Por Daniel Mojica
Los argentinos estamos en una encrucijada. La maquinaria macrista-mediático-judicial nos quiere hacer creer que el que no acierta el camino a seguir es el gobierno. Esto es parte de la estrategia opositora que comanda la maquinaria.
Alberto Fernández y el Frente de Todos, que mal que les pese a los personeros del capitalismo financiero, eligió un camino. No es otro que el expuso a la población antes de las elecciones y que por eso triunfó la fórmula que encabeza junto a Cristina Kirchner.
Precisamente allí. En ese nombre que simboliza el empoderamiento de las grandes mayorías, apunta la campaña de desestabilización contra el gobierno de las mayorías. Tenemos que recordar que esa campaña comenzó allá por el 2008. Con la movida que realizó la oligarquía ganadera y dueña de campos. Que logró confundir a los pequeños productores gracias a la medida implementada a sugerencia de Martín Lousteau. Personaje que hoy es un duro militante de la desestabilización.
Al respecto, mi amigo Hipotético Gómez, sostiene que ya entonces era parte de lo que luego definimos como maquinaria. Pero es algo que no podemos comprobar. Como tampoco podemos comprobar otra de las suposiciones de Hipotético. Que radica en un supuesto fraude en las elecciones de 2015. Aunque ese tema tiene más dudas que certezas, mi amigo insiste y retruca con preguntas incómodas ¿Por qué se aceptó tan rápido la derrota? ¿Por qué no se investigó? El se basa en un rumor atribuido a un sector de la militancia kirchnerista, que no voy a reproducir.
Volviendo al presente. No existe tal encrucijada. El problema es que las falsas investigaciones contra Cristina Kirchner, están cayendo por su propia inconsistencia. Esta caída desnuda el entramado de complicidades que se conjugaron para construir procesos judiciales sin pruebas y con ‘arrepentidos’ que se arrepintieron de arrepentirse.
El problema es que hay jueces que no entraron en el juego de las corporaciones que están detrás de la movida destituyente. Por eso la brutal campaña del monopolio informativo. Porque todo indica que allí nació la ingeniería del saqueo. En sus cabezas el gobierno de Mauricio Macri duraría más de un período y lograrían terminar con gran parte de los argentinos. Porque para ese proyecto de las corporaciones sobran la mayoría. Sobran los pobres.
Hoy la militancia peronista se encuentra con una de las tantas embestidas de los sectores que suscriben a “viva el cáncer”. Quienes desde 1955 tienen sólo un objetivo: destruir al peronismo. Que es lo mismo que decir a una gran mayoría del pueblo. En medio de esta pandemia no puede ganar las calles para visibilizar el apoyo que sustenta al gobierno de Alberto y Cristina, que construyeron este Frente que muestra solidez.
Mi amigo Hipotético piensa que habría que vigilar más de cerca a algunos de los integrantes del Frente. Más allá de su mirada hoy el país está pendiente de la decisión de la Corte Suprema de Justicia. Que parece haber despertado de su hibernación.
En todo este juego de aprietes desestabilizadores, no se puede obviar el rol del Jefe del GCBA. Quien detrás de su sonrisa, que recuerda la de un personaje de reciente película hollybudense, no logra ocultar el rol que le toca en la peligrosa movida contra el gobierno nacional. Demostró hasta ahora ser un gran jugador de póquer. Aunque hay avezados jugadores del campo nacional y popular que no se dejan engañar tan fácilmente.
Hipotético Gómez, no concuerda con que el Presidente Fernández, haya dejado llegar hasta este punto las aperturas en CABA. Porque gracias a ellas, las previsiones mortales proyectadas para fines de noviembre, están sucediendo ahora. Pero como siempre le digo, desde afuera se mira diferente que desde el comando de la nave. Siempre recuerdo un reportaje que el periodista Eduardo Aliverti le hiciera a Cristina Kirchner. Una de sus preguntas fue “¿qué porcentaje de poder siente que tuvo?”. La actual Vice Presidenta respondió “30 por ciento”.
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