6 enero, 2019
Por Alfredo Silletta.
Mientras se muestra con una sonrisa en sus espléndidas vacaciones veraniegas en Mar del Plata, yendo al teatro, comprando un libro o cenado con amigos, la gobernadora María Eugenia Vidal le mandó un ultimátum a Marcos Peña, que es como mandárselo a Mauricio Macri, al “avisar” que adelantará las elecciones en la provincia para el 30 de junio. “Mira Marcos, más allá que no quiero a Cristina en la boleta, tampoco lo quiero a Mauricio porque hoy esta muy mal en la provincia, especialmente en el conurbano”.
El jefe de Gabinete escucho en silencio y rápidamente le avisó al presidente que también disfruta de las extensas vacaciones en Villa La Angostura. La fecha no es casual, ya que la gobernadora necesita modificar varias leyes en la Legislatura: las PASO que obliga a la provincia a celebrarlas en la misma fecha que las nacionales; el código Electoral que establece que los comicios deben realizarse entre 30 y 120 días antes de la finalización del mandato y un posible cambio en el sistema de votación para implementar la boleta única de papel.
Para los cambios, Vidal ya acordó con Sergio Massa -¿no era opositor?- que le dará los votos en la legislatura, más el bloque de 4 legisladores que responden a Ottavis, le permitirá modificar las ley.
Vidal argumenta que en todas las encuestas ella ganaría sí se desdobla, pero arriesga la gobernación si van unificada. En un principio su argumento era la figura de Cristina que en el conurbano mide entre 45 y 50 puntos, pero ahora reconoce abiertamente que “no quiere compartir la boleta con Macri”
En la Casa Rosada, tanto Peña como Duran Barba se oponen. Es lógico, dejar a Macri solo, sin los votos de Vidal, lo dejan en una posición débil al presidente, quien ganó en 2015 gracias a los votos que le acercó Vidal. El presidente fue claro: se juega todo en octubre. La estrategia del gobierno será no hablar de la economía sino poner el eje en la inseguridad: un día hablaran de las pistolas Taser, otro de la baja de la imputabilidad de los menores, etc.
Desde la vereda de enfrente, el peronismo se opuso terminantemente a modificar la fecha de las elecciones. En un comunicado señalaron que con “esta maniobra, el presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal pretenden manipular las elecciones tras un nuevo año de inflación, recesión, pérdida de puestos de trabajo y recortes en salarios, educación, salud, ciencia y tecnología”.
En este sentido, puntualizaron que con ese dinero podrían construirse 200 jardines de infantes; aumentar un 50% el presupuesto de los comedores escolares; comprar 500 patrullas policiales; triplicar el presupuesto de las guardias de los hospitales; duplicar la inversión en agua y cloacas; triplicar la inversión en desarrollo infantil y duplicar las obras de reparación y mantenimiento de escuelas.
La Campora también publicó por estas horas un comunicado donde afirman que “por primera vez desde el regreso de la democracia, la provincia de Buenos Aires intentará adelantar su cronograma electoral respecto de las elecciones nacionales, con el objetivo de brindarle a la gobernadora María Eugenia Vidal la posibilidad de presentarse como candidata en ambas ocasiones, como último intento desesperado de Cambiemos para intentar retener alguno de los dos distritos”.
La Guerra entre Macri y Vidal ya comenzó. Los medios hegemónicos y el poder económico se inclinan por la gobernadora, para que en caso de ganar lo obligue a Macri a jubilarse y ser ella la candidata presidencial. Claro, mientras en Cambiemos especulan, el peronismo, los intendentes y la ex presidenta trabajan para presentar una propuesta en defensa de los más humildes, los trabajadores y las Pymes.
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