida privada de mandatarios para justificar políticas de ingerencia,
guerra sucia y una vez en el poder, políticas represivas y reducción de
derechos. En el caso de la
Argentina esto ya es una realidad desde hace dos meses
gracias al “cambio” en busca de la “alternancia”.
Ignacio
Ramonet (2) y Noam Chomsky (3) explican muy bien el proceso de avance sobre los
derechos democráticos del pueblo. Primero se inventa un enemigo. Luego se toman
medidas que socavan los derechos populares para poder combatir ese enemigo.
Luego la profecía se autocumple y aparece ese enemigo inventado. En la lucha
contra ese enemigo desaparecen los últimos resabios de derechos populares, y se
ingresa a una pesadilla de la cual México es un excelente ejemplo. Hoy lo que
los mexicanos se preguntan es si los políticos trabajan para los narcos o los
narcos para los políticos. Pero de lo que no tienen duda es de que trabajan
juntos: los narcos hacen el trabajo sucio de represión social a los más desposeídos que el Estado no
quiere encarar(4)
En todos
lados pasa lo mismo. Una avalancha de denuncias, que van desde el narcotráfico
o la corrupción a cuestiones personales de los políticos. Denuncias sin
fundamentos generalmente, que no pueden resistir un análisis serio. Pero que
encuentran eco en los medios, en los políticos opositores, en Fundaciones y
ONGs que financian potencias foráneas, y en sectores de la justicia que trabajan
en consonancia. La mayoría de estas denuncias terminan en la nada, pero hasta
que esto resulta claro han hecho mucho daño. Siembran dudas. Cambian
voluntades. Casi fabrican mitos urbanos, porque la denuncia recibe una
cobertura mediática cientos de veces mayor que el resultado final que señala
que la denuncia no tenía bases.
Las
denuncias de corrupción entre los políticos funcionan igual que la incesante
cobertura de hechos de “inseguridad”: alejan a la gente de temas importantes y
la concentran en “notas de color”, más interesantes que importantes. Noam
Chomsky señala al respecto:
”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los problemas sociales de verdad y cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales” (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’ de Chomsky)
Otro
caballito de batalla es la alternancia. Los procesos políticos latinoamericanos
tienen generalmente un político que los corporiza, y que resulta vital para la
continuidad del proyecto. Entonces se atacan las reelecciones de esa figura
clave, con la excusa de la alternancia, de lo negativo que es que una misma
persona o partido político permanezca demasiado tiempo en el poder. Olvidan que
a veces un político corporiza, encarna las necesidades y aspiraciones de una sociedad en una época
determinada.
Como decía Perón: "Para conducir a un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo."
Ese político resulta vital para que el proyecto político continúe. Eso no sucede porque los latinoamericanos seamos “inmaduros” políticamente, porque no entendamos la democracia. Sucede en todos lados, incluso en tierras norteñas plagadas de rubios y civilizados ciudadanos democráticos. A ellos también les ha pasado eso en diversas oportunidades: Franklin Delano Roosevelt gobernó Estados Unidos desde 1932 hasta su muerte en 1945. Tenía mandato hasta 1948. Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro” fue primera ministra de Gran Bretaña por más de diez años, entre 1979 y 1990. Konrad Adenauer, el primer canciller de la Alemania pos nazi, gobernó desde 1949 a 1963, con el dato de color de que asumió a los 73 años y dejó el poder a los 87. No son los únicos casos… podríamos recordar a Charles De Gaulle (1958-69), a Francois Mitterrand (1981-95) o a Helmut Kohl (1982-98)… o incluso a Ángela Merkel que ya lleva once años en el poder, y sigue.
Como decía Perón: "Para conducir a un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo."
Ese político resulta vital para que el proyecto político continúe. Eso no sucede porque los latinoamericanos seamos “inmaduros” políticamente, porque no entendamos la democracia. Sucede en todos lados, incluso en tierras norteñas plagadas de rubios y civilizados ciudadanos democráticos. A ellos también les ha pasado eso en diversas oportunidades: Franklin Delano Roosevelt gobernó Estados Unidos desde 1932 hasta su muerte en 1945. Tenía mandato hasta 1948. Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro” fue primera ministra de Gran Bretaña por más de diez años, entre 1979 y 1990. Konrad Adenauer, el primer canciller de la Alemania pos nazi, gobernó desde 1949 a 1963, con el dato de color de que asumió a los 73 años y dejó el poder a los 87. No son los únicos casos… podríamos recordar a Charles De Gaulle (1958-69), a Francois Mitterrand (1981-95) o a Helmut Kohl (1982-98)… o incluso a Ángela Merkel que ya lleva once años en el poder, y sigue.
Por
supuesto que esto no impide que la Fundación Adenauer
auspicie charlas en América Latina contra la perpetuación en el poder de los
presidentes populares. Lo que les molesta realmente no es cuánto tiempo
gobiernan, sino que políticas desarrollan.
Si éstas
políticas no le convienen a intereses foráneos la continuidad es un problema,
pero si favorecen “relaciones carnales” con el Norte, dicha continuidad es
aceptada y alentada.
Para
estos prolijos políticos, intelectuales y periodistas neoliberales es aceptable
que Roosevelt, Adenauer, Thatcher o Merkel gobiernen más de diez años. No son
aceptables en cambio Chávez, Correa, Evo o Cristina, ni por diez años ni por
uno. No son los años, son las políticas.
EL
“EJEMPLO” ARGENTINO:
El
pueblo boliviano enfrenta en estos días una decisión de gran trascendencia. La
decisión parece clara, pero todas estas campañas político-mediáticas la
oscurecen. No se vota #SI o #NO a Evo Morales, sino que se decide entre seguir
siendo una democracia soberana o volver a ser una provincia del Imperio. El litio y el gas marcan la intensidad de esta lucha entre las
transnacionales y el pueblo de Bolivia que hace tan poco recuperó sus recursos
naturales para invertirlos en un bienestar social visible para todo el que
visita esa entrañable tierra.
La
desventaja relativa de los bolivianos es que otros pueblos ya han sucumbido
antes a estas campañas de desinformación, que están muy bien diseñadas, y en
Argentina llevaron a un personaje tan insulso como Macri al poder para repetir y profundizar las políticas neoliberales de Menem con
quien comparte la vacuidad y el servilismo hacia EEUU. La gran ventaja de Bolivia,
es que limita con el país donde eso ha sucedido, y ya empiezan a verse en esas
tierras sureñas las funestas consecuencias de votar a los neoliberales
pro-Imperio (despidos masivos, devaluación, elevación de
precios no solo de las mercancías sino también de los servicios públicos,
disminución relativa de salarios, represión feroz a los descontentos, y persecuciones
ideológicas). Por esto, para entender la política nacional siempre hay que
informarse del contexto regional e internacional. Cada país en la globalización
es solo una ficha de un ajedrez mundial muy complejo. Las fichas que se mueven
mal son comidas por una ficha más fuerte. Es grave por eso votar sin analizar
lo importante, votar con frivolidad. Cuando los gobiernos populares pierden el
poder, y de eso Argentina es un buen ejemplo en el siglo XX, se inicia un
proceso largo y doloroso de lucha a la defensiva. Largo porque puede durar un
par de décadas, y doloroso porque la derecha tiene la prolijidad de una
topadora, y arrasa con todo.
En esta
coyuntura que se vive hoy, para ganar hay que saber identificar al enemigo. En
1946 el casi legendario Juan Domingo Perón diseñó en Argentina un slogan de
campaña muy efectivo, “Braden o Perón”. Spruille Braden era el embajador
norteamericano, quien para Perón era su auténtico antagonista. Perón marco con
una frase corta cuál era el verdadero eje del enfrentamiento electoral.
Hoy Evo
Morales enfrenta una lucha similar. Como el
embajador fue expulsado de Bolivia por financiar y organizar, al estilo Braden,
los intentos separatistas de la “Media Luna” oriental, habría que pensar en que
la disyuntiva es “Evo o Miami”, sitio donde se encuentran los jefes de
oposición, prófugos por la comisión de delitos comunes. Decir “SI” o “NO” es
simple pero votar por cualquiera de esas opciones es elegir un destino. Elegir
un destino para el gas y el litio, éste último riqueza fabulosa para el siglo
XXI, un destino para Bolivia y para todos los bolivianos.
Se puede elegir un destino para beneficio del
ciudadano.
O saltar al vacío como hicieron los argentinos…
Adrián
Corbella, 13 de febrero de 2016
NOTAS:
(1):
Tomado de Atilio Borón, “Bolivia, el No nace en Washinton”.
(2): Ver
de Ignacio Ramonet “Google sabe todo sobre ti” http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/02/06/google-sabe-todo-de-ti-ignacio-ramonet-5891.html
(3): Ver acerca de Noam Chomsky “Chomsky
explica de qué manera los grupos mediáticos pusieron a Macri http://nos-comunicamos.com.ar/node/5543
(4):
Ver al respecto una nota de Sanjuana Martínez, “Los Zetas y el PRI” http://adriancorbella.blogspot.com.ar/2016/02/los-zetas-y-el-pri-por-sanjuana.html
y una nota mía “México: Neoliberalismo y
tercerización de la represión social” http://redaccionpopular.com/articulo/mexico-neoliberalismo-y-tercerizacion-de-la-represion-social
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