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domingo, 26 de abril de 2015
CALENTITOS, por Alfredo Zaiat (para "Página 12" del 26-04-15)
La semana comienza con el inesperado anuncio de la ampliación de la
emisión de los títulos públicos Bonar 24. Al otro día se realiza la
licitación con una sorprendente convocatoria de 3,8 veces la oferta
inicial. Ese mismo día se adjudican bonos por 1416 millones de dólares. A
las 48 horas esos fondos abultan las reservas hasta subirlas a 32.675
millones de dólares, el monto más alto desde el 12 de noviembre pasado.
Esta fulminante operación liderada por el equipo económico abierta el
lunes pasado desesperó a los fondos buitres que litigan contra la
Argentina. También, a sus socios locales. Quienes se consideran
jugadores sofisticados del mercado global perdieron un partido
importante contra un grupo de jóvenes que no proviene del mundo
financiero. Fracasaron en el objetivo de bloquear las puertas de
financiamiento voluntario para la Argentina. Nueve de cada diez dólares
de la emisión fueron aportados por inversores del exterior. Quedaron tan
calentitos que ni el juez amigo, Thomas Griesa, convocando a una
audiencia extraordinaria el día posterior de la colocación de esos
bonos, pudo frenar la operación ni castigar al país por una decisión
soberana en materia financiera de emitir deuda interna. Sólo les quedó
la carta gastada de la crítica a través de sus voceros locales respecto
al nivel de la tasa de interés. El fracaso de los fondos buitres y su frustración lo manifestaron de
diferentes formas en los últimos días. En la prensa amiga, en el
tribunal de Griesa, en su página de Internet “fact check: Argentina”, y
en desbordes emocionales, como el que describió en 140 caracteres el
periodista Carlos Burgueño: “Me llama abogado de fondo buitre y, en
inglés, me reta y putea a mí por la emisión de deuda. Dice: ‘Vas a ver
los que les pasa’ y cuelga”. Fue uno de los tuits más divertidos de la
semana. Pese a la intensa política de extorsión desplegada por los fondos
buitre con su aceitado lobby, Argentina no sólo está resistiendo las
condiciones financieras abusivas del fallo de tribunales
estadounidenses, sino que ha conseguido dólares en el mercado voluntario
de crédito. Es lo que ha desesperado a los fondos buitres, que en cada
uno de los últimos años han incrementado su presupuesto de lobby, sin el
resultado esperado. Si evalúan el saldo de esa inversión, deberían
replantear el destino de esos recursos. Algún analista financiero puede
ayudarlos a calcular cuál es la tasa interna de retorno de esos dólares,
cuyo objetivo es seguir difundiendo barbaridades del gobierno
argentino, si no van a cobrar, por lo menos, durante este año. Una de esas maniobras fallida fue con la colaboración de la agencia
Moody’s que el mismo día del anuncio de la colocación del Bonar 24,
redujo la calificación de la deuda en dólares emitida bajo legislación
local a la categoría Caa2 (riesgo muy alto). Con esa nota, la misma que
tienen los títulos argentinos bajo legislación extranjera, buscó sacar
del mercado a inversores institucionales extranjeros que están
restringidos por normas internas a invertir en bonos de menos riesgo.
Para sumar una mancha más al desprestigio de esas firmas, Moody’s
explicó que la nueva evaluación de la deuda argentina refleja el
“incremento” del riesgo de cese de pago de la deuda reestructurada en
moneda extranjera emitida bajo legislación local. Es un análisis
absurdo: un país consigue dólares con un bono al 2024, fondos que
facilita la cancelación de los próximos vencimientos de deuda, es un
riesgo porque puede declarar su insolvencia, según Moody’s. Semejante
despropósito no tuvo éxito en desalentar a inversores. Los Bonar 24 son deuda interna y se pagan en dólares en la plaza
local. Aunque está en el espíritu de cada una de sus intervenciones,
Griesa no puede impedir movimientos financieros vinculados a deuda
interna realizados en Buenos Aires. Puede amenazar, como lo hace en
alianza con los buitres, pero no embargar la emisión y pago de deuda
interna. Lo único que le quedó hacer en la última audiencia fue pedir
información sobre la operación de esos bonos en dólares. Argentina
deberá evaluar si corresponde proporcionarla teniendo en cuenta que se
trata de una decisión soberana en materia financiera sobre la cual
Griesa no tiene jurisdicción. La ampliación de la emisión del Bonar 24
fue la primera gran operación de deuda voluntaria con participación de
inversores del exterior desde el 2007, cuando Venezuela fue uno de los
principales compradores de Boden 2015. Habría que remontarse a un par de
años previos al default de 2001 para encontrar una licitación abierta,
con tramos competitivos y no competitivos, con inversores
institucionales del exterior interviniendo en una operación de ese tipo.
En diciembre pasado hubo una colocación fallida por la escasa
convocatoria y fue absorbida por inversores locales. Y los bonos a
Repsol fueron entregados para compensar a la firma española por la
expropiación del 51 por ciento de las acciones de la petrolera nacional
YPF. Otras emisiones de envergadura fueron por los canjes 2005 y 2010.
Ninguna de esas colocaciones reunió las características de la última,
que además fue sin prórroga de jurisdicción por ser de legislación
argentina, e igualmente hubo una mayoritaria participación de inversores
extranjeros. A principios de año, los buitres aliados con Griesa habían impedido a
los bancos Deutsche y JP Morgan continuar como agentes colocadores en
una eventual emisión de deuda, que no había sido anunciada oficialmente.
El juez amenazó a las entidades con sanciones si facilitaban que
Argentina pudiera conseguir dólares en el mercado internacional. Los
bancos desistieron y los buitres festejaron. Habían logrado bloquear la
posibilidad de que el país consiguiera financiamiento y aumentara el
stock de reservas del Banco Central, preparando de ese modo las
condiciones para sensibilizar el mercado cambiario en un año de
elecciones claves. No esperaban el contraataque del equipo económico. La
emisión de deuda bajo legislación argentina fue en el mercado local
abierta a fondos del exterior, sin bancos cobrando comisiones para
invitar inversores y distribuir los bonos. No hubo anuncio previo para
neutralizar las amenazas buitres y la respuesta de inversores
extranjeros fue muy importante. Los fondos buitre han encontrado otro
enemigo. En su página de Internet Fact check comenzaron una campaña de
desprestigio al Deutsche Bank. Están calentitos con la entidad
financiera alemana porque dicen que ayudó en secreto a la Argentina en
facilitar la colocación del Bonar 24. En este contexto conflictivo se debe empezar a analizar el costo del
financiamiento, elevado en comparación a emisiones de deuda de otros
países. El escenario de extorsión buitre, el factor de inestabilidad
cambiaria y el componente político electoral son variables que,
analistas financieros que dicen que saben, no han incluido en la
evaluación sobre el nivel de la tasa de interés implícita en la
ampliación de la emisión de Bonar 24 (8,956 por ciento anual), con un
cupón de renta anual de 8,75 por ciento. La recaudación de 1416 millones de dólares con el Bonar 24 atiende a
tres frentes: el político, el económico-financiero y el internacional.
Esa deuda refuerza la estabilidad financiera, variable fundamental en el
actual período político electoral al facilitar un proceso de transición
ordenado, lo que no querían los fondos buitre y sus aliados locales. Al
mismo tiempo, los dólares que se sumaron a las reservas del Banco
Central desalientan a los promotores de corridas cambiarias. No
significa que no lo intenten en los próximos meses pero la capacidad de
respuesta de la entidad monetaria será más robusta. Además, en el plano
internacional, logró romper con el bloqueo buitre, abriendo una grieta
en el muro de acceso al mercado de capitales sin condicionamientos de
organismos multilaterales ni de bancos internacionales. Por esa fisura ingresó rápido YPF juntando 1500 millones de dólares
el día después de la colocación del Bonar 24, y están preparadas para
salir al mercado varias provincias, entre ellas, la de Buenos Aires que
tuvo que postergar una operación de deuda a fin del año pasado. El equipo económico evalúa que la emisión de deuda tuvo como
principal objetivo intervenir en la formación de expectativas porque
dicen que ya tenían los dólares para pagar la deuda de este año. El
ministro de Economía, Axel Kicillof, afirmó que se ha derribado “el mito
de que Argentina tenía cerrado el acceso a los mercados de crédito”.
Más importante es que se derribó el mito de que había que acordar con
los buitres, sin importar el costo, para conseguir dólares financieros.
Este es el principal motivo para entender porque están tan calentitos.
Soy "Profesor de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial en Historia" recibido en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Ejerzo desde 1991 como docente en escuelas secundarias de Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Desde marzo de 2010 edito el Blog "Mirando hacia adentro", cuyas imagenes originales serán publicadas en esta página satélite.
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