“No me alcanza el sueldo”“La comida está cada vez más cara”“Es una barbaridad”
Ah, claro, porque hubo una época, érase
una vez, en un lejano país, el sueldo alcanzaba para todo y nadie se quejaba.
Vamos… eso nunca existió. Nunca te alcanzó el sueldo, por definición. No digo
que porque sea así esté bien. Solo digo que siempre fue así.
Pero si antes de 2003 no te alcanzaba el
sueldo y la comida estaba por las nubes ¿por qué los kirchneristas decimos que
estamos mejor, si hoy pasa lo mismo?
Porque vemos la película, y no solo la
foto.
El sueldo te alcanzaría más si volvieras a
comer arroz partido, el mismo que hoy les das a los perros; si pusieras en la
mesa agua o gaseosa El Gauchito; si en lugar de ir al súper fueras al trueque;
si los chicos sólo usaran la ropa que les heredan los hermanos y los primos; si
te colgaras de la luz; si limpiaras tu casa sólo con detergente y lavandina, en
lugar de costosos productos de limpieza que desengrasan y desinfectan a la vez,
dejando una suave y agradable fragancia en todo tu hogar; si lavaras con jabón
de pan en lugar de usar ese jabón líquido que cuida tu ropa porque sabe cuánto
querés esa camisa.
Vos te horrorizás con lo que digo: si
trabajás tenés derecho a comprar la comida que te gusta, comprar zapatillas
para vos y los chicos, y limpiar la casa con lo que se te dé la gana. Derecho
tenés, lo que no tenés es plata, porque salvo que desde 2003 hayas hecho un
posdoctorado en neurocirugía o ingeniería en sistemas, trabajás de lo mismo que
entonces.
Tal vez hayas ascendido, pero no tanto como para
darle un vuelco tan exagerado a tu economía habitual.
Hay una forma de cambiar de raíz la situación del
trabajador explotado: la revolución. Pero eso no te gusta, mucha sangre, mucha
violencia, mucho ruido de bombas, “ecos de botas en las calles”. Para seguir
charlando, te doy la derecha, je.
Si no te gusta la izquierda revolucionaria -y no
te gusta- y querés que te alcance el sueldo, la única forma posible es que
gastes lo mismo que gastabas con el sueldo más bajo que tuviste y que no
agregues ningún tipo de desembolso extra. Con la diferencia -y verás que hay
diferencia- fijate qué podés comprar. Yo te aseguro que esa diferencia te alcanza
para comprar otra vez lo mismo: la misma cantidad de arroz partido, gaseosa
barata, puré de tomate y pollo hasta que te salgan plumas. Pero si te comprás
un autito, por viejito que sea, vas a tener que destinar dinero a mantenerlo y
ponerle combustible. Si en lugar de trasladarte en bici o a pie como durante
las crisis querés viajar en bondi, vas a añadir un gasto. Si para un cumpleaños
querés comprar una torta hecha y hamburguesas en lugar de jugo con chizitos, ya
estás usando un dinero que antes no tenías. Si salís una vez cada tanto al
cine, también. No exagero: por algo todos los días cerraba un cine.
¿Es que acaso los trabajadores somos un colectivo
de explotados? ¡Más vale! Si así no fuera, no habría necesidad de leyes
laborales. Volvamos arriba: si querés que no sea así, hagamos la revolución.
¿No? Bueno, sigamos. Desde el momento que el empleado de una panadería tiene
que comprar el pan que él mismo fabrica, hay explotación laboral. Más o menos
atenuada. Con “alianza de clases”, ponele.
Tenés que entender que no hay manera lógica de
repartir para todos igual si vos no querés repartir lo tuyo ni que le saquen a
los ricos. Vamos a asumir que pensás que los pobres son un gasto innecesario,
pero te replico que matarlos a todos no te haría vivir económicamente mejor.
“No, matarlos, no”. Bueno, dejar que se mueran de hambre y enfermedades, es más
o menos lo mismo.
Los pobres no son el problema: ¿qué les podemos
sacar a los pobres para hacernos más ricos? Los ricos tienen demasiado, pero
donde el gobierno amaga a cobrarles más impuestos o exigirle que blanqueen sus
capitales, vos saltás a defenderlos.
Claro: no la querés a Cristina. La escuchás
hablar y te irrita. Entiendo, nadie logra gustarle a todo el mundo. Pero si no
entendí mal vos querés que te alcance el sueldo, pero no querés hacer la revolución,
entonces decime… ¿qué es lo que querés? ¿Me lo podrías explicar de alguna
manera que no fuera “Que se vaya porque la odio”?
Mirá que me encantaría que me convencieras:
siempre estuve de la vereda de enfrente y esto de ser oficialista todavía me toma
de sorpresa. Proponeme algo coherente: de dónde sacarías el dinero sin usar la
maquinita; cómo redistribuirías el ingreso sin tocárselo a nadie; cómo
educarías a los pobres sin darles primero de comer, cómo mantendrías las
escuelas; hospitales, semáforos, policía, bibliotecas, planetarios,
universidades, teatros, polideportivos, redes de agua, playas, ríos, bosques,
sierras, sin cobrar impuestos; cómo vacunarías a tus hijos si la plata no te
alcanza; cómo les darías los medicamentos sin cargo a los jubilados. Contame
que me interesa.
Si de veras se te ocurre cómo, TE VOTO.
Y si no… te recomiendo que mires la película y no
sólo la foto.
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Muy buen artículo
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