En un par de horas, celebraremos el cumpleaños de un revolucionario. Alto, tez trigueña, con barba y pelos largos, pilchas medio sucias y sandalias, casi casi como un hippie o un piquetero. Este chabón “se le paro de manos” a los representantes locales de un imperio que estaba lejos del Pueblo.
Se juntó con chorros, putas y enfermos, y se enfrentó al Capital financiero y a los comerciantes chorros. El sufrimiento de otro ser humano, a él también le dolía. Caminó entre los pobres de las villas, hizo algunos milagros, tuvo 12 amigos que lo bancaron hasta el último momento; andaba con una mina a la que tildaban de puta. La clase media del lugar lo negó y lo denuncio a la yuta; se lo llevaron preso. Unos jueces corruptos lo condenaron a muerte.
Con los años, unos viejos, bien vestidos y encerrados en castillos de lujos, hicieron una religión de un revolucionario, y cambio la historia. Hasta cambio el calendario, y hoy 2017 años después, seguimos hablando de él.
Así, a todos los que les duele el sufrimiento de otra persona, sigas la religión que sigas, los invito al cumpleaños de este líder revolucionario; les invito a celebrar con la misma austeridad de nuestro líder revolucionario.
Levanto mi vaso de vino, para brindar, por los compañeros que no están, por los que siguen luchando por un Pueblo Feliz y una Patria grande, y mi especial brindis es para aquellos se suman a la lucha del Pueblo.
Por una Patria Libre, Justa y Soberana.
Alejandro Gimeno – diciembre de 2017
Texto que circula por Whattsapp
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