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lunes, 7 de octubre de 2013

La foto y la película, por Perra Intelectual (para perraintelectual.com.ar del 06-10-13)





“No me alcanza el sueldo”
“La comida está cada vez más cara”
“Es una barbaridad”


Ah, claro, porque hubo una época, érase una vez, en un lejano país, el sueldo alcanzaba para todo y nadie se quejaba. Vamos… eso nunca existió. Nunca te alcanzó el sueldo, por definición. No digo que porque sea así esté bien. Solo digo que siempre fue así.

Pero si antes de 2003 no te alcanzaba el sueldo y la comida estaba por las nubes ¿por qué los kirchneristas decimos que estamos mejor, si hoy pasa lo mismo?

Porque vemos la película, y no solo la foto.

El sueldo te alcanzaría más si volvieras a comer arroz partido, el mismo que hoy les das a los perros; si pusieras en la mesa agua o gaseosa El Gauchito; si en lugar de ir al súper fueras al trueque; si los chicos sólo usaran la ropa que les heredan los hermanos y los primos; si te colgaras de la luz; si limpiaras tu casa sólo con detergente y lavandina, en lugar de costosos productos de limpieza que desengrasan y desinfectan a la vez, dejando una suave y agradable fragancia en todo tu hogar; si lavaras con jabón de pan en lugar de usar ese jabón líquido que cuida tu ropa porque sabe cuánto querés esa camisa.

Vos te horrorizás con lo que digo: si trabajás tenés derecho a comprar la comida que te gusta, comprar zapatillas para vos y los chicos, y limpiar la casa con lo que se te dé la gana. Derecho tenés, lo que no tenés es plata, porque salvo que desde 2003 hayas hecho un posdoctorado en neurocirugía o ingeniería en sistemas, trabajás de lo mismo que entonces.

Tal vez hayas ascendido, pero no tanto como para darle un vuelco tan exagerado a tu economía habitual.

Hay una forma de cambiar de raíz la situación del trabajador explotado: la revolución. Pero eso no te gusta, mucha sangre, mucha violencia, mucho ruido de bombas, “ecos de botas en las calles”. Para seguir charlando, te doy la derecha, je.

Si no te gusta la izquierda revolucionaria -y no te gusta- y querés que te alcance el sueldo, la única forma posible es que gastes lo mismo que gastabas con el sueldo más bajo que tuviste y que no agregues ningún tipo de desembolso extra. Con la diferencia -y verás que hay diferencia- fijate qué podés comprar. Yo te aseguro que esa diferencia te alcanza para comprar otra vez lo mismo: la misma cantidad de arroz partido, gaseosa barata, puré de tomate y pollo hasta que te salgan plumas. Pero si te comprás un autito, por viejito que sea, vas a tener que destinar dinero a mantenerlo y ponerle combustible. Si en lugar de trasladarte en bici o a pie como durante las crisis querés viajar en bondi, vas a añadir un gasto. Si para un cumpleaños querés comprar una torta hecha y hamburguesas en lugar de jugo con chizitos, ya estás usando un dinero que antes no tenías. Si salís una vez cada tanto al cine, también. No exagero: por algo todos los días cerraba un cine.

¿Es que acaso los trabajadores somos un colectivo de explotados? ¡Más vale! Si así no fuera, no habría necesidad de leyes laborales. Volvamos arriba: si querés que no sea así, hagamos la revolución. ¿No? Bueno, sigamos. Desde el momento que el empleado de una panadería tiene que comprar el pan que él mismo fabrica, hay explotación laboral. Más o menos atenuada. Con “alianza de clases”, ponele.

Tenés que entender que no hay manera lógica de repartir para todos igual si vos no querés repartir lo tuyo ni que le saquen a los ricos. Vamos a asumir que pensás que los pobres son un gasto innecesario, pero te replico que matarlos a todos no te haría vivir económicamente mejor. “No, matarlos, no”. Bueno, dejar que se mueran de hambre y enfermedades, es más o menos lo mismo.

Los pobres no son el problema: ¿qué les podemos sacar a los pobres para hacernos más ricos? Los ricos tienen demasiado, pero donde el gobierno amaga a cobrarles más impuestos o exigirle que blanqueen sus capitales, vos saltás a defenderlos.

Claro: no la querés a Cristina. La escuchás hablar y te irrita. Entiendo, nadie logra gustarle a todo el mundo. Pero si no entendí mal vos querés que te alcance el sueldo, pero no querés hacer la revolución, entonces decime… ¿qué es lo que querés? ¿Me lo podrías explicar de alguna manera que no fuera “Que se vaya porque la odio”?

Mirá que me encantaría que me convencieras: siempre estuve de la vereda de enfrente y esto de ser oficialista todavía me toma de sorpresa. Proponeme algo coherente: de dónde sacarías el dinero sin usar la maquinita; cómo redistribuirías el ingreso sin tocárselo a nadie; cómo educarías a los pobres sin darles primero de comer, cómo mantendrías las escuelas; hospitales, semáforos, policía, bibliotecas, planetarios, universidades, teatros, polideportivos, redes de agua, playas, ríos, bosques, sierras, sin cobrar impuestos; cómo vacunarías a tus hijos si la plata no te alcanza; cómo les darías los medicamentos sin cargo a los jubilados. Contame que me interesa.

Si de veras se te ocurre cómo, TE VOTO.

Y si no… te recomiendo que mires la película y no sólo la foto.



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