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viernes, 18 de enero de 2013

MALVINAS Y LA AUTODETERMINACIÓN, por Adrián Corbella (para “Mirando hacia adentro”)




El principio de la “Autodeterminación de los Pueblos” comenzó a hacerse famoso durante la Primera Guerra Mundial cuando el Presidente norteamericano Woodrow Wilson lo transformó en eje de su plan de paz (los famosos “14 Puntos”). En la interpretación de Wilson este principio debía aplicarse sobre todo a Europa, donde existían varios Imperios plurinacionales que eran vistos como “prisiones de los pueblos”. Hay que recordar como era el mapa europeo de 1914. En ese momento, cuando empieza la guerra, los polacos eran súbditos del Imperio Ruso, el Imperio Austro-Húngaro, y el Imperio Alemán. Polonia como estado no existía: había sido repartida en el siglo XVIII entre estos tres países.
Pero Polonia no era el único caso. Dentro del Imperio Austro-Húngaro vivían todos los checos, todos los eslovacos, la totalidad de eslovenos, de croatas, húngaros y bosnios, la mitad de los rumanos, y una parte de los polacos, ucranianos, serbios e italianos.
Otro caso parecido era el Imperio Ruso que, además de sus provincias “polacas”, incluía a las actuales Lituania, Letonia, Estonia, Belarus, Moldava, Ucrania, Finlandia, Armenia, Georgia y Azerdbaiján ( y más países en Asia).
Entonces, la primera utilización del concepto de “autodeterminación” fue ésta: la independencia de pueblos sometidos a un control imperial extranjero.
Pero, cuando empezó la descolonización, se aplicó el principio también a situaciones coloniales fuera de Europa, que eran semejantes en muchos aspectos. En la mayoría de las colonias europeas en Asia y África los dominadores imperiales eran pequeñísimas minorías de funcionarios, militares y empresarios que no llegaban ni al 1% de la población. Una elite importada que abandonó los países con la potencia imperial.
Más complejo fue el caso de las colonias de poblamiento, donde las potencias imperiales habían exterminado, diezmado o expulsado a los pobladores originarios. En algunos casos el proceso ya no tuvo vuelta atrás, porque los pobladores nativos habían sido exterminados.
En otros, se dieron soluciones diversas. Argelia llegó a tener un séptimo de población europea, que en su mayoría abandonó el país rumbo a Francia tras la sangrienta guerra de independencia argelina.
África del Sur llegó a tener un quinto de pobladores de origen europeo, algunos de los cuales se habían radicado en el siglo XVII. Tras luchas y disputas que son de conocimiento público, y que finalmente permitieron superar el Apartheid , hoy conviven en el territorio sudafricano las distintas comunidades que lo pueblan.
El caso de las islas Malvinas es distinto a todos estos, y se asemeja al de aquellas regiones donde las potencias imperiales desplazaban a la población originaria para ocupar sus tierras. Un caso de este tipo fue el de las Tierras Altas de Kenia, que fueron “adquiridas” por medios absolutamente irregulares por los colonizadores ingleses, y que se transformaron al momento de la independencia en uno de los principales problemas a resolver. Finalmente, las tierras volvieron a sus pobladores originales y los usurpadores europeos regresaron a su lejana patria. A nadie se le hubiera ocurrido concederle la “autodeterminación” para decidir el futuro de esa comarca a colonos ingleses “dueños” de tierras usurpadas .
Las islas Malvinas fueron tomadas por asalto por fuerzas británicas el 3 de enero de 1833,  teniendo en ese momento un gobernador argentino y algunas decenas de pobladores civiles. Los ingleses comenzaron a administrar las islas pero dejaron en el lugar a los paisanos argentinos. En agosto de 1833 uno de esos paisanos, Antonio Rivero (llamado Antook por los británicos) se sublevó junto a un pequeño grupo de gauchos e indios charrúas acriollados, mató al gobernador Dickson y asumió el control de las islas hasta enero de 1834.
Existen muchas versiones y discusiones acerca de la figura de Rivero. Unos lo ven como un héroe antiimperialista y otros casi como un bandolero. Tampoco queda claro el destino posterior, pues se afirma simultáneamente que fue juzgado, condenado y luego liberado. Pero realmente eso no es lo importante. Lo más interesante es que Inglaterra se apodera de unas islas que tenían un gobierno constituido y un puñado de pobladores y los expulsa tras una rebelión, reemplazando esa población por colonos del Imperio. Los actuales kelpers son pobladores instalados por una potencia colonial luego de expulsar a la población que vivía en el territorio. No hay “autodeterminación” posible para un caso así. Y esto es algo que ha sido entendido así incluso por la Naciones Unidas.
Dante Caputo, Canciller de la Argentina durante el gobierno del presidente radical Raúl Alfonsín (1983-89) publicó hace un año un interesante artículo en el diario Perfil. Debemos aclarar que dicho medio tiene un “perfil” furiosamente opositor al gobierno argentino, y que Caputo tampoco pertenece al partido gobernante.
Señala Dante Caputo:

“La Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 1960, es el texto básico donde se estableció la aplicación del principio de autodeterminación como el criterio que debía regir el proceso de descolonización. Sin embargo, ubicó el principio de integridad territorial con una jerarquía superior: la autodeterminación no debe vulnerar la integridad del territorio.
Hay dos principios que guían la descolonización; para el caso de Malvinas, la comunidad internacional ha expresado de forma ampliamente mayoritaria que es la integridad del territorio el que se aplica, no el de autodeterminación. Los autores de la declaración deberían conocer esto, es el ABC del tema.
En el año 1986, cuando se debatía en la Asamblea General la resolución sobre Malvinas, la delegación británica inteligentemente introdujo una breve enmienda al texto. En esa enmienda se sostenía que el contenido de la resolución se aplicaba respetando el principio de autodeterminación. Fue un momento extremadamente difícil para nuestra delegación.
Las enmiendas se votan antes que el texto originario y la mayoría de los países presentes habían logrado su independencia gracias a aquel principio. Era, por lo tanto, relativamente sencillo que los británicos lograran la mayoría en la votación. Un desastre para nuestra posición.
Sin embargo, ganamos la votación con el apoyo activo de muchos de los países que habían alcanzado su independencia con la aplicación del principio de autodeterminación. Votaron con nosotros e hicieron campaña a nuestro lado. Por segunda vez la Asamblea General sostenía la no aplicación del principio para el caso de las Islas Malvinas.”

El ex Canciller se pronuncia también acerca de aquellos intelectuales argentinos que han defendido el uso del principio de autodeterminación para este caso:


“No se trata de emitir juicios sobre las personas que se han pronunciado a favor de la autodeterminación de los kelpers. Hay entre ellas mujeres y hombres con una buena formación que han contribuido con sus escritos a comprender nuestra realidad.
Mi opinión es sobre la posición que se ha conocido en declaraciones de algunos de los miembros de este grupo. Defienden la autodeterminación de los kelpers. Esa posición coincide con la del Reino Unido, que ha hecho lo imposible para tratar de imponerla.[…]
La defensa de la autodeterminación equivale a decir que renunciamos a las Islas. Ni más ni menos. Quienes sostienen la idea, deberían decirlo así. Están en su derecho. Tenemos derecho a decir lo que pensamos y la obligación de decirlo claramente, sobre todo cuando se trata de cuestiones serias.” (1)

Y señala finalmente que lo que nuestra Constitución garantiza es el respeto del estilo de vida de los kelpers en el caso de que las islas vuelvan a control argentino.
Dado que las autoridades británicas planean realizar un plebiscito en las islas en marzo de 2013 -cuyo resultado todos conocemos-(2), parece interesante señalar que no sólo el caso de los 2 mil kelpers de Malvinas no parece adecuado para aplicar el principio de la autodeterminación, sino que las propias Naciones Unidas, con el voto de la inmensa mayoría de los países ex coloniales, se han pronunciado al respecto.
Resulta evidente que jurídicamente los colonizadores no tienen razón -por eso Inglaterra jamás presentó el caso ante un tribunal internacional-(3). Por lo tanto la estrategia británica es más de los mismo.. Negarse a negociar y ganar tiempo, esperando que alguna vez los argentinos nos demos por vencidos. Pero probablemente se terminen dando por vencidos ellos: si el proceso de integración latinoamericana avanza, mantener el control de Malvinas va a ser para Inglaterra tan desaconsejable como lo fue en 1999 pretender mantener el dominio sobre Hong-Kong.

NOTAS:
(1) : Dante Caputo: Una posición que coincide con la del Reino Unido. Perfil, 25-02-12 http://www.perfil.com/ediciones/2012/2/edicion_654/contenidos/noticia_0019.html
(3) : Federico Bernal: Un yanqui, un escocés y un británico a favor de Argentina http://www.infonews.com/2013/01/13/economia-56492-un-yanky-un-escoces-y-un-britanico-a-favor-de-argentina-islas-malvinas.php




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