Asistimos a la peculiaridad de un cambio de roles.
Uno (Macri), hace campaña intentando no obtener menos votos que los que obtuvo el 11 de agosto en las “Paso” con el objetivo que lo tremendo no se exceda de lo tremendo y por ende que el resultado tenga algún viso de sentido épico.
El otro (Fernandez), se comporta como sí ya fuese presidente con más señales hacia el establishment que hacia la calle, exceptuando la propuesta reciente sobre cómo abordar el hambre.
Estos dos senderos o caminos, uno el de mantener y sí es posible ampliar el núcleo duro del liberalismo y el otro el de ocupar La Rosada gobernando desde antes de ocuparla definitivamente (como parece que será) juegan una partida definida desde el 11 de agosto por la sociedad.
En ambos espacios en pugna coexisten espíritus exaltados. Propuestas personales fuera de contexto o expresiones despreciativas o sencillamente xenófobas .Ambas expresiones de uno y del otro lado perciben una Argentina imposible o oscura.
No se debería observar el porcentaje que obtenga Macri si no los millones de votos que va a obtener, esos millones serán de él y seguramente lo van a empoderar como el nuevo jefe de la oposición durante los próximos años.
La suerte del gobierno de Alberto estará atada a la suerte de Cristina y está encadenada y abarcativa a todo el peronismo. Alberto ( aunque él no lo buscase) se convertirá en el Albertismo y consecuentemente en una nueva "versión" del peronismo en el "arte de gobernar". Por lo visto está nueva "versión" se basaría en la capacidad técnica y agrado o beneplácito de la sociedad para cada funcionario elegido y no por su formación ideológica o su conducta partidaria resiente por más que está haya sido pecaminosa. Remato o culmino la "visión" de hoy con un acervo del cantar cristiano: Santa Rita...Santa Rita... lo que se da, no se quita...
Por: Gabriel Leopoldo Zevallos
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