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domingo, 3 de marzo de 2013

Orígenes del interés petrolero pirata en Tierra del Fuego, por Federico Bernal (para “Tiempo Argentino” del 03-03-13)




Breve repaso histórico al pillaje petrolero en Malvinas


 "El gobierno menemista no sólo accedió a la totalidad de las demandas comerciales británicas e isleñas sino que, además, enterró los logros diplomáticos de casi 20 años." 
 


 El interés internacional y británico por los hidrocarburos en la zona austral data de por lo menos comienzos de la década del setenta. En efecto, ya para 1975 varias compañías petroleras estaban más que interesadas en el off-shore malvinense, y fundamentalmente, en conocer los resultados de un informe geológico encargado a un equipo de investigadores de la Universidad de Birmingham. El informe fue publicado en marzo de 1975 y titulado Geology of the region around Falkand Islands (P. F. Barker, J. Burrel, P. Simpson y D. H. Griffiths). Allí se recopilaron datos de los primeros estudios sísmicos y geológicos efectuados en el archipiélago de las Malvinas en la década de 1950. También los conducidos en 1970 y las 3 perforaciones en el Banco Ewin –algunos cientos de kilómetros al este de las islas– encaradas por el Programa de Perforación en Mar Profundo, en 1974. Dichas perforaciones demostraron la existencia de rocas fuente de petróleo en el área (Juan Archivaldo Lanús, Ob. Cit.). En estos resultados esperanzadores del informe de la Universidad de Birmingham se basaron las primeras misiones enviadas por la Corona a las Malvinas, e integradas por parlamentarios, geólogos e ingenieros. Entre sus objetivos destacaban no solo la búsqueda de riquezas petrolíferas, sino también la necesidad de comprobar fehacientemente si los isleños podrían subsistir en caso de que Inglaterra declarara la independencia de las islas. A fines de los setenta, el interés británico por el crudo argentino en Malvinas había crecido exponencialmente y con él, las dilaciones y laberínticas respuestas de los diplomáticos británicos a las negociaciones bilaterales. La razones serían expuestas por el Daily Telegraph  a comienzos de los ochenta. El conservador periódico publicaba que la CIA estimaba las reservas de la cuenca malvinense tres veces superior a las del Mar del Norte. Los "deseos" de los kelpers se convertirían pues en el arma ideal para congelar toda solución negociada a la disputa.

LA MISIÓN PHIPPS.

En noviembre de 1975 el Reino Unido envió a las Islas Malvinas una misión entre cuyos integrantes destacaban los diputados laboristas Phipps y Gilmour. Entonces, los funcionarios comprobaron que resultaba imposible explotar las posibilidades económicas de las islas y desarrollarlas sin la participación de la República Argentina. El informe Phipps, publicado en 1977, advertía al gobierno inglés sobre la posibilidad de declarar independiente a las islas por cuanto el déficit de la economía y la despoblación harían estragos de adoptarse esa determinación. Su autor fue doctor en geología de la Universidad de Birmingham –de la que meses antes había partido la primera misión exploratoria a las Malvinas–, especializado en cuestiones petrolíferas. Formaba parte en 1975, al momento de redactar su informe, de grupos parlamentarios venezolano-británicos y ecuatoriano-británicos sobre problemas de petróleo. El trabajo citado contenía un interesante estudio sobre el tema, titulado: “Prospecto sobre el desarrollo de hidrocarburos”. En él, Phipps comienza por señalar que la información recogida sobre la posibilidad de existencia de hidrocarburos en las islas, tanto en tierra como en el mar era muy escasa, a pesar de algunos estudios aislados que se han hecho. En efecto, no podía determinarse la existencia o no de petróleo, pero sí lograron establecerse la presencia de un número de cuencas sedimentarias en el mar: hacia el oeste de la cuenca de las Malvinas; hacia el norte, lo que se suponía podría ser una extensión marítima de la cuenca de San Jorge en la Patagonia, y hacia el este, dos cuencas mal definidas vinculadas con la plataforma Falkland. 

LA DÉCADA DEL NOVENTA Y LA ENTREGA MENEMISTA.

Para 1993, varios estudios geológicos de primera línea, entre ellos los de GRAVSAT (Satellite Observing Systems Ltd.) y del British Geological Survey, anunciaban como corolario de intensas investigaciones en el archipiélago, la presencia de una zona mínima de  aproximadamente 200 mil km2 alrededor de las islas con posibilidades reales de contener petróleo en cantidades comerciales. Sin embargo, el lanzamiento de la actividad exploratoria debía contar con el beneplácito argentino, no como obligado requisito para su autorización sino para dotar de seguridad jurídica a las potenciales petroleras interesadas en el área. La búsqueda del compromiso del gobierno argentino de no entorpecer la exploración y la posterior explotación de los recursos hallados fue entonces encarada por el Foreign Office. La "estrategia de seducción" –iniciada por el canciller Di Tella a partir de 1992 y fundamentada en las negociaciones bilaterales con los isleños (kelpers)– fue la consecuencia de su operación y superó todas las expectativas. El gobierno argentino no sólo accedió a la totalidad de las demandas comerciales británicas e isleñas con el Acuerdo de Pesca de Calamar (la Argentina se autolimitaba a pescar este crustáceo, principal recurso de los habitantes de las islas) y el Acuerdo sobre Petróleo de 1995, sino que además enterró los logros diplomáticos de casi 20 años de trabajo argentino frente al Reino Unido y a los organismos internacionales. Cinco días después de la firma de los acuerdos petroleros, los kelpers licitaron 19 áreas y concedieron 12 contratos, presentándose cerca de medio centenar de compañías. Un año más tarde, el gobierno isleño entregó finalmente 7 licencias de exploración off-shore a: Shell, Amerada Hess, Lasmo, International Petroleum Corporation y Desire Petroleum. Las zonas licitadas se encontraban al norte de las islas, en la Cuenca Malvinas Norte, donde las profundidades oscilan entre los 150 y 500 metros y la distancia de la costa entre 36 y 250 kilómetros. Así comenzó la primera etapa de la fase exploratoria, etapa culminada en 2001. Sus resultados más importantes fueron: 1) la comprobación de la interconexión de la Cuenca Austral con las tres cuencas sedimentarias al sur, este y oeste de las islas, todas dentro del área de exclusión (la Austral es la única cuenca marina productiva de la Argentina, cuyas reservas comprobadas a diciembre de 2007 se ubicaron en 88,6 millones de barriles); y 2) la potencial riqueza petrolífera de la Cuenca Malvinas Norte, cuyos estudios sísmicos le otorgaban un potencial petrolero estimado en 60 billones de barriles. 

EL PERVERSO CIRCUITO COLONIALISTA.

El informe de Richards-Hillier (2000) que estimaba una presencia in situ de 60.000 millones de barriles fue ratificado seis años después por un segundo estudio, divulgado en la misma revista (Journal of Petroleum Geology. Volumen 29 (3), Año 2006) y entre cuyos autores, además de los citados, se encontraba Phipps, aquel antiguo diputado laborista integrante de la primera misión a las islas en 1975. Pero la pasión de este parlamentario por el crudo malvinense trascendería la simple investigación científica: en 1996 fundó Desire Petroleum, compañía destinada a explorar y explotar los recursos petroleros en Malvinas. Fallecido Colin en 2009, su hijo Stephen de 52 años se hizo cargo de la empresa, con el 13,38% de la participación accionaria. Stephen –ex corredor de las bolsas de Londres y Nueva York durante 20 años– cuenta que su padre participó de la reunión de gabinete en la que Thatcher decidió declarar la guerra a la Argentina (UK News – 09/12/09). ¿Cierra al lector el perverso circuito colonialista?


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