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lunes, 29 de noviembre de 2010

RAFAEL BIELSA : "DESDE LA REVOLUCIÓN FUSILADORA, NINGÚN GOBIERNO FUE MÁS PERONISTA QUE ÉSTE" , por Gimena Fuertes (para "Tiempo Argentino")


Entrevista al ex canciller rafael bielsa
“Desde la revolución fusiladora, ningún gobierno fue más peronista que este”


Publicado el 28 de Noviembre de 2010 por "Tiempo Argentino"


Reportaje realizado por Gimena Fuertes


El precandidato a gobernador de Santa Fe aseguró que la oposición se sorprendió con el duelo masivo por la muerte de Néstor Kirchner.

Desde el amplio ventanal de su oficina en un alto edificio del centro porteño, el ex canciller Rafael Bielsa puede ver cada vez que el helicóptero de Cristina Fernández aterriza en la explanada de la Casa Rosada. “La presidenta tiene un cometido indelegable que es lo político, la función de comunicarse con grandes mayorías populares no hay modo de delegarlo. Eso es personal. Tiene que ver con cómo es ella, con qué transmite, cómo alimenta la presencia colectiva”, aseguró a Tiempo Argentino el precandidato a gobernador de la provincia de Santa Fe, y añade que “desde la revolución fusiladora, ningún gobierno fue más peronista que este en el sentido más clásico del término”.


Gimena Fuertes –En su provincia, ayer se anunció que fueron reglamentadas las elecciones, ¿en qué situación queda hoy el peronismo?


Rafael Bielsa –El general Perón siempre decía que la estructura partidaria es sólo una herramienta electoral. Un segundo eje es el gobierno, que a su vez tiene dos aspectos, uno es el estrictamente político y el otro está vinculado con la gestión. La presidenta tiene un cometido indelegable que es lo político: porque la función de comunicarse con grandes mayorías populares no hay modo de delegarlo. Eso es personal. Tiene que ver con cómo es ella, con qué transmite, cómo alimenta la presencia colectiva. Por otro lado, la gestión no puede perder un milímetro de eficiencia y eficacia y tiene que aspirar a ser cada vez mejor. Pero eso sí es delegable si hay directivas políticas claras y compromiso. Por último, está el dispositivo de construcción de poder, y todavía hay dos asignaturas pendientes: una tiene que ver con la construcción de qué significa el peronismo en el siglo XXI o cuáles son las 20 verdades relativas del kirchnerismo, como decía Néstor. Eso está por ser escrito. El segundo eje que está pendiente es la construcción de un sujeto político y social. El kirchernismo aparece por primera vez cuando muere Néstor. La sorpresa del pensamiento opositor es la siguiente pregunta: “¿Y esta gente dónde estaba?” El corte generacional en la plaza era muy marcado, eran personas menores de 30 o mayores de 50. Faltaban los que nacieron a la madurez en los ’90, con esos valores y creación de subjetividad.


G.F. –¿Cómo son los que estaban?


R.B. –Estaban los que sentían que hay una nueva agenda pública, que la militancia volvía a tener una lógica como instrumento para cambiar la realidad, los que pensaban que la voluntad no es una expresión setentista, sino que es actual. Estaban los que pensaban que el ex presidente, cada vez que tuvo que tomar una decisión, la tomó en favor de los que menos tenían y no para proteger a los que más tenían. Ahí hay un sujeto político que hay que transformarlo en un sujeto político movilizable. Siempre hay un episodio fundacional, como el del 17 de octubre. El peronismo armó un sujeto político, lo constituyó. Nosotros no lo hemos construido y apareció solo en una circunstancia dolorosísima. Ahora la tarea es saber cómo se hilvanan esas voluntades, de modo tal que cuando la gente sienta que deba ocupar los espacios públicos para apoyar ciertas políticas, esto funcione de manera más orgánica. Si hay pensamiento y hay movilización, se construye poder real y no hay interés concentrado que se pueda oponer a un pueblo movilizado.

G.F. –¿Cree que los medios oligopólicos pueden atentar contra la construcción de ese sujeto político?


R.B. –Al leer unos medios de prensa, algunos relatos son como cuentos elementales para individuos impúberes mentales. Para algunos medios, el castañazo o soplamoco de (Graciela) Camaño a Carlos Kunkel tiene que ver con que el gobierno instaura un clima de crispación. Otra de las asociaciones que hacen es la muerte de Kirchner con el martirologio, como si se pudiera generar o sofocar un sentimiento colectivo en función de una operación de prensa. Piensan que la ciudadanía es impúber. Hay que denunciar las operaciones culturales.


G.F. –¿Qué balance hace de los dos gobiernos kirchneristas?


R.B. –Hay que construir poder de una manera generosa, con una enorme convocatoria a la comprensión y al apoyo explícito a los programas nacionales que se están llevando a cabo. Desde la revolución fusiladora, ningún gobierno fue más peronista que este en el sentido más clásico del término. ¿Qué es la Asignación Universal sino justicia social?, ¿qué es la presidencia de la Unasur sino soberanía política?, ¿Qué es el desendeudamiento sino independencia económica? La pregunta que yo le hago al autodenominado peronismo disidente es: ¿ahora con quién disiente? Hoy está claro dónde está el peronismo, esta versión moderna. El peronismo tiene pasado, y de ese pasado tiene algo maravilloso que es el Día de la Lealtad. El vicepresidente Julio Cobos nunca va a tener un Día de la Lealtad. La Argentina es una patria posible e inclusiva.


G.F. –¿Cómo analiza la situación de la oposición?


R.B. –Uno ejerce el poder como construye el poder. Si uno construye el poder como lo hizo (el gobernador santafesino) Hermes Binner, escapándose de los debates por la puerta trasera, después gobierna como él. Por otro lado, el Congreso es una institución que emite leyes, pero que tiene una función importante de control, no de impedimento. La actitud que tiene la oposición es dificultar la gestión de gobierno: no debaten, no ponen por encima las ideas. No me gustan las discusiones de dirigentes, o si vamos a discutir de la pequeñez de formar o no parte de un bloque porque no gusta el estilo.


G.F. –A partir del alejamiento de Carlos Reutemann del peronismo federal, ¿usted le abriría las puertas al kirchnerismo?


R.B. –Las puertas están abiertas para todos los que reconozcan que mantener un superávit fiscal es bueno, que desendeudarnos es bueno, que tendríamos que pensar reformar la carta del Banco Central para reinvertirlas en obra pública, que es dadora de mano de obra. El peronismo tiene que discutir estas cosas. Si no, tiene que explicar por qué no es peronismo apoyar la integración latinoamericana, o qué tiene de antiperonista pagar al Club de París y poder acceder al mercado internacional en condiciones más ventajosas.


G.F. –¿Cómo recuerda a Néstor Kirchner?


R.B. –Siempre hay una correlación entre un hombre notable y una época propicia. Una de las características de Néstor era esa ductilidad para sentirse presidente de la República desde el primer día, como si toda su vida no hubiese hecho otra cosa. Eso tiene que ver con la época, que exigía la restauración de la autoridad presidencial. La Constitución es presidencialista y esa institucionalidad también moldea subjetividades presidencialistas. Su personalidad lo llevaba a sentirse cómodo tuteándose con el poder, no sólo de manera horizontal, sino de manera vertical, porque él estaba atento tanto al armado territorial como a la macroeconomía, la política monetaria y energética. Se juntó una época, y sobre todo un hombre, que requería esas condiciones.


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