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viernes, 24 de septiembre de 2010

VICTOR HUGO MORALES : "YA CRUCÉ EL RUBICÓN", entrevista realizada por Néstor Leone (para "Revista Debate")


(SEGUNDA PARTE DE LA ENTREVISTA DE NÉSTOR LEONE PARA REVISTA DEBATE. LA PRIMERA PUEDE ENCONTRARLA EN ESTE BLOG CON EL TÍTULO DE "El Grupo Clarín es el cáncer moral más grave del país" : http://adriancorbella.blogspot.com/2010/09/victor-hugo-morales-el-grupo-clarin-es.html )

Néstor Leone : -¿Cómo vive todo esto en términos más personales?


Victor Hugo Morales : -Creo que pasé un punto de no retorno, que es lo que hay que lograr en la vida. Ya crucé el Rubicón y me importan tres pepinos la pertenencia que me podían haber atribuido. Mi pertenencia sigue siendo las pocas personas que saben cómo soy en la vida, la habitabilidad feliz de mi propia persona y gente de un valor intelectual que me importa muchísimo. Pero ni siquiera a esas personas les pertenezco. Conozco gente que queda rehén del deseo de no romper con todo. No es lo que me pasa. Por ejemplo, hace tres meses le escribí a José Ignacio López, que es una persona que quiero muchísimo, por más que ahora estemos, no en veredas opuestas, sino en polos distintos, y le dije que ofrecía mi sillón de la Academia Nacional de Periodismo si era necesario, porque sé que no es un ámbito en el que en este momento me aprecien. Pasos como éste he dado varios, sin importarme qué había para perder. No puedo tener mimos de la gente que ama a Biolcati-Bergoglio-La Nación-Clarín-Papel Prensa-hijos de Ernestina y, al mismo tiempo, de los pibes que quieren cambiar el mundo, que tienen utopías, que aman la Ley de Medios como una bisagra, que creen que el Fútbol para Todos es un verdadero avance. No puedo. Para que se entienda: no se puede juntar las cabezas de Ricardo Forster y de Santiago Kovadloff. No se puede desear tomar un café con los dos y pertenecerles a los dos. Hay que elegir, y yo elijo a Forster.


N.L. : -¿Perdió amigos por estas posiciones? ¿Dejaron de saludarlo?


V.H.M.: -En los ámbitos donde me desenvuelvo, la mirada es fría como un témpano. Algunos tienen una especie de desencanto porque me han querido bastante cuando pensaban que les pertenecía. Luego del conflicto del campo, quedé observado como una persona de centroderecha y me pegaban en la matadura los que me criticaban del otro lado, los que estaban monolíticamente a favor del criterio distributivo que esgrimía el Gobierno. Y yo sufrí en esa etapa, porque me ubicaban en un lugar en el que no estoy. Sufrir por lo que sos, vaya y pase. Pero sufrir por lo que no sos…


N.L.: -Más allá de la naturaleza en sí del “conflicto del campo”, ¿tiene otra visión de lo que pasó, de cómo cubrió el tema y del entramado mediático corporativo que le dio espesor?


V.H.M.: -En realidad, del conflicto no. Bueno, el entramado mediático-corporativo lo vi tarde. Me di cuenta de que formé parte, de manera sincera, de un ataque que llevaba armamentos cuando, en verdad, otros, de manera escondida, mandaban tanques de guerra. Mis argumentos de entonces los sigo manteniendo. Me parecía que la medida era un manotazo impositivo, obturaba la movilidad social, cometía la injusticia de tratar igual a los desiguales y dejaba sin expectativas de ganancias futuras. Por eso digo que, si se planteara la misma situación, volvería a tener opiniones parecidas a las que tuve. Claro, con otros reparos en cuanto a la pertenencia al grupo periodístico de ataque. Fue muy gracioso lo que me pasó. Cuando apoyé Fútbol para Todos y la Ley de Medios, empecé a ver de qué formé parte y me dio un poco de vergüenza. Me dije “yo estuve ahí, qué vergüenza”. Porque los veía actuar, los veía mentir. Todo esto generó el antivirus que es 6 7 8, por ejemplo, que es una creación de ellos mismos. Ellos lo engendraron con su versión sesgada de la realidad.

Fontevecchia y Lanata


N.L.: -Personas ajenas e, incluso, otrora víctimas del poder de Clarín, pusieron sus reparos sobre el tema Papel Prensa o Fibertel. Jorge Lanata o Jorge Fontevecchia, por ejemplo. ¿Le sorprendió?


V.H.M.: -Lo de Lanata no lo he podido ver, todavía. Cuando habló el otro día sobre el tema Papel Prensa, creo que fue antes de que se supiese de qué se trataba lo que iba a anunciar el Gobierno.


N.L.: -De todos modos, dijo que “suele estar del lado del más débil y que, en este caso, el más débil era Clarín”.


V.H.M.: .Me asombra que lo haya dicho, porque de ninguna manera es así, y Jorge lo sabe. Tengo tan internalizado que el poder más fuerte y más perverso es Clarín que me parece mentira que se diga eso. Y, además, Jorge mismo ha tenido que lidiar con ese poder desde una posición muy desventajosa. En el caso de Fontevecchia, creo que oscila entre un conocimiento del tema tal como es y el deseo de no retirarse del mundo que le resulta más habitable en cuanto a su pertenencia periodística.


N.L. : -¿Cómo es eso?


V.H.M.: -Él no quiere quedarse sin la relación social que implican Clarín y La Nación. Tiene una especie de pertenencia a eso, es su hábitat. Si uno toma todo lo que ha escrito sobre Papel Prensa se da cuenta de que sabe como nadie que lo de Clarín ha sido un abuso de posición dominante que no se puede calificar, por haberlo sufrido en carne propia. Ahora, él lo minimiza y se pone en el lugar de persona comprensiva que está por encima de eso, como si fuera posible. Creo que lo que más ata a los hombres es su pertenencia.


N.L.: -¿Es sólo eso?


V.H.M.: -Nadie, en general, se anima a confrontar con Clarín porque, además de los riesgos que conlleva, temen quedar embretados como oficialistas. Y, en el caso preciso de Fontevechia, fue muy duro para él la descalificación que sufrió cuando puso en tapa la grave enfermedad que tenía Magnetto. No sé si quedó culposo desde aquella tapa, pero recuerdo la indignación que provocó. No sé si estuvo bien o mal, sé lo que causó. Pero repito: si se uniera todo lo que ha dicho, en diferentes notas sobre Papel Prensa, estaría claro que conoce el asunto como pocos. De hecho, mucho de lo que dije sobre Papel Prensa en este tiempo lo tomé de sus artículos.

La relación con Magdalena


N.L.: -En Continental, se convirtió en una especie de “oveja negra” de la programación. ¿Lo siente así? ¿Es así? ¿Se lo hacen sentir así?

V.H.M.: -Lo siento así, porque es así.Como oyente de “La mañana”, uno imagina la tensión que sobrevuela el traspaso de Magdalena a su programa. A veces, parecen evidentes los dardos cruzados, al cierre y al inicio de cada ciclo.Yo voy siempre con una apertura deliberada y no sé bien lo que ha hecho Magdalena esa mañana, porque estoy preparando mi programa. Pesco alguna cosa, no mucho más. Por lo tanto, jamás actúo en respuesta. Hasta ayer (ndr: lunes 30 de agosto), cuando Magdalena hizo un monólogo muy largo en contra de Osvaldo Papaleo, me pareció que era una obviedad que yo empezara, como tenía previsto, los primeros minutos transitando por eso, y al final lo dejé de lado. Supongo que está muy claro que hay una separación enorme de puntos de vista, pero con eso puedo convivir perfectamente. No tengo ningún recelo. Estoy hablando de la relación con Magdalena. De los demás, mejor ni hablemos.

Bajada de línea, Lidia Papaleo y Papel Prensa


N.L.: -El nombre de su nuevo programa de televisión, Bajada de línea, parece una contraposición directa con la idea de “periodismo independiente”, un juego deliberado. ¿Es así?


V.H.M.: .Línea es lo que se cree que a uno le bajan. Nosotros, los periodistas, podemos bajar línea para ayudar a entender a la gente. Y ésa es un poco la idea. Por otra parte, el título no es mío. Es un título juguetón de los muchachos más marketineros que producen el programa. A mí me importa tres pepinos el título.


N.L.: -¿Qué le pareció el primer envío? ¿Volvió a verlo?


V.H.M.: -Sí, y estoy muy contento, sinceramente orgulloso del programa. Está hecho con mucha producción, una ideología clara, una posición sin dobleces y tranquilidad de conciencia. Entonces, la nobleza del producto es indiscutible. Después, qué sé yo, el público dirá. A mí me parece que la estética del programa es buena.


N.L.: -¿Cómo vivió la entrevista con Lidia Papaleo, que fue todo un acontecimiento periodístico?


V.H.M.: -Muy tenso, de mi parte. Quería que quedase claro lo que creo, sé y pienso sobre el tema: Papel Prensa fue una apropiación de Magnetto y su gente. Real y hecha con la clara complicidad de la dictadura. Ellos me piden a mí que crea en demasiadas cosas, “mirá lo que me ocurrió con Papel Prensa”. El tema, en realidad, iba a aparecer más chiquito, para que no me pasase como en la época previa a Fútbol para Todos y la Ley de Medios, cuando había gente que me decía “basta de Grondona y Clarín, hable de fútbol”.


N.L.: .¿Tiene ese miedo?


V.H.M.: -En La mañana, que es una propuesta de radio de la que también me siento orgulloso, la cuestión de la perfidia de Clarín y su pelea con el Gobierno se devora buena parte del programa. Por eso, tenía decidido que en la tele tuviera una incidencia menor. Pero, en ese momento, me llamaron de La Nación, me pidieron una entrevista y me acercaron una carpeta con sus argumentos. Y ocurrió una cosa increíble. Me puse a trabajar en el tema y hablé de manera personal con Rafael Ianover y Lidia Papaleo, cosa que no se me hubiera ocurrido de otra forma. ¿Por qué lo hice? Porque quería cotejar mejor aquellos argumentos. Aunque debo decir que, apenas leí las carpetas, me dije “esto no cierra”. Y así fue. Lidia firmó el último papel el 8 o 9 de marzo de 1977 y, el 14, cayó detenida.


N.L.: -Se cae la coartada de las fechas.


V.H.M.: -Claro, después está el tema de la presión que habían ejercido mediante los diarios que se iban a quedar con Papel Prensa y el precio que finalmente terminaron pagando: siete mil dólares en mano. No hay manera de que esto sea aceptado como verdad. Claramente, lo que dijeron fue “hagamos esto así porque, si los metemos presos, algún día esta operación no va a valer”. Es una situación de obviedad tan extraordinaria que el único argumento que, en el lugar de ellos, podrías esgrimir es “pasaron tantos años, pensamos que nunca nos iban a molestar por este tema”.


N.L.: -Y podría haber pasado.


V.H.M.: -Por suerte no ocurrió. Pero la historia del robo de Papel Prensa a los Graiver se supo toda la vida. Yo la escucho desde hace más de veinte años. Desde los años ochenta, por lo menos. Julio Ramos, por ejemplo, hizo mucho para que se supiera. Así que no era algo nuevo.


N.L.: -¿Qué vio en Lidia Papaleo?


V.H.M.: -Una mujer que encapsuló el dolor durante muchos años, como se hace con los grandes traumas, porque pensó siempre que no tenía ninguna razón para sacarlo afuera. Lo metió en una cápsula y lo mandó, digamos, a un sitio alejado de su centro cerebral. Cuando encontró un contexto propicio, nada más abrirse un poquito, sacó de ese encapsulamiento todo lo que tenía y salió dolor, bronca y hasta resentimiento. Al hablar tiene una actitud monolítica, de persona que está segura de lo que está haciendo, típico de quienes no tienen miedo de que les detecten alguna falla.


Entrevista realizada por Néstor Leone para "Revista Debate"


Publicado en :
http://www.revistadebate.com.ar/2010/09/03/3187.php

1 comentario:

Julio-Debate Popular dijo...

Me pareció genial la entrevista. Victor Hugo es una persona respeta y querida en Argentina pero tenía esas cosas con el grupo Clarín que nunca fueron escuchadas y gracias a la exposición que trajo la ley de medios pudo ser oída.