En la vida se toman decisiones. Todo el tiempo tomamos decisiones. De cosas más importantes, o de cosas menos importantes. Como vestirnos a la mañana para salir a comenzar la jornada es una decisión.
Pero hay decisiones más vitales, más trascendentes -en la vida personal y en la vida política- donde tenemos que optar entre lo urgente, lo importante, o lo que tenemos ganas de hacer.
Hacer siempre lo que nos gusta es hermoso, pero puede terminar mal, puede ser que dejemos de hacer cosas que estaban a nuestro alcance y eran importantes. Y tengamos luego que pagar las consecuencias de nuestra decisión imprudente.
Actuar siempre guiado por urgencias permite resolver muchos problemas, pero nos dejamos conducir por la coyuntura, vamos por donde las dificultades nos quieren conducir, renunciamos al control del destino de nuestra vida.
A nivel teórico al menos, la opción mejor es hacer lo importante… pero por supuesto que ahí entramos en otra discusión… ¿Qué es lo importante?
Estamos a veinte meses de las elecciones presidenciales del 2023. En Argentina se vota presidente cada cuatro años, y obviamente todos los participantes quieren ganar esa elección.
Es como un partido de fútbol, como el Boca-River que se avecina. Los simpatizantes de ambos equipos quieren ganarlo, pero saben que si lo pierden tendrán revancha en unos meses.
¿Es así la elección 2023? ¿Es una elección que si se pierde nos da revancha en 2027? ¿O es más complejo?
Uno puede especular que en 2023 se va a enfrentar el actual oficialismo y la actual oposición. La oposición, Juntos por el Cambio, cuando gobernó entre 2015 y 2019, mostró una asombrosa capacidad para violentar leyes y principios constitucionales. Desde intentar nombrar dos jueces de la Corte por decreto hasta tomar medidas que favorecían una empresa que pertenecía al primer mandatario, para luego venderla más cara. Desde tomar una deuda monumental con el FMI contrariando leyes y principios no solo de la legislación argentina sino del propio organismo internacional, hasta afiliar masivamente y de prepo gente al partido oficialista de entonces, y transformarlos en aportantes de fondos. Desde construir una estructura mafiosa paraestatal para espiar y presionar a propios y extraños hasta modificar una ley por decreto para beneficiar a familiares.
Habiendo perdido el poder en las elecciones de 2019, esta fuerza política siguió mostrando cosas: una influencia en los medios que hace que esas denuncias sean ninguneadas, y una llegada al sistema judicial que hace que no solo no los condenen, sino que ni siquiera se ven obligados a peregrinar por los tribunales para prestar testimonio.
Con estos antecedentes, y teniendo en cuenta que hay un mundo donde las veleidades fascistas de la derecha ya no generan un repudio generalizado… ¿Qué podría pasar si esta fuerza política vuelve a ganar en 2023?. Seguramente harían lo mismo pero magnificado, porque ya saben positivamente que a ellos la justicia no los toca.
También sabemos lo que harían en el ámbito económico porque lo dijeron sin tapujos en el debate por el acuerdo con el FMI: reforma laboral y previsional. Todavía no se animan a hablar de privatizaciones masivas. Hay que darles tiempo, porque lo tienen "in pectore".
Tampoco han mencionado la esclavitud y el derecho de pernada. Quizás aún no se les ocurrió. Tampoco es que sean tan imaginativos. Ni conozcan tanta historia.
En este contexto, ¿es muy alocado preguntarse si la elección de 2023 no puede llegar a ser la última elección democrática de la Argentina? ¿Es imposible que hagamos el 2027 en el ámbito de un sistema de voto/fraude electrónico y con una “oposición” maniatada por los carpetazos del espionaje ilegal y las causas amañadas?
En nuestro espacio hay mucha gente enojada. Quieren audacia de Alberto. Quieren que un gobierno que tiene a los medios y la justicia alineadas en contra, que enfrenta una pandemia como no se veía desde hacía cien años, una guerra que muchos piensan puede ser una Tercera Guerra Mundial de nuevo tipo, que debe una cantidad de dinero absurda al FMI y a acreedores privados, que acaba de perder las legislativas 2021 y tiene una oposición disciplinada que controla más de un tercio de ambas cámaras, se muestre audaz y agresivo. Un gobierno que además está presidido por un abogado de centro, moderado y prolijo. No parecen requerimientos razonables.
La gota que colmó el vaso fue el acuerdo con el FMI. Deberle al FMI es malo. Los acuerdos con el FMI son siempre malos. Este acuerdo podría haber sido peor, ya que al menos no presenta reformas estructurales como requerimiento. Puede ser que, como dijo el diputado Leopoldo Moreau, los negociadores argentinos hayan hecho todo mal desde 2019. Pero si fue así, el error ya se ha cometido, y la cuestión es que podemos hacer ahora. No he escuchado o leído demasiadas propuestas razonables al respecto.
Demandar al FMI ante algún organismo internacional como el Tribunal de La Haya, parece algo poco redituable. En primer lugar, hay que ver si ese tribunal acepta un reclamo contra un organismo internacional que no es un Estado. Si lo acepta, mientras dure la demanda estamos en mora/default, con todas las consecuencias negativas que eso tiene. Y en el hipotético caso de que ganemos (Argentina SIEMPRE pierde en esos organismos) lo más probable es que el FMI colgara el fallo de un marquito y nos dijera: PAGUEN.
¿Podría resolverse esta demanda antes de 20 meses?. Porque si en 20 meses gana la elección JxC, ayudado por el caos económico y político que generaría la mora/default, seguramente la retirarían y harían con el FMI el acuerdo que ya anticiparon en el Congreso en el reciente debate, con múltiples reformas estructurales. Un acuerdo que haría parecer maravilloso al que acaba de conseguir Martín Guzmán. Por más malo que sea.
No en vano Luis Inacio Lula Da Silva manifestó su apoyo al acuerdo. El tiene muy claro lo que pasaría de entrar en mora, y sabe de la importancia de que no fracase el gobierno del FdT, situación que perjudicaría electoralmente al PT brasileño. Si el sucesor de Macri fracasa... ¿Por qué no fracasaría el sucesor de Bolsonaro?. Toda la candidatura de Lula se estremece.
Por algo también los chinos pusieron el acuerdo como condición previa a su apoyo para ampliar el SWAP y para hacer nuevas inversiones.
A veinte meses de las elecciones, debemos concentrarnos en lo importante: tratar de mejorar las condiciones de vida de nuestros ciudadanos -que no son buenas-, fortalecer al FdT, y ganar las elecciones de 2023.
El cuco existe. No es una elección más. Puede ser el último superclásico.
Adrián Corbella, 12 de marzo de 2022
Es asi en todo sentido. Muy claro casa uno.de los puntos.
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