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lunes, 18 de noviembre de 2013

REGRESO AL FUTURO, por Daniel Miguez (para "Miradas al Sur" del 17-11-13)



Miradas al Sur. Año 6. Edición número 287. Domingo 17 de Noviembre de 2013
El tiempo siempre es relativo. Mucho o poco es una evaluación que siempre requiere de un contexto alimentado por distintos factores. La ausencia durante 45 días de un jefe de Estado, y especialmente de una presidenta con características tan fuertes como las de Cristina, es mucho. Ese es el tiempo que habrá pasado desde su última aparición pública, el viernes 4 octubre, cuando inauguró un nuevo hospital materno infantil en La Matanza, hasta mañana, cuando retomará la actividad.
Durante el proceso de recuperación por la cirugía que tuvo que afrontar, la información se limitó exclusivamente a los partes médicos. Casi ningún otro dato trascendió desde la quinta de Olivos de manera informal. La curiosidad respecto de cómo eran sus días de reposo, quiénes la visitaban, si leía o miraba películas, si caminaba por los jardines o no, qué comía, y todos los datos que necesita un periodista para presumir de bien informado, estuvieron fuera del alcance de la prensa y, también, de la mayoría de los funcionarios.
Ante ese panorama, algunos tuvieron la necesidad de inventar, apelando casi siempre a “fuentes médicas muy cercanas a la Presidenta”. Otros, a los que también les fue vedado el don la continencia verbal y, sobre todo, el de la buena leche, eligieron dar crédito a las versiones disparatadas a las que accedía cualquier argentino que decía conocer a la nuera de una cocinera, o al primo de un amigo de un chofer, o al hijo de un custodio que es un compañero de escuela de su sobrino. Ellos tenían la posta. Por ellos nos esterábamos de las “noticias” más terribles que desmentían los partes médicos, aunque éstos estuvieran firmados por médicos de máximo prestigio.
Mañana reaparecerá Cristina y se sabrá la verdad. Y serán muchos los que, una vez más, se sentirán estafados por una parte de las empresas periodísticas. Lo que no se sabe, en línea con el secreto informativo, es cómo será la presentación de Cristina al retomar sus tareas.
Cualquiera sean las formas, la expectativa que provoca su retorno es enorme. Su ausencia se sintió. No exactamente en la marcha del Gobierno, que durante los 45 días siguió con su gestión habitual, con los ministros cumpliendo las tareas que ya tenían previstas, sino en la impronta política, en las iniciativas, en el ordenamiento partidario.
El reposo básicamente implicaba restricciones en los traslados y en la exposición a situaciones de estrés, pero no a la actividad intelectual. De esto se desprende que la Presidenta haya dado algunas órdenes sobre aspectos puntuales. Pero no fueron visibles ni para la sociedad, ni para la militancia kirchnerista en particular.
Deliberaciones. En estos 45 días pasaron algunas cosas. Una de ellas es que el oficialismo ganó las elecciones legislativas en el total del país y perdió en los principales distritos, como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Capital Federal. Casi un calco de lo que ocurrió en los anteriores comicios de medio término, en 2009.
La diferencia sustancial es que en 2009 quedaban por delante las presidenciales de 2011, en las que tanto Néstor Kirchner como Cristina podían ser candidatos, aunque por entonces nadie apostaba un peso a que cualquiera de ellos pudiera ganarla. Es historia conocida como Cristina pudo revertir la situación hasta ser reelecta con un resultado histórico y aplastante para la oposición, por la tremenda diferencia (54% a 16%).
Ahora, un nuevo repunte servirá para que Cristina deje el Gobierno en 2015 con una imagen alta, para tener más fuerza en la incidencia del armado político de su sucesor, pero el presidente será otro.
Esta razón, mucho más que la derrota en la provincia de Bueno Aires, fue lo que provocó que en ausencia de Cristina el peronismo empezara a deliberar sobre el futuro y, en algunos casos, se desatarán internas que estaban contenidas. En todos los casos se trata de debates y movidas a ciegas, porque todos saben que las decisiones que tome Cristina darán claridad y posibilitarán emprolijar los alineamientos.
Conscientes de esta realidad, la mayoría los kirchneristas sólo hablan, pero no dan nada por cerrado. Son muy pocos los que ya se lanzaron. Unos lo hicieron en apoyo de algún un presunto candidato, otros para romper con un aliado interno. Son apuestas de casino. Los que pusieron fichas en los mismos números que está pensando Cristina sacarán ventaja; los que no, quedarán rezagados. Pero la gran mayoría decidió esperar a que Cristina de sus señales.
Lo que se espera. Todas las respuestas que se esperan de Cristina, tanto las políticas, como las de gestión, las irá dando dosificadamente. Las preguntas que se hacen en las filas oficialistas sobre el armado hacia el 2015 se concentran en si habrá una apuesta a Daniel Scioli, a otro candidato “más kirchnerista” o si tendrá lugar una interna en las PASO, habilitando a que juegue más de un candidato, lo que hoy parece como la opción que prevalece. Para saberlo deberán esperar un tiempo.
Pero los interrogantes que van más allá del mundo kirchnerista apuntan a las medidas de gobierno. ¿Cómo retener o atraer más dólares? ¿Cómo bajar la inflación? Esos parecieran ser los ítems centrales. Subsidiariamente también interesa si habrá cambio de funcionarios. Tradicionalmente Cristina hizo ese tipo de movimientos cuando las expectativas al respecto habían bajado.
Lo que hay que descartar es un cambio de rumbo. El kirchnerismo nunca viró el proyecto ni aún en los momentos más difíciles. Si nos atenemos a las últimas manifestaciones públicas de Cristina, ese 4 de octubre en la Matanza, habría que confirmarlo una vez más. Dijo: “Que nunca más seamos como el cangrejo. No quiero más un país cangrejo, que da dos pasos para adelante y veinte para atrás, quiero un país siempre para adelante. Tenemos que construir otra década más de desarrollo para consolidar el crecimiento y profundizar los cambios”.
También dejó otra frase que va en el mismo sentido: “En 2003 también había una Argentina dividida, pero no porque discutían o había diferencias, sino porque unos poquitos vivían muy bien y todo el resto, como la mona. Esas son las divisiones y brechas sociales que tenemos que cubrir. Algunos se horrorizan porque los políticos discuten o debaten. A mí me da vergüenza que todavía tengamos que enorgullecernos de darle a alguien una canilla de agua potable, algo que todos los argentinos deberían tener y todavía nos falta cubrir”.
Si bien entonces quedaban por delante las legislativas del 27 de octubre, el Gobierno ya había digerido el anticipo de las PASO y hubo una señal clara de su actitud en el futuro: “A la gente le importa un pito cuando vota si la culpa de lo que le pasa la tuvo Juan, José o Pedro. La gente te vota para que le resuelvas sus problemas y nosotros nos vamos a seguir haciendo cargo de eso. La política es hacerse cargo de las demandas de la gente, que van siempre creciendo”.
No sólo hubo elecciones durante la ausencia de Cristina. En ese lapso la Corte convalidó la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y, días después, pidió más recursos para que la Justicia pueda combatir el narcotráfico en el norte argentino. Esto disparó el debate sobre la lucha contra los traficantes de drogas, que por estas horas está centrada en si hay que derribar o no aviones que pudieran usar esas organizaciones criminales. ¿Dirá algo al respecto? Su reaparición coincidirá, además, con el debate parlamentario del nuevo Código Civil y Comercial.
En qué andan los futuros candidatos. La semana que termina encuentra al PJ bonaerense con un nuevo candidato a presidente por el oficialismo para las elecciones internas del 15 de diciembre: el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. Los que objetaron su candidatura consideran que ese cargo le da una ventaja sobre otros aspirantes a la Gobernación de la provincia en 2015. Pero lo cierto es que descartado Scioli, por decisión propia, no hay dirigentes de peso para conducir el partido que no se anoten para suceder al gobernador. Había que buscarlo en las segundas líneas. En tren de elegir como presidente del PJ entre candidatos gobernador, el nombre de Espinoza conformaba tanto a Scioli como a la Casa Rosada.
Sergio Massa, por su parte, criticó profusamente las elecciones internas del PJ, aunque casi todos los intendentes que lo apoyan competirán en las internas partidarias en sus distritos. Lógicamente busca obturar a Scioli –a quien imagina como su principal rival en 2015– en todos los espacios posibles. En su nombre aunque sin formalizar la alianza, Mario Ishii, ex intendente de José C. Paz, competirá con Espinoza por la presidencia partidaria. Y en la Legislatura provincial sus diputados y senadores impedirán la posibilidad de que el Gobernador tome créditos, tal como lo prevé el proyecto de presupuesto 2014.
Pero Massa sabe que para ser el competidor del kirchnerismo en 2015, antes debe saltar el escollo que le significa Mauricio Macri. Por eso desde el 27 de octubre sus principales críticas están dirigidas al jefe de Gobierno porteño. El último dardo de esta semana fue decir que si él tuviera como asesor a Jaime Durán Barba lo hubiera echado sin dudar por sus elogios a Hitler. Otro tema no menor para Massa es cómo lograr un armado a nivel nacional. Por ahora, fuera de la provincia de Buenos Aires, cuenta con Mario Das Neves, que ganó cómodamente en Chubut, y el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, que salió tercero detrás de la UCR y el kirchnerismo. En otras provincias, como Santa Fe y La Rioja, tiene el apoyo de dirigentes de menor peso. De todas maneras, aún tiene tiempo.
Otro supuesto candidato presidencial, el radical Julio Cobos, tuvo su primer gran tropiezo después de la victoria que obtuvo en las legislativas en Mendoza. En una maniobra de pinzas, sus correligionarios Ernesto Sanz, Gerardo Morales y Ricardo Alfonsín lo dejaron sin la presidencia del bloque radical en Diputados, que él creía segura a partir del 10 de diciembre, y que se le asignó a Mario Negri. En la primera cuadra de su camino al 2015 ya le hicieron una zancadilla que lo dejó varios metros atrás.
En general, la oposición también está esperando el regreso de Cristina mañana. Su ausencia dejó en claro que, a falta de iniciativas propias, los principales dirigentes opositores logran visibilidad mediática sólo con sus reacciones ante a las decisiones del Gobierno.
Entonces, mañana será el día que esperan kirchneristas y opositores, el día el que las piezas empezarán a reacomodarse en el tablero y cada uno podrá mover con más certezas.

Publicado en:
 http://sur.infonews.com/notas/regreso-al-futuro

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