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domingo, 3 de noviembre de 2019

La invención de un empate, por Sebastián Fernández (para "Nuestras Voces" del 01-11-19)

A VOS TE CREO

Por SEBASTIÁN FERNÁNDEZ
| 1 de noviembre de 2019

Para nuestros medios serios, una elección ganada en segunda vuelta por menos de 3 puntos, tras 12 años de gobiernos kirchneristas, señalaba el fin de ese espacio político.  En cambio, la derrota de una reelección presidencial, una novedad en nuestro país, en primera vuelta y por 8 puntos de diferencia, es casi un empate y limita la legitimidad del ganador para aplicar el programa votado.



El domingo 22 de noviembre de 2015, Mauricio Macri ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales por 2,7 puntos sobre su rival oficialista Daniel Scioli.

La tapa de Clarín del día siguiente señaló “el fin del ciclo kirchnerista”. La victoria opositora era total pero el único derrotado no era Scioli. Para el ineludible Ricardo Roa, editor de Clarín, “CFK condujo su espacio político a la gran derrota”.  Unas semanas más tarde, el mismo Roa escribía: “Concluyó el sueño de Cristina Eterna aunque para ella no haya terminado y se niegue a perder lo que ha perdido en las urnas. Y hay adjetivos psiquiátricos para explicar su imposibilidad de reconocer la realidad”.

Para el editorialista de La Nación, además de develar el estado psiquiátrico de la ex Presidenta, la contundente victoria de Cambiemos generaba el “momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de los derechos humanos (…) Aquella izquierda verbosa, de verdadera configuración fascista antes y ahora, se apoderó desde comienzos del gobierno de los Kirchner del aparato propagandístico oficial”, un rústico llamado a terminar con las políticas de DDHH propiciadas por el kirchnerismo que fue duramente criticado, incluso por muchos periodistas de La Nación.

Por su lado, Luis Majul opinó que la ex presidenta CFK “se revela, a los ojos de los argentinos, como una «mala perdedora» electoral.” Unos meses después, el mismo periodista apasionado vería en el nuevo Presidente, “algo de Nelson Mandela”.

El domingo 27 de octubre, Alberto Fernández ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales por 8 puntos sobre su rival oficialista Mauricio Macri.

En la tapa de Clarín del día siguiente, sin embargo, no hubo mención alguna al fin de ciclo macrista, pese a que, como escribió Nicolás Tereschuk, “Macri es el primer presidente sudamericano que compite por su reelección y la pierde”.


Nuestra tradición política tiende a apoyar las continuidades de los oficialismos por sobre sus rupturas. Casi podríamos decir que los períodos presidenciales son de 8 años, interrumpidos por una instancia de validación intermedia. De hecho, como señala Tereschuk, ningún presidente argentino que buscó su reelección (J.D. Perón, C. Menem y CFK) fracasó en el intento. Al menos hasta Macri.

Nuestros medios serios, sin embargo, no parecieron compartir este análisis y definieron una victoria en primera vuelta contra el Presidente en ejercicio como “un empate técnico”, según la lisérgica fórmula de Luis Majul. Para Ricardo Roa, el resultado no fue “ni triunfazo de Alberto ni catástrofe de Macri”, ya que “Fernández ganó por menos de lo que se esperaba y Macri perdió por menos de lo que se esperaba”. Al parecer, las expectativas podrían modificar la contundencia del resultado de una elección.

El editorialista de La Nación, por su lado, dejó de lado las exigencias de cambios mayores de hace cuatro años y pidió por “una Argentina que nos incluya a todos”: “Es de desear que quienes han ganado los comicios de ayer hagan de la concordia su objetivo (…).” Para nuestros medios serios, una elección ganada en segunda vuelta por menos de 3 puntos, tras 12 años de gobiernos kirchneristas, señalaba el fin de ese espacio político y era un cheque en blanco para el ganador; en cambio, la derrota de una reelección presidencial, una novedad en nuestro país, en primera vuelta y por 8 puntos de diferencia, es casi un empate y limita la legitimidad del ganador para aplicar el programa votado.

Como decía una conocida campaña de Clarín: la realidad se puede tapar o se puede hacer tapa.

Publicado en:
http://www.nuestrasvoces.com.ar/a-vos-te-creo/la-invencion-de-un-empate/

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