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lunes, 18 de noviembre de 2013

El país que encontrará Cristina, por Eduardo Anguita (para "Miradas al Sur" del 17-11-13)


Miradas al Sur. Año 6. Edición número 287. Domingo 17 de Noviembre de 2013
(TELAM)

Tras cuarenta días de una recuperación felizmente exitosa, la Presidenta encontrará un panorama con cambios que, probablemente, la impulsen a analizar, escuchar y tomar decisiones para modificar rumbos y cambiar no sólo colaboradores clave de la gestión sino quizá rumbos en la economía y otras áreas de gestión directamente ligadas a las demandas sociales. En primer lugar, el mapa político cambió en estas casi seis semanas. A la irrupción del massismo en la provincia de Buenos Aires, le siguió el fuerte protagonismo de Daniel Scioli como alguien que mantuvo las banderas kirchneristas al compás de una reactivación del desvencijado aparato del Justicialismo bonaerense. Un ofrecimiento a Daniel Filmus muestra al gobernador metiendo basa en el distrito porteño al tiempo que trata de incluir a un referente kirchnerista que, más allá del resultado electoral, tiene amplios galardones y una práctica constante del diálogo. También ajustó sus vínculos con intendentes clave, como Fernando Espinoza, que está al frente de La Matanza, un distrito con dos millones de habitantes. Dirigentes combativos matanceros, como el diputado nacional y dirigente metalúrgico Carlos el Ruso Gdansky, se alinearon con Scioli. El gobernador bonaerense, finalmente, logró que varios de los más estrechos colaboradores de Cristina vean que Scioli ocupa un espacio que otros kirchneristas más puros no pueden ocupar, no por falta de capacidad o trayectoria sino por lo que el motonauta sí puede exhibir: años de gestión al frente de la provincia más grande y una imagen reconocida por la opinión pública. La aparición del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, en varios programas televisivos y entrevistas de medios cercanos al gobierno, muestra que en el Gobierno también hay quienes buscan mostrar otras figuras de peso y que tuvieron buena cosecha en las legislativas del 27 de octubre. Con menos peso en la opinión pública pero con lazos más estrechos con la Casa Rosada también tuvo apariciones el mandatario entrerriano Sergio Urribarri. El que también se sumó al ruedo impulsado por los mismos sectores del oficialismo es el ministro Florencio Randazzo.
Nadie puede descifrar todavía si, además del vareo preelectoral tan prematuro, estas movidas apuntan a posicionar eventuales cambios en la jefatura de Gabinete o el ministerio de Economía. Porque, además de los debates abiertos al interior del peronismo kirchnerista, la agenda económica parece ser destinada a relevos. Es difícil saber si la Presidenta ya tiene tomadas decisiones. Sí se sabe que fue tomando contacto con la gestión y dialogando con algunos colaboradores. Entre los logros que el kirchnerismo puede sentir en estos 40 días el que más oxígeno le da es el fallo de la Corte Suprema con la ley de medios.
Izquierda y derecha. Quizá lo más significativo del mapa emergente del 27 de octubre es que el país ya no se divide entre oficialismo y oposición. Además de las variantes surgidas dentro del espacio del Frente para la Victoria, se debe observar el pantano en el que entró Mauricio Macri y el crecimiento sostenido de la izquierda no kirchnerista. En efecto, la entrevista publicada en la edición de Noticias del viernes 8 de noviembre a Jaime Durán Barba, principal asesor político externo de Macri, fue una jugada que afecta seriamente las aspiraciones presidenciales del jefe de Gobierno porteño. Nadie puede pensar que el consultor va a elogiar a Hitler sin saber que era un bombazo que estallaría en Bolívar 1. Macri fue perdiendo los estribos, se peleó con Mazza, habló del círculo rojo, se candidateó a Presidente el día en que el PRO debía festejar el triunfo de Gabriela Michetti y terminó de ir a la banquina cuando machacó que el PRO es una fuerza nueva, ajena al peronismo y al radicalismo. Un remedo de la Nueva Fuerza, un partido artificial creado por la pata civil de la dictadura de Lanusse para las elecciones de marzo de 1973. Al revés del sectarismo macrista, las fuerzas lideradas por Jorge Altamira dieron dos sorpresas consecutivas. En las legislativas nacionales conquistaron tres bancas para diputados nacionales. En las legislativas del pasado domingo 10 en Salta, la sorpresa fue mucho mayor: el PO ganaba en Salta Capital y hacía una buena elección en los distritos donde pudo presentar candidatos. Es la primera vez que esta fuerza sale primera en un distrito. Y Salta no tiene tradición de izquierda marxista. Los mismos dirigentes del PO decían que ganaron con votos de origen peronista y atribuían esa mudanza a la falta de representatividad del gobernador Manuel Urtubey respecto de la agenda social: vivienda, seguridad, medio ambiente y trabajo son algunos de los tópicos señalados por Claudio Del Pla, electo diputado provincial el domingo pasado. También, durante la campaña, el PO cargó contra la retrógrada Constitución provincial que obliga a la enseñanza religiosa en la escuela pública así como la negativa rotunda a aplicar la ley de salud reproductiva por presiones clericales.
Hay que evitar lecturas apresuradas pero pueden repararse dos cuestiones de lo dicho. Primero: que la construcción de un escenario donde el kirchnerismo tenga que dirimir 2015 con Macri es inviable. La derecha parece perder el tren de cara a 2015. El fin de Sebastián Piñera en Chile y la caída de popularidad de Juan Manuel Santos en Colombia muestran que ni siquiera una agenda neoliberal signada por los Tratados de Libre Comercio (TLC) puede construirse con líderes de la derecha elitista tradicional. Segundo: el kirchnerismo, más allá de sus distintas variantes internas y de los problemas económico-sociales de la Argentina, tiene que pensar en que no estará Cristina en 2015 y que ahora hay una izquierda, que nunca fue afín a este proceso y que está haciendo política con un diagnóstico crítico del camino elegido pero con una agenda acotada a los problemas cotidianos de la sociedad. En fin, una izquierda que parece desmarcarse de posiciones ultras y que pretende disputarle al kirchnerismo parte de su base social y electoral con consignas no muy distintas a las que el Gobierno se impuso una década atrás con un magro caudal de votos y que luego le permitió consolidar una mayoría abrumadora.
Massismo y peronismo. Sergio Massa se llevó consigo a parte de un empresariado que fue parte constitutiva de estos últimos años de gestión. También podría pensarse que esos empresarios impulsaron a la ruptura de Massa. Un caso paradigmático es el de José Luis Manzano y Daniel Vila. El primero acumuló mucha experiencia como jefe de la bancada peronista en tiempos de Raúl Alfonsín. De seguidor de Antonio Cafiero pasó a ser un hombre clave de su adversario, Carlos Menem, el mismo día que este derrotaba a Cafiero en las internas partidarias en julio de 1988. De médico gastroenterólogo y cuadro joven de Guardia de Hierro pasó a ser empresario aduciendo que representaba a fondos de inversión que traía consigo tras residir unos años en Estados Unidos. Manzano se convirtió, en los últimos dos años, en un invitado de número a reuniones presidenciales. No sólo por su amistad con Juan Carlos Mazzon, también mendocino y de Guardia de Hierro, un cuadro político consultado por todos los líderes peronistas. Manzano y Vila tienen un plan de adecuación de inversiones del Grupo 1 que incluye dejar de titular de algunas licencias a Bárbara y Alfredo Vila, la primera hija de Daniel y el segundo su hermano. La dupla Vila Manzano tiene Andes Energía, asociada con YPF en la explotación petrolera en Malargüe. Es decir, Vila y Manzano se muestran muy cerca de Sergio Massa pero algo indica que no dejaron de tener vínculos estrechos con cuadros influyentes del kirchnerismo. La lista de empresarios industriales y banqueros que comparten esa ambigüedad no debería sorprender en un país donde crece la inversión y la obra pública que alimenta a sectores empresarios que son, a la vez, parte de la dirigencia política y viceversa.
Los exabruptos cometidos en estos días por los gobernadores de Santiago del Estero y de La Rioja dan cuenta de modelos feudales donde no irrumpió todavía ninguna fuerza que rompa la hegemonía y ponga al descubierto el autoritarismo político basado en la asociación con grupos empresariales. En efecto, Gerardo Zamora creció de la mano de la sojización en Santiago y se dio el gusto de decir que era más h de p que el tiránico Carlos Juárez, destituido en diciembre de 2001 y que fue cinco veces gobernador de una provincia empobrecida. El riojano Luis Beder Herrera tuvo una catarata de infortunios, empezando por confesar que había repartido dádivas en la campaña electoral y luego haciendo una defensa encendida de Carlos Menem. Beder Herrera hizo campaña contra la minería a cielo abierto y de inmediato su mayor apoyo fueron las transnacionales extractivas.
El kirchnerismo lleva una década de transformaciones sociales que, para amplios sectores de la sociedad, lo convierte en la única fuerza política capaz de enfrentar intereses corporativos. Sin embargo, la agenda no se renueva. La falta de claridad sobre concesiones a privados tiñó la agenda mediática de los sectores opositores. Con un agravante: los medios más cercanos al proyecto kirchnerista tratan de evitar esos temas en vez de contar con fuentes confiables que rebatan y desautoricen muchas de esas construcciones noticiosas.
Es decir, en esta reasunción la Presidenta tiene ante sí la posibilidad de concretar un relanzamiento de su gestión acorde con una realidad que muestra, entre otras cosas, las dificultades que plantea cierta manera de hacer política. Una cosa es el pragmatismo para calcular el momento de proponer transformaciones y otra cosa es la pérdida de la iniciativa para encararlas. La llamada profundización del modelo ha tropezado con obstáculos reales y el massismo surgió como la expresión de un cierto descontento de sectores medios y populares que apoyaron al Gobierno. El massismo no expresa lo que el kirchnerismo no hizo pero se convirtió en una fuerza política capaz de disputarle la iniciativa dentro del peronismo con la apelación a una ilusión: abrir el debate y escuchar a todo el mundo. Esa promesa no condice con la historia de los dirigentes que acompañan a Massa ni con la historia del propio Massa.
El panradicalismo, el progresismo y Clarín. El espacio que tienen Hermes Binner, Julio Cobos, Pino Solanas y otros referentes con buena performance electoral es realmente difuso pero no constituye el espacio del Grupo A funcional al grupo Clarín. Entre otras cosas, porque las peleas de ese grupo mediático van por caminos difíciles de predecir desde que la Corte dictó la constitucionalidad de la ley de medios. Los empresarios de ese multimedios pueden terminar haciendo variantes tan poco creíbles como las de Vila Manzano. Y la Afsca parece más atada al pragmatismo de esta hora política y empresarial que a las motivaciones iniciales de la pluralidad de voces. Desenganchados de ser funcionales a Clarín, el socialismo, el radicalismo y Proyecto Sur son fuerzas que, en todo caso, son afines al modelo sojero. Y, pasados cinco años de la pelea de la resolución 125, la llamada expansión de la frontera agropecuaria es fomentada desde el mismo Gobierno como parte de la pelea por entrar dólares.
Desafíos. La coyuntura económica agrega incertidumbres al margen de maniobra que tiene el Gobierno de cara a encontrar caminos que descompriman algunos temas conflictivos (dólar, precios, balanza comercial, inversiones directas, reservas). Es probable, como señalan muchos economistas, que el ciclo de estímulo al consumo haya generado muchas desventajas comparativas y que las correcciones deban encararse con un sinceramiento global y con un plan integral. Eso significaría un cambio de nombres y de estilo de gestión. Entre otras cosas porque llevaría a que organismos como el Consejo Económico Social tuvieran un lugar importante. También porque deberían convocarse a los distintos sectores religiosos, sindicales, políticos, académicos, empresariales, a tratar temas puntuales de la agenda. Las tres décadas de democracia son un escenario muy atractivo para un relanzamiento de la gestión. Es prematuro saber cómo incidirá el ritmo de la recuperación completa de Cristina en su reingreso a un escenario de cambios que siempre supone alguna incertidumbre. Sin dudas, en momentos difíciles, realizar cambios es más arriesgado. En la Argentina, nadie tiene tanta capacidad para tomar decisiones como ella.

Publicado en:
http://sur.infonews.com/notas/el-pais-que-encontrara-cristina

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