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miércoles, 29 de febrero de 2012

CRISTINA EN ROSARIO : "Los 40 millones de argentinos y las víctimas necesitan saber qué es lo que pasó y quién es el responsable", 27-02-12


DISCURSO COMPLETO Y VIDEO DEL ACTO :

Acto del Bicentenario del primer izamiento de la Bandera Argentina: Palabras de la Presidenta de la Nación


PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DEL BICENTENARIO DEL PRIMER IZAMIENTO DE LA BANDERA ARGENTINA, EN LA CIUDAD DE ROSARIO, PROVINCIA DE SANTA FE

Gracias, muchas gracias; gracias Rosario; gracias Santa Fe; gracias argentinos.

Muy buenas noches la todos y a todas.

Señor Vicepresidente de la Nación; señor Gobernador de la provincia de Santa Fe; señor Gobernador de la provincia de Santiago del Estero; señora Intendenta de la querida ciudad de Rosario: gracias por haber organizado este Bicentenario de la Fundación y Creación de nuestra Bandera.

Yo también los quiero mucho a todos.

Quiero decirles que recién quienes me antecedieron en la palabra hacían una semblanza del que yo considero uno de los padres de la Patria. Dicen que madre hay una sola, pero esta Patria tiene varios padres y Belgrano, sin lugar a dudas es uno de ellos.

Una vez más lo voy a repetir: es mi preferido, sin sus triunfos en Salta y en Tucumán, hubiera sido imposible llevar adelante la lucha en la guerra y en las batallas por la independencia. Rosario debe estar orgullosa de que en sus barrancas se fundó un símbolo que es la decisión de dejar de ser colonia, porque cuando se tiene bandera……

Recién, y quiero agradecer a quien interpretó a Manuel Belgrano y nos invocó para el juramento, decía que tal vez, no era lo más importante. Es que lo más importante que hizo Belgrano, como lo hicieron miles de argentinos, como él decía, patricios, criollos, paisanos e indios, fue la decisión de luchar por la Patria y por la libertad. Esas son las decisiones que marcan a los hombres y a las mujeres a lo largo de su vida.

Y él, que no era militar, él que era abogado y economista, no dudó en tomar las armas para defender a la Patria. Y claro, claro que molestaba, si hasta lo habían ordenado retirarse. Si hubiera sido por el Triunvirato, batallas como las de Salta y Tucumán, no hubieran tenido lugar. Fue su coraje, su valentía, su patriotismo y lo que tiene que tener un hombre o una mujer en un país, la decisión de defender las convicciones y los valores.

Esta bandera que es maravillosa, es la verdadera bandera original, con su barra celeste en el medio. Yo vi la original, la tiene Evo en Bolivia, donde están los restos de Juana Azurduy, está la Bandera Macha ahí, manchada de sangre, de sangre en la batalla de la lucha por la Independencia.

Yo también quiero abrazarlos a ustedes muy fuerte y necesito también que me abracen muy fuerte, porque el que siempre me rodeaba con sus brazos, ya no está más.

A 200 años de aquel acto histórico que hoy estamos conmemorando desde aquí desde Rosario, pero con todos los argentinos, subsisten aún para vergüenza del mundo enclaves coloniales en 16 países del mundo. Uno es aquí, el nuestro, en nuestras Islas Malvinas.

Por eso, recordar a Malvinas aquí, recordar a Malvinas, ratificar una vez más esta causa regional y global, que no solamente es de integridad territorial, que no solamente es de historia, es también la defensa de nuestros recursos naturales a los que tenemos derechos como ciudadanos y en virtud de normas emanadas de organismos supranacionales de los que todos formamos parte.

Pero además, mis queridos rosarinos, acá también han pasado cosas. Yo me acuerdo de otros aniversarios y otros 20 de junio donde una vez le pregunté al anterior gobernador por qué estaba esa reja en ese monumento de Belgrano. Hay una puerta muy pequeña allá en la cima, en la cúspide del monumento que está enrejada. Hubo que enrejarla porque desde allí se suicidaron muchos ex veteranos y combatientes de Malvinas, desde nuestro Monumento a la Bandera casi como un homenaje póstumo.

Por eso también le rendimos hoy homenaje a todos y cada uno de ellos que fueron a las islas a combatir; homenaje justo a ellos, a los pibes, a los que muchos, sin instrucción, sin ropa y sin comida, defendieron y entregaron su vida, a ellos también los recordamos hoy.

Pero en 200 años también hay otras formas de colonia. Porque, qué es el término “colonizar”, es dominar. La psicología del colonizador sobre el colono, es la subordinación física, intelectual y económica; esa es la verdadera colonización. No crean que la colonización se expresa únicamente a través de la dominación militar. Eso fue en los anacronismos del colonialismo de fines del siglo XIX y parte del siglo XX.

Pero yo recuerdo aquel 2003, cuando ese que ustedes dicen que vive y yo estoy segura porque lo recuerdan millones de argentinos en sus corazones, llegó también a una patria colonizada, dominada por los agentes y sectores económicos que desde afuera y desde adentro la habían devastado. Y allí se lanzó, sin medir costos y consecuencias como siempre lo hizo, a la tarea titánica de generar millones de puestos de trabajo, de volver a recuperar a la industria, de volver a la negociación colectiva, a las paritarias, al salario mínimo, vital y móvil que ha crecido un 1.050 por ciento desde el año 2003 a la fecha, a construir rutas, viviendas.

Si tuviera que conjugar, diría, a reparar, a recuperar el Estado, a reparar derechos de jubilados, de trabajadores, de gente que había caído a la vera del camino, un 25 por ciento de los argentinos carecía de trabajo, sin obra pública porque era considerada gasto y había imposibilidad de hacerla; con el Fondo Monetario diciéndonos qué es lo que había que hacer; y en el año 2005, ¡Dios mío!, Dios nos debe haber iluminado, le dijo, “no al ALCA”. Solamente Dios puede imaginar cuál sería nuestro destino hoy si no hubiéramos tenido esa decisión, como fue también la de pagar al Fondo Monetario Internacional para que en la Argentina la economía la vuelva a conducir el presidente de la República Argentina y no desde afuera.

Cada una de las cosas que fuimos recuperando, desde las jubilaciones, desde las pensiones, desde la Asignación Universal por Hijo, verdadero ejemplo de programa social, único en el mundo, con la participación en su Producto Bruto que destina sin intermediación política de nadie. Ya nadie necesita pedirle al político de turno nada; con su tarjeta y a condición de que su hijo vaya al colegio, a un colegio donde los chicos volvieron a aprender y no a comer. Hemos inaugurado ya el colegio 1.318, 1.318 escuelas en todo el país, repartido casi 2 millones de netbooks a docentes y alumnos.

Nuestras universidades cuyos profesores y sus salarios daban lástima, hoy son reconocidos con una parte importantísima de nuestro Presupuesto igual que nuestros científicos, 870 científicos repatriados al país. La producción y la industria en su período de crecimiento más importante y el país en su crecimiento más importante también.

Digo, si tuviera que hablar hablaría de recuperar, de preparar, de producir, de invertir y también de pagar, porque hasta eso también tuvimos que hacernos cargo, de pagar una deuda que no habíamos generado.

Este año estamos terminando, argentinos y argentinas, y lo digo para que aquellos que decían no pagar la deuda externa, estoy hablando no de la deuda externa, estoy hablando además de esa que renegociamos y que hoy es un modelo para muchos países del mundo; estoy hablando de la deuda interna.

Este año, este gobierno termina de pagar el BODEN 12. Ustedes dirán qué es el BODEN 12. Yo les cuento que es: es el “corralito”, son los miles de millones de dólares de los argentinos que tenían depositados en los bancos y los pagamos nosotros, no los bancos ni los gobiernos anteriores.

Este año terminamos de pagar, desde el año 2005 a la fecha, en 8 cuotas, 19.541 millones de dólares que les devolvimos a los argentinos que tenían dólares en los bancos.

Por eso digo que hay que ser solidarios para con aquellos argentinos que nunca vieron un dólar en su vida ni nunca fueron a un banco, y seguir trabajando con fuerza por la patria.

Esos son los homenajes que querría Belgrano, esas son las acciones que querría San Martín y Néstor, es que é las hizo, es que él las hizo.

Y claro que faltan cosas, tenemos que volver a tener un sistema de ferrocarriles en la República Argentina, tenemos que volver a tener y quiero en esto, si ustedes me permiten, en esta tragedia que enlutó hace días al país, tragedia que tiene nombres y apellidos como todos los que se van, como el hijo de Jesusa, que vive en Esteban Echeverría, con los 3 hijos que le quedaron; el pibe de 15 años al que le había dado 10 pesos para que con su tarjeta de SUBE, sí, esa bendita tarjeta de SUBE que me ha costado 3 años poder montar para poder controlar exactamente qué es lo que pasa en cada uno de los subsidios, tener exactamente y comenzar con una etapa nueva donde se subsidie al usuario y no a las empresas. Pero todo cuesta, porque todas son trabas, todos son palos en la rueda por donde vayas, son muchos los intereses.

Les contaba de Jesusa, su marido, su ex marido, el padre del chico porque ella está separada, encontró al chiquito de 15 años al otro día, casi 48 horas después en la morgue, y vino a pedirnos ayuda porque estábamos con él apoyándolo, buscando a su hijo. Nos pidió ayuda y fuimos allí con 2 psicólogos del Ministerio de Desarrollo Social; no se animaba a decirle a su madre que su hijo no iba a volver; es muy terrible la muerte. Créanme que no tiene reparación; créanme que crea un vacío y una ausencia terrible.

La historia de José que perdió a su mujer, a su madre y a su hijo de 3 años y tuvimos que estar allí junto a él, viajó a Paraguay el cadáver de su madre para ser enterrada allá porque era paraguaya; o Francisco, ese sereno de Merlo con 10 hijos, único sostén y su madre con una pensión por ser madre de 7 hijos que se está recuperando, lo tuvimos primero en terapia intensiva en el Argerich, ahora lo tenemos en terapia intermedia; de Lucas, que fue encontrado por su padre, un trabajador de la televisión pública que buscó imágenes después de que el juez había clausurado porque ya no había más nada que buscar; él siguió con el mismo empecinamiento que otras madres que siempre buscan al hijo. Todas las madres y todos los padres siempre buscamos a los hijos.

Yo quiero decirles a todos ellos y al resto de los argentinos, a los 40 millones de argentinos, a los que me quieren y a los que no me quieren, que saben que voy a tomar las decisiones que sean necesarias una vez que la Justicia decida.

Pero le pido algo a esta Justicia, le pido algo encarecidamente: esta pericia para determinar los responsables directos e indirectos, no puede durar más de quince días.

No le estoy poniendo plazo a nadie, por favor. Que nadie titule mañana “La Presidenta le puso plazos a la Justicia”.

Los 40 millones de argentinos y las víctimas necesitan saber qué es lo que pasó y quién es el responsable.

No esperen de mí jamás, ante el dolor de la muerte, ante la tragedia, la especulación de la foto o del discurso fácil, porque sé lo que es la muerte y sé lo que es el dolor y no tolero a los que quieren aprovecharse de tanta tragedia y de tanto dolor.

No esperen de mí actos demagógicos ni facilistas. Nunca lo hice ni lo voy a hacer y menos aún ante la muerte. Con la muerte no, les pido por favor, con la muerte no, con cualquier otra cosa…

Miren que tengo el cuero duro, miren que he aguantado los calificativos, los insultos y los agravios que nadie, ningún dirigente ni ningún presidente han soportado. Pero me da mucha pena que se especule con estas cosas.

He leído en algunos diarios algunos artículos de algunos periodistas que comparaban a ciertos personajes con cuervos o buitres. No estoy de acuerdo, porque los cuervos y los buitres son animalitos que creó Dios para el orden ecológico y natural. No humillemos ni a los cuervos ni a los buitres. Los que piensan, los que han sido como hombres creación de Dios, a los que Dios nos ha dado el don de pensar, el don de sentir, el don de entender, el don de crear, no podemos comportarnos de manera tan miserable.

Por eso les pido a todos que seamos respetuosos del dolor y también decirles que la muerte es irreparable, no hay nada que pueda repararla. Es mentira cuando dicen que el tiempo te hace olvidar, es mentira. Cada vez uno se acuerda más, cada vez se siente más ausencia. Pero en este caso, lo que sí tendrá que haber es justicia de una buena vez y para siempre.

Es también parte de esta Argentina y de estas cosas que nos faltan hacer, que hemos hecho muchas. Porque yo quiero recordarles a los que viajaban en los trenes en el 2003, a los que viajaban, porque la mayoría no viajaba porque no tenía adónde ir. Uno viaja cuando tiene que ir a trabajar; uno viaja cuando tiene que ir a estudiar; uno viaja cuando tiene que ir a comprar algo o a hacer un trámite. Cuando no hay trabajo, cuando no hay producción, cuando no hay estudio, no hay camión, no hay auto, no hay tren ni hay micro que te lleve a ninguna parte porque no hay lugar adónde ir.

Por eso les digo que todavía nos faltan cosas, pero no solamente allí. También nos faltan en sectores claves de la economía como la energía.

Hemos hecho obras por más de 20 mil millones de dólares. Ahí está Yacyretá terminada; ahí está Atucha II terminada, usinas aquí, generadoras en Santa Fe y en todo el país. Obras que nos han permitido generar más de 8 mil megavatios que son los que han sostenido el crecimiento de la producción. Si no, desde dónde podemos producir.

Tenemos los fierros porque hemos invertido…¡Por Dios, nadie se confunda! Estoy hablando de los fierros de las usinas. No, mañana…sino…

Construimos los fierros, usinas, generadores, transportadores, líneas de alta tensión, el NEA-NOA de punta a punta con la línea de 500 kilovatios. Estamos llegando a la punta de la Argentina continental, allá al Estrecho de Magallanes, con otra línea de 500 para definitivamente comunicar eléctricamente a todo el país.

Pero no manejamos el combustible, no manejamos la generación y entonces tenemos que estar importando 10 mil millones de dólares.

Yo me preguntaba cuántas cosas podríamos haber hecho con esos 19.541 millones de dólares, les doy la cifra para que ustedes la tengan nada más.

El Belgrano Cargas, ese magnífico ferrocarril que estoy segura vamos a poder realizar porque estamos trabajando para su financiamiento y su construcción que vincula 14 provincias, entre ellas, Santiago del Estero y también Santa Fe, sale 2.700 millones de dólares, financiado a muchos años.

¿Saben cuánto tuvo que pagar él en el año 2006 y 2007 por ese famoso corralito? Tres mil millones de dólares cada año. Ya tendríamos, por lo menos, dos Belgrano Cargas enteros hechos y en funcionamiento.

Lo mismo si no tuviéramos que importar. ¿Cómo puede ser que en la Argentina, con una plataforma y con yacimientos, tengamos que importar 10 mil millones de dólares en combustibles?

Pero además, aún así, hemos logrado tener lo que muy pocos países tienen hoy en el mundo que es una balanza comercial superavitaria. ¿Y saben por qué? Porque ha crecido mucho también la exportación de productos manufacturados industriales, de valor agregado, porque ha crecido el mercado interno.

Por eso, yo hablo de esta nueva etapa de sintonía fina. Pero hablo de que toquemos y que analicemos y abordemos todos y cada uno de los problemas con seriedad y profundidad. Si no hemos hecho más, es porque no nos ha alcanzado la plata que tenemos para hacerlo. Porque las cosas, argentinos, y ustedes lo saben mejor que nadie, se hacen solamente con recursos, no hay otra forma. Por eso hablo de lo que hemos hecho, de construir, de producir, de invertir y de pagar, porque también tuvimos que pagar. Conseguimos una quita que ahora están pensando aplicar en otros países del mundo.

Me recuerdo cuando lo denostaron como nadie adentro, inclusive, por la oferta que él hizo para poder pagar. Él decía que los muertos no pagan, que había que vivir, que había que poder producir y trabajar y crear para poder pagar. Y tenía razón, aquí está la Argentina de pie, en un marco de crisis internacional sin precedentes, luchando a brazo partido para mantener el crecimiento, el desarrollo y el trabajo. Hemos descendido a 6,7 en la desocupación. Pero tenemos que seguir trabajando porque el trabajo en negro todavía es alto, todavía hay casi un poco más de un tercio de argentinos que está siendo explotado porque trabaja y no está registrado y no tiene obra social…

Muchas veces, para ir por todo, es necesario también que todos entiendan todo. Porque sino, ¿sabés qué te pasa? A mí me pasó: cuando se dieron cuenta que se habían equivocado, inclusive los que creían que iban a ser perjudicados, ya era demasiado tarde.

Pero no es hora en estos maravillosos 200 años y en esta maravillosa fiesta de Rosario de recordar conflictos que afortunadamente hemos superado. Y yo le pido a todos los argentinos, desde el lugar en que están, que miren un poco a su alrededor, sobretodo aquellos que tienen trabajo registrado, aquellos que tienen la dicha de saber que se levantan todos los días y que le abren la puerta de la fábrica o del taller o de la escuela, a los del sector público que además tienen la suerte de la estabilidad que no tiene ningún otro sector de la actividad económica porque cuando las papas queman comienzan a despedir gente. Pero el sector público de pie aguanta a sus docentes, a sus universitarios, a sus empleados.

La presencia del Estado y defender el Estado, es también defender la bandera, sino, ¡qué corno es la bandera si no es el Estado con todos los 40 millones de argentinos adentro!

Estoy harta de los que me hablan de eslóganes y consignas únicamente. Yo quiero que colaboren activamente, que se cuiden a ustedes mismos. No se los pido por el Gobierno ni por esta Presidenta, se los pido por ustedes y por la patria, como dijo recién alguien. Pero por ustedes, porque ustedes son la patria. La patria no es un término vacío, no es un término vago y genérico, la patria es el territorio con los 40 millones adentro.

Por eso, por todas las cosas que hemos logrado, por todas las que faltan hacer y que no tengan ninguna duda, estoy decidida como siempre he estado decidida, a seguir avanzando en el proceso de transformación de la patria, yo quiero decirles a todos que juntemos nuestras manos, pero fundamentalmente, ejercitemos nuestros pensamientos, nuestras libertades, nuestro derecho a disentir y a opinar, pero sabiendo que siempre tiene que haber un punto en donde podamos llegar a un acuerdo como, por ejemplo, esta política nacional, global y regional por nuestras Malvinas, que ya ha dejado de ser política de Estado, es causa global porque representa a la defensa de los recursos.

Yo quiero…Vamos a ir a las Olimpíadas con nuestra bandera argentina orgullosamente levantada para que no digan que somos…

Tenemos que aprender de las cosas que nos pasaron; tenemos que ser más inteligentes, tenemos que ser más comprensivos, tenemos la obligación de no equivocarnos en ninguna de las decisiones que tomemos porque si nos equivocamos, va a ser tomada, precisamente, para ser usada en nuestra contra.

Ahí está lo que pasó y cómo nos tienen desde aquel 2 de abril. El justificativo para no sentarse a cumplir con la resolución de Naciones Unidas.

Por eso, a rajatabla, respetando el Derecho Internacional e impulsando en cada foro la defensa de nuestros derechos. Y aquí adentro, impulsando la defensa de lo conquistado e impulsando también la construcción de pensamiento crítico y de convicciones del resto de los argentinos de que es necesario seguir avanzando por un camino donde la producción, la creación del trabajo, la justicia, la equidad y la igualdad sean las grandes banderas.

Y Belgrano levantó una réplica de esta bandera que está allá en Bolivia por la libertad, como nos dijo recién, montado en un caballo.

Nosotros enarbolemos esta bandera por la equidad y por la igualdad, que es la mejor manera de ser libres todos los argentinos.

Muchas gracias, gracias Rosario, gracias Santa Fe, gracias por ese maravilloso Bicentenario de la patria que es el Bicentenario de la bandera, de Belgrano, de sus ideales, de sus luchas.

Muchas gracias a todos por el cariño, por el amor y por el afecto. Yo voy a estar siempre junto a ustedes desde cualquier lugar.

Gracias. (APLAUSOS)

Publicado en :

http://www.casarosada.gov.ar/discursos/25717-acto-del-bicentenario-del-primer-izamiento-de-la-bandera-argentina-palabras-de-la-presidenta-de-la-nacion

Video del acto en :

http://www.casarosada.gov.ar/videos?vid=2#frame

Breve historia de la privatización de los ferrocarriles en la Argentina, por Federico Bernal (para “Tiempo Argentino” del 26-02-12)


Un país aniquilado, despoblado y económicamente atrasado no justificaba para las mentes subdesarrolladas ninguna inversión que lo revirtiera.

Cuando se instaló el gobierno de la dictadura, la conducción del área de Transporte quedó radicada en el Ministerio de Economía a través de la Secretaría de Transporte y Obras Públicas (SETOP). Fue esta secretaría la que elaboró un plan de acción que permitiera retomar las medidas de racionalización recomendadas 15 años antes por el Plan Larkin –creado a instancias del Banco Mundial– para poner en práctica la privatización periférica (desguace lento y progresivo, sumado a la tercerización de inversiones, actividades y servicios con empresas privadas) de Ferrocarriles Argentinos (FA): cierre de ramales antieconómicos, supresión de trenes de pasajeros de baja utilización, cierre de talleres redundantes, cierre de estaciones, supresión de la tracción a vapor, etcétera. Resultado: entre 1976 y 1980 se abandonaron unas 560 estaciones, se redujeron trenes de pasajeros interurbanos y locales del interior en un 30%, se cerraron 5500 km de líneas secundarias. Sólo a nivel talleres, la cantidad de personal se redujo de 155 mil empleados en 1976 a 97 mil en 1980, cifra que habría de mantenerse hasta el fin del gobierno de Raúl Alfonsín (Nueva Historia del Ferrocarril en la Argentina. Mario López y Jorge Waddell). La desconexión del país y la intensa eliminación de talleres contribuyeron a la decadencia y desaparición de unos 700 pueblos y a la aceleración de la pobreza y la desigualdad regional. La pobreza y la desigualdad vienen siendo combatidas exitosamente desde 2003 a esta parte. Pero mientras no se revierta la privatización de los ferrocarriles, causa primigenia de la sistemática violación a la seguridad jurídica (y física) del usuario de trenes en el país, argentinos y argentinas seguirán desapareciendo, de la misma manera que otrora sucedió con pueblos enteros. Aunque el secretario de Transporte no quiera reconocerlo, el ciclo privatizador –como escribió el director de este diario– está cerrado. Parafraseando al maestro de Simón Bolívar, profundizamos o erramos…

La continuidad privatizadora del alfonsinismo

Con el regreso de la institucionalidad en 1983, el gobierno radical no hizo sino continuar con la política de desmantelamiento iniciada en 1976. Al respecto, vale la pena recordar que entre 1983-1985, la conducción de la FA estuvo a cargo de los mismos personajes que se habían hecho de la empresa estatal en el último año de la dictadura. En 1985, la empresa fue intervenida y FA –impulsada por los sindicatos del sector– comenzó a tener cada vez más poder en las decisiones ferroviarias. Es entonces cuando al problema de una política ferroviaria antinacional por parte del alfonsinismo, se agregó un inédito inconveniente. El país aniquilado habría de recoger los frutos del genocidio económico del Proceso: en primer lugar, grupos políticos municipales y provinciales comenzaron una fuerte presión para hacerse de tierras ferroviarias inutilizadas o desaprovechadas; en segundo lugar, buena parte de los “nuevos pobres” de prácticamente todas las principales urbes del país se desplazaron de los centros urbanos a zonas vacías en las mismas ciudades. Un lugar altamente codiciado y aprovechado fueron las playas abandonadas por el desmantelamiento ferroviario. El caso de la Villa 31 en Retiro, erigida a fines de 1985, es ilustrativo.

Del Plan Madanes (1985) al Ferrocargo de Terragno

Para mediados de la década del ’80, el plan de vaciamiento de las dos grandes excepciones en materia de privatizaciones estaba a medio hacer. YPF y Ferrocarriles Argentinos si bien muy golpeadas, resistían su desmantelamiento. En ambos casos, un golpe de gracia se hacía necesario para retomar el plan original trazado por Martínez de Hoz. Pues bien, el gran favor a la “patria financiera y especuladora” no se hizo esperar. Su protagonista fue nada más ni nada menos que el gobierno de Raúl Alfonsín. En materia ferroviaria, el zarpazo radical que además allanaría el camino a la desembozada privatización durante el menemismo llevó el nombre de Plan Madanes. De la misma manera que sucedió con YPF, luego de una década de deliberado saboteo la empresa ferroviaria arrojaba grandes pérdidas. La ineficiencia estatal era así satisfactoriamente confirmada, zoncera a la que se le agregaba una segunda, la del Estado elefantiásico. Claro, un país aniquilado, despoblado y económicamente atrasado no justificaba para las mentes subdesarrolladas ninguna inversión que lo revirtiera. El país podía sobrevivir perfectamente si se restringía a los límites de la Capital Federal o, con suerte, a la Pampa Húmeda triguera y vacuna. Fue así que a finales de 1986, el gobierno encomendó al ingeniero Manuel Madanes la elaboración de un plan para reducir la planta ferroviaria en unos 65 mil agentes. La dura oposición sindical, sumada a la fuerte derrota radical en las elecciones legislativas y provinciales de 1987 lograron frenar la avanzada privatizadora de lo que hubiera significado la reedición del Plan Larkin en tiempos de Frondizi. No obstante la transitoria victoria, la presión fue insoportable. Rodolfo Terragno fue nombrado ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación. La tormenta privatizadora se cernió amenazante sobre ENTEL y Aerolíneas Argentinas. En materia ferroviaria, el espíritu del Plan Madanes fue recogido por Rodolfo Terragno con el proyecto de Ferrocargo, esto es, el ingreso del capital privado a FA. Si bien Ferrocargo nunca llegó a implementarse –principalmente por el abrupto final del gobierno radical– tanto la idea en sí misma como lo hecho en materia de prefactibilidad y planificación del proyecto lograron que el fuego privatizador se hiciera esta vez inextinguible.

La privatización lisa y llana de Ferrocarriles Argentinos

“María Julia es una cruzada. Necesitamos a alguien capaz de enfrentarse al sindicato para que ENTEL se privatice. Si tuviéramos que disolver a las Fuerzas Armadas llamaríamos a la izquierda. Para privatizar necesitamos de los liberales, que lo van a hacer con más convicción que nosotros, los peronistas.” (La Patria Sublevada. Alfredo Silleta). Así justificó Carlos Menem el nombramiento de la hija del ultra liberal Álvaro Alsogaray al frente de la empresa pública de teléfonos. Igual suerte correría el escaso patrimonio público sobreviviente desde el frontal y letal ataque iniciado en 1976: Ferrocarriles Argentinos, YPF, Gas del Estado, Aerolíneas Argentinas, Jubilaciones y Pensiones, entre muchas otras. De la misma manera que con la dictadura y el radicalismo, la gran prensa antinacional se encargaría de construir una opinión pública favorable a la más ignominiosa entrega del patrimonio nacional.

¿Qué ocurrió con Ferrocarriles Argentinos y cuál era la situación del sector al inicio del menemismo?

Las unidades de tráfico (ut) habían descendido de 23.300 millones en 1979 a 19.100 en 1989. A pesar de la electrificación del Roca, el tráfico suburbano era de 100 millones de ut menos que una década atrás. El tráfico de pasajeros había aumentado sólo un 10% mientras que el de carga había caído el 25%. La disponibilidad de locomotoras de 844 a 603 en igual período (Ob. Cit., López y Waddell). En agosto de 1989 se promulgó la Ley 23.696 de Reforma del Estado. La contrarrevolución golpista iniciada en 1976 celebraba el zarpazo final. Las experiencias privatizadoras anteriores fueron revisadas como consultados los cerebros de Ferrocargo. El neoliberalismo pariría así el Decreto 666 de 1989 y con él, el desmantelamiento y privatización de los ferrocarriles. Las nuevas concesionarias se harían cargo de todas las actividades laborales, técnicas (mantenimiento y operación), comerciales y económicas (inversiones) ferroviarias. La primera licitación –apenas dos meses después de la firma del decreto 666– sirvió en bandeja al capital privado unos 5000 kilómetros de red. Obviamente, los futuros concesionarios no podrían operar nada sin el material ferroviario propiamente dicho: el gentil menemismo les ofreció una flota de 1600 vagones y unas 30 locomotoras.

Publicado en :

http://www.infonews.com/2012/02/26/politica-11908-breve-historia-de-la-privatizacion-de-los-ferrocarriles-en-la-argentina.php

Más rápido, más fuerte, más alto, por “Perra Intelectual” (para “perraintelectual.com.ar”)

Más de una vez los esfuerzos y el trabajo de los ciberactivistas se ven empañados por el peligro y la tentación de hablar de lo que no se sabe, inmediatamente, y dejar de hablar de lo que se conoce, en forma inmediata, también. Como periodistas de segunda mano, salimos a hablar del tema de día YA. Lo pintamos de nuestro color, buscamos info de las fuentes que tengamos a mano y vamos al frente como caballos.

Así es como en defensa de la megaminería somos capaces de diseñar un discurso que bien podría utilizar la Barrick en sus visitas guiadas para los niños de la escuela, o explicaciones bizarras sobre cierto incómodo aumento de dietas, todo por hablar de todo más rápido, pegar más fuerte y despejar el tema bien alto.

Ese apuro por decir queda bastante empañado por la actitud real de nuestros referentes políticos, en primer lugar, la Presidenta. Luego de la tragedia de Once, y con toda la data procesada para elaborar un discurso con fuerza performativa -un discurso que hace cosas- Cristina habló, pegó más fuerte y apuntó más alto.

“Claro, pero Cristina es Cristina”. Precisamente: uno tiene un modelo político, ideológico, estilístico y cultural, que suele encarnarse en una persona a la que responde como su líder. De mucho sabemos, incluso de los “temas del día” sobre los que nos hemos interiorizado bastante, pero caemos una y otra vez en el juego de hablar de lo que se impone en cada jornada y, lo que es peor, de olvidarnos de cuál era el tema que llevaba la delantera hace un mes.

Así, a golpes de odio y actualidad, las voces provenientes de sectores muy minoritarios, suelen ponernos en aprietos. Nos distraen con sus gritos destemplados y perdemos tanto tiempo en defendernos de ellos que perdemos la iniciativa. Nunca instalamos un tema, nunca reflotamos algo de interés. Lo importante es que ese asunto de hoy no nos derrumbe lo que tanto nos costó conseguir. Paradójicamente, ese asunto que instaló el amigo Clarín o el no menos apreciado La Nación, nos va a ocupar todo el esfuerzo de hoy, nos tendrá a sus pies desgañitándonos, pero por sobre todo, nos tendrá distraídos e inmóviles frente a lo que sí podríamos tratar con soltura y cierto saber.

En nuestra gran mayoría, los ciberactivistas no somos periodistas, pero podemos ser cronistas. Cronistas políticos que, hablando de temas de actualidad, tomemos distancia del hecho inmediato y lo relatemos cuando ya su peso específico ha sido medianamente mensurado. Cronistas que tengamos claro que un tema de hace dos meses es un tema de actualidad. Cronistas que esperan y se aprovechan de los ríos de tinta que corren de inmediato sobre una cuestión y los procesan, los analizan y luego los ponen por escrito. Cronistas que opinan, por qué no.

Cuando hablamos de acción y reacción política, tendemos a creer que por militar o simpatizar con un modelo de acción progresista, que va por el cambio de estructuras anquilosadas y decrépitas, por eso solo ya nuestro discurso será activo y progresista. Lamento decir que no es lo que se aprecia mayormente en la cibermilitancia, que reacciona (reacciona, atendamos a esta palabra) ante la imposición del discurso producido por pequeñas porciones -aunque bien poderosas, admito- de la sociedad, no representativos de las mayorías. Con esto no digo que las minorías no tengan su derecho a hablar, pero que dejemos que manipulen nuestro enojo, me parece grave.

A lo dicho, sumémosle la pifiada política de embanderarnos con errores, sólo por no leer con claridad las situaciones. Si me dicen que los legisladores “son todos chorros que se aumentan el sueldo”, mal puedo salir a decir que me alegra y que felicito ese aumento, porque es un tema que no me compete defender y porque alcanza a todas las fuerzas políticas: las que queremos y las que no. Que hablen los legisladores, que todos cobraron el aumento, aún los que se escandalizan. Nuestra palabra, en el ciberespacio, es nuestro capital, y no me parece orgánico ni beneficioso rifarlo, no ayuda al modelo que defendemos y más de una vez nos deja mal parados y hasta patéticos.

Retomo entonces la idea del cronista. ¿Qué pasó con el tema de hace cuatro días, sobre el que sabíamos que teníamos razón, sobre el que nos interiorizamos y logramos armar un discurso cohesivo y coherente? Quedó en la papelera de reciclaje porque desde una agencia decidieron que hoy tenemos que hablar de otra cosa, perder los estribos por otra cosa, insultar por otra cosa, enloquecernos por otra cosa. Desde una agencia deciden hacernos quedar como una sarta de orates que a la voz de aura gritan, insultan, bloquean y maldicen; una manga de locos que no piensan y que a todo dicen que sí, a nada dicen que no, para poder construir esa tremenda armonía que pone ciber y tecno los corazones.

“¿Entonces qué tenemos que hacer? ¿Criticar el modelo?” No: ése es el juego. Que nuestra voz sea nuestra, que no caigamos en la trampa dialéctica una y otra vez: o apoyo sin saber de qué hablo o critico. Si nosotros recuperáramos la iniciativa, hablaríamos de lo que nosotros decidiéramos.

No me parece -más que para algún momento en particular- que inundar un muro con una consigna muy trillada nos active la palabra cibermilitante. En la Argentina hay una computadora por cada cinco habitantes: la misma cantidad de televisores que había cuando éramos chicos. Tenemos que tener voz propia y decidir nosotros de qué hablamos. Comentarnos, detenernos en lo que dice el compañero, priorizar nuestros posteos, buscarnos en cada lugar del ciberespacio que habitemos, leernos atentamente, parar la pelota y salir jugando por donde la verdadera reacción no espera. Revalorizar los buenos modos, repreguntar a los tuiteros estrella que con tanta soltura son capaces de pagar para que los ingleses se queden con las Malvinas. Dejar de regodearnos en las desgracias que le ocurran a los políticos que no queremos, para poder reclamar con honestidad que esas prácticas caigan en desuso; replantearnos qué nos sedujo del kirchnerismo y cotejar nuestra palabra, para ver si se ajusta a eso que nos enamoró del modelo.

Tenemos responsabilidad comunicadora, y más de una vez espantamos a la gente que nos lee; no al troll salido de una usina de rumores, claro. Ese le mete para adelante, y si alguno se cae, otro tomará su perfil. Espantamos a aquel que nos lee y piensa que si mañana Cristina decide la matanza de los niños menores de tres años allí saldremos con camisetas que digan “Los niños joden”. Nosotros somos kirchneristas porque tenemos LA CERTEZA de que Cristina no sólo NO decide locuras, lo que ya la posicionaría como la mejor presidenta de la historia argentina, junto con Néstor -eso después lo discutimos- , sino que decide bien, buscando lo mejor dentro de lo existente.

Tantas y tantas horas escribiendo no pueden no dejar alguna secuela: estamos algo alterados. Todavía podemos evitar que este desajuste se vuelva crónico.

Publicado en :

http://perraintelectual.com.ar/mas-rapido-mas-fuerte-mas-alto.htm

martes, 28 de febrero de 2012

EL REVISIONISMO DE IZQUIERDA , por Juan José Hernández Arregui (para “Cuadernos de Izquierda Nacional”)

Fuente Cuadernos de la izquierda nacional.


Entre los representantes de la izquierda nacional no incorporados al peronismo, que surgen a la vida política en los alrededores de 1945, debe citarse al más influyente: Jorge Abelardo Ramos.

“La palabra ‘política’ –según Wilhem Bauer-comparte en alemán con la palabra ‘historia’, el doble sentido de una significación objetiva y otra subjetiva, en cuanto se quiere entender con ella no sólo la teoría de la acción política, sino la acción política misma”. Y esto es la obra de Jorge A. Ramos. El pensamiento histórico-político de Ramos está expuesto en su obra más elaborada. Revolución y Contrarrevolución en la Argentina (Las masas en nuestra historia). (1)

En este libro, la historia escrita de la oligarquía es desenmascarada en su esencia ensangrentada por los valores de la Bolsa portuaria, afirmada en la barbarie política de la clase dominante y orientada por el interés extranjero. El libro, en su doble acorde histórico y político está vertebrado sobre una idea fundamental: sólo los personajes de nuestra historia que se han apoyado en las masas y en su voluntad histórica de ser, han representado tendencias sociales auténticas. La aplicación metodológica de esta tesis marxista da por resultado una reconstrucción donde el pasado y el presente argentinos se ensamblan en la orgánica continuidad de los hechos colectivos de la historia nacional. Actividad colectiva revolucionaria, o constante histórica, que Jorge Abelardo Ramos sigue y analiza desde las alturas de la Argentina actual y no desde las abstracciones secas de una historia oficial fraudulenta. Por eso, la clave del libro de Ramos está en sus propias palabras: “La historia es prisionera de la política”.

El método y la documentación

Jorge Abelardo Ramos no maneja una documentación inédita. Esto podrá ser un defecto, pero al mismo tiempo prueba, por contraste, la insignificancia de la mayoría de nuestros historiadores profesionales. No parece preocuparle mucho, en efecto, la técnica heurística, -esa técnica que hace creer a los trotapapeles melancólicos que hacen historia cuando en realidad son archivistas-pero en cambio, la documentación édita utilizada, es en cierto modo nueva, pues ha sido exhumada de libros que la oligarquía ha radiado de la circulación, o bien es recreada por la originalidad interpretativa de Ramos, a lo cual contribuye tanto la fuerza literaria del autor como el método marxista que hace de soporte teórico.

Comienza Ramos, estableciendo las relaciones entre las ideas emancipadoras de Mayo y el liberalismo español de los siglos XVIII y XIX, tanto como la diferencia entre las dos Españas. La tesis sobre la influencia liberal hispánica no es nueva, pero sí verdadera.

Ramos presenta la sucesión de hechos y personajes que en las historias oficiales aparecen determinados por azares psicológicos, sujetos al matraz invisible de los vastos y lentos procesos de la economía internacional. En este marco, los actores adquieren vida y se esclarecen a sí mismo en sus motivaciones de clase, al encajar dentro de los fenómenos colectivos, bases de toda explicación racional de la historia. El hecho central de nuestra historia –para Ramos-es el conflicto entre el interior mediterráneo empobrecido, el litoral ganadero indeciso entre el país y Buenos Aires, y en definitiva, en permanente compromiso con la aduana de la ciudad puerto. De estos antagonismos surge el primer plano político, el triunfo de la oligarquía portuaria, unitaria, primero, liberal después y finalmente apátrida. Todo esto sobre el trasfondo de una voluntad desdibujada e inflexible: Inglaterra.

Mediante este entrecruzamiento de los factores económicos, de la política nacional e internacional y de los procesos ideológicos derivados de las condiciones materiales de la vida histórica argentina, Ramos, que nunca pierde de vista la reciprocidad múltiple e interrelacionada de los factores históricos, indaga las causas del drama nacional. Liberado de esquematismos escolares –con lo cual le hace un favor al marxismo servido en la Argentina por intérpretes dogmáticos o incultos-señala correctamente el papel defensivo frente a lo extranjero, jugado por determinadas tradiciones culturales colectivas. Así por ejemplo, destaca el papel ideológico de la religión –aunque la Iglesia sea históricamente reaccionaria-y que en ciertas condiciones puede coincidir en los países atrasados con las luchas de las masas por la liberación nacional. Refiriéndose a esta especie de patriarcalismo bíblico corporizado en el siglo XIX por Facundo Quiroga o el Chacho, dirá Ramos: “No había por entonces otra defensa ideológica viable para las grandes masas”. Juicio que prueba tanto la fecundidad del marxismo como la inoperancia de la mayoría de los historiadores adscriptos a esta concepción de la historia y que en lugar de materialismo histórico han hecho liberalismo mitrista con espeluznantes citas de Marx y Engels. “Resulta evidente –agrega más adelante-la naturaleza social de este reflejo defensivo (la religión). El desenvolvimiento de las revoluciones nacionales enfrentará luego a la Iglesia Romana con las masas. Así ocurrió en la Alemania de Bismarck, en la Italia de Cavour, en la Argentina de Roca y de Perón”. Son también válidas las reflexiones del autor sobre el papel nacional positivo cumplido con relación al Paraguay, en un determinado momento histórico, por las misiones jesuíticas. Y en el orden inverso, es decir en otra situación histórica, también es justa la valoración del nacionalismo católico en la Argentina, en la que se desgaja el fruto reaccionario de esta corriente ideológica convertida por sus supuestos teóricos conservadores, en un instrumento del imperialismo destinado a obstaculizar y confundir la verdadera lucha de las masas democráticas por la liberación nacional y latinoamericana.

Rosas, Mitre, Roca

La figura de Rosas, pivote de nuestra historia, es enfocada en sus orígenes y consecuencias históricas. Tal visión, ajena al odio liberal y a la apologética católica, devuelve sus dimensiones a esta personalidad histórica.

Lo mismo puede decirse del boceto nuevo –aunque puede citarse el valioso antecedente de Luis Franco-que hace del general Paz. Las páginas más brillantes del trabajo apuntan a la destrucción de un trágico mito histórico: Mitre. Una documentación que los historiadores marxistas han rehuido u oscurecido, le permite a Ramos presentar a Mitre como la figura antinacional por excelencia, negador del federalismo, campeón del separatismo y encarnación de la política impuesta por el imperialismo, con su resultado, la conformación colonial del país. Lo mismo puede decirse del enjuiciamiento de la guerra con el Paraguay, conducida por Mitre al servicio del interés británico y en beneficio del Brasil.

La tesis, algo estrepitosa del autor, está en su reivindicación del general Julio A. Roca, en quien ve la personificación, con relación a un período histórico complejo y mal estudiado o deformado por los intereses del presente, del federalismo popular, que en diverso sentido encarnaron Rosas y los caudillos, opuestos estos últimos, al poder de Buenos Aires. Roca habría sido una especie de fórmula transaccional entre el país y la ciudad puerto obligada a conceder parte de su hegemonía ante el peso político y militar de las provincias. De esta corriente nacional –en parte representada también por Sarmiento, de quien hace Ramos un retrato exultante de vida-y a través de Adolfo Alsina surgirá el radicalismo de Alem, Irigoyen y Aristóbulo del Valle. Pero si esta tesis es renovadora, al mismo tiempo, desde el punto de vista documental, es la más débil. Es visible el esfuerzo intelectual de Ramos. Sus razonamientos se apoyan en documentos fragmentarios, y en todo caso, rebatibles. Puede aceptarse que dentro de la oligarquía nacional en formación, Roca representó su tendencia más argentina. No es que Ramos ignore la dificultad del planteo: “A esta ideología nacional del roquismo le faltaba la base material para el desarrollo técnico”. Y en esto reside, justamente, la dificultad de la tesis. La historia es lo que fue, no lo que pudo ser. El hecho que, pese al “nacionalismo” provinciano que representó, Roca no haya podido quebrar la política de la oligarquía portuaria, demostraría más bien, que las condiciones objetivas –Buenos Aires-eran superiores a la voluntad nacional de las provincias. Como dicen los ingleses: “La prueba del pudding consiste en comerlo”. Y Ramos deja el pastel en la bandeja. Es decir, arriba a una conclusión sin pruebas.

De cualquier modo, después de Jorge A. Ramos, Roca aparece bajo una nueva luz y nos parece bien orientada la revisión que inicia de esta importante figura, a la que vincula, en la continuidad del suceder histórico, con Irigoyen y Perón. El pensamiento de Ramos puede resumirse así: “La ideología nacionalista democrática, que representaba un nacionalismo posible, una forma de adaptación a la situación general del país y del mundo, fue sustituida por un liberalismo económico ruinoso que debía resultar funesto para el futuro argentino”. De este modo, la brillante tesis, reparte su mérito entre el talento del autor y la astucia del abogado, más interesado en su causa que en la verdad.

Nuestra crítica consiste en lo siguiente. A raíz de la política nacional de Roca –y a pesar de él mismo y de la línea progresista que representaba en el orden ideológico-la oligarquía portuaria derrotada política y militarmente por Roca, en realidad heredó un país más vasto. La explotación oligarco-imperialista, a raíz de la unificación del país por Roca, se hizo posible en escala nacional, pero al mismo tiempo quedaron creadas las bases –y ésta sería la inesperada consecuencia positiva del roquismo-de la lucha por la liberación también en escala nacional. La sustentación popular y nacional del roquismo, terminó efectivamente por diversos imbricamientos y ramificaciones, nada uniformes de las tendencias económicas y políticas de las épocas, en el yrigoyenismo y en el peronismo, pero con un sentido nacional enteramente distinto. Roca, en última instancia, fue absorbido por la oligarquía y nunca dejó de ser su representante. Incluso como gran propietario de tierras. Por eso tiene en el corazón de la ciudad-puerto una horrible estatua. La final conciliación de Roca y Mitre tiende a confirmar este destino de Roca. Pero en su estado actual, después de Jorge A. Ramos, Roca es una de las figuras de la historia nacional que exige revisión por encima de las disonancias liberales y católicas. (2)

Polemista de garra, los acontecimientos posteriores a 1930 son narrados por Jorge A. Ramos con un estilo directo que transporta al lector a las zonas cálidas de la historia real. El P. Socialista es vivisecado en su esencia reaccionaria pro-imperialista, y Ramos, con una documentación irrefutable, denuncia las tácticas del P. Comunista como un conjunto de desastres organizados en beneficio de las fuerzas antinacionales.

Al abordar el estudio del poder militar en la Argentina –al margen de los esquematismos de “nazismo” o “antinazismo” caros a los pelucones de la pequeñoburguesía intelectual horrorizados frente a la irrupción de las masas proletarias en la historia – Ramos reivindica la función nacional del Ejército Argentino que, en 1943, cumplió una tarea histórica liberadora. El capítulo dedicado al peronismo, es el primer análisis serio de este gran proceso histórico colectivo: “Si el radicalismo había muerto con Irigoyen –escribe-volviéndose un partido antinacional, y si los partidos “obreros” habían abandonado los intereses del proletariado para aliarse con la oligarquía, las masas tendieron oscuramente a expresarse a través de un hombre para actuar políticamente. La hora de formar el propio partido no había sonado todavía, pero había llegado el tiempo de que la clase trabajadora ingresase a la política argentina. No lo hacía sola, integraba un frente nacional antiimperialista. La significación histórica de este acontecimiento quedó oscurecida por las consecuencias del triunfo y por el desarrollo ulterior del régimen bonapartista. Pero es inequívoca al más breve examen. A diferencia del escéptico profeta europeo, el pueblo argentino no entraba al porvenir retrocediendo”.

Reafirma Ramos el carácter progresista del régimen, tanto como de las fuerzas económicas –la industria-que representó objetivamente, sin que esas fuerzas tuvieran conciencia del significado histórico de Perón. Este hecho, entre otros factores, creó las condiciones, según la tesis de Ramos, del régimen bonapartista en el sentido formulado por F. Engels pero que el autor toma de la versión de Trotski: “Una semidictadura según el modelo bonapartista conforma los principales intereses de la burguesía, aun en oposición a la burguesía misma, pero no le deja ninguna participación en el control de los negocios. Por otra parte, la dictadura se ve obligada en contra de su voluntad a adoptar los intereses materiales de la burguesía! (F. Engels). La tesis del “régimen bonapartista”, aplicada a Perón –y empobrecida con bastante posterioridad por Rodolfo Ghioldi-ha sido utilizada por primera vez en la Argentina por Jorge A. Ramos. Se funda en un célebre pasaje de una carta de Engels, pero en realidad, el concepto de “bonapartismo” pertenece al propio Marx. Engels la resumió en un concepto metodológico general y, en cierto modo, la esquematizó en exceso. Según Engels, el régimen bonapartista consiste en que objetivamente representa los intereses materiales de la burguesía sin darle participación en el poder político efectivo, tomando el Estado la dirección de los negocios, sin que por eso el Estado deje de representar a la burguesía. Este rasgo del régimen bonapartista, permítele hacer concesiones a las otras clases. Tal oportunismo político, explica las vacilaciones de estos gobiernos, en los momentos críticos, entre la revolución y el orden conservador que en la opción se resuelve en el último sentido.

Pero el concepto de “bonapartismo”, no se puede usar rígidamente con relación a situaciones distintas sin introducir importantes salvedades. El mismo Marx lo aplicó a una situación histórica diferente a la mentada por Engels. El “bonapartismo” deriva de un trabajo de Marx sobre el sobrino de Napoleón I, Luis Bonaparte, sobrenombrado “Napoleón el Pequeño”, por Víctor Hugo., apodo aceptado por Marx. El concepto de “bonapartismo”, como categoría histórica, es en tal sentido general, aplicable al régimen de Perón. Pero en su sentido particular, exige fundamentales aclaraciones. Marx, justamente, usó el concepto, en un sentido particular, como correspondía. Por eso, la aplicación del concepto general, es insuficiente: 1°) Por tratarse de épocas distintas., 2°) Por ser Francia, durante el siglo XIX un país capitalista avanzado y la Argentina actual, un país semicolonial.

El concepto de “bonapartismo”, como se ha dicho más arriba, fue reactualizado por León Trotski, con relación a los países coloniales, pero en un sentido bastante diferente al de Engels, de quien lo extrajo. Es cierto, que ciertos rasgos del “régimen bonapartista”, equilibrio por encima de las clases, etc., permiten calificar al peronismo en tal forma. Pero Luis Bonaparte, que con concesiones parciales a las diversas clases logró mantenerse en el poder durante un largo período, en los hechos, se apoyaba en la clase más reaccionaria, el campesinado francés. El mismo Marx ha revelado la esencia particular del régimen de Luis Bonaparte: “La dinastía de Bonaparte no representa al campesinado que pugna por salir de su condición social de vida, determinada por la parcela, sino que, al contrario, quiere consolidarla; no a la población campesina que con su propia energía y unida a las ciudades quiere derribar al viejo orden, sino que, por el contrario, sombríamente retraída en ese viejo orden, quiere verse salvada y preferida, en unión de su parcela, por el espectro del imperio. No representa la ilustración sino la superstición del campesino, no su juicio sino su prejuicio, no su porvenir sino su pasado, no su Cévennes sino su moderna Vendeé”. Y en otra parte, dice Marx: “Bonaparte representaba la clase más numerosa de la sociedad francesa, la de los cultivadores de parcelas”.

El “bonapartismo” de Perón sólo relativamente puede ajustarse a la Argentina. Tal bonapartismo, en su contenido particular, no fue reaccionario sino revolucionario, conciliador a medias por su recostamiento en la clase trabajadora y no en las clases altas –oligarquía terrateniente, burguesía industrial naciente, campesinado chacarero-fuerzas que, en definitiva, nunca le prestaron su apoyo, y en última instancia, resistieron al sistema en tanto el proletariado permanecía fiel al mismo. De este modo es como Rodolfo Ghioldi, luego de plagiar a Jorge A. Ramos, reduce, como siempre, el marxismo a groseras depravaciones. El propio Engels, concibe, también en una aplicación particular del concepto, formas del “bonapartismo” progresistas, no reaccionarias. Engels, en efecto, estudió el contenido particular, no del régimen de Luis Bonaparte, sino de la monarquía prusiana bonapartista. Y consideraba este “bonapartismo” como un avance, con relación al feudalismo, en tanto sacrificó “a los junkers como clase”. Engels, sostenía que el bonapartismo fue la forma que adoptó la revolución burguesa en Alemania. Pero la burguesía “paga su emancipación social, gradualmente concedida, con la renuncia total a su propio poder político”.

Los ejemplos de Marx y Engels, distintos entre sí, no responden al caso argentino, más allá como se ha repetido, de la generalidad del concepto.

Otra de las críticas al régimen de Perón, formulada por J. A. Ramos –y por curiosa coincidencia utilizada por Rodolfo Ghioldi-consiste en señalar que la industria pesada fue postergada en beneficio de la liviana. Esta crítica pone como ejemplo, de primera intención convincente, a Lenin, quien enfiló todo el esfuerzo nacional ruso, después de 1917, hacia la consolidación de la industria pesada, a pesar de los sacrificios cruentos pero necesarios, impuestos a la población en su conjunto y particularmente al campesinado. Tal crítica es también inaplicable a la Argentina. Se olvida que ya en Rusia, en la época de los zares, existía una gran industria pesada. La situación no es la misma en un país colonial, donde los gobiernos de orientación nacional se ven obligados a luchar con medios legales contra la antigua clase de los grandes propietarios territoriales, etc. En tales países, la posibilidad de la industria pesada tiene por causas, o bien necesidades militares, o bien el desarrollo desordenado de la industria liviana, y generalmente, ambas causas se complementan.

Durante el gobierno de Perón, ese desarrollo, en un breve plazo de tiempo, fue tan poderoso que creó la necesidad de la industria pesada en términos perentorios. Esto explica que Perón se viese obligado a solucionar el problema energético, particularmente, el del petróleo. Además, la idea de la industria pesada había estado presente desde los comienzos del régimen, y a tales fines se construyeron las gigantescas usinas de San Nicolás, actualmente controladas por monopolios extranjeros, los diques, altos hornos, etc., medidas todas orientadas en el sentido de fundar una siderurgia nacional. Esta crítica de la izquierda pone los bueyes tras el carro. Fue esa inminencia de una industria pesada que surgía en su momento justo, la que aceleró el golpe británico y la vuelta a la antigua situación colonial en el orden financiero.

La industria ligera, o productora de artículos no durables, durante el último gobierno de Perón, se convirtió en “causa” de la industria pesada. Sólo en una sociedad colectivista, donde la producción está estrictamente planificada, es posible –como lo prueba el caso de China moderna-el desarrollo de la industria pesada con anterioridad a la liviana. En los países semicoloniales, el desarrollo parece responder a una ley inversa. A raíz de hechos externos –guerras mundiales, crisis, etc.-se desarrolla una industria ligera subsidiaria de las necesidades no satisfechas por la importación. El caso del Japón, que parecería contrariar esta regla, en verdad, la confirma. En la primera mitad del siglo XX, cuando ingresa a la categoría de país industrial, ya Japón poseía una importante industria artesana centralizada, hecho al que, además, debe agregársele una evolución del imperialismo, por entonces en su etapa inicial de desarrollo, y que no estaba por eso, en condiciones de estrangular el desarrollo nacional nipón. Japón agrupó en empresas modernas las que ya existían y las cimentó con una poderosa industria pesada, proceso al que contribuyó el mismo régimen feudal militar que favoreció el esfuerzo nacional concentrado.

Tales las ideas críticas e históricas de Jorge Abelardo Ramos que ha realizado la primera síntesis madurada de un revisionismo histórico de izquierda. Este hecho no es casual. El libro de Ramos, es la consecuencia del desarrollo de las ideas políticas en la Argentina, su florecimiento marxista, ni definitivo ni irrefutable en los detalles, pero decisivo en la orientación futura del pensamiento histórico argentino. Este remate marxista no rehuye las fuentes antimarxistas, ni el aporte del revisionismo histórico nacionalista posterior a 1930.

No faltarán partidarios de esta última tendencia que señalarán lo que Ramos les debe. Pero al formular tal juicio, callarán lo mucho que ellos, historiadores nacionalistas, le adeudan al marxismo como método. En rigor, el esclarecimiento económico de la historia nacional, cumplido por el revisionismo histórico rosista –y especialmente por José María Rosa-despojado de su cáscara ideológica ultramontana, ha sido una aplicación subrepticia y parcial de los supuestos metodológicos del materialismo histórico. De este modo, las diversas tendencias nacionales, condicionadas por la realidad histórica argentina que las supera a todas, contribuyen a la verdad histórica al destruir desde la derecha y la izquierda nacionales, la historia de los vencedores en Caseros. Queda como un mérito de Jorge A. Ramos, haber formulado una interpretación histórico-política de contenido nacional, de innegables consecuencias educativas.

Capítulo del libro La formación de la conciencia nacional, J.J. Hernández Arregui, Editorial Plus Ultra, tercera edición, 1973

Fuente en Internet:

http://www.abelardoramos.com.ar/el-revisionismo-de-izquierda/

Cristina: “Voy a tomar todas las decisiones que sean necesarias”, por Catriel Etcheverri (para “Tiempo Argentino” del 28-02-12)

En el acto por el bicentenario del primer izamiento de la bandera, la presidenta se refirió a la tragedia de Once

Supeditó sus resoluciones a la investigación judicial del accidente y pidió premura en las pericias. La mandataria realizó un repaso por todo lo alcanzado desde 2003 pero dijo que todavía “faltan muchas cosas por hacer”.

Por:
Catriel Etcheverri

La palabra de la presidenta era esperada. Aunque las versiones periodísticas que circularon ayer por la tarde indicaban que no realizaría alusión alguna a la tragedia ocurrida el miércoles pasado en la estación Once del Ferrocarril Sarmiento, Cristina Fernández no sólo abordó el tema, lo hizo con firmeza y dio muestras de haber seguido de cerca las vicisitudes de las víctimas y sus familiares.



“Quiero decirle a los 40 millones de argentinos, a los que me quieren y a los que no me quieren, que sepan que voy a tomar las decisiones que sean necesarias”, sentenció la mandataria. Para esto, aclaró, esperará a que la justicia se expida y determine las responsabilidades de todos los involucrados en el accidente que causó la muerte a 51 personas y provocó heridas a más de 700. Pidió, sin embargo, premura a la justicia en la realización de las pericias que determinarán finalmente las responsabilidades tanto directas como indirectas en el accidente. “No pueden durar más de 15 días”, dijo, y sentenció: “Los 40 millones de argentinos y los familiares de las víctimas necesitan saber qué es lo que pasó y quiénes son los responsables.”
“La bandera es el Estado con los 40 millones de argentinos adentro”, aseguró Cristina en el discurso que brindó ayer en la ciudad de Rosario, en el marco de los festejos por el bicentenario del primer izamiento de la insignia patria, en el que no dejó de lado ninguno de los temas centrales que atraviesan por estos días la agenda política nacional. De manera directa o a veces elípticamente se refirió, entre otras cosas, al reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas (ver aparte), a la producción energética y en particular a la petrolera, al reclamo de los docentes así como también al tratamiento de ciertos medios sobre la tragedia de Once y su utilización política.
La presidenta realizó un veloz aunque pormenorizado repaso por todo lo realizado por el gobierno nacional desde la asunción del ex presidente Néstor Kirchner hasta la fecha, y reconoció que “faltan muchas cosas por hacer”. En ese momento admitió: “Tenemos que volver a tener un sistema de ferrocarriles en la República Argentina.” El aplauso fue inmediato. La multitud congregada frente al Monumento a la Bandera estaba esperando que se pronunciara sobre el tema.
“Esta tragedia que enlutó hace pocos días al país, tiene nombres y apellidos, como todos los que se van”, dijo, y contó, entre otras, la historia del hijo de Jesusa, de 15 años, una de las víctimas fatales en el accidente, y el caso de Lucas Menghini Rey (ver aparte). “Jesusa le había dado diez pesos para que cargara su tarjeta SUBE, la tarjeta que me ha costado tres años montar para poder controlar qué es lo que pasa con cada uno de los subsidios y empezar a subsidiar al usuario y no a las empresas, pero todo son trabas en este camino –se quejó–, todo son palos en las ruedas”.
La presidenta cargó además contra el tratamiento que realizaron algunos medios de la tragedia y contra la utilización política de las muertes. “Con la muerte no, les pido por favor que con la muerte no, me da mucha pena que se especule con estas cosas”, dijo, y dio cuenta de por qué tardó más de lo que quizás muchos hubiesen deseado en referirse a la tragedia. “No esperen de mí jamás, ante el dolor de la muerte, ante la tragedia, la especulación de la foto o del discurso fácil, porque sé lo que es la muerte y sé lo que es el dolor, y no tolero a los que quieren aprovecharse de tanta tragedia y dolor”, señaló.
Cristina Fernández pidió además ayuda para cuidar lo realizado hasta el momento. “Aquí está la Argentina de pie en el marco de una crisis internacional sin precedentes (...) Estoy harta de los que me hablan con slogans y consignas únicamente, quiero que colaboren activamente, que se cuiden ustedes mismos”, dijo, y prometió seguir trabajando a pesar de las trabas que imponen los intereses sectoriales que se ven afectados por las políticas del gobierno nacional.
“Por todas las cosas que hemos logrado, por todas las que faltan hacer, estoy decidida a seguir avanzando en el proceso de transformación de la patria”, sentenció, y concluyó “para seguir avanzando por un camino en el que la producción, el trabajo, la justicia, al equidad y la igualdad sean banderas”.

Publicado en :

http://tiempo.infonews.com/2012/02/27/argentina-68795-cristina-voy-a-tomar-todas-las-decisiones-que-sean-necesarias.php

lunes, 27 de febrero de 2012

Brasil quiere a Gran Bretaña bien lejos de Malvinas, por Santiago O’Donnell (para “Página 12” del 27-02-12)

SEGUN INFORMES SECRETOS DE LA AGENCIA INTERNACIONAL DE INTELIGENCIA STRATFOR OBTENIDOS POR EL SITIO WIKILEAKS

Los correos electrónicos de Stratfor reflejan la pulseada política con Gran Bretaña por Malvinas. Los informes dicen que el tema es agitado sólo como cortina de humo y expresan sorpresa porque “todavía” haya en la Argentina quienes creen que las islas sean de este país.

Por Santiago O’Donnell

Más allá de los procesos de integración regional y las alianzas estratégicas, según la agencia de inteligencia global Stratfor, Brasil está dispuesto a apoyar a la Argentina en su reclamo por las islas Malvinas porque no quiere a Gran Bretaña cerca de sus yacimientos de petróleo.

Según e-mails de la agencia obtenidos por Wikileaks, el anuncio de que un grupo de empresas petroleras iniciaría perforaciones en aguas argentinas cercanas a las Malvinas en abril del 2009 disparó el siguiente intercambio entre distintos analistas y espías de Stratfor:

Allison Fedirka (desde Argentina): –Por ahora parece que YPF-Repsol, Petrobras y Pan American Energy participarán en la exploración. No estoy seguro cómo afectará las cosas la asociación entre PAE y British Petroleumm (o si no las afecta). No estoy segura por qué creo que Uruguay está involucrado. (¿Será una expresión de deseos?)

Reva Bhalla: –Es muy extraño que Petrobras esté involucrado (también es interesante que España apoya a Argentina). Paulo, ¿podés juntar análisis/información de lo que está pasando acá? La participación de Petrobras en este proyecto es una muestra de apoyo bastante fuerte en una disputa donde Argentina parece perdida. ¿Por qué hace esto Petrobras/Brasil?

Paulo Freire (desde Brasil): –Sí, trataré de conseguir análisis/información. Brasil ha mencionado varias veces que el Atlántico Sur es el Amazonas azul y que ningún país del norte debería estar ocupándolo. Desde que Lula llegó al poder, Brasil ha dado señales de apoyo para Argentina en el tema Malvinas. No quieren al Reino Unido cerca de sus reservas de crudo.

Bhalla: –Interesante. ¿Así que Brasil se está posicionando como el protector de Argentina? Supongo que lo pueden hacer si perciben que Argentina está débil.

Freire: –Ellos creen que Argentina no es una amenaza. Le tienen más miedo al Reino Unido porque lo asocian con la OTAN. El último plan nacional de Defensa de Brasil dice que el Atlántico Sur debería ser una de las prioridades de Brasil en el área de seguridad.

Bhalla: –Eeehhh... Flojito. Espero con interés el análisis/información que Allison y Paulo puedan juntar sobre el tema. (Al parecer no juntaron mucho más, porque el tema no vuelve a aparecer en los mails.)

Los correos electrónicos de Stratfor, más de 10.000 referidos a la Argentina, reflejan que la pulseada política con Gran Bretaña por Malvinas es uno de los temas referidos a este país que más atención concitan entre los clientes de la agencia. En particular, el grado de apoyo que Brasil estaría dispuesto a darle a la Argentina. El tema fue abordado nuevamente en un contacto que Paulo Freire, corresponsal brasileño de la agencia, mantuvo el 7 de septiembre pasado con una fuente de inteligencia militar brasileña que no identifica:

Freire: “Hasta hice un chiste diciendo que un posible conflicto armado entre Argentina y Reino Unido sobre las Malvinas no sería un tema en el que se involucraría Brasil y (la fuente) dijo que no. Dijo que Brasil daría alguna clase de apoyo retórico y algún apoyo logístico, también, pero la verdad que no”.

Otro tema de interés para los clientes de Stratfor es el nivel de militarización que existe en las islas. La agencia no tuvo problemas para describir los activos que conforman el despliegue militar británico en la zona de conflicto. Pero a pesar de una orden del jefe de inteligencia militar de Stratfor para que se informe sobre lo mismo pero desde el lado argentino, en los mails de la agencia no figura respuesta alguna a ese pedido. La falta de respuesta podría obedecer a que Allison y compañía no encontraron información pertinente, porque desde la guerra, Argentina no ha realizado maniobras militares ni desplegado tropas y armamento en el Atlántico Sur, limitándose a dirimir el pleito en foros internacionales por la vía diplomática.

A continuación, el memorándum que escribió Nathan Hughes, director de Análisis Militar de Stratfor, el 22 de febrero del año pasado, que además de preguntar acerca de las tropas argentinas alerta sobre posibles sabotajes argentinos que nunca ocurrieron en contra de las perforadoras de las petroleras británicas operando en Malvinas:

“Queremos vigilar el pozo Oceanside y cualquier intento argentino por interferir o intimidar operaciones. Cualquier actividad naval o aérea en la vecindad de las Malvinas en este momento por lo menos debe ser observada, cuando no informada. Cualquier refuerzo de Reino Unido siendo desplegado o llegando a Malvinas debería ser observado e informado a menos que se trate de una rotación normal.” (Un destructor o un flota de aviones reemplazando a otros, por ejemplo.)

Se trata de informar sobre hechos concretos y despliegues físicos. No habrá escasez de retórica saliendo de Buenos Aires sobre este tema. Pero es un conocimiento profundo sobre lo que realmente está pasando, lo que nos ayudará a ir más allá de la retórica.

“Activos del Reino Unido en estación Malvinas:

- Destructor con misiles guiados HMS York (D98).

- Navío de patrullaje offshore HMS Clyde (P-284).

- Carguero Auxiliar de la Flota Real Wave Ruler (A-390).

- Cuatro cazas Typhoon de superioridad aérea.

Probablemente no lo verán, pero manténganse alerta por cualquier indicio de la presencia de un submarino británico en la estación (Malvinas).”

Si bien el memorándum de Hughes no habría sido respondido por la corresponsal en la Argentina, el “analista táctico” de Stratfor Alex Posey sí lo hizo, confirmando la presencia de submarinos británicos en la zona desde el fin de la guerra:

“Entiendo que mantienen una rotación de submarinos en la región desde 1982.”

Otra de las consultas que recibió la corresponsal argentina de Stratfor se refería a la decisión del gobierno de Cristina Kirchner en febrero del 2010 de exigir permisos de viaje para barcos que entren en aguas argentinas rumbo a las Malvinas. La corresponsal concluyó que se trató de una movida de política interna para distraer a las masas. Sin embargo, la parcialidad de su análisis aparece reflejada en la sorpresa que le da que en la Argentina “todavía” existe gente que defiende la causa Malvinas. A continuación, su análisis del 17 de febrero de 2010, dirigido al supervisor Reva Bhalla:

“Mi opinión en este tema coincide con tu pensamiento –una distracción para escaparles a temas internos. A lo largo del año escucharás al gobierno argentino sacar el tema de la Malvinas–: para ellos el tema nunca se resolvió en 1982. Lo escucharás en las noticias a partir de principios de abril (Día de las Malvinas) y cada vez que haya una visita oficial importante en Reino Unido/Argentina. Por ejemplo, cuando CK fue al Reino Unido por el G-20 prometió sacar el tema. Debo decir que es un tema que les duele a los argentinos. Muchos de ellos todavía creen que las islas deberían ser de ellos por derecho (tal como aparecen en los mapas argentinos junto a la Antártida).”

No era la primera vez que un corresponsal de Stratfor en la Argentina concluía que un gobierno kirchnerista usaba el tema de las islas como maniobra distractiva. El 28 de marzo de 2003, Kornfield, el entonces agente de Stratfor en el país, usó el mismo argumento para explicar la decisión de Néstor Kirchner de dar por finalizada la exploración conjunta con el Reino Unido de las reservas petroleras de las islas. Curiosamente, si bien el agente Kornfield reconocía que el gobierno argentino atravesaba por uno de sus mejores momentos, concluyó que la maniobra de distracción servía para desviar el foco de supuestos problemas no especificados que se venían gestando “debajo de la superficie”. A continuación, los párrafos más salientes de su informe:

“En el 25º aniversario de la Guerra de las Malvinas, Argentina ha cortado su cooperación con Gran Bretaña en la exploración de petróleo en el área y está subiendo su retórica reclamando la completa soberanía sobre las islas y sus recursos. Es probable que el presidente Kirchner pretenda que esto sirva como una descarga para las tensiones internas que podrían amargar sus perspectivas para las próximas elecciones presidenciales en octubre.

(...)

Argentina tendrá elecciones presidenciales en octubre y el presidente Néstor Kirchner es amplio favorito si elige presentarse; si no, se espera que triunfe su esposa, Cristina, actualmente senadora. Los Kirchner han disfrutado de una enorme popularidad en los últimos tres años, manejando un crecimiento económico sostenido del ocho por ciento, sacado al país de su terrible colapso del 2001. Pero debajo de la superficie, el descontento se está gestando.” (Fin del comentario.)

Otro tema referido a las Malvinas que interesó a Stratfor tiene que ver con la fabricación del cohete argentino de mediano alcance Gradicom PXC 2009. Los sabuesos querían saber si el Gradicom tendría capacidad suficiente como para transportar un misil y alcance suficiente como para llegar a las Malvinas. Los informes decían que el misil había viajado cien kilómetros y que podría tener un alcance de hasta 300 kilómetros. Al observar en el mapa que las Malvinas estaban a 482 kilómetros del territorio continental argentino, los expertos de Stratfor concluyeron que no sería posible si no se introducían mejoras en el cohete/misil. Sin embargo, la corresponsal Allison concluyó que no había que preocuparse mucho porque los argentinos suelen anunciar grandes proyectos que al final se demoran mucho más de lo previsto.

Reva Bhalla: “En diciembre del 2009 Argentina probó el Gradicom PXC, que usó tecnología de combustible sólido para lanzar poco más de cien kilómetros. El objetivo es mejorar el Cóndor II, que supuestamente tendría un alcance de mil millas y una carga de 500 kilos. El objetivo de mediano alcance es que los misiles puedan transportar 500 kilos hasta 300 kilómetros, con lo cual podrían llegar a las Malvinas. Nate, ¿qué pensás?”.

(Nate no contesta, contesta Allison.)

Allison Fedirka: “Las Malvinas están a unas 300 millas (482 kilómetros) de la Argentina. No soy una gran experta en misiles, como para comentar acerca de la capacidad del arma. ¿Cuánto tiempo, tecnología y dinero requiere este tipo de mejora? Sé que llevan un año desarrollando el misil. Argentina suele hacer grandes anuncios, pero muchas veces no tiene suficiente dinero ni organización como para terminar el trabajo (por ejemplo la deuda del Club de París. Anunciaron que pagarían en el 2008...)”.

A pesar del escepticismo de la agente local de Stratfor, el sitio aviacionargentina.net tiene fotos de un modelo del Orbit, sucesor del Gradicom II, diseñado para triplicar su distancia de vuelo para alcanzar los 300 kilómetros, y anuncia que estaría listo para ser lanzado “a principios del 2012”. Habrá que estar atentos.

Publicado en :

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-188440-2012-02-27.html

No sólo el tren, por Eduardo Aliverti (para “Marca de Radio” y “Página 12” del 25 y 27-02-12)

Lo sucedido en el Once presenta dos grandes bloques temáticos. El problema, según interpreta el firmante, es que una mayoría de las opiniones e indignaciones circulantes mezcla esos elementos con una facilidad nada recomendable. No es extraño: cuando una cuestión es muy compleja y mucho más si queda envuelta por una tragedia, suele suceder que se recurre a explicaciones fáciles, demagógicas. Reemplazan lo arduo de pensar con mayor profundidad, que es todo un trabajo.

Una parte refiere al accidente propiamente dicho. El término es usado como convencionalismo, porque ya se sabe que no puede definirse como “accidente” aquello que es o sería prevenible. Acerca de eso, hay unas preguntas primeras y excluyentes. Si se demostrara que ocurrió una falla humana con carácter de causa central, ¿cambiaría en algo la observación sobre un transporte ferroviario de pasajeros virtualmente colapsado? ¿Variaría lo que debe opinarse y actuarse en torno de un esquema mamarrachesco, que ya ni siquiera es definible como estatal, privado o mixto? Interrogantes como éstos son de una obviedad indecorosa, pero resultan convenientes a juzgar por la ensalada en que incurren funcionarios, directivos de la empresa administradora (o como quiera que quepa rotularla) y charlatanes varios. Si falló el conductor y no los frenos, ¿se acabó la discusión? Eso parecería, porque encima entra en escena el secretario de Transporte y, en medio del horror, sin aceptar preguntas, en actitud más propia de un canalla que de un pelotudo, dice que si la abuelita hubiera tenido pantalones habría sido el abuelito. Por supuesto, tampoco haría al sentido común que Schiavi se dedicara a abrir juego en torno de un debate de fondo que incluye a su cargo tanto como lo excede. ¿Qué iba a decir, justamente por estar tapado de muertos y angustias? ¿Que estaban evaluando sacarle la concesión a los Cirigliano? No, pero menos que menos faltarles el respeto al dolor, a la bronca, a la impresión. Es de esperar que Schiavi tenga los días contados en su puesto. Se requiere un gesto superior, capaz de mostrarle a la sociedad que no se tolera su dicho pornográfico. Cabe presumir que de chispas como la suya se nutren combustiones como las del viernes a la noche. Familiares y amigos del pibe muerto que encontraron recién ese día convocan a una cadena de oración, y terminan tratando de controlar a un grupo de exaltados de cantidad irrelevante, pero simbólicos en cuanto al hartazgo que desnudan las tragedias. Banquete listo, para gusto de todos los buitres subidos al drama. Más luego, anuncian que el Gobierno se presenta como querellante y que se aplicarán las sanciones que pudieran corresponder. Volviendo, ¿se termina en las sanciones? En el más “satisfactorio” de los casos, ¿les retiran la licencia y chau? Como dice Mario Wainfeld, la respuesta judicial es inevitablemente larga, farragosa. Imprescindible, por cierto. Pero en esto, lo que se necesita ante todo es una contestación política. Nadie debería pretenderla ahora mismo, que es lo exigido por la chusma de todo color y pelaje. El planteo no pasa por ahí, sino por si existe la vocación de darla más temprano que tarde.

Nace allí la segunda parte del asunto. Lo estructural. Y a tener en cuenta: las tragadas de sapo involucran al conjunto social, desde ya que en diferentes niveles porque culpa y responsabilidad no son sinónimos. Lo que subsiste de Estado ausente o mariquita sigue siendo hijo de un menemato que los argentinos aprobaron con más displicencia que reservas. Y en muchos casos con entusiasmo, como el de vastos medios y propagandistas militantes de la orgía privatizadora. Ahora vienen a llorar por ese Estado que se escapó de sus funciones básicas. El modelo engendrado en la eclosión de 2001/2002, y parido por el kirchnerismo, afectó a ese adefesio en unos pedazos significativos. Y en otros no, sin restarle mérito. Se quiso y pudo volver a mirar para dentro con comprensión global; teníamos pinta y síntomas concretos de lo que hoy es Grecia, pero no duró; hubo la quita de deuda más grande la historia; volvimos a creer en la política y no en los gerentes del mercado como mejor instancia resolutoria de nuestros dramas. Avanzamos más allá de lo que una mirada de ortodoxia clasista quiere registrar de un sistema burgués. Y hubo las cosas en que tal vez se quiso o de las que directamente no se intentó saber porque no se podía, a raíz de la debilidad con que nació la criatura. Abrir todos los frentes al mismo tiempo no podía caber en la cabeza de ningún cuerdo. Y uno de esos frentes que en lugar de abrirse se emparchó fue el del régimen de transporte. A medida que el país se recuperaba, se acentuó la garantía de viajar barato. Si volvía el trabajo, que pudieran llegar todos a sus lugares y a como diera lugar. No hay de qué arrepentirse porque los subsidios, o lo que se conoce como ingreso salarial indirecto, sirvieron al propósito de reactivar la economía. También es objetivo que ese mecanismo fue en desmedro de las reinversiones necesarias para acompañar la recuperación; pero, si se lo ve con aquel parámetro del manejo de los tiempos atento a la correlación de fuerzas, era el huevo o la gallina. No sólo respecto del transporte, sino del grueso de las prestaciones.

Esa lógica llega a su fin, pero el espanto en el Once no debe obrar como decreto. Si el criterio fuera ése, se olvidará que en unos días, no más, el “accidente” y el tema desaparecerán de los medios. Por empezar, debería convenirse que tener servicios públicos de buena calidad es un derecho ciudadano y no una aspiración regulable eternamente según los avatares de la economía. La excepcionalidad ya pasó, si es por eso y por mucho que amenace la crisis internacional. Excusas habrá siempre, y siempre las sufren los laburantes. “Sintonía fina” también debería significar que el Gobierno tome las decisiones de segunda generación, porque de lo contrario el “modelo” se habrá consumido en el enunciado y práctica de las primeras: obra pública, inclusión social creciente para saltar del infierno al purgatorio, apuesta por el mercado interno, recueste en la región latinoamericana, etcétera. Si lo proyectual no se dinamiza, las masas no se caracterizan por la paciencia y son susceptibles de caer en manos de sus verdugos una y otra vez. Hace falta renovar utopías, para decirlo simplota pero entendiblemente, y una de ellas bien debe ser que el Estado recupere por completo sus resortes estratégicos. ¿Qué sentido tiene continuar con el esperpento, otrora comprensible, de subsidiar a hombres de negocios que transforman en negociados las políticas públicas? ¿En qué sería peor, a esta altura, un Estado que administre derecho viejo las herramientas de necesidad popular? Con responsabilidad y en forma progresiva, naturalmente. No estamos hablando de manotazos oratorio-solanistas. Ni de denuncismos vacíos que pierden de vista lo imperioso de estar cubiertos por el instrumento político más apto. Estamos diciendo, sí, que en un escenario turbulento, riesgoso, es mejor jugarse a las virtudes y errores de un estatalismo progresista que a los seguros desmadres del lucro como único fin. Fue en sus etapas de fragilidad cuando este gobierno demostró que tuvo lo que había que tener. La ley de medios audiovisuales, de acuerdo con la potencia del contrincante y sin perjuicio de las deficiencias que hay en su implementación, es uno de los claros exponentes. ¿Va a achicarse con el 54 por ciento de los votos en rango flamante y una oposición reducida a las desprestigiadísimas tropas mediáticas?

Hay que ir por más, por aquello del nunca menos.

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