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domingo, 15 de diciembre de 2013

El giro antibuitres que impulsa el FMI podría favorecer a la Argentina, por Federico Schmalen (para "Tiempo Argentino" del

Los organismos con los ojos puestos en la crisis europea.


Los organismos con los ojos puestos en la crisis europea.

El organismo avanza subterráneamente con un proyecto que daría un nuevo marco legal a la reestructuración de deudas que garantice mecanismos como las Cláusulas de Acción Colectiva, que aislarían a los holdouts. Los motivos y los efectos.




 
Hace pocos días el influyente y bien informado diario económico y financiero The New York Times publicó un artículo (ver facsímil) titulado "IMF Shifts Its Approach to Bailouts" cuya traducción reza "El FMI cambia su enfoque sobre los rescates".
 
Allí, el autor de la nota asegura que "el FMI está presionando en favor de un plan que impondría pérdidas inciales a los tenedores de bonos la próxima vez que un país de la zona euro pida un rescate". Uno de los supuestos objetivos, dice el artículo, es "aliviar los rigores de la austeridad al estilo alemán". Llama la atención que el artículo mencionado no haya generado repercusiones en los medios locales.
 
No sólo porque, si bien no menciona a la Argentina en ninguno de los párrafos, el conflicto de nuestro país con los fondos buitre subyace todo el texto (en julio de este año, el FMI buscó presentarse como amicus curiae de la Argentina en el juicio con los fondos buitre y no lo hizo por falta de apoyo del gobierno norteamericano), sino también porque sí ha generado gran revuelo al interior del propio Fondo Monetario Internacional.
 
La salida del artículo no parece ser inocente. Existe un disputa en los Estados Unidos, en función de un nuevo paradigma en la política de reestructuraciones de deudas soberanas que promueve el FMI y que lo enfrenta con los acreedores de la banca alemana y con representates de los lobbies financieros de los propios Estados Unidos.  De hecho, el editorialista del NYT asegura que a la oposición de Alemania se han sumado voces disidentes dentro del propio Tesoro norteamericano. Sin embargo, fuentes del mercado con acceso a información confiable, que prefirieron no ser mencionadas, confiaron a Tiempo Argentino que "hay mucha gente en el Tesoro que está saludando la idea".
 
De hecho, el segundo del FMI y ex funcionario del Tesoro, el abogado David Lipton, es un ferviente defensor de esa política, tal como lo manifestó en un reciente seminario realizado en el marco de la Asamblea Anual del FMI, donde señalara que: "Las últimas reestructuraciones y los juicios de Argentina en curso actualmente en Nueva York han puesto de manifiesto ciertas limitaciones del actual enfoque contractual. Estamos examinando maneras de fortalecer las cláusulas de acción colectiva para hacerlas más robustas de cara a los potenciales holdouts." señaló entonces.
 
Christine Lagarde, directora del FMI, en su discurso realizado en aquella Asamblea Anual del FMI en el Tokio International Forum, fue muy elocuente al decir que "una lección que se desprende de la historia, es que la reducción de la deuda pública es muy difícil sin crecimiento. La elevada deuda, a su vez, hace que sea más difícil conseguir el crecimiento".  Ya en los documentos previos a la Asamblea, el FMI se había adelantado a esas posiciones al reconocer que sus análisis habían verificado una "correlación negativa" entre las políticas de ajuste alentadas para resolver la crisis fiscal y de deuda de los países y el crecimiento y el empleo. 
 
El pasado jueves en una conferencia de prensa, el vocero del FMI, Gerry Rice, aseguró que "el análisis de la experiencia reciente muestra que las reestructuraciones han sido demasiado pequeñas y han llegado demasiado tarde, impidiendo la recuperación económica, desalentando la inversión y creando las condiciones para que los acreedores privados se retiren y dejen la carga sobre los acreedores oficiales y los contribuyentes". En la misma conferencia, Rice, saludó los avances de la Argentina en lo que hace a las presentaciones sobre el nuevo IPCNu y el cálculo del PBI y saludó el dialogo "constructivo que se ha establecido con las autoridades del país".
 
La insistencia sobre el punto indica que el horizonte de la crisis europea ha puesto sobre le tapete nuevamente la ausencia de una institucionalidad para la reestructuración de deudas soberanas y, por lo tanto, establecer las coordenadas del mapa que establece  ganadores y perdedores.
 
Con fecha del 26 de abril de este año, el organismo presentó un paper titulado "Reestructuración de la deuda soberana: la evolución reciente y las implicaciones para el marco jurídico y normativo del fondo". Ya en su introducción, asegura que "el litigio en curso contra Argentina podría tener implicaciones generalizadas para futuras reestructuraciones de deuda soberana, mediante el aumento de influencia de acreedores de exclusión".
 
Una de las preocupaciones que destaca el documento es la de evitar que "el uso de los recursos del fondo sea simplemente el de sacar de apuros a los acreedores privados". El objetivo que perseguiría el Fondo, en definitiva, es que las pérdidas resultantes de futuras reestructuraciones se distribuyan entre lo tenedores privados, banqueros e inversores por un lado y los contribuyentes y asalariados por el otro.
 
Se trata de reflotar en otros términos y en un contexto mundial sensiblemente diferente lo que en su momento, inspirada por el default en la Argentina, no consiguió Anne Krueger cuando propuso su Mecanismo de Reestructuración de Deuda Soberana (SDRM). Ella pretendía generar un mecanismo estatutario que reglamentara los procesos de quiebra soberanos de un modo equivalente al que rige para las quiebras de empresas privadas.
 
En aquel entonces, no lo consiguió, porque los grandes lobbies financieros prefirieron dejar las resoluciones de los diferendos en manos del mercado, donde los actores más pesados se benefician haciendo uso de los mayores márgenes de discrecionalidad. Por eso, la creación de una nueva institucionalidad implicaría un golpe al accionar de los fondos buitre, que se verían obligados, por ejemplo, a aceptar ofertas que contaran con el consenso de una parte considerable de los tenedores de bonos.
 
En definitiva, se trata de que, paradójicamente, los buitres se avengan a las reglas del mercado que son las que, a su turno, pautaron las tasas de interés de riesgo con las que ellos mismos se beneficarían al adquirir los títulos. La ausencia de una institucionalidad para las reestructuraciones les garantiza a los buitres un accionar que, en rigor, es un factor de distorsión para el mercado y, además, como demuestra potencialmente el caso argentino, les confiere un margen legal, incluso, para provocar una disrupción del flujo regular de pagos de los bonistas que han aceptado las condiciones mayoritarias de un canje.
 
Las mismas fuentes consultadas por Tiempo aseguraron que las recientes reacciones, y la salida del artículo en el reconocido diario, resultan del hecho de que, entre bastidores, se han empezado a conformar los equipos de trabajo para redactar documentos asociados al proyecto general delineado por el paper del 26 de abril, que reglamentarían las condiciones de los préstamos, cómo deben realizarse en este contexto los análisis de sustentabilidad, cómo el FMI puede seguir prestando y qué exigencias puede realizar en este contexto.
 
De cualquier modo, y más allá de los impactos sobre el diferendo argentino, no hay que confundirse, la intención del FMI apunta a recuperar capacidad de arbitraje en la crisis financiera y a garantizar la sustentabilidad de las deudas para seguir promoviendo un ciclos de endeudamiento externo bajo el amparo y la auditoría del FMI.

 Publicado en:
http://www.infonews.com/2013/12/15/economia-114521-el-giro-antibuitres-que-impulsa-el-fmi-podria-favorecer-a-la-argentina.php


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