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domingo, 20 de mayo de 2012

La izquierda, por Perra Intelectual (para “perraintelectual.com.ar” del 19-05-12)

¿Por qué no funciona la izquierda en la Argentina?

Hay muchas hipótesis, de mayor y menor consistencia, pero voy a esbozar una posible, tal vez la más común pero no por ello menos problemática.

El supuesto teórico de esta conjetura es la falta de verdadero análisis y comprensión en el seno de los partidos de izquierda, de la teoria y praxis política que ellos mismos proponen. No afirmo que el problema que mencionaré les sea ajeno, sino que no han logrado una comprensión acabada del alcance de esta cuestión en la praxis política, y mucho menos, un atisbo de resolución.

Si la alienación abarca todo tipo de actividad humana en determinado contexto histórico, damos por descontado que también actúa en la esfera política. ¿Respecto de quién está alienado el sujeto social? En principio, de una realidad objetiva, la que no es leída por el sujeto no lee “como es” sino teñida del color que la superestructura, luego de siglos de dominación, ha impuesto como mandato para entender la realidad. No está exento de esta influencia el político de izquierda, porque si lo estuviera, sencillamente, estaría fuera de la realidad.

Me explico mejor: si la realidad nos muestra que la realidad está deformada por el discurso de los poderes económicos, y uno no se ve afectado por esa deformación, es porque está mirando el mundo desde el laboratorio de Dios. Nada más lejos del pensamiento de la izquierda.

Explayémonos un poco más: en la sociedad capitalista, el obrero no trabaja para sí mismo, para la satisfacción de sus necesidades, sino para unos capitalistas que les pagan un salario -que, por definición, se utilizará en la mera subsistencia- mediante cuyo pago, el capitalista tendrá derecho a usar esa fuerza de trabajo del modo que mejor considere para sus fines. ¿Vamos bien?

Vamos bien.

El trabajador también está alienado respecto del producto de su trabajo: no es suyo. Tanto que si lo quiere tener, lo debe comprar con la plata de su salario. Asimismo, está alienado de sus compañeros de trabajo, porque no se establece una red descentralizada y rizomática entre ellos y el trabajo, sino centralizada en el capital que permite y explota el trabajo. Por último, el trabajador está alienado de sí mismo, en tanto pieza de una cadena de producción donde no es él, sino su función, la que domina la jornada laboral. ¿Estoy confundida?

Ahora bien. ¿Qué ocurre con el trabajo político? ¿No está la actividad política sujeta a las mismas descripciones que el trabajo “productivo”, por llamarlo de algún modo?

¿No sucede que el trabajador político termina trabajando no para sí, sino para una estructura que lo absorbe y lo recambia cuando deja de ser “productivo”? ¿No está el trabajador político, en cierto modo alienado del producto de su trabajo, en tanto que su objeto, por loable que sea, está destinado a otros y no a él y su clase? ¿No queda el político atado sólo a sus buenas intenciones y sensibilidad? ¿No quedan los beneficiarios, reales o supuestos, de dichas políticas, al margen de las decisiones tomadas en el ejercicio del poder político, sea este mayoritario o no?

En cuanto a la construcción de poder ¿no pasa la izquierda a ser una minoría alienada respecto de los grandes bloques políticos con los que inevitablemente pierde? Sus consignas, a las que el pueblo -su destinatario principal- considera incomprensibles, o simplemente poco atractivas ¿no son producto de esa alienación que con tanta claridad expresa la teoría?

¿Será que habrá que revisar la teoría, porque hay un escollo insalvable?

Es decir, si las cosas son ASÍ, Y ASÍ SE QUEDAN hasta que las condiciones materiales para la revolución estén dadas, para qué romper la paciencia con piedrazos y cantinela, digo. Si aportar al sistema democrático es aportar al estado de bienestar, que es una versión maquillada de la explotación (no pongo en duda esto último), entonces no se entiende qué rol juega la izquierda. Porque concientizar sería imposible por definición: hasta que no estén dadas las condiciones materiales para la revolución, el obrero seguirá alienado.

Por mucho que trabajara la izquierda, desde su posición minoritaria, no podría hacer frente a siglos de dominación cultural, por lo que todo su trabajo sería “foquista” (¡horror y anatema!) o, peor aún, voluntarista. Pero ante esto se interpone algo más complicado de resolver: el dogma que sostiene que la alienación atraviesa todas las actividades sociales, con lo cual, la izquierda siempre está trabajando en favor del capital, no sé si me explico. Como minoría dominada, todo su hacer se transforma en mercancía que luego es vendida y cuyo valor engorda las arcas del capitalista.

Entonces ¿qué es la izquierda y a quién representa?

La izquierda es el pensamiento más crítico de la realidad, es la palabra política que denuncia y esclarece sobre la igualdad social, defiende y proclama los derechos civiles, es intercultural y crítica frente a los valores individualistas de la derecha. Es filosofía y paradigma, es acción conjunta y cooperación.

Sin la participación activa, militante, luchadora y crítica de la izquierda, ninguna sociedad puede ser más justa, libre e igualitaria. La izquierda está obligada a sumarse a todo proyecto de liberación, y a hacer oír su voz crítica y autorizada frente a los posibles desvíos de un proyecto de esas características.

La izquierda de “cuanto peor, mejor” está alienada en una visión maniquea y falsa de la realidad. Por lo tanto, no es izquierda, sino el monigote de turno de los poderes establecidos. La izquierda irresponsable no es izquierda, llámese como se llame, y la izquierda complaciente, tampoco lo es.

La izquierda y la derecha no son rasgos genéticos que nos acompañan toda la vida, son posturas circunstanciales frente a hechos políticos. La coherencia y consistencia son práctica de conducta, y toda conducta es modificable.

Aún la de romper vidrios o tomar champagne con Gelblung.

Publicado en :

http://perraintelectual.com.ar/la-izquierda.htm

1 comentario:

Adrián Corbella dijo...

De acuerdo en lo fundamental, pero creo que la "izquierda" tiene en América Latina un problema más básico aún : determinar si deben emprender la "lucha de clases" en este ámbito de sujección nacional a poderes imperiales o si primero debe existir una "independencia" plena para luego pensar en encarar la lucha de clases tal como les marca su ideología ... En otras palabras : si vivís una realidad neocolonial, y surge un movimiento de liberación nacional (policlasista por definición), y aplicás la lógica pura de la lucha de clases, terminás poniéndote en contra del movimiento de liberación porque contiene elementos que considerás "impuros", enemigos tuyos en ese esquema de lucha de clases ... Eso les pasa ahora y les pasó con cuanta fuerza nac & pop surgió aquí o en otras partes... Y entonces terminan diciendo que "es lo mismo" Cristina que Macri, lo cual es sencillamente disparatado, ni siquiera da para un debate ...
El otro problema, igualmente básico, es que no conciben ni siquiera a nivel teórico la posibilidad de que el poder político se divorcie de los poderes reales (económico-financiero-mediáticos). Y cuando esto ocurre, cuando un gobierno comienza a representar a la parte más numerosa pero menos poderosa de una sociedad, ellos hablan de "conflictos intraburgueses", y se mantienen al margen, o dan una serie de piruetas hasta aterrizar del lado del poder real. Es decir : entre un gobierno democrático que quiere retener parte de la renta diferencial de los terratenientes, y la sociedad rural, terminan de la mano con la sociedad rural, porque "el verdadero poder es el poder político" (reverendo disparate en nuestros tiempos de transnacionales y agresivas tecnologías de la comunicación).
Quizás la mejor prueba de dónde está el poder es la Ley de Medios, aprobada hace dos años y medio por el oficialismo y parte de la oposición, y que aún no puede aplicarse plenamente porque ciertos grupos mediáticos tienen más poder que un gobierno reelegido con 54% de los votos. Y entonces Fibertel funciona sin licencia, no se realiza la desinversión, no se aplica la grilla de canales, se borra de la grilla CN23, se cobra lo que se le antoja a la empresa pese a fallos judiciales, se sigue publicando publicidad de prostíbulos, se sigue usando el edificio de Canal 13 sin comprarlo ni pagar alquiler ... ¿Dónde está el poder?... Si vos apoyás a Kristina : ¿Sos OFICIALISTA, o en realidad sos OPOSITORA -del poder real-?
Esa es la cuestión. Y la "izquierda" sigue atada a una lectura superficial de Lenin, Marx y Trotsky (que si estuvieran vivos en la Argentina del 2012 estarían en el FpV, no en el PO).