En enero de 2010 en México un numeroso grupo de organizaciones
civiles y particulares hicieron una convocatoria a constituir un
Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) Capitulo México para que
mediante un amplio trabajo colectivo de investigación, diagnóstico,
denuncia y movilización social, con talleres, seminarios, asambleas
populares y audiencias públicas poner ante la vista de la opinión
pública nacional e internacional, la peligrosa supresión de todo tipo de
canal político y jurídico que dé cuenta del “terror creciente e
incontrolado que vienen desplegando el Estado mexicano azuzado y
soportado por el Estado estadounidense y por numerosas empresas
transnacionales en contra de la sociedad civil.”
El TPP es un organismo internacional no gubernamental creado como
continuación de Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra más
conocido como Tribunal Russel (en honor al filósofo británico que fuera
su creador) que se constituyera para investigar y evaluar la política
exterior estadounidense y la intervención militar en Vietnam. Fue
relevante ética y políticamente la participación de Sartre y Cortázar en
ese primer tribunal. El informe finalizó en 1966 y la condena a los
EE.UU. impactó en numerosos países y abrió paso al reconocimiento de la
utilidad de este tipo de dispositivos de develar lo obsceno. No fue
neutro expresar en plena guerra fría: “Declaramos culpable al Gobierno y
ejército de los Estados Unidos por bombardear objetivos civiles de
forma deliberada…”, etc, etc.
El Tribunal Russel continuó entre 1974 y 1976 con la investigación de
las violaciones a los DDHH por las dictaduras sudamericanas, en
particular las de Chile y Brasil, y concluido ese informe fomentó la
creación de otros organismos internacionales no gubernamentales que
dieran continuidad a sus acciones, y allí nace el TPP que ha sido
sostenido hasta la actualidad por la Fundación Lelio Basso de Italia.
El TPP se conforma con personalidades, académicos y juristas con alto
reconocimiento en la defensa de los DDHH, y es presidido actualmente por
Franco Ippolito y su secretario general es Gianni Tognoni. En forma
estable está integrado entre otros por seis argentinos: Estela Carlotto,
Graciela Daleo, Daniel Feirstein, Adolfo Pérez Esquivel, Marcelo
Ferreyra y Alejandro Teitelbaum. La intervención del TPP se hace
efectiva constituyendo tribunales que colectan en forma amplia y
sistemática testimonios de los padecimientos ocultados, silenciados e
impunes, los investiga y concluye con una sentencia pública.
El llamado Capitulo México, se constituyó bajo el lema “Libre Comercio,
Violencia, Impunidad y Derechos de los Pueblos” y entre los doce jueces
convocados estuvieron los argentinos G. Daleo y D. Feirstein. Durante
tres años sesionaron públicamente escuchando a “los sin voz.” La
Audiencia Final donde dio a conocer su sentencia fundamentada
(http://www.tppmexico.org/sentencia-de-la-audiencia-final-del-capitulo-mexico-del-tpp/)
se desarrolló entre el 12 y 15 de noviembre de 2014 en el auditorio de
la Universidad Autónoma de México (UNAM) y representó “la conclusión de
un largo camino que empezó el 21 de octubre de 2011 con la presentación
del acto de acusación en una sesión pública en la UNAM y que se ha
desarrollado a través de siete audiencias temáticas y tres
transtemáticas dedicadas a explorar de manera sistemática y juzgar el
espectro complejo y dramático de las violaciones de los derechos
fundamentales de los pueblos que han ocurrido (en México) a lo largo del
período 1982-2014.” Más de treinta años, si, y bajo gobiernos
“democráticos”.
El marco analítico del sustrato histórico político de las violaciones de
los DDHH que utilizó el tribunal se basó en “los tiempos, las
características y las implicaciones generales del proceso de entrada de
México en el mundo del libre comercio, hasta su transformación en un
verdadero laboratorio a nivel regional y global”. En ese sentido los
pilares de análisis fueron: la transformación de la estructura
productiva de México, las reformas neoliberales y el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (Tlcan, también conocido como Nafta por
sus siglas en inglés), la genealogía e instauración de la economía
criminal y el narcotráfico. El Tlcan /Nafta fue firmado (aceptado) bajo
la presidencia de Salinas de Gortari y entro en vigencia en 1994.
En la sentencia se afirma que: “el daño económico más importante
generado por el libre comercio ha sido la desindustrialización de su
área manufacturera [...] el extractivismo energético cada vez más
complejo (que incluye no solo el petróleo sino también el gas
convencional, el gas shale, el viento y la energía solar), un
extractivismo minero cada vez más intenso y complejo y un extractivismo
hidrológico también devastador. Todo enfocado a abastecer los mercados
estadounidenses, y a entregar los recursos naturales estratégicos a
empresas petroleras y gasíferas de EE.UU., a empresas españolas
eléctricas y a empresas mineras de Canadá”.
La agricultura tradicional y la soberanía alimentaria característicos
del México antes del Tlcan fue suplantada por una agricultura de
exportación subordinada al interés norteamericano, perdiéndose la
soberanía en la mayoría de sus áreas básicas: granos, leguminosas,
hortalizas, frutas, carne, alimentos procesados, etc. Insólitamente hoy
el país importa diez millones de toneladas de maíz.
El TPP ha constado que “todos los programas de apoyo a la producción
rural han sido desmantelados, así como las principales leyes que
protegían la propiedad ejidal (colectiva) de la tierra, fomentando su
privatización que avanza primordialmente en el centro del país [...] y
la sustracción de los derechos de los pueblos indígenas a la tierra
comunal. El comercio nacional, las grandes agencias comerciales
estatales en el campo, y las pequeñas y medianas empresas productivas y
comercializadoras familiares se han destruido, y fueron reemplazadas por
empresas altamente monopolizadas, sobre todo de cuño transnacional. El
mercado interno (industrial, agropecuario) destruido fue suplantado por
un mercado importador de todo tipo de insumos industriales”.
Afirma que, “desde 2012 en México se paga uno de los salarios más bajos
del mundo en términos comparativos, aprovechando la sobreoferta laboral
[...] como así también el desempleo real, maquillado en el caso de los
trabajadores intermitentes o informales (3 de cuatro trabajadores en
México son informales) y con el flujo migratorio hacia Estados Unidos
[...] 15.2 millones de mexicanos expulsados a partir de la firma del
Tlcan, que es principal flujo migratorio del mundo”. El desempleo queda
parcialmente oculto por la incorporación de trabajadores a la “economía
criminal” del narcotráfico o al intenso reclutamiento de mano de obra
para las fuerzas militares y de seguridad.
Uno de los aspectos sustantivos en pos de obtener una explicación -
aunque provisoria- de la tragedia mexicana es proporcionado por el TPP
cuando analiza en su sentencia la “dimensión criminal de la economía”,
“que ha alcanzado ya niveles tales que llegan a condicionar y trastornar
cada ámbito de la vida económica, social y política del país [...] en
México, en los hechos, coexisten entrecruzadas una “economía criminal”
de proporciones gigantescas y una “criminalidad económica” difusa y
profunda”. A la violencia sistemática se adosa el recurso naturalizado
de la corrupción de políticos y funcionarios públicos.
La “economía criminal” (que posee una incidencia extraordinaria) es el
tráfico de drogas realizado por los distintos carteles; el contrabando
de armas; la explotación de personas migrantes; el reciclaje de los
ingresos provenientes de la droga y de otros delitos, principalmente en
los Estados Unidos, produciendo “el balance trágico de una cadena de
víctimas civiles, la eliminación física de los opositores[...] la
pérdida de control de amplias zonas del territorio por parte de las
instituciones públicas y por la existencia de una impunidad sustancial,
incluso tratándose de los crímenes más horrendos”. Todo esto convive con
“una difusa “criminalidad económica”, la criminalidad de los
delincuentes de cuello blanco [...] que encuentra en México muy pocos
obstáculos por la casi total ausencia de normas regulatorias.
El 15 de noviembre de 2014 el Auditorio de la UNAM fue colmado por
campesinos, indígenas, estudiantes, trabajadores, obreros, grupos de
apoyo a los migrantes y defensores de derechos humanos; se leería la
sentencia. Como reafirmación del carácter continuo y estructural de la
tragedia mexicana allí también estuvieron los compañeros y familiares de
los normalistas asesinados y desaparecidos en Iguala, cuarenta días
antes que el tribunal finalizara sus audiencias. Por eso ese día el TPP
sesionó a la sombra de Ayotzinapa; todo México está cubierto por esa
sombra. La sentencia comienza así: “Con todo el impacto del dolor y la
documentada participación de agentes y connivencia de los poderes
públicos, los hechos de Ayotzinapa no constituyen apenas un capítulo más
en el largo listado de violaciones de los derechos a la dignidad y a la
vida de los pueblos de México: son la expresión dramática, real y
simbólica, de la actualidad y de la significación de las propuestas del
TPP. Este dictamen quiere ser parte integrante de la movilización y de
la lucha que se están manifestando en todo el país [...] Todo aquello
que se ha documentado tan trabajosamente durante tres años de labor del
Tribunal, se condensó en Iguala en unas horas de barbarie”.
El Capítulo Mexico
Graciela Daleo*
Llegué a México por segunda vez el 7 de noviembre. Como la primera,
fui a sumarme como integrante del Tribunal Permanente de los Pueblos a
la acción colectiva de visibilización de las problemáticas que
atraviesan al pueblo de México en todas sus dimensiones. Desde aquel
mayo de 2012, cuando en Ciudad Juárez se hizo la audiencia de apertura
del “Capítulo México”, hasta este noviembre de sentencia nada de lo
documentado y denunciado por cientos de organizaciones populares
mexicanas ha sido desmentido sino ratificado. Y más: horrorosamente
ampliado y multiplicado.
“A la sombra de Ayotzinapa” escribimos la sentencia, con la certeza de
que Ayotzinapa “es la expresión real y simbólica”, absolutamente actual,
de una planificada política de Estado que multiplica “43” por miles.
Política de Estado con décadas de ejercicio impune, y que pese a la
resistencia y la lucha de los pueblos de México, parecía inexpugnable.
Parecía, digo. Tal vez como si de un fenómeno químico se tratara, a los
mismos “elementos”: desapariciones, asesinatos, torturas, despojo,
desplazamientos, arrasamiento de tierras e identidades, Ayotzinapa los
“precipitó” de tal modo que hizo que se combinaran de forma tal que hoy
hacen visible y audible ante el propio país y ante el mundo el México
real. Ese México arrasado por el libre comercio, la violencia y la
impunidad en el que apenas se rasga la tierra emerge que el paraíso de
transnacionales y multimillonarios se asienta sobre miles de cadáveres.
Para ser más exacta: el México real es visible y audible por lo que los
familiares de “los 43 que nos faltan” y cientos de miles que recorren
kilómetro a kilómetro exigiendo “Vivos lo llevaron, vivos los queremos”
hacen “desde” Ayotzinapa; el Tribunal procura ser parte de ese camino.
En esos y estos días me preguntaba, me pregunto con indignación y dolor,
por qué gobiernos latinoamericanos, entre ellos el argentino, no han
manifestado su solidaridad con el pueblo mexicano y repudiado los
crímenes de Estado que lo victimizan. Pocos lo han hecho, y bastante
tardíamente. Entre tanto, en cientos de ciudades de todo el mundo,
también en Argentina, movilizaciones populares nos hermanan en esa
consigna que casi cuatro décadas atrás acuñamos desde el dolor y la
lucha: “Vivos los llevaron, vivos los queremos”, “Aparición con vida y
castigo a los culpables”.
*Integrante del Tribunal Permanente de las Pueblos (TPP)
Publicado en:
http://sur.infonews.com/nota/10101/a-la-sombra-de-ayotzinapa
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