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domingo, 21 de marzo de 2010

STIGLITZ : KEYNES SE REVOLVERÍA EN SU TUMBA.


Joseph Stiglitz explica la profunda diferencia de objetivos entre el FMI diseñado por John Maynard Keynes y nuestro actual FMI neoliberal.
Dedicado, nuevamente, a todos aquellos que piden “volver a los mercados”.

Joseph E. Stiglitz fue premio Nobel de Economía en 2001. Es Profesor de la Universidad de Columbia, y ha sido asesor económico del gobierno de Bill Clinton y economista jefe y vicepresidente senior del Banco Mundial.

La foto de la derecha corresponde a John Maynard Keynes, economista británico cuyas ideas fueron vitales para sacar al mundo de las consecuencias de la crisis del '30.

“El FMI y el Banco Mundial se originaron en la II Guerra Mundial como resultado de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas en Bretton Woods, New Hampshire, en julio de 1944, y fueron parte del esfuerzo concertado para reconstruir Europa tras la devastación de la guerra y para salvar al mundo de depresiones económicas futuras. El nombre verdadero del Banco Mundial –Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo- refleja su misión original; la última parte, ‘Desarrollo’, fue añadido tardío. En ese entonces el grueso de los países del mundo subdesarrollado eran aún colonias y se consideraba que los magros esfuerzos del desarrollo económico podían o habrían de ser responsabilidad de sus amos europeos.
La más ardua tarea de asegurar la estabilidad económica global fue confiada al FMI. Los congregados en Bretton Woods tenían muy presente la depresión mundial de los años treinta. Hace casi tres cuartos de siglo, el capitalismo afrontó la crisis más severa de la historia. La Gran Depresión abarcó casi todo el planeta y registró incrementos inéditos del paro [se refiere a la desocupación]. En su peor momento, la cuarta parte de la población activa estadounidense estaba desempleada. El economista británico John Maynard Keynes, que después sería un participante clave en Bretton Woods, planteó una explicación simple y un conjunto correspondientemente sencillo de prescripciones: la falta de una suficiente demanda agregada daba cuenta de las recesiones económicas; las políticas estatales podían estimular la demanda agregada. En los casos en los que la política monetaria fuera ineficaz, los Gobiernos podían recurrir a políticas fiscales, subiendo el gasto o recortando los impuestos. Aunque los modelos subyacentes al análisis de Keynes fueron posteriormente criticados y refinados, llevando a una comprensión más cabal sobre por qué las fuerzas del mercado no operan rápidamente para ajustar la economía hasta el pleno empleo, las lecciones fundamentales siguen siendo válidas.
Al Fondo Monetario Internacional se le encargó impedir una nueva depresión global. Lo conseguiría descargando presión internacional sobre los países que no cumplían con su responsabilidad para mantener la demanda agregada global y dejaban que sus economías se desplomaran. Si fuera necesario, suministraría liquidez en forma de préstamos a los países que padecieran una coyuntura desfavorable y fueran incapaces de estimular la demanda agregada con sus propios recursos.
En su concepción original, pues, el FMI se basó en el reconocimiento de que los mercados a menudo no funcionaban : podían dar lugar a un paro masivo y fallarían a la hora de aportar los fondos imprescindibles para que los países pudieran recomponer su economía. El FMI surgió de la creencia en la necesidad de una ACCIÓN COLECTIVA A NIVEL GLOBAL para lograr la estabilidad económica, igual que la ONU surgió de la creencia en la necesidad de una acción colectiva a nivel global para lograr la estabilidad política. El FMI es una institución PÚBLICA, establecida con dinero de los contribuyentes de todo el mundo. Es importante recordar esto porque el Fondo no reporta directamente ni a los ciudadanos que lo pagan ni a aquellos cuyas vidas afecta. En vez de ello, reporta a los Ministros de Hacienda y a los Bancos centrales de los Gobiernos del mundo. Ellos ejercen su control a través de un complicado sistema de votación basado en buena medida en el poder económico de los países a finales de la II Guerra Mundial. Desde entonces ha habido algunos ajustes menores, pero los que mandan son los grandes países desarrollados, y uno solo, Estados Unidos, ostenta un veto efectivo (en este sentido es similar a la ONU, donde un anacronismo histórico determina quien ejerce el veto –las potencias victoriosas de la II Guerra- pero al menos allí ese poder de veto es compartido entre cinco países).
El FMI ha cambiado profundamente a lo largo del tiempo. Fundando muchas veces en la creencia de que los mercados funcionan muchas veces mal, ahora proclama la supremacía del mercado con fervor ideológico. Fundado en la creencia de que es necesaria una presión internacional sobre los países para que acometan políticas económicas expansivas –como subir el gasto, bajar los impuestos o reducir los tipos de interés para estimular la economía- hoy el FMI típicamente aporta dinero sólo si los países emprender políticas como recortar los déficits y aumentar los impuestos o los tipos de interés, lo que contrae la economía. Keynes se revolvería en su tumba si supiese lo que ha sucedido a su criatura. [El subrayado es nuestro]
[…] Medio siglo después de su fundación, es claro que el FMI no ha cumplido con su misión. No hizo lo que supuestamente debía hacer : aportar dinero a los países que atravesaran coyunturas desfavorables para permitirles acercarse nuevamente al pleno empleo. A pesar de que nuestra comprensión de los procesos económicos se ha incrementado enormemente durante los últimos cincuenta años, y a pesar de los esfuerzos del FMI durante el último cuarto de siglo, las crisis en el mundo han sido más frecuentes y (con la excepción de la Gran Depresión) más profundas. Según algunos registros, casi un centenar de países han entrado en crisis; y lo que es peor, muchas de las políticas recomendadas por el FMI, en particular las prematuras liberalizaciones de los mercados de capitales, contribuyeron a la inestabilidad global. Y una vez que un país sufría una crisis, los fondos y programas del FMI no sólo no estabilizaban la situación sino que en muchos casos la empeoraban, especialmente para los pobres. El FMI incumplió su misión original de promover la estabilidad global; tampoco acertó en las nueva misiones que emprendió, como la orientación de la transición de los países comunistas hacia la economía de mercado[El subrayado es nuestro]”.


Texto tomado de Joseph E. Stiglitz : El malestar en la globalización, Ediciones Taurus, Buenos Aires, 2002, Selección (Pags.38 a 43).

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