ÁLBUM DE IMAGENES DE "MIRANDO HACIA ADENTRO"

Todas las imágenes originales producidas por "Mirando hacia adentro" han sido publicadas en un blog satélite llamado "Mirando hacia adentro. Álbum de imágenes".

DEUDA EXTERNA ARGENTINA ON LINE

La página norteamericana "usdebtclock.org" informa segundo a segundo la evolución de las deudas de los países. Vea online y en directo el REENDEUDAMIENTO ARGENTINO presionando AQUÍ.

Translate

martes, 30 de noviembre de 2021

HONDURAS LIBRE, por Ezequiel Sánchez (para "Página 12" del 30-11-21)

 


Xiomara Castro obtuvo una contundente victoria en las  elecciones 

La izquierda regresa al poder en Honduras para redimir las heridas del golpe de Estado de 2009

Con más del 50 por ciento de los votos escrutados, la candidata por el partido Libertad y Refundación (Libre) le sacaba veinte puntos al oficialista Nasry Asfura, actual alcalde de Tegucigalpa que buscaba la presidencia por el Partido Nacional.

Por Ezequiel Sánchez

30 de noviembre de 2021 

 

Desde Tegucigalpa


Honduras tendrá por primera vez en su historia una presidenta mujer. Xiomara Castro obtuvo una contundente victoria en las elecciones -ganó en diecisiete de dieciocho departamentos- y comienza a repararse la trágica herida abierta el 28 de junio de 2009, cuando militares entraban a su casa para exiliar en Costa Rica a su esposo, el entonces presidente José Manuel Zelaya Rosales, inaugurando la serie de golpes de Estado blandos que azotaría a Latinoamérica en este siglo XXI.


Con una participación histórica del 68 por ciento del padrón electoral, las y los hondureños se volcaron de forma masiva y desde muy temprano a los centros de votación, lo que terminó dándole la victoria a Xiomara por un 53,6 por ciento contra el 33,8 obtenido por Nasry Asfura, candidato del Partido Nacional. Tercero quedó con 9 por ciento Yani Rosenthal -detenido hasta hace pocos meses en Estados Unidos por lavado de activos- del tradicional Partido Liberal.


Los nacionalistas que se instalaron en el gobierno posterior al Golpe y que se sostuvieron en el poder con elecciones poco transparentes terminaron convirtiendo a Honduras en un narco Estado. Tony Hernández, hermano del actual presidente Juan Orlando Hernández, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico a gran escala. Tan intocable se creía, que hasta le imprimía sus siglas TH a los paquetes de cocaína que producía. También está tras las rejas norteamericanas el hijo del ex presidente Porfirio Lobo Sosa, quien gobernó entre el 2009 y 2013.


Precisamente después del Golpe de Estado es cuando la figura de Xiomara, a pesar de su labor social como primera dama, comenzó a ganar protagonismo en las inmensas movilizaciones que se dieron por meses, donde todos los sectores -campesinos, estudiantes, feministas, profesores- se aglutinaron en el Frente Nacional de Resistencia Popular, germen del partido político Libre que Mel Zelaya fundaría al volver al país.


En el discurso donde se proclamó presidenta, Xiomara hizo hincapié en la necesidad de acabar con el narcotráfico, la corrupción, la miseria y el odio en Honduras, respondiendo a la campaña que en los días previos a las elecciones la buscó desprestigiar por supuesta comunista y por mujer. Además, prometió el uso de consultas populares para gobernar y revertir la prohibición a la pastilla anticonceptiva de emergencia, establecida después del golpe.


Por el lado del Partido Nacional, el único que habló fue David Chávez, actual diputado y candidato a la alcaldía de Tegucigalpa, quien -a pesar del resultado adelantado por el Consejo Nacional Electoral (CNE)- sostuvo que él ya era el ganador y que su compañero de partido Nasry Asfura -conocido como “Papi a la orden” (sic)- se estaría “convirtiendo en el presidente de todos los hondureños”.


Una de las mayores sorpresas de la jornada ha sido la probable victoria de Jorge Aldana, candidato a alcalde de Libre en la capital, un distrito donde los nacionalistas gobernaban desde hace treinta años. A pesar de que las encuestas previas marcaban como ganadora a Xiomara, se daba por sentado que Chávez retendría Tegucigalpa, pero él solito se tiró tierra encima cuando en el cierre de campaña subió al escenario en un estado de embriaguez -como mínimo- que se convirtió en meme, sobretodo después de justificarse diciendo que lo habían boicoteado poniéndole a su micrófono un delay como efecto de sonido.


En San Pedro Sula, la otra gran ciudad y polo económico de Honduras, Libre triplicó los votos del Partido Nacional, lo que le garantiza la alcaldía al hermano de un empresario dueño de una cadena de comidas que sobresalió por su rol social en medio de los huracanes que azotaron a la región a fines del año pasado. Además, es muy probable que Libre, en alianza con los diputados del partido Salvador de Honduras, obtenga mayoría un Congreso Nacional que renovaba el total de sus bancas.


Los desafíos: pobreza y crisis

El trabajo por delante que tendrá que afrontar Xiomara y su gabinete -asumen sus cargos a finales de enero- es enorme. Honduras es el segundo país más pobre del continente, con un 74 por ciento de pobreza. La crisis provocada por la pandemia de la Covid-19 y la nula reacción pública, sumado a los ciclones, significó el tiro de gracia para una población que desde 2018 huye en caravanas migrantes para buscar trabajo, seguridad y condiciones de vida más dignas.


Honduras ya no es el país bananero de antaño, hoy exporta mano de obra precarizada. Las remesas que envían quienes viven en el exterior superan en valor al 20 por ciento del Producto Bruto Interno, convirtiéndose en el mayor ingreso económico que tiene el Estado y en el único ingreso que tienen muchas familias.


Honduras es también el segundo país con mayor tasa de embarazos adolescentes y donde solo se resuelven el 5 por ciento de las denuncias que llegan al Ministerio Público, cifra que se achica aún más -aunque suene imposible- cuando son casos de femicidios o asesinatos a miembres de la comunidad lgtbiq, periodistas, abogados o defensores de derechos humanos. Vale recordar que fue acá donde asesinaron en 2016 a Berta Cáceres, defensora de los recursos naturales. Sus hijas aún buscan justicia y que los autores intelectuales reciban su castigo. Quienes también reclaman el esclarecimiento de las muertes, son los familiares de los más de veinte asesinados en las protestas posteriores a las elecciones de 2017 por fuerzas del Estado, según declaró en su momento la Alta Comisionada por los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet.


Las tragedias por reparar son infinitas, pero aunque todavía no haya finalizado el escrutinio definitivo, lo que sí ya cambió es el humor de la población hondureña, que después de tantas noticias negativas, se volcó a votar primero, a auditar el recuento y a celebrar después por todos los barrios y poblados del país, hasta altas horas de la madrugada. “Voto masivo mata fraude” fue el slogan utilizado para incentivar a la gente a que emitiera su sufragio, más allá de los reparos que existían con un sistema electoral donde, por ejemplo, no hay segunda vuelta.


Por ley, el CNE tiene hasta un mes para dar un ganador definitivo, considerando las impugnaciones que se puedan interponer. Desde el lunes a las siete de la mañana que no se actualiza el conteo y, considerando la historia reciente, la gente comienza a impacientarse. Pero esta vez la victoria de Xiomara Castro y del partido Libre fue tan abrumadora, que no hay fraude posible que impida que una mujer de izquierda vaya a tomar las riendas del golpeado país centroamericano.



Publicado en:

https://www.pagina12.com.ar/386044-la-izquierda-regresa-al-poder-en-honduras-para-redimir-las-h

FMI: Esa madre de todas las batallas, por Eduardo Aliverti (para "Página 12" del 29-11-21)

 


29 de noviembre de 2021

La carta de Cristina sobre la negociación con el FMI, y su “silencio”, ratificó cuatro cuestiones esenciales.


La primera es que lo que se arregle con el organismo puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero “cepo” del que se tenga memoria para desarrollar al país, si es que el crecimiento se pretende socialmente inclusivo.


La segunda, expuesta con un rigor impecable, irrebatible, es que la oposición está parlamentaria e indefectiblemente comprometida con el acuerdo a que se llegue.


La tercera es que nadie está hablando de desconocer deudas.


La cuarta es que la lapicera está en manos del Presidente, que nadie debe engañarse respecto de quién gobierna y que fue el propio Alberto Fernández, el pasado 9 de julio, quien afirmó que jamás deberá esperarse de él la firma de algo que arruine la vida del pueblo argentino, porque antes que hacer eso preferirá irse a su casa.


Previo a cualquier otra consideración, lo central es que CFK sitúa al tema del Fondo como el determinante de “un momento histórico de extrema gravedad”.


Mientras tanto, casi todo de lo que sucede en la economía se parece a los rounds de estudio, cuando los boxeadores se miden tácticas y estrategias de defensa y ataque sin lanzar golpes más que por inercia.


Y casi todo lo que sucede en “la política” tiene la misma figura.


Los escarceos son rumbo a esa cierta madre de todas las batallas: cómo se arreglará con el Fondo Monetario.


Y los “casi” son porque simultáneamente también suceden cosas, contradictorias, que en el interés inmediato de las grandes mayorías quedan muy por delante de qué ocurrirá con el FMI.


Por un lado, no hacen falta los números macro de la economía para constatar una recuperación evidente.


Volvió el movimiento en numerosas actividades; hay imagen clara de retorno a “la normalidad”; se prevé un boom turístico interno favorecido por el Plan Pre Viaje, que funciona muy bien; en las grandes urbes, y no sólo, es indiscutible la reanimación de pymes en prácticamente todos los rubros.


También, haya sido o no por la remontada del oficialismo en el conurbano bonaerense que permite polemizar sobre cómo leer el resultado de las elecciones, o porque el Banco Central muñequeó bien, por ahora hay calma -chicha- frente al precio del dólar que le importa a “la gente”.


Tampoco pasa que haya insomnio masivo por el volumen de las reservas monetarias, ni por la restricción a financiarse en cuotas para viajar al exterior, ni por los nuevos máximos del riesgo-país, ni por el desplome accionario de algunas compañías argentinas en Wall Street.


Pero por otro lado sí acontece que el precio de la carne volvió a dispararse y que una Secretaría de Comercio Interior por fin proactiva, laburadora, que al menos muestra los dientes e intenta atemperar la insaciabilidad de los formadores de precios, da la sensación de poder ir como mucho por acuerdos parciales, momentáneos, no estructurales.


El real o presunto regreso a “la normalidad” viene con lo enormemente dificultoso que es domar la inflación.


En “la política”, a su vez, las uniones y disidencias en el Frente gobernante y en la oposición cambiemita son buena comidilla para sacar las cuentas de cómo se posicionan cristinistas, albertistas, cegetistas, movimientistas sociales, intendentes, gobernadores, halcones y palomas del PRO, macristas y larretistas, radicales con ganas de dejar de ser frustrados invariables, etcétera.


Es decir: francamente un embole (salvo para la estricta minoría de quienes nos apasionamos por esas cuitas), siendo que, más temprano que tarde, todo habrá de subsumirse en la decisión clave de qué se hace con/contra el FMI.


Repitiéndolo ya con insistencia agotadora, pero imprescindible: aun si no existiera la bestialidad de la deuda dejada por Macri, no estaría resuelto el problema de una economía como la argentina, dependiente de divisas externas para aguantar su recuperación, sostén o crecimiento. Es lo que volvió a suceder unos años después de que Kirchner liquidara, de un plumazo, cualquier condicionamiento del Fondo Monetario.


El drama es que, en la coyuntura, esa deuda volvió a imponerse a niveles horrorosos e inéditos.


Es completamente inútil, inviable, pretender escaparse de esa cuestión.


Y eso comprende y compromete tanto al Gobierno como a los irresponsables facilistas que tiene enfrente.


En un artículo de enorme claridad conceptual, publicado en El Destape (“Hacia un consenso productivo exportador con inclusión social”, el domingo de la semana pasada), Claudio Scaletta señala que “el FMI que negociará con Argentina es el mismo de siempre y a nadie le conviene un default, que dicho sea de paso nunca estuvo en la agenda oficial”.


Al mismo tiempo, resalta el economista, tampoco existe la magia porque las restricciones que enfrenta la economía son reales.


“El dinero para los inmensos vencimientos de 2022 y 2023 simplemente no estará, y debe recordarse que eso ya se sabía desde 2018”.


En una negociación con el Fondo, también recuerda Scaletta para quienes se ensueñan con ideas e iniciativas de otro tipo, no hay opciones buenas. Sólo se tienen a mano las menos peores.


Y en el presente, la menos peor es realizar un acuerdo que deberá ser renegociado más allá de 2023.


Es la triste realidad de la herencia macrista.


“Romper con las relaciones de poder del orden económico global, una vez provocado el megaendeudamiento, no parece una alternativa sencilla. Esta es la gran transformación conseguida por el macrismo en su breve paso al frente (directo) del Estado: dejar absolutamente condicionada la economía local al poder global”.


Ya en la síntesis propositiva, Scaletta advierte que Argentina necesita plasmar un nuevo consenso productivo exportador que le permita crecer aumentando la inclusión social (eso es nada más y nada menos que lo único resaltado por CFK, en su carta, en letras mayúsculas).


Que para eso requiere estabilidad económica y política.


Y que, para conseguirlo, le será imprescindible que el bloque histórico que sostuvo al macrismo realice una profunda introspección (se habla de los sectores dominantes del empresariado, la política, el sindicalismo, los medios de comunicación, la embajada estadounidense. Es decir, “el mundo” ése al que el macrismo iba a integrarnos).


Scaletta hace entonces preguntas que nos permitimos hacer propias, con apenas algunas acotaciones.


¿Realmente el gran empresariado cree que el nuevo fracaso de la experiencia neoliberal se debió a la explicación zonza de que no se fue lo suficientemente a fondo (fracaso en su sentido económico, claro está, porque su victoria cultural es aplastante en materia de conquistar las subjetividades masivas)?


¿Nadie entre sus filas observa cómo funcionan y qué políticas económicas aplican los países que se desarrollan (sin entrar a la polémica bizantina de qué se entiende por “desarrollo”)?


¿Creen realmente que el problema es “el peronismo”?


¿Creen realmente que la economía que propone el peronismo es antiempresa, que está en contra de la propiedad privada, que “vamos a ser Venezuela”?


¿Qué canal están mirando?


¿Todo el análisis político-económico del gran empresariado es un antiperonismo de caricatura?


¿Creen realmente que un tipo de cambio devaluado funciona?


¿Creen que es vivible un país donde una porción -inmensa- de la población se queda afuera de los beneficios del crecimiento?


¿No asumen que eso los obligará a vivir en espacios amurallados y a desplazarse en autos blindados?


¿Realmente piensan que, ya en el siglo XXI, una sociedad caracterizada por su extendida clase media puede regresar al formato de una sociedad dual?


El problema de todas esas preguntas, y de otras tantas por el estilo, es que las respuestas son o pueden llegar a ser afirmativas.



Publicado en:

https://www.pagina12.com.ar/385792-fmi-esa-madre-de-todas-las-batallas

Hacia un consenso productivo exportador con inclusión social, por Claudio Scaletta (para "El Destape" del 20-11-21)

 






20 de noviembre, 2021 

Hacia un consenso productivo exportador con inclusión social


La célebre expresión nietzscheana “no hay hechos, hay interpretaciones” se vuelve especialmente consistente en las semanas poselectorales. En las democracias occidentales, las elecciones funcionan como el gran ordenador de la política. Luego, los medios de comunicación funcionan como escenario de la lucha por la interpretación de los resultados. Sin embargo, las elecciones también incluyen, inevitablemente, hechos: sus resultados se expresan en números. Y los números de las generales de noviembre no catalizaron la debacle insinuada por el ensayo general de septiembre, situación que dejó a no pocos actores que esperaban “el inicio de la transición” pedaleando en el aire.


Lo que ocurrió fue un cambio en la sensación de salida de la pandemia. La “sensación” de las PASO era todavía la de estar sumergidos en la pandemia. La de las generales, en cambio, ya fue de pospandemia. Un mundo de sensaciones que, además de la voluntad política de la nueva jefatura de Gabinete, conjugó dos hechos, la caída en el número de contagios y de muertos y la consolidación de la recuperación de los indicadores económicos. Es probable que, si las elecciones se hubiesen pospuesto otros dos meses, el resultado para el Frente de Todos habría sido todavía mejor por la profundización de las mismas dos razones. En términos de humor social lo que ocurrió entre las dos elecciones fue la transición desde la desesperanza generalizada a una modesta recuperación de la esperanza, proceso al que muy probablemente se sumó también el miedo de volver al pasado inducido por el empoderamiento transitorio, post PASO, de lo peor de la oposición. En consecuencia, el debate económico dejó de centrarse en el enojo provocado por los efectos destructivos de la pandemia sobre la producción y sus derivados sociales, para volver a centrarse en el desafío de que los frutos de la recuperación en marcha no sean apropiados por quienes menos se debilitaron durante la crisis sanitaria, una puja que sigue reflejándose en la persistencia de la inflación.


En los próximos años la persistencia de la alta inflación dependerá de dos elementos, el primero será la inflación internacional debida a que la transición energética alterará los precios de la energía, uno de los principales costos de producción y, a que la recuperación de salida de la pandemia aumentará la demanda de insumos básicos. En segundo lugar, y ya en el plano interno, dependerá de resolver el problema financiero de la restricción externa para conseguir estabilizar el precio del dólar.


El camino que eligió el gobierno para iniciar esta estabilización se basa primero en resolver la negociación con el FMI, un proceso del que no deben esperarse grandes sorpresas. El FMI que negociará con la Argentina es el mismo de siempre y a nadie le conviene un default, que dicho sea de paso nunca estuvo en la agenda oficial. Al mismo tiempo tampoco existe la magia. Las restricciones que enfrenta la economía son reales. El dinero para los inmensos vencimientos de 2022 y 2023 simplemente no estará, dato que, debe recordarse, se sabía ya desde 2018. Como siempre los acuerdos se firmaron para ser renegociados porque en el largo plazo lo que importa no es la deuda, sino el sostenimiento de la relación acreedor-deudor. El objetivo de corto plazo, como lo reconoció recientemente el gran endeudador Mauricio Macri, fue utilizar los casi 45 mil millones de dólares desembolsados para que el capital financiero que entró a valorizarse en el proceso de endeudamiento 2016-2017 pudiera salir de la plaza local, un aporte estructural que siempre cumple el FMI en todos los países en los que interviene, con prescindencia de lo que diga la letra muerta de su estatuto.


Dicho de manera breve, el objetivo del FMI luego de aportar los fondos para la salida de los capitales financieros no consiste en cobrar sus deudas como fin en sí mismo, sino en utilizar su posición de acreedor para la imposición de un determinado paquete de política económica. Esa política se basa siempre en la liberalización de los movimientos de capital y en la progresiva destrucción de las funciones, el patrimonio y el poder de fuego de los Estados nacionales. La herramienta para lograrlo es bien conocida: “la extorsión del caos inminente”. Para los países endeudados con el organismo no conseguir un acuerdo da lugar a procesos de salida de capitales y de cierre al ingreso de capitales. Las consecuencias se sienten inmediatamente en el mercado cambiario, es decir provocan un salto devaluatorio, que como se sabe se traduce en alta inflación, caída del poder adquisitivo de los salarios y recesión. En una negociación con el FMI no hay opciones buenas, sólo se tiene a mano las “menos peores”. La relación con el Fondo es como con las drogas duras, parece fácil al principio, pero luego resulta costosísimo salir. En el presente la opción menos peor es realizar un acuerdo que deberá ser renegociado más allá de 2023. Esta es la triste realidad de la herencia macrista. 


No conseguir un acuerdo significaría quedarse sin las divisas necesarias para estabilizar la macroeconomía. Muy probablemente, también podría ser un límite para las inversiones necesarias para desarrollar rápidamente los sectores exportadores que generarán las divisas genuinas para financiar la expansión del PIB y, al mismo tiempo, hacer frente a los compromisos internacionales con los acreedores. Romper con las relaciones de poder del orden económico global una vez provocado el mega endeudamiento no parece una alternativa sencilla. Esta es la gran transformación conseguida por el macrismo en su breve paso al frente del Estado: dejar absolutamente condicionada la economía local al poder global.


Todos estos condicionantes económicos ponen en primer plano el problema político de fondo. Argentina sigue necesitando terminar con la grieta, pero no la grieta que definen los medios de comunicación, sino la grieta entre el peronismo y una porción mayoritaria de las clases dominantes. Un dato duro es que los dirigentes de la Alianza macrista-UCR no tienen ningún incentivo político para acordar con el actual oficialismo una política que conduzca al crecimiento y al bienestar. Por el contrario, su objetivo consiste en debilitarlo para reemplazarlo. En consecuencia “el diálogo” debe ser directamente entre el oficialismo y el poder económico real. La pregunta es, otra vez, cuál sería el incentivo para este poder económico real para asumir un diálogo constructivo con el actual oficialismo. La respuesta está en la historia reciente. La Alianza macrismo-UCR construyó en 2015 un verdadero bloque histórico que respaldó su proyecto de poder. Es decir, construyó un consenso mayoritario entre los sectores dominantes del empresariado, la política, el sindicalismo, los medios de comunicación y la embajada estadounidense (“el mundo”) sobre cuál era el rumbo para la economía local. Sin embargo, a pesar del inmenso consenso político conseguido, el resultado fue una gran decepción: su política económica fracasó estrepitosamente. 


En su nuevo presente Argentina necesita plasmar un nuevo consenso productivo exportador que le permita crecer aumentando la inclusión social, y para ello necesita estabilidad económica y política. Pero para conseguirlo necesitará previamente que el bloque histórico que sostuvo al macrismo realice una profunda introspección ¿Realmente el gran empresariado cree que el nuevo fracaso de la experiencia neoliberal se debió a la explicación zonza según la cual no se fue lo suficientemente a fondo? ¿Nadie entre sus filas observa cómo funcionan y qué políticas económicas aplican los países que se desarrollan? ¿Creen realmente que el problema es “el peronismo”? ¿Creen realmente que la economía que propone el peronismo es antiempresa o está en contra de la propiedad privada, es decir cree en la zoncera del “vamos a ser Venezuela”? ¿Qué canal están mirando? ¿Todo el análisis político económico del gran empresariado es un antiperonismo de caricatura? ¿Creen realmente que un tipo de cambio devaluado funciona? ¿Creen que es vivible un país en el qué una porción de la población se queda afuera de los beneficios del crecimiento? ¿No asumen que ello los obligará a vivir en espacios amurallados y a desplazarse en autos blindados? ¿Realmente piensan que ya en el siglo XXI una sociedad que se caracterizó por su extendida clase media puede regresar al formato de una sociedad dual?


Publicado en:

https://www.eldestapeweb.com/sociedad/fmi/hacia-un-consenso-productivo-exportador-con-inclusion-social-2021112021410

Por qué fracasó el macrismo y Cristina Kirchner fue sobreseída por el Tribunal Oral, por Irina Hauser (para "Página 12" del 28-11-21)


El macrismo en Comodoro Py.  Imagen: Guadalupe Lombardo


Las historias desconocidas de los pasillos judiciales


Las sentencias en causas como Hotesur, Plan Qunita y Memorandum demuestran que no se completó el intento de dominar completamente los tribunales orales.


Por Irina Hauser

28 de noviembre de 2021 


La tapa de Página/12 del 9 de enero de 2017 mostraba a Mauricio Macri, que llevaba poco más de un año como presidente, con toga y un martillo de juez. “JUSTICIA ILEGITIMA”, decía el título. Por esos días todavía no se veía con toda nitidez el uso político del aparato judicial y su alianza mediática, apenas se usaba la palabra “lawfare” y si bien había ciertas detenciones arbitrarias como la de Milagro Sala, aún no eran masivas ni llevaban el nombre de “doctrina Irurzun”. Pero la ofensiva judicial estaba en plena configuración y este diario advirtió que al filo del final del año que acababa de terminar se había aprobado sin mucho ruido una ley que era una apuesta fuerte de Cambiemos en la batalla contra sus adversarios políticos: creaba un mecanismo para elegir a dedo a los integrantes de los tribunales orales federales, es decir, aquellos que dictarían sentencia en los casos “de corrupción”.


El macrismo confiaba en buena parte de los jueces de primera instancia de Comodoro Py, pero no en los tribunales orales existentes, quería dominar los nuevos, e incluso ponía obstáculos para ciertos concursantes que aspiraban a integrarlos. Esos tribunales eran y son claves, porque definen la suerte de los expedientes. Son el escenario judicial donde se juegan las principales cartas y las pruebas dirimentes. Y tienen facultades para revisar todo lo que hicieron los jueces que actuaron en las etapas anteriores. 


Causas armadas al desnudo

La sentencia que sobreseyó a Cristina Fernández de Kirchner, sus hijos y empresarios en la causa Hotesur/Los Sauces es la tercera de este año con la que un tribunal oral desnuda el mecanismo de las causas armadas y/o con figuras penales forzadas. Las otras dos son las que determinaron que no había razones (delitos) que motivaran hacer un juicio en el caso del Memorándum con Irán y en el del Plan Qunita. En una cuarta incluso la Cámara de Casación Penal Federal, una instancia más alta aún que la de los tribunales de juicio, dijo que no había delito en el caso “dólar futuro”.


Es ineludible decir que todas estas fueron causas donde la instrucción estuvo a cargo del fallecido Claudio Bonadio, quien contó con la complicidad de colegas para quedarse con algunas de ellas o clonarlas, e hizo escuela. En este período histórico estas “investigaciones” penales tuvieron un nombre: CFK. Mientras fueron instruidas sirvieron para llenar tapas de diarios y alimentar la apuesta de desgastar a la actual vicepresidenta. 


 Pero la “hora de la verdad”, llega en la etapa de juicio oral. La noticia que hay que sumar a la de los sobreseimentos es que el plan del macrismo de conquistar tribunales orales federales naufragó, fue un fracaso. En parte porque todavía hay cierto impulso reflejo dentro del propio sistema judicial que ha evitado el grotesco extremo. Esto explica también que algunos referentes de Juntos, como Patricia Bullrich, salieran a decir después del fallo en Hotesur-Los Sauces, la palabra “impunidad” y a reclamar una “justicia independiente”, la muletilla que usan cuando una sentencia no les gusta.


Justicia in the pendiente

Es una gran paradoja --aquella falsa proclama de la “independencia”-- si nos detenemos un instante para refrescar el mecanismo que quiso usar el gobierno de Macri para tener a los tribunales orales a sus pies, pero le salió mal. No es que interese revolver el pasado, sino ver los efectos actuales y entender las proclamas con las que insisten. El 30 de diciembre de 2016 se votó la ley 27307 “de fortalecimiento de los tribunales orales en lo criminal federal y de los tribunales orales en lo penal económico”. Para ese entonces en Comodoro Py había seis tribunales orales federales (TOF), dos en proceso de conformación por concursos y otros cuatro proyectados. Aquella ley preveía que seis TOF quedarían armados gracias a la mágica conversión de seis tribunales orales ordinarios –dedicados a juzgar delitos, comunes, como robos, hurtos, estafas, también homicidios— en federales. 


O sea, jueces y juezas que habían concursado para ocuparse de delitos ordinarios obtendrían cargos en la justicia federal, gracias a una mayoría simple del Consejo de la Magistratura, que por entonces manejaba el macrismo.


Antes de comenzar a poner esa estrategia en marcha, ese sector intentó dilatar la conformación de los tribunales 7 y 8, en especial este último, con el desplazamiento de dos mujeres que eran las mejor posicionadas, Sabrina Namer y María Gabriela López Iñíguez. No les importaba su idoneidad, sino que no formaban parte del grupo de magistrados/as que imaginaban dóciles antes sus imperativos. 


Hasta la Corte se puso colorada

Como era todo tan alevoso, apuraron sin concurso la generación de otros TOF, y así fue como transformaron el tribunal criminal 10, en tribunal federal 9, trasladando a la jueza Silvia Mora y los jueces Alejandro Nocetti Achával y Alejandro Becerra. Era tal el apuro que fuera el tribunal que recibiera las primera causas importantes contra CFK o vinculadas a su gestión, que con la anuencia de la Cámara de Casación ese TOF9 fue incluido en el sorteo de expedientes sin tener la habilitación de rigor de la Corte Suprema. Le tocaron las causas del Memorándum y la de la “ruta del dinero K”, como se llamó a la que tuvo como protagonista a Lázaro Báez por lavado.


Hay que reconocer que fue la propia Corte la que frenó aquel invento: anuló el sorteo de causas asignadas y dejó sin efecto la designación de los jueces. Votaron Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti. Aquel episodio hizo montar en cólera al exministro de Justicia, Germán Garavano, que empezó a hablar de una “mayoría peronista” entre los cortesanos. 


La conversión de tribunales para poder elegir jueces/zas quedó trunca. El gobierno de Macri siguió haciendo “traslados” en otros cargos para elegir su propia “justicia”, y muy a la larga la Corte también lo cuestionó, con el argumento de que no puede haber traslados definitivos, como en los casos de Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, nombrados por traslado en la Cámara Federal, y que todavía siguen ahí porque no terminó el concurso de los puestos que ocupan.


Tribunales no binarios

Es relevante revisar esta trama antes de caer en el binarismo que todo lo reduce a un esquema de castigo versus impunidad, o que dicta que si un fallo no agrada el apetito político/económico el destino de quien lo firmó es la destitución o la persecución hasta que renuncie. Aunque es obvio decirlo, eso es lo contrario de la garantía de independencia. 


Pasa algo más que interesante en los tribunales orales federales: no hay posturas uniformes o unívocas, hay ideas jurídicas en pugna, es precario hacer una lectura política lineal de las decisiones o atarlas a si sus autores/as tuvieron alguna relación o no con Justicia Legítima. 


Lo que irrita hoy a la oposición política/económica/mediática son las sentencias que muestran los hilos de causas que tuvieron mucho de armadas. Esto no invalida los interesantes debates jurídicos, por ejemplo, sobre el lavado de activos, y las “bibliotecas” que se pueden aplicar. Lo que incomoda es que haya fallos que expliciten que se acusó y en ciertas ocasiones hasta se privó de la libertad por un delito inexistente. Que, como el de Los Sauces/Hotesur, tomen como ejemplo el fallo de la Corte de Brasil que derribó las acusaciones contra Lula, que digan que desde hace añares hay un delito comodín, el de “asociación ilícita”, que es peligroso y uno de los grandes emblemas de las persecuciones políticas. 



Publicado en:

https://www.pagina12.com.ar/385673-por-que-fracaso-el-macrismo-y-cristina-kirchner-fue-sobresei

lunes, 29 de noviembre de 2021

PABLO DUGGAN: "¿Qué podía salir mal?"

 

EL MOVIMIENTO NACIONAL Y POPULAR DEFINE SU FORTALEZA POR LA FIRMEZA DE SU CONDUCCIÓN, por Jorge Rachid

 



La construcción del Frente de Todos significó la necesidad de la conducción ampliada, de una herramienta electoral que abarcase a aquellos sectores dispersos y fragmentados del Movimiento Nacional, para enfrentar con éxito al neoliberalismo gobernante, objetivo que fue alcanzado con creces.

Esta simple descripción trae las complejidades propias de una construcción electoral, con objetivos tácticos que postergó sin dudas la discusión plena de los caminos estratégicos a recorrer desde el Gobierno Nacional y Popular. Sí era claro que resolver los problemas de fondo, diseñados por un enemigo colonizador, que abarcó todos los aspectos de la vida institucional del país dando prioridad a lo coyuntural ya que las condiciones de vida difíciles de los argentinos y la situación macro económica estaban en un límite claro de diáspora social y default.

En el 2003 después de20 años de dominación cultural y económica neoliberal, la asunción de Néstor Kirchner en condiciones de debilidad electoral con el 22% de los votos y sin 2° vuelta, provocada exprofeso por un enemigo planificador para evitar la acumulación de poder, apenas asumido recupera la identidad y la memoria del Movimiento Nacional, marcando hitos estratégicos y colocando el cuerpo a cada situación crítica que demanda la hora de gobernar. Una excepcional capacidad de compromiso y voluntad política en vencer dificultades y marcar sin pausa los objetivos estratégicos de la gestión, a la par de la necesaria convocatoria a la movilización y la militancia como respaldo explícito a la gestión y demostración de poder popular. La juventud y gran parte del pueblo volvió a la política y a creer en ella, a la cual el enemigo había tratado de enterrar desde el “Fin de la Historia” de Fukuyama.

Es entonces necesario desplegar el mapa geopolítico de la situación internacional, para entender los tiempos políticos nacionales, ya que desde la Pandemia el mundo cambió los ejes de discusión, los actores protagónicos y las áreas de influencias, desde la guerra de las monedas hasta la geopolítica de las vacunas, del enfrentamiento al cambio climático y el calentamiento global a los nuevos mercados internacionales, en un devenir que hizo girar la mirada hacia el Oriente después de 5 siglos de hegemonía atlántica. Ese mundo Multipolar en crecimiento hacia el Oriente es buena noticia para la Humanidad, pero malos son los augurios para América Latina considerada su “patio trasero” por el gigante norteamericano, en su concepción colonizadora.

Porque este mundo descripto es el contexto cotidiano de las decisiones políticas, en las cuales se necesitan desactivar los mecanismos de dominación estructural, que condicionan cada uno de los aspectos de la vida institucional del país impidiendo el pleno ejercicio de la Soberanía nacional, que significa poder tomar decisiones sin depender de terceros involucrados, en éste caso por el endeudamiento con el FMI, la ofensiva del poder hegemónico sobre los gobiernos populares de nuestra región y las condiciones precarias de vida de nuestro pueblo, que fueron producto de 4 años de peste macrista y dos años pandémicos. Sin que estas reflexiones signifiquen una justificación ni una resignación, sí podemos decir que las decisiones políticas que se toman desde el Gobierno deben ser de la máxima efectividad posible, al menor costo social que se pueda, en el camino correcto, dada la angustia y alteración de vida de los argentinos desde hace 6 años.

Dice Benedetti en sus poemas y cantaba Zitarrosa: “nada hay más lento en su andar, que un pueblo construyendo su historia”, porque los pueblos tienen tiempos históricos y son el sujeto político que forja los nuevos paradigmas ante escenarios imprevistos, mientras que los militantes tenemos tiempos biológicos de ansiedades producto de nuestra finitud. Entonces entre el “deber ser” de la política y la construcción del colectivo de la Comunidad Organizada, está el espacio de la militancia, que promoviendo a los líderes sociales de cada territorio, gremio u organización social o política, es lo que permite la construcción de poder propio del campo nacional y popular.

Claro que esta mecánica que se realizó desde el peronismo, se fortaleció en la resistencia y se consolidó en los últimos 12 años de gobierno nacional y popular de Néstor y Cristina, siempre tuvo una conducción unívoca, con aciertos y con errores en cada etapa histórica, como lo demuestra el análisis retrospectivo del diario del lunes. Eso de ninguna manera disminuye su papel en la historia nacional, en donde quedarán sin dudas marcados a fuego por los avances producidos en el marco de la lucha por la Soberanía nacional, aunque no se haya alcanzado el grado necesario de consolidación definitiva estructural soberana, dada la asimetría de fuerzas con el enemigo colonizador. La misma que existe hoy en el cuadro de situación internacional descripto y que hace del Gobierno nacional un avance más lento y a veces de camino incierto ante el avance enemigo.

Es el camino estratégico el eje al cual debemos avocarnos a preservar, sin exigencias de hechos prematuros, pero sin admitir abandonos definitivos de las demandas nacionales y populares de construcción de un modelo social y productivo solidario y biocéntrico, que permita democratizar el poder y humanizar la política, en el marco de la Comunidad Organizada con poder popular constitucionalmente respaldado. 

Es que la democracia está debilitada y en discusión en el mundo, aunque no se informe ni se mencione en los medios hegemónicos que han dejado de ser de comunicación y son jugadores de la mesa del poder, a la par de los Fondos Buitres supranacionales y los factores de poder local colonizados, que si no son identificados ante el pueblo nunca aparecen como responsables del vaciamiento de las riquezas nacionales. Identificar al enemigo entonces fortalece al Movimiento Nacional y permite su ampliación incorporando nuevos actores, masa crítica en sectores nacionales que aún imbuídos de la cultura neoliberal dominante del electoralismo sin pausa, que impide con ellos la discusión profunda de la problemática nacional.

Para pensar entonces donde estamos situados con ésta descripción y animarnos a obtener respuestas que nos lleven a formular propuestas antes que estigmatizar dirigentes, a todos los cuales los tenemos caracterizados y forman parte de ésta coalición, que tiene sin dudas una conducción en Cristina, que no sólo es referencia sino el aporte más importante del Movimiento Nacional, pero que no totaliza al conjunto, como lo expresó cuando construyó el Frente de Todos como expresión electoral. 

Pero del Movimiento Nacional forman parte los otros sectores desde el Presidente de la Nación al Frente Renovador, otros partidos aliados, pero también el movimiento obrero organizado en CGT y CTA, más el concurso organizado de los movimientos sociales, las organizaciones libres del pueblo como DDHH, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y muchas más, además de las agrupaciones políticas, surgidas al calor de la militancia y que en una fragmentación que se profundiza más en los procesos electorales y suelen olvidar al enemigo principal, privilegiando sus legítimas aspiraciones políticas de espacios propios. 

Pero entonces la pregunta es dónde está la conducción del conjunto, que sí se da y existe en el Gobierno Nacional cuando las decisiones se toman de consenso, pero no están como conducción cuando en la práctica cotidiana, en la lucha mediática y ante la ofensiva del enemigo, como lo observamos en la Guerra Pandémica, la repuesta aparece diluida, debilitada, y con una contraofensiva parcial, sectorial y falta de la emotividad que marque caminos estratégicos a recorrer. 

Ese desafío es la construcción de una conducción colectiva, que recuperando la memoria e identidad histórica del Movimiento Nacional, pueda estar fuera del juego de pequeñas luchas en los espacios de institucionales por los cuales se pugna sectorialmente debilitando al conjunto, desconociendo el marco totalizador del Gobierno, porque no existe gestión sin ideología ni ideología sin gestión y estas premisas deberían ser predicando y persuadiendo, mecanismos propios de una conducción estratégica. Esto es posible recuperando el Perón Filosófico, que sigue dando respuestas a las demandas de la hora, por ser como lo marca Francisco, una construcción del pensamiento americano, mestizo, moreno, criollo y profundo, que en ésta etapa de la Humanidad aparece como una respuesta necesaria a un mundo impregnado de economicismo financiero, basado en construcciones de pensamientos eurocéntricos, que transforman a los seres humanos en objetos.

por JORGE RACHID

PRIMERO LA PATRIA

www.lapatriaestaprimero.org

CABA, 28 de noviembre de 2021


BIBLIOTECA

Fermín Chávez:  Epistemologia Para La Periferia

J.D.Perón: Conducción Política

Carl Von Clausewitz:  De la guerra

WALTER LETTIERI: "El ajuste es política y socialmente inviable"


Ajuste

 

 

La encrucijada de Schiaretti para 2023, por "Página 12" del 28-11-21


 
El futuro del gobernador tras la derrota en las legislativas


El sueño de armar una liga de gobernadores para disputar la presidencia parece lejano. Algo de historia del cordobesismo y las primeras resonancias de cara a lo que viene. La opinión de dirigentes y analistas.

28 de noviembre de 2021


El contundente resultado de las elecciones legislativas en Córdoba, con un triunfo amplísimo de Juntos por el Cambio, aceleró las especulaciones sobre el futuro de la provincia y de su gobernador. Si bien Sebastián Puechagut, Director de la Consultora Explanans, marca que no hay que anticiparse, que la madurez de la ciudadanía hace que no vote de la misma manera en elecciones legislativas que en ejecutivas, ya se empiezan a tejer todo tipo de conjeturas y el camino hacia el 2023 está en marcha.


Uno de los puntos que genera polémica es el posicionamiento nacional del gobernador cordobés. Para una importante dirigente de Hacemos por Córdoba la proyección nacional de Schiaretti es “declamativa”: “Basicamente sirve para opacar la paliza de Juez. El objetivo es que se hable de su proyección nacional y no de las elecciones que pasaron”.


En el peronismo cordobés conviven dos miradas. Por un lado, quienes creen que el balance no es del todo negativo ya que se pudo “romper” la polarización nacional y “robarle” la banca en el senado al Frente de Todos. En este sentido, Puechagut explica que “en un contexto de total polarización, mantener 3 bancas (dos en diputados y una en el senado) no está mal. Son votos que van a valer mucho a la hora de las negociaciones legislativas”. Por otro lado están quienes, dentro del espacio, sintieron el golpe: “Esperábamos más, por lo menos poder mantener las tres bancas en diputados”, reconoce un dirigente del espacio.


“En la escuela de mi barrio, históricamente peronista, casi perdemos. Habíamos ganado por 50 votos en las PASO y casi nos la dan vuelta. Pensamos que convocando a la gente que no había ido a votar en septiembre se podía levantar, pero no nos eligieron”, lamenta un militante territorial del peronismo en la capital provincial.


Está claro que la elección de HpC no fue buena teniendo en cuenta las expectativas que el propio espacio había creado. Sobre todo por la centralidad que tuvieron en campaña las figuras de Juan Schiaretti y de Martín Llaryora, intendente de la Ciudad de Córdoba y el nombre que suena más fuerte para la gobernación en 2023.


Historia reciente del cordobesismo

En julio de 1999 José Manuel de la Sota asumió la gobernación cordobesa y cortó más de 15 años de seguidilla radical. El Ministro de Producción de aquel gobierno fue el contador Juan Schiaretti. Empezó allí un ciclo de más de 20 años en el que ambos alternaron como primeros mandatarios de la provincia, en una armonía no exenta de tensiones. Hace unos años parecía que Unión por Córdoba (sello que duró 20 años, ahora convertido en Hacemos por Córdoba) podía durar varias décadas más en el poder. Pero el azar y las desgracias también marcan la historia: el 15 de septiembre de 2018 José Manuel de la Sota murió en un trágico accidente automovilístico. Hasta ese momento su nombre sonaba como posible candidato presidencial de la unidad del peronismo en 2019. Se empezaban a ventilar las reuniones que había mantenido con dirigentes como Máximo Kirchner o la misma Cristina Fernández de Kirchner. La visión que tenía del futuro no era la misma que la de su socio.


Del 2015 al 2019 Schiaretti tuvo un trato amistoso con Mauricio Macri, con el que incluso compartió algunos pasos de baile. Jamás lo combatió, nunca creyó necesario involucrar a Córdoba en la disputa por el proyecto de país. Luego fue uno de los pocos gobernadores peronistas que no apoyó la candidatura de Alberto Fernández. A dos años de la asunción de AF y a pesar de que las inversiones que llegan desde Nación a la provincia superan las de cualquier otra gestión, la postura del gobierno provincial no ha cambiado. En ese marco se dieron las declaraciones del gobernador en los últimos días, en las cuales opinó que tanto el kirchnerismo como el gobierno de Macri habían fracasado y chocado el país y que actualmente existe un “empate de debilidades”.


El partido cordobés

La idea de Córdoba como un ente autónomo del resto del país no es un invento del actual peronismo cordobés. El ex gobernador radical Eduardo Angeloz ya había hablado de la provincia como una “isla”. Sí es cierto que fue José Manuel de la Sota quien acuñó el término cordobesismo. Por su parte, el actual gobernador habló en los últimos días del “partido cordobés”.


Lo cierto es que la idea de Córdoba como isla se termina cuando se analizan la suba de la pobreza y la indigencia en la provincia durante el gobierno de la alianza macrista-radical y la pandemia: Según el INDEC, en el Gran Córdoba, en el primer semestre de 2017 la pobreza era de 30,7% y la indigencia del 7,8%, mientras que en el primer semestre de 2021 la pobreza fue de 46,6% y la indigencia de 10,8%.


Por otro lado, el “cordobesismo” instaló la idea de la provincia como polo industrial. En los últimos días, el gobernador compartió los festejos de los 60 años de la Unión Industrial de Córdoba con Martín Llaryora y Luis Juez. Luego del festejo tuiteó que “en estos últimos 20 años hemos sido capaces de aunar esfuerzos. Ese trabajo mancomunado es lo que nos permite avanzar industrialmente, logrando nuevas radicaciones industriales pese a las dificultades que le toque atravesar a nuestra Patria argentina” .


En los hechos lo que se observa es que Córdoba es, cada vez más, una provincia con una economía agroganadera: según un informe elaborado por el Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES) la industria era hasta el 2013 el sector de mayor tamaño, mientras que en el 2019 ya se encontró en el tercer lugar, luego del sector agropecuario y el comercio. Esto trae aparejado problemas en cuanto a la cantidad y la calidad del empleo. La industria emplea más y mejor que el agro en relación a su producción. De esta manera, el malestar laboral en Córdoba se calculó en el primer semestre del 2021 en 57,7%.


Hacemos por Córdoba fue virando en los últimos años desde un armado plural con una fuerte identidad peronista hacia una mezcla de conservadurismo político y desarrollismo económico (anclado en la obra pública y el complejo agroganadero) con una identidad marcadamente cordobesa en oposición al resto del país, especialmente a Buenos Aires. La disputa, para Schiaretti, ya no se da al interior de Córdoba contra el radicalismo o el macrismo, sino que se da hacia afuera contra el resto del país. “Yo no le digo más peronismo. No le quedan ideas, le queda geografía. Por eso lo del partido cordobés”, opina Valeria Brusco, docente universitaria e integrante de la Red de Politólogas (proyecto que busca promover, visibilizar y potenciar el trabajo de las mujeres dedicadas a la Ciencia Política latinoamericanista). Así se explica que el blanco preferido del gobernador en la última campaña haya sido el gobierno nacional y no Juntos por el Cambio, que fue por lejos la fuerza más votada.


La tercera vía: la liga de gobernadores

Parece que fue lejos y hace mucho tiempo, pero en 2019 existió una coalición que se llamó Consenso Federal. Sus figuras fueron Sergio Massa, Miguel Pichetto, Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti. Esa experiencia fracasó: Massa se sumó a las filas del Frente de Todos y Pichetto fue candidato a vicepresidente de Mauricio Macri. Lavagna y Urtubey terminaron conformando la fórmula de la coalición, que no gravitó electoralmente: superó apenas el 6% de los votos. Hoy todo esto es historia pero el sueño presidencial de Schiaretti parece persistir.


En esa clave puede entenderse su enorme presencia en la última campaña legislativa. Las candidatas eran Ellas (Alejandra Vigo y Natalia de la Sota, dos dirigentes con apellidos pesados) pero la centralidad la terminó teniendo Él. Esto fue una sorpresa ya que no es habitual ver al gobernador con tantas apariciones públicas en tan poco tiempo. El esquema comunicacional del gobierno cordobés no lo tiene a Schiaretti como orador asiduo ni suelen darse dispositivos de conversación directa ni mediada con la ciudadanía. Las obras de gobierno se cuentan vía una altísima inversión en pauta publicitaria. Así se explica el blindaje mediático del que goza el gobierno provincial por parte de los grandes medios.


Todo indica que el sueño de Schiaretti es armar una liga de gobernadores que pueda disputar la presidencia en el 2023. Lo cierto es que los gobernadores peronistas, algunos más críticos que otros, hoy se encuentran dentro del FdT. En este sentido, un dirigente del peronismo cordobés opina que ““el gringo” va a avanzar solamente si ve terreno fértil, si ve que otros gobernadores lo pueden acompañar. En ese sentido fue muy buena la jugada del gobierno nacional de poner a Manzur como Jefe de Gabinete, con eso ganaron apoyo en el interior del país”. En la misma línea opinan distintos dirigentes del interior cordobés. Por su parte, Brusco explica que “lo de Schiaretti presidenciable tiene poco sustento. No se sabe si es un proyecto de verdad o es la salida posible que tiene”. Otro importante analista también cree que que la nacionalización de la figura del gobernador es un “gesto” para darle un horizonte “épico” al peronismo cordobés, en un movimiento que le sirve para ordenar hacia adentro su fuerza.


Por su parte, los gobernadores opositores, en su gran mayoría, pertenecen a JxC y es impensable que luego de la última performance legislativa cambien de bando. “Hoy no hay lugar para una fuerza más. Está la extrema izquierda, la extrema derecha, JxC, que es una derecha maquillada, y estamos nosotros con el FdT. No hay lugar para nadie más”, analiza un dirigente peronista de Córdoba cercano al gobierno nacional, que lo ve a Schiaretti más cercano a JxC que al peronismo nacional: “Pichetto en el 2019 ocupó el lugar que debería haber ocupado él”.


Quedan dos años en donde Schiaretti se jugará su futuro sabiendo que necesita al gobierno nacional para gestionar la provincia y mantenerse fuerte para ordenar su sucesión en Córdoba.  



Publicado en:

https://www.pagina12.com.ar/385665-la-encrucijada-de-schiaretti-para-2023

domingo, 28 de noviembre de 2021

WALTER LETTIERI: "Todo ajuste 'made in FMI' solo generará estanflación, protesta social y no recuperará la confianza"

 


Imagen: La Nación

 

 

PABLO DUGGAN: "La falta de dólares es la consecuencia del comportamiento de la clase media alta"



 

 

La nueva carta de Cristina Kirchner sobre la negociación con el FMI y su "silencio", por "Página 12" del 28-11-21


"De silencios y curiosidades. De leyes y responsabilidades"


La vicepresidenta responde a las especulaciones opositoras y mediáticas sobre su posición frente a un posible acuerdo con el Fondo Monetario y pone el acento en la responsabilidad del macrismo, de todos los legisladores y del Presidente, "que siempre tuvo, tiene y tendrá la lapicera".

28 de noviembre de 2021 


En medio de las presiones externas e internas que afronta el gobierno en su pulseada con el Fondo Monetario Internacional, Cristina Fernández de Kirchner difundió este sábado una carta pública en respuesta a la “confusión que se pretende instalar” desde los medios hegemónicos en relación con sus "silencios". Recordó que por la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública aprobada este año serán “la totalidad de las fuerzas políticas” las que deberán decidir en el Congreso si se aprueba o no lo que acuerde el Poder Ejecutivo con el FMI, criticó “la irresponsabilidad política” de la oposición que acaba de ganar la elección pero “no se hace cargo de nada”, y ratificó su respaldo a Alberto Fernández con una larga cita de su discurso del 9 de Julio, cuando el presidente aseguró que no piensa claudicar ante los acreedores ni firmar “algo que arruine la vida del pueblo argentino”. “Es un momento histórico de extrema gravedad y la definición que se adopte y se apruebe puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero cepo del que se tenga memoria para el desarrollo y el crecimiento CON INCLUSIÓN SOCIAL de nuestro país”, destacó la vicepresidenta, subrayando esas tres palabras.


El texto que CFK difundió desde su web personal, titulado “De silencios y curiosidades. De leyes y responsabilidades”, apunta desde la primera línea a las especulaciones que unifican a medios de comunicación hegemónicos, sectores del poder real en la Argentina y brokers de Wall Street sobre su posición con respecto al posible acuerdo por los 57.000 millones de dólares que el gobierno de Mauricio Macri le pidió al Fondo en 2018, de los cuales se desembolsó “en menos de un año la bonita suma de 44.500 millones de dólares”, recordó. Como ejemplo del “grado de confusión que se pretende instalar” y las eternas operaciones para mostrarla enfrentada con el jefe de Estado citó el titular “El FMI, la lapicera de Cristina Kirchner y la disputa que recrudece de Alberto Fernández con la vicepresidenta”, que publicó el columnista Marcelo Bonelli en Clarín.


Pero no se detuvo solo ahí sino que remarcó “la curiosa actitud” de los voceros de Juntos por el Cambio y declaraciones como “no vamos a decir nada del acuerdo con el FMI hasta que Cristina no opine”. Con preguntas retóricas les cuestionó que “no se hagan cargo de nada” luego de haber “reiniciado el ciclo trágico de endeudamiento” con el FMI que Néstor Kirchner había clausurado en 2005, y que le pidan que defina si el acuerdo está bien o mal luego de hacer campaña “recitando el mantra ‘hay que quitarle la mayoría a Cristina en el Senado para que el Congreso no sea una escribanía del gobierno’”.


“¡Por favor! La política debe dejar de ser sólo un show para la televisión”, reclamó. “Cuando se busca el voto popular en elecciones libres y sin proscripciones se debe ejercer la responsabilidad de esa representación. Más aún, cuando se han ganado las elecciones. ¿O para qué quieren las bancas? ¿Para cobrar la dieta? ¿O tal vez para viajar al exterior con pasajes gratis y viáticos en dólares? ¿Para posicionarse de cara al 2023?”, se preguntó. Recordó que desde el 10 de diciembre, por primera vez desde 1982, el peronismo no tendrá quórum propio en el Senado, y admitió que no la sorprende “la irresponsabilidad política de la oposición” porque “la historia de nuestro país está plagada de fuerzas políticas que llegaron al gobierno diciendo una cosa e hicieron exactamente lo contrario una vez que atravesaron la puerta de la Casa Rosada”.


La lapicera la tiene Alberto

La segunda mitad del texto de la expresidenta se centra en “la responsabilidad legal, política e histórica” que deberá asumir el Congreso cuando deba pronunciarse sobre el eventual acuerdo con el FMI y en la virtudes necesarias para afrontar ese tipo de negociaciones: la capacidad, voluntad y coraje en la última reestructuración por los que homenajeó a su excompañero de vida, y su propia decisión de no ceder “a la extorsión de los Fondos Buitre” en 2010.


En contraste con la experiencia de 2018, cuando el gobierno la alianza Pro-UCR-Coalición Cívica “nos endeudó en apenas un instante de forma extraordinaria, exorbitante e insostenible sin pasar por el Congreso de la Nación”, CFK destacó como una “excelente iniciativa” la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, que dispone que “todo el programa de financiamiento y operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”. Apuntó a los desmemoriados que ese proyecto del gobierno del Frente de Todos se aprobó en el Senado con 65 votos positivos y una abstención, y se convirtió en ley en Diputados en febrero último con 223 votos afirmativos, dos negativos y dos abstenciones.


“Surge a simple vista que la totalidad de las fuerzas políticas de ambas coaliciones asumió la responsabilidad de decidir si se aprueba o no lo que el Poder Ejecutivo negocie y acuerde con el FMI. Todo ello sin perjuicio de que es el titular del Poder Ejecutivo quien lleva adelante las negociaciones en ejercicio de su responsabilidad constitucional en esta materia”, recordó, y volvió al titular de Clarín para corregirlo: “La lapicera no la tiene Cristina… siempre la tuvo, la tiene y la tendrá el Presidente de la Nación. Y no lo digo yo, lo dice la Constitución Nacional. Que a nadie lo engañen sobre quién decide las políticas en la Argentina”.


La vicepresidenta remarcó que el país, igual que el resto del mundo, sufre la pandemia y los riesgos de mutación y retorno permanentes, pero además “tiene el peso inédito de una deuda también inédita con el FMI”. En un contexto de trascendidos sobre las negativas del Fondo a alargar plazos o reducir la sobrecarga de intereses, y de presiones de financistas globales y sectores empresarios locales, advirtió que “es un momento histórico de extrema gravedad” y que la definición que se tome “puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero cepo del que se tenga memoria para el desarrollo y el crecimiento CON INCLUSIÓN SOCIAL de nuestro país”.


"No es Cristina"

“¡Y ojo! Que nadie está hablando de desconocer deudas”, advirtió, y calificó como un “atributo histórico” del kirchnerismo el hecho “de haber pagado las deudas que generaron otros gobiernos”. Citó como ejemplos la cancelación con el FMI de Kirchner en 2005, cuando Alberto Fernández era su jefe de gabinete, y elogió “tanta capacidad, tanta voluntad y tanto coraje”; la reestructuración con acreedores privados en 2005 y 2010, “con la quita más grande de capital e intereses de la que se tenga memoria”, y recordó que como presidenta no cedió “a la extorsión de los Fondos Buitre” porque implicaba desconocer los derechos de los acreedores externos que habían acordado con el Estado, “con consecuencias irreparables para la Argentina”. Frente a la actual negociación, de acuerdo a la Constitución y a la citada Ley 27.612, “no es Cristina… son los y las 257 diputados y diputadas y 72 senadores y senadoras quienes tienen la responsabilidad legal, política e histórica de aprobar o no cómo se va a pagar y bajo qué condiciones la deuda más grande con el FMI de todo el mundo y de toda la historia”, destacó.


El cierre fue un gesto de respaldo al presidente. “Tampoco olvido, y además comparto plenamente”, aclaró, el discurso del jefe de Estado en la Casa de Tucumán y su referencia al Fondo. “¿La Argentina sabe que de acá a fin de año tenemos compromisos por casi 5 mil millones de dólares que afrontar con el Fondo, tomado por un gobierno que asumió ese compromiso hace dos años atrás?”, preguntó en aquel discurso. “Mi modelo no está en los que mandan balas de goma a Bolivia. Mi modelo sigue siendo San Martín, Güemes y Belgrano. Nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino”, aseguró, y añadió que “si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer. Antes me voy a mi casa, porque no tendría realmente cara para entrar en esa sala si hiciera algo semejante”. “Que Dios y la Patria los ilumine a todos y todas”, concluyó la expresidenta.


El texto completo de Cristina Kirchner

Los silencios y las curiosidades.

Hace ya varias semanas desde los medios de comunicación hegemónicos, los sectores del poder real en la Argentina y, crease o no -según pude leer en letra de molde-, también desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los brokers de Wall Street, se especula con “el silencio de la vicepresidenta” y su posición respecto de un posible acuerdo con el FMI por los 57.000 millones de dólares que pidió el gobierno de Mauricio Macri en el año 2018, de los cuales se alcanzó a desembolsar en menos de un año, la bonita suma de 44.500 millones de dólares.


Se preguntan “¿qué va a hacer Cristina respecto de esta cuestión?”. Sólo para reflejar el grado de confusión que se pretende instalar, elijo al azar uno de los titulares que se han publicado: “El FMI, la lapicera de Cristina Kirchner y la disputa que recrudece de Alberto Fernández con la vicepresidenta” (SIC).


Sin embargo, la actitud más curiosa proviene de la coalición opositora que ha ganado, a nivel nacional, las elecciones parlamentarias celebradas el 14 de noviembre pasado. Declaraciones como “no vamos a decir nada del acuerdo con el FMI hasta que Cristina no opine” son moneda corriente en portales, programas de TV y redes sociales.


¿En serio que los mismos y las mismas que trajeron de vuelta el FMI a la Argentina, reiniciando el ciclo trágico de endeudamiento que Néstor Kirchner había clausurado en el año 2005, hoy no se hagan cargo de nada?


¿En serio que los mismos y las mismas que recorrieron el país y los canales de televisión recitando el mantra “hay que quitarle la mayoría a Cristina en el Senado para que el Congreso no sea una escribanía del gobierno”, ahora quieren que “Cristina defina si el acuerdo con el FMI está bien o está mal”?


¡Vamos! ¡Por favor! La política debe dejar de ser sólo un show para la televisión. A partir del 10 de diciembre de este año y por primera vez desde 1983, con el advenimiento de la democracia, el peronismo no tendrá quórum propio en la Cámara de Senadores de la Nación.


Cuando se busca el voto popular en elecciones libres y sin proscripciones se debe ejercer la responsabilidad de esa representación. Más aún, cuando se han ganado las elecciones. ¿O para qué quieren las bancas? ¿Para cobrar la dieta? ¿O tal vez para viajar al exterior con pasajes gratis y viáticos en dólares? ¿Para posicionarse de cara al 2023?


Debo confesar que no me sorprende la irresponsabilidad política de la oposición. La historia de nuestro país está plagada de fuerzas políticas que llegaron al gobierno diciendo una cosa e hicieron exactamente lo contrario una vez que atravesaron la puerta de la Casa Rosada.


Las leyes y las responsabilidades.

El 11 de noviembre del 2020 el Poder Ejecutivo Nacional envió al Senado de la Nación el Proyecto de Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública. Excelente iniciativa que tuvo como objetivo principal evitar que pudiera repetirse en la historia argentina una experiencia similar a la del gobierno de Mauricio Macri, que nos endeudó en apenas un instante de forma extraordinaria, exorbitante e insostenible sin pasar por el Congreso de la Nación.


Permítanme reproducir textualmente el artículo 2 de aquel proyecto: “Dispónese que todo el programa de financiamiento y operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente.”


19 días después de ingresada aquella propuesta, que contaba con apenas 5 artículos, el Senado de la Nación la aprobó con 65 votos favorables y una abstención. La Cámara de Diputados no se quedó atrás. Con fecha 11 de febrero del 2021, la convirtió en ley -bajo el número 27.612- con 233 votos afirmativos, 2 votos negativos y 2 abstenciones.


Como se podrá observar, surge a simple vista que la totalidad de las fuerzas políticas de ambas coaliciones asumió la responsabilidad de decidir si se aprueba o no, lo que el Poder Ejecutivo negocie y acuerde con el FMI. Todo ello sin perjuicio de que es el titular del Poder Ejecutivo quien lleva adelante las negociaciones en ejercicio de su responsabilidad constitucional en esta materia.


Vale la pena aquí parafrasear y corregir el título al que hiciéramos mención al comienzo de este texto: la lapicera no la tiene Cristina… siempre la tuvo, la tiene y la tendrá el Presidente de la Nación. Y no lo digo yo, lo dice la Constitución Nacional. Que a nadie lo engañen sobre quién decide las políticas en la Argentina.


Argentina, como el resto del mundo, fue y sigue atravesada por la pandemia y los riesgos de una mutación y retorno permanentes. Nuestro país además, tiene el peso inédito de una deuda también inédita con el FMI. Es un momento histórico de extrema gravedad y la definición que se adopte y se apruebe, puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero cepo del que se tenga memoria para el desarrollo y el crecimiento CON INCLUSIÓN SOCIAL de nuestro país.


¡Y ojo! Que nadie está hablando de desconocer deudas. Creo que el kirchnerismo (y permítanme utilizar el “ismo” para de algún modo homenajear la formidable gestión de quien fuera mi compañero de vida e identificar un proceso político del peronismo) tiene un atributo histórico que es el de haber pagado las deudas que generaron otros gobiernos. Basta recordar una vez más la cancelación de la deuda con el FMI llevada a cabo por Néstor Kirchner, así como también la reestructuración de deuda llevada a cabo en 2005 y en 2010 con acreedores privados, con la quita más grande de capital e intereses de la que se tenga memoria.


He sido legisladora nacional desde el año 1995 hasta el año 2007, cuando fui electa por primera vez como Presidenta de la República Argentina. Me tocó vivir como ciudadana, al igual que todos los argentinos y argentinas, momentos muy difíciles y como Senadora y Diputada nacional tener que votar en situaciones de gravedad institucional sin precedentes. Y siempre voté de acuerdo a mis ideas y convicciones, lo que no pocas veces me deparó algún que otro inconveniente. Hoy, como marca la Constitución y la ley 27.612, no es Cristina… son los y las 257 diputados y diputadas y 72 senadores y senadoras quienes tienen la responsabilidad legal, política e histórica de aprobar o no cómo se va a pagar y bajo qué condiciones la deuda más grande con el FMI de todo el mundo y de toda la historia.


También he sido Presidenta de la Nación por dos períodos consecutivos. En el año 2010, me tocó completar la reestructuración más exitosa de deuda soberana de la que se tenga memoria realizada, paradójicamente, por quien fuera el Presidente que con menos votos asumiera la primera magistratura en toda la historia argentina. Vaya mi homenaje, una vez más, a tanta capacidad, tanta voluntad y tanto coraje. Cuando como Presidenta me tocó decidir, no cedí a la extorsión de los Fondos Buitre porque ello significaba desconocer los derechos de todos aquellos acreedores externos que de buena fe habían acordado con el Estado argentino en 2005 y en 2010, con consecuencias irreparables para la Argentina. Aún recuerdo cuando en el año 2016, ya con Mauricio Macri en el gobierno, se discutió en el Congreso de la Nación la derogación de las Leyes de Pago Soberano.


Aún retumba en mis oídos el eco de los discursos de algunos compañeros y compañeras legisladoras que votaron en contra de aquella derogación y premonitoriamente sostuvieron que a partir de allí se iba a iniciar un proceso de endeudamiento que indefectiblemente culminaría con la vuelta del FMI a la Argentina. Aunque debo reconocer que ninguno de ellos ni de ellas, como así tampoco quien escribe estas líneas, nunca imaginamos la magnitud de lo que iba a suceder.


Tampoco olvido y, además comparto plenamente, el discurso del Presidente de la Nación del pasado 9 de julio en la conmemoración de la gesta de la Independencia en la Casa de Tucumán:


“Todos los días peleo porque la Argentina se ponga de pie, y todos los días peleo contra los que quieren ver de adentro a la Argentina arrodillada. Y no paro, y sigo, y acordamos con los acreedores privados, estamos negociando con el Fondo. ¿La Argentina sabe que este año, de acá a fin de año, tenemos compromisos por casi 5 mil millones de dólares que afrontar con el Fondo, tomado por un gobierno que asumió ese compromiso hace dos años atrás? ¿La Argentina lo sabe? Y además me reclaman que arregle rápido. Mi modelo no está en los que mandan balas de goma a Bolivia. Mi modelo sigue siendo San Martín, Güemes y Belgrano. Nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino, nunca, nunca. Y espero que me entiendan, porque si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o que claudique ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer. Antes me voy a mi casa, porque no tendría realmente cara para entrar en esa sala si hiciera algo semejante”.


Que Dios y la Patria los ilumine a todos y todas. Los argentinos y las argentinas lo necesitamos.


Publicado en:

 https://www.pagina12.com.ar/385606-la-nueva-carta-de-cristina-kirchner-sobre-la-negociacion-con