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jueves, 25 de julio de 2013

TINA, ARGEN Y ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL "PAÍS DIVIDIDO", por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")




Arriba: Una versión libre de Ricardo Alfonsin y Margarita Stolbizer
[La imagen es responsabilidad exclusiva de "Mirando hacia adentro"]


Es asunto harto conocido que cuando en los Estados Unidos gana las elecciones un presidente republicano, se disminuyen los impuestos a los más ricos y decrecen a la par los gastos sociales realizados por el Estado. Cuando, por el contrario, gana un demócrata pasa exactamente lo opuesto: crecen los impuestos a los más favorecidos y aumentan los gastos en los más necesitados. Esto significa que ninguna de las dos políticas, ni la de los demócratas ni la de los republicanos es universalmente buena o mala. Esto es una  realidad en Estados Unidos, en Argentina o en Mongolia: ninguna política gubernamental beneficia o perjudica por igual a todos los sectores. Por lo tanto todo gobierno, por el mero hecho de gobernar, divide a la sociedad entre aquellos que se ven beneficiados por sus políticas, y los otros, que las sufren con mayor o menor resignación.
En lo que si hay muchas diferencias es en esta forma de recepción de las políticas gubernamentales por parte de aquellos sectores perjudicados por ellas.  Las reacciones de los sectores que se sienten no favoracidos van desde guerras civiles hasta la simple presión que ejerce la “opinión pública” por cauces más o menos institucionales. Estas distintas reacciones tienen raíces muy variadas, que pasan por factores tan diversos como la historia y la idiosincrasia de los habitantes de ese país, el grado en el que la satisfacción de necesidades básicas este o no satisfecho, y el mensaje cultural generado desde los medios y el sistema educativo. Es decir, si usted convence a una sociedad de que las políticas desarrolladas son malas pero “inevitables”, y que a la postre serán positivas (recordemos el famoso “estamos mal pero vamos bien” de la Argentina de los noventa), probablemente logre una pasividad que no tendrá si el mensaje habla de “caprichos”, “voracidad fiscal”, “autoritarismo” y “década perdida”.
Sea cual sea el perfil del ciudadano opositor que se tenga, lo que resulta claro es que no existen políticas universalmente buenas (o malas), que la existencia de divisiones es inherente a la democracia (por eso hay distintos partidos políticos, porque cada uno interpreta la realidad de distinta manera), y que el ideal de políticas “buenas para todos” y de sociedades “sin conflictos”, “sin divisiones” nos aleja de la democracia y nos sumerge en concepciones autoritarias como la del fascismo (o el neoliberalismo, gran propiciador del “pensamiento único” y del “fin de las ideologías”…).
Habiendo realizado una necesaria introducción al tema, me parece fundamental analizar la publicidad de una las listas que se presentan a las elecciones primarias simultáneas y obligatorias(PASO) de Argentina, la del Frente Progresista Cívico y Social de la provincia de Buenos Aires.
El Frente Progresista Cívico y Social  es una fuerza armada por sectores de la oposición vinculados al radicalismo y socialismo, junto a ex radicales como Stolbizer(hoy en el GEN), ex lilitos, ex liberales y algunas fuerzas de izquierda como “Libres de Sur”. Está presente en casi todos los distritos, aunque no en todos lleva el mismo nombre ni tiene la misma integración (en la ciudad de Buenos Aires es UNEN)
La lista que lideran Ricardo Alfonsin, hijo del recordado presidente, y Margarita Stolbizer, legisladora de origen radical que ha migrado por varias fuerzas, está realizando una publicidad cuyo eje es justamente la “división de la sociedad” entre los partidarios de “ARGEN” y los que siguen a “TINA”. Han realizado varios cortos, de poco más de un minuto, en los cuales se presenta una situación con ese eje, y como cierre aparecen Alfonsin y Stolbizer caminando lado a lado (cual Xena la Princesa Guerrera  y Conan el Bárbaro del siglo XXI) prometiendo resolver estas divisiones (“Hay dos países. Venimos a unirlos” es el slogan).
En uno de los cortos aparecen dos hinchadas de futbol, con banderas cornetas y tatuajes, una defendiendo encarnizadamente a Argen y la otra a Tina. Resulta interesante este video porque, contra lo que sostiene el mensaje opositor cotidiano, acepta que el oficialismo  tiene su “hinchada” fervorosa que lo sostiene, es decir, ciudadanos que comulgan con su proyecto político.
Otro de los videos, brinda aún mayores posibilidades de análisis. Un ciudadano se presenta a un local a comprar un perro. El comerciante (que uno supone veterinario) le ofrece un perrito chiquito similar a un  Chihuahua –raza fiera como pocas, pero de bolsillo. El comprador le dice que quiere un perro grande por la inseguridad. El veterinario se sorprende y le pregunta si no será una sensación. El cliente le dice “sensación de frío, me afanaron hasta las estufas”.
-¿Acá en Tina?
-No, en Argen
-Ah… sos de Argen… ¿Por qué no te comprás un gorila?
-Te llaman
Entonces el veterinario se da vuelta y  el otro decide generar una profecía autocumplida: le roba el cachorro al comerciante para hacerle sentir la inseguridad  en carne propia…
Este segundo video, pese a su primitivismo, tiene rasgos interesantes. En primer lugar reconoce que la forma en que la oposición interpreta la realidad no es compartida por los ciudadanos que votan al gobierno. O sea que hay un importante eje político que pasa por lo mediático. Pero hay más: en una suerte de sincericidio, el spot muestra como el ciudadano opositor se crispa ante la presencia de alguien que no ve la realidad como la ve él, y entonces pasa a la acción directa. Difícil encontrar una actitud menos democrática, imposible no vincularlo con algunas actitudes de cacerolos exaltados que hemos visto en estos meses…
Más allá de la posición  que tenga cada uno frente al gobierno o la oposición argentinas, resulta preocupante que el nivel político de los segundos sea tan paupérrimo que pueda usarse con tanta facilidad su propia propaganda como elemento para criticarlos, para poner al descubierto sus contradicciones.
Plantean un país “dividido”. Ven esta división como algo “anormal”. Se presentan como “Salvadores”.
Si es la Princesa Guerrera Stolbizer y el héroe bárbaro Alfonsin Jr. quienes van a salvarnos de nuestras divisiones sociales, por otra parte muy democráticas y que nos vienen acompañando desde 1810, dan ganas de llamar al Chapulín Colorado.
Él, al menos, era consciente de sus limitaciones.

Adrián Corbella, 
24 de julio de 2013

VER EN YOU TUBE LOS VIDEOS COMENTADOS EN LA NOTA:

HINCHADAS

LADRÓN DE PERROS



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