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sábado, 3 de septiembre de 2016

UNA LUZ EN EL CAMINO, por Reynaldo Sarraute (para "Mirando hacia adentro")




 No se equivoca el Papa Francisco cuando advierte que estamos inmersos en la tercera guerra mundial. Advertencia que surge de una adecuada lectura de la aguda crisis de la economía global y las consecuentes disputas armadas por la hegemonía (1). Tampoco se equivocan quienes consideran que esa circunstancia condiciona la situación nacional. El gobierno de Cambiemos sintoniza sus políticas públicas con los intereses materiales y los deseos culturales de la oligarquía, subordinada al imperialismo estadounidense. Estas políticas empobrecen a la ciudadanía, destruyen la industria nacional, ahogan las economías regionales, le quitan comida a la mesa a los argentinos para generar saldos exportables y ponen la economía argentina en manos de la usura financiera internacional. El gobierno de las mil familias criollas -gobierno de los ricos, para los ricos-, se convierte así en el principal obstáculo para el buen desenvolvimiento de nuestra sociedad. Que el mundo está en guerra, entonces, es un elemento que no debemos soslayar a la hora de formular políticas capaces de revertir la grave situación en que se encuentra nuestro país. Situación que se vuelve más acuciante cada día porque el gobierno de Macri no sólo no expresa los deseos de paz de nuestro pueblo, sino que nos alinea peligrosamente con los principales factores globales de la guerra, el hambre y el desempleo. Otro elemento significativo en la situación nacional es ese runrún que emerge de las entrañas de la sociedad -de su memoria histórica, de su dolor actual-. Es un runrún incipiente, pero que suena cada vez con más fuerza en las calles de todo el país y en las bases de las organizaciones libres del pueblo. Verdadero clamor que funge como una luz en el camino y exterioriza un sentido reclamo social por la unidad: por la unidad sindical, por la unidad popular, por la unidad ciudadana, nacional, patriótica… Puestas las cosas en este punto, en las circunstancias históricas concretas que nos toca vivir, — ¿cabe encomendar el destino del país a mitos milagreros al estilo de “en unos meses este gobierno inepto se cae y Macri se fuga en helicóptero“?; ¿o corresponde que debatamos ampliamente, de manera seria y responsable, de qué manera podremos revertir la grave situación en que se encuentra nuestro pueblo, nuestra Nación, fortaleciendo y ampliando la democracia, y qué fuerzas se requieren para llevar a cabo esa tarea?; — ¿cabe enredarnos en antagonismos artificiosos (2) al estilo de kirchnerismo/peronismo?; ¿o debemos evitar las falsas controversias (Néstor Kirchner nos advertía: “Somos peronistas, nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio”), y construir la unidad del Partido Justicialista con todos los (y todas las) peronistas?; — ¿cabe segregar a aquellas fuerzas que no se consideran peronistas?; ¿o, como corresponde a la naturaleza política frentista del peronismo y como esas fuerzas se lo ganan en el enfrentamiento con la oligarquía, el Partido Justicialista tiene la obligación histórica de construir con ellas la más amplia unidad de todo el ancho y diverso campo del pueblo?; — a la hora de construir ese frente capaz de confrontar, y de vencer, a las fuerzas de la oligarquía, ¿cabe apresurarse en diferenciarnos por tal o cual etiqueta (y generar una nueva artificiosa controversia, por ejemplo, entre frente nacional/frente ciudadano)?; ¿o corresponde que nos aboquemos a construir una sólida unidad por la base, en los territorios y en las organizaciones libres del pueblo, poniendo el eje en las políticas (y en las acciones) que puedan asegurar la defensa y ampliación de los derechos conquistados?
El pasado 13 de abril, la compañera Cristina Fernández de Kirchner, sin lugar a dudas la más destacada líder actual en la sociedad argentina, planteó la necesidad de construir un amplio y diverso frente ciudadano, patriótico. Y no hubo en ella intención de consagrar un nombre, sino que expuso un concepto (de frente amplio) cuya virtud temporal abarca con generosa amplitud “a quienes, por las medidas que impone el gobierno de Macri, les va peor que con las políticas públicas aplicadas en los últimos doce años”. Hace unos días, quien fue nuestro candidato en las últimas elecciones nacionales, el compañero Daniel Osvaldo Scioli, hizo una adecuada lectura de ese clamor social (ese runrún) al que todos deberíamos prestar oído fino: “La sociedad quiere que nos unamos para defenderla, y el peronismo tiene que estar más unido que nunca”, consideró. Compañeras, compañeros, tanto CFK como DOS nos convocan a poner manos a la obra. Los peronistas, a fortalecer la unidad del Partido Justicialista. Todos adentro, dispuestos a hacer flamear con firmeza y energía las banderas “de la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social en el siglo XXI, con sentido federal y en el camino de la Integración Latinoamericana” (3). Los no peronistas, a fortalecer todos los partidos y organizaciones políticas (del FpV y otras) que se referencian con los intereses materiales, democráticos y nacionales del pueblo argentino. Manos a la obra, compañeras, compañeros. Vamos por más y mejor unidad de todo el pueblo argentino. Por más debate político en las bases. Por más y mejor organización. Por una activa movilización de todos los sectores sociales. Por una más genuina representación: elijamos a los más luchadores, los más leales, los más consecuentes con los intereses del pueblo y de la Patria. Juan Domingo Perón lo señalaba claramente: “Los trabajadores tienen frente a los poderes económicos y políticos una sola defensa: la unidad”. Es tiempo de unidad. De más unidad. De mejor unidad. 



Reynaldo Sarraute

 Agosto 15 de 2016.


(1) Con un aditamento que el Papa Francisco no se cansa de enfatizar: poquitos poderosos empresarios controlan el capital financiero internacional. Y apalancados en este control, dominan la industria farmacéutica, la producción de armas, las empresas energéticas y los bancos a nivel mundial. Esto les permite tomar decisiones globales en función de sus propios intereses, por encima incluso del poder de los estados nacionales, afectando la vida y los bienes de cientos de millones de seres humanos.
(2) Artificioso: que simula o esconde algo.
(3) De las Conclusiones del Encuentro Peronista de Formosa, 25 de junio de 2016.

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