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domingo, 21 de marzo de 2010

STIGLITZ : FMI, CRECIMIENTO Y POBREZA


Dedicado a todos aquellos que piden “volver a los mercados”.

Joseph E. Stiglitz fue premio Nobel de Economía en 2001. Es Profesor de la Universidad de Columbia, y ha sido asesor económico del gobierno de Bill Clinton y economista jefe y vicepresidente senior del Banco Mundial.

“ Es importante prestar atención no sólo a lo que el FMI incluye en su agenda sino también a lo que excluye. La fiscalidad y sus efectos dañinos está en la agenda ; la reforma agraria, no. Hay dinero para rescatar bancos pero no para mejorar la educación y la salud, y menos aún para rescatar a los trabajadores que pierden sus empleos como resultado de la mala gestión macroeconómica del FMI.[…]
Otro rubro descuidado fue la regulación del sector financiero. Cuando se centró en la crisis latinoamericana a comienzos de los ochenta , el FMI aseveraba que las crisis eran provocadas por las políticas fiscales imprudentes y las políticas monetarias demasiado laxas. Pero en todo el mundo las crisis han revelado una tercera fuente de inestabilidad : una inadecuada regulación del sector financiero. Sin embargo, el FMI insistió en reducir las regulaciones, hasta que la crisis del Este asiático lo obligó a cambiar de rumbo. Si el FMI y el consenso de Washington pusieron poco énfasis en la reforma agraria y la regulación del sector financiero, en muchos lugares el énfasis en la inflación fue exagerado. Por supuesto, en regiones como América Latina, donde la inflación había sido rampante, se trataba de algo que merecía atención. Pero al centrarse el FMI excesivamente en la inflación llevó a altas tasas de interés y tipos de cambio, creando paro [se refiere a la desocupación] y no crecimiento. Los mercados financieros pudieron estar satisfechos con las reducidas tasas de inflación , pero los trabajadores –y los preocupados por el tema de la pobreza- no estaban contentos con el crecimiento débil y el paro elevado.[…]
Algunas políticas promueven el crecimiento pero apenas ejercen efectos sobre la pobreza ; algunas fomentan el crecimiento pero de hecho aumentan la pobreza ; y algunas producen el crecimiento y reducen la pobreza al mismo tiempo. Estas últimas son denominadas estrategias de crecimiento pro pobres.[…]
La liberalización comercial puede a veces fomentar el crecimiento, pero al mismo tiempo, al menos a corto plazo, extenderá la pobreza –especialmente si se hace a gran velocidad- a medida que algunos trabajadores sean despedidos. Y a veces hay políticas de pérdidas para todos, que no propician el crecimiento pero expanden significativamente la desigualdad.[…]
Comprender las opciones requiere comprender las causas y la naturaleza de la pobreza. No es que los pobres sean perezosos : a menudo trabajan más esforzadamente y durante más tiempo que los más pudientes. Muchos son presas de una serie de círculos viciosos : la falta de comida produce enfermedad, lo que limita su capacidad de generar ingresos, lo que empeora aún más su salud. Como bastante hacen con sobrevivir, no pueden enviar a sus hijos al colegio, y sin educación los niños están condenados a una pobreza de por vida. La pobreza es un legado que pasa de una generación a la siguiente.[…]
Mientras que algunos en los países desarrollados se impacientan con las deficiencias de los seguros sanitarios, en los países subdesarrollados se vive sin seguro alguno –ni de paro, ni de salud, ni de pensión- . La única red de seguridad viene proporcionada por la familia y la comunidad, y por eso es tan importante en el proceso de desarrollo procurar preservar estos vínculos.
Para aliviar la inseguridad –debido al capricho de un patrón explotador o al de un mercado cada vez más azotado por las tormentas internacionales- los trabajadores han batallado para lograr más seguridades en el empleo. Pero aunque los trabajadores han luchado por ‘empleos decentes’, el FMI lo ha hecho por lo que eufemísticamente llama ‘flexibilización laboral’, que suena como poco más que hacer funcionar mejor el mercado de trabajo, pero en la práctica ha sido simplemente una expresión en clave que significa salarios más bajos y menor protección laboral.
No todas las facetas dañinas para los pobres de las políticas del consenso de Washington eran previsibles, pero ahora ya aparecen claramente. Hemos visto como la liberalización comercial acompañada de altos tipos de interés es una receta prácticamente infalible para la destrucción de empleo y la creación de paro [desocupación] a expensas de los pobres..
La liberalización del mercado financiero no acompañada en un marco regulatorio adecuado es una receta prácticamente infalible para la inestabilidad económica […]. La privatización, sin políticas de competencia y vigilancia que impidan los abusos de los poderes monopólicos, puede terminar en que los precios al consumo sean más altos y no más bajos. La austeridad fiscal, perseguida ciegamente, en las circunstancias equivocadas, puede producir más paro y la ruptura del contrato social.
Si el FMI subestimó los riesgos que sus estrategias de desarrollo conllevaban para los pobres, también subestimó los costos sociales y políticos a largo plazo de medidas que devastaron las clases medias y sólo enriquecieron a un puñado de opulentos, y sobrestimó los beneficios de sus políticas fundamentalistas del mercado. Las clases medias han sido tradicionalmente el grupo que ha insistido en el imperio de la ley, que ha propugnado la educación pública universal y que ha recomendado la creación de una red social de seguridad . Se trata de elementos esenciales de una economía sana, y la erosión de la clase media ha traído aparejada una erosión concomitante del respaldo a tan importantes reformas.
Existen alternativas [...]. Tales alternativas recurrieron al mercado pero reconocieron que hay un papel relevante para el Estado ; admitieron la importancia de reformar, pero con ritmo y secuencia. Vieron el cambio no sólo como una cuestión económica sino como parte de una evolución más amplia de la sociedad. Reconocieron que el éxito a largo plazo necesita que las reformas cuenten con un amplio respaldo, y para conseguirlo los beneficios tenían que ser ampliamente distribuidos”.

Texto tomado de Joseph E. Stiglitz : El malestar en la globalización, Ediciones Taurus, Buenos Aires, 2002, Selección (Pags.122 a 130).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Stiglitz se atreve a decir a viva voz lo que muchos pensamos y casi ningún economista o medio dice.Es una mosca blanca dentro del lamentable corporativismo neoliberal en el que se alían políticos, medios y economistas para manipular y explotar al ciudadano y votante.