Caracas, 02 Oct. AVN.- El asesinato de Robert Serra, diputado a la
Asamblea Nacional, y su compañera sentimental, María Herrera, fue una
acción planificada, intencional y ejecutada con precisión, revelan las
evidencias preliminares.
Este crimen se produce 5 meses después de que el dirigente bolivariano
Eliézer Otaiza, presidente del Concejo Municipal de Libertador, también
fuera encontrado muerto con signos de tortura y varios impactos de
balas.
Estos pudieran ser considerados hechos aislados, coincidencia. Existen,
sin embargo, evidencias de una agenda terrorista planificada por
extremistas de derecha para infundir temor en la población y propiciar
un ambiente de desestabilización en el país, con el objetivo final
fomentar el caos como escenario para tratar de derrocar al gobierno
constitucional del presidente Nicolás Maduro.
El mismo Serra, dirigente juvenil del Partido Socialista Unido de
Venezuela, había denunciado los vínculos de varios representantes de la
derecha con planes conspirativos y violentos en el país.
Asesinatos selectivas
Las características de los asesinatos de Otaiza y Serra, alimentan la
interrogante de si estos dos dirigentes socialistas eran objetivos en la
nueva etapa de acciones terroristas de la extrema derecha tras el
fracaso de las primeras intentonas de su plan de sedición, tal como lo
ha denunciado el ministro para las Relaciones Interiores, Justicia y
Paz, Miguel Rodríguez Torres, al referirse a la ejecución de asesinatos
selectivos.
El asesinato de personas cuya participación en la sociedad venezolana
resultaba incómoda a los intereses de la burguesía también tiene
referentes históricos en los últimos 10 años. Los venezolanos recuerdan
al fiscal Danilo Anderson, víctima de un acto terrorista el 18 de
noviembre de 2004, tras el estallido de un artefacto explosivo colocado
debajo de su vehículo.
Las investigaciones de organismos de seguridad revelaron que Anderson
fue asesinado por causas políticas, para entorpecer las pesquisas del
fiscal en los casos del golpe de Estado de abril de 2002 y el paro
petrolero de 2002 -2003, por los que ya habían sido imputadas cerca de
400 personas firmantes del decreto que abolió la democracia durante 48
horas.
Este caso conmovió al país, no sólo por la muerte del joven fiscal, sino
también por el uso de explosivos especializados, parte de arsenal de
guerra.
Modelo paramilitar
A mediados de marzo pasado, Rodríguez Torres informó que los actos de
terror que se vivieron en algunas regiones del país durante esas semanas
bajo la fachada de "protesta" eran en realidad acciones
insurreccionales que en ese momento habían entrado en una fase de
subversión armada.
De acuerdo con las investigaciones, en estos planes violentos uno de los
aliados es el expresidente colombiano Álvaro Uribe, identificado como
operador del paramilitarismo en su país.
Durante la década de 1980 y comienzos de los 90, Uribe fungió como
director de la Aeronaútica Civil, alcalde de Medellín y senador,
justamente cuando militantes de la Unión Patriótica (UP) fueron víctimas
de asesinatos, amenazas y desplazamientos, en una operación de
exterminio masivo promovida por la extrema derecha colombiana.
Las acciones contra los líderes de la UP incluyeron el asesinato de dos
candidatos presidenciales del partido: Jaime Pardo (en 1987) y Bernardo
Jaramillo (en 1990). También cayeron víctimas de esta operación 8
congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y alrededor de
5.000 de sus militantes.
El ministro Torres ha mostrado a la nación una serie de evidencias sobre
los nexos de paramilitares y mercenarios con las bandas armadas del
antichavismo auspiciadas por Uribe.
Pruebas en vídeos, recientemente divulgados, ofrecen detalles de un plan
terrorista que involucra al activista de la extrema derecha venezolana
Lorent Gómez con Uribe, y que contempla además de la compra de armas de
guerra, la contratación francotiradores y expertos en explosivos para
ejecutar asesinatos selectivos y el actos e sabotaje en diversas
instalaciones públicas y privadas en Venezuela.
En los vídeos, Gómez manifestó que contaba con 10 francotiradores, a los
que se le iba a pagar una alta suma en dólares para asesinar personas
en Caracas y otros estados del país.
Se refirió también a disparos y detonaciones con explosivos, que
tendrían lugar en "manifestaciones de calle" para crear un gran caos y
generar un impacto mediático internacional de gran magnitud contra el
Gobierno Bolivariano, así como a un plan para asesinar a 20 personas en
un lapso de 48 horas.
Rodríguez Torres consideró estos planes como una reedición de las
acciones antidemocráticas orquestadas en diversas oportunidades por
sectores de la derecha desde el inicio de la Revolución Bolivariana, y
entre las que figuran el golpe de Estado de 2002, el sabotaje petrolero y
los intentos para asesinar al comandante Hugo Chávez.
La violencia como arma política se repitió a principios de 2014 con las
denominadas guarimbas, acciones violentas disfrazadas de supuestas
“manifestaciones pacíficas”, que ocasionaron la muerte de 42 personas y
más de 800 heridos.
Nueva fase
Tras el fracaso de estas acciones y la voluntad y convicción pacífica
del pueblo y del Gobierno Bolivariano, la derecha ha emprendido "una
nueva fase de desestabilización subversiva, guerra sucia y terrorismo,
apoyada por Estados Unidos y naciones europeas".
Los nuevos planes fueron trazados entre junio y julio de 2014 en
reuniones secretas realizadas es España y en las que participaron
figuras de la oposición venezolana, revela una investigación del
periodista y profesor universitario Carlos Fazio publicada el pasado
lunes en el portal Rebelión.
De acuerdo con la información recabada por Fazio, estas acciones
violentas se ejecutarían a partir de los primeros días de octubre, y
plantearían "la necesidad de realizar estudios sobre los movimientos de
dirigentes del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y del
gobierno de Maduro, y en especial de reconocidas personalidades
artísticas y deportivas, con la finalidad de planificar eventuales
acciones de secuestro y otras acciones violentas que generen terror y
caos en la población y al mismo tiempo fomenten la campaña sobre la
inseguridad en el país".
El periodista destaca que la nueva ofensiva fue orquestada en el marco
de una serie de conferencias denominadas Campus FAES 2014, celebradas en
la localidad madrileña de Guadarrama a finales de junio y principios de
julio pasado.
En ese evento participaron el diputado de la derecha Julio Borges y el
alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, quienes también asistieron a
reuniones secretas con el expresidente español Jose María Aznar -quien
apoyó el golpe de Estado de 2002- y funcionarios del Servicio de
Inteligencia Español para recibir "instrucciones concretas sobre los
procedimientos tácticos y estratégicos para desencadenar una nueva fase
de enfrentamientos callejeros, guerra psicológica, ingobernabilidad y
acciones de desgaste del gobierno de Nicolás Maduro”.
Tanto Borges como Muchacho, habían sido denunciados ante el Ministerio
Público por el hoy asesinado diputado Robert Serra, quien el pasado
julio solicitó la investigación de estos actores por traición a la
patria, tras presentar pruebas del financiamiento extranjero a sectores
de oposición.
Al presentar la denuncia Serra expresó: "Hemos incorporado vídeos y todo
aquello que hemos estimado probatorio, para que se pueda iniciar la
investigación y se pueda dar con la responsabilidad de quienes fueron a
la asamblea del Partido Popular (PP) español, presidido por José María
Aznar, quien ha atacado en reiteradas oportunidades a la Revolución
Bolivariana”.
Esta denuncia se sumó a otros señalamientos que involucran a agentes
nacionales y extranjeros, que brindan apoyo logístico y financiero, en
una conspiración contra Venezuela para crear un clima desestabilizador
con miras a derrocar al gobierno constitucional del presidente Maduro.
Publicado en:
http://nos-comunicamos.com.ar/content/asesinato-de-robert-serra-coincide-con-agenda-violenta-de-derecha-para-crear-caos
No hay comentarios:
Publicar un comentario