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miércoles, 17 de julio de 2013

EL BRASIL SILENCIADO, por Diego Burd (para "Poemas Urbanos y otras cosas" del 17-07-13)

 “Tenemos que seguir el modelo brasilero” actúa como un slogan de los sectores opositores para realizar una comparación con el modelo de desarrollo argentino, pero de repente hace unas semanas atrás, se visibilizaron una serie de movilizaciones en las principales ciudades del país hermano, cuyo principal pedido era la reducción del aumento transporte público,  de repente las calles de las ciudades se encontraron con la irrupción de los jóvenes, muchos de los cuales provenientes de las “nuevas clases medias”, el movimiento comenzó a expandirse, aumentando el nivel de reclamos, sumando el apoyo de los medios concentrados de comunicación, quienes enfrentan la posibilidad de la sanción de una ley de medios, y los grupos concentrados económicos, puso en tensión la coalición de Gobierno encabezada por la actual mandataria Dilma Rousseff, quien envió al Parlamento un conjunto de medidas que apuntan a la reforma política, y hasta enunció la posibilidad del llamado de un plebiscito para realizar una reforma constitucional, en cercanías de las elecciones presidenciales del año próximo, donde ella buscara su re-elección.
 En el paquete de medidas del ejecutivo, sobresalen dos principales medidas, las cuales son las nuevas reglas de financiación de campañas electorales y un sistema de votación para elegir diputados que los acerque más a los designios de los electores.
Rousseff también propuso que los brasileños definan si acaban con el voto secreto en el Parlamento, autorizado actualmente para la destitución de legisladores, entre otras decisiones y con la elección de suplentes de senador, así como reglas para las coaliciones electorales de partidos.
 Este paquete de medidas ha encontrado resistencia incluso en sectores parlamentarios aliados al gobierno del PT,  además del partido de Lula, el apoyo a las medidas se encuentra en el Demócratas Laboristas y los comunistas del PCdoB.[1]
 El 3 de Julio, los sindicatos que aglutinan a los médicos y enfermeros, protestaron contra la posible llegada de equipos de salud cubanos, en 23 estados, en la misma sintonía el 11 de Julio,  las cinco principales entidades sindicales del Brasil, realizaron una serie de corte de rutas en catorce estados, dentro de los reclamos de los sindicatos se encuentra la reducción de las horas laborables, y la recuperación de los reclamos del mes anterior, mas inversión en transporte, educación y salud publica, lo cual plantea tensiones en el armado social del gobierno del Partido de los Trabajadores.
  Así mismo, desde el sector industrial paulista, se pronuncian contra la presencia del país en el MERCOSUR, "Precisamos librarnos de esta camisa de fuerza, puesto que no vamos a concluir ningún acuerdo teniendo a la Argentina y Venezuela como socios", dijo Roberto Giannetti da Fonseca, director del Departamento de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo, ya que le niega al Brasil la posibilidad de firma de acuerdo bilaterales.[2] Así mismo, ya se comienza a agitar el fantasma inflacionario.[3] 
 Desde la llegada de Lula al gobierno, ha generado la incorporación de 40 millones de personas a la clase media, a través de un conjunto de reformas sociales, pero aun, el modelo brasilero, contiene altos niveles de contradicciones: mantiene aun el nivel mas alto de desigualdad del subcontinente, ha entrado en una re-primarización de la economía, una fuerte centralidad del capitalismo financiero, y tasas de crecimiento bajas, tiene un déficit comercial de mas de 680 millones de dólares, en el presente trimestre recién se nota alguna recuperación en los índices económicos, el conjunto de protestas sociales pueden enmarcarse en este contexto, aun como afirma Sader, que cualquiera que intente realizar un análisis de los sucesos corre el riesgo de caer en reduccionismos.
   Ahora bien en la línea anterior, Boron plantea:
   . El disparador, el aumento en el precio del boleto del transporte urbano, tuvo eficacia porque según algunos cálculos para un trabajador que gana apenas el salario mínimo en Sao Paulo el costo diario de la transportación para concurrir a su trabajo equivale a poco más de la cuarta parte de sus ingresos. Pero esto  sólo pudo desencadenar la oleada de protestas porque se combinaba con la pésima situación de los servicios de salud pública; el sesgo clasista y racista del acceso a la educación;  la corrupción gubernamental (un indicador: la presidenta Dilma Rousseff ha echado a varios ministros por esta causa), la ferocidad represiva impropia de un estado que se reclama como democrático y la arrogancia tecnocrática de los gobernantes, en todos sus niveles, ante las demandas populares que son desoídas sistemáticamente: caso de la reforma de la previsión social, o de la paralizada Reforma Agraria o los reclamos de los pueblos originarios ante la construcciones de grandes represas en la Amazonía” [4] 
Ahora en este clima de las contradicciones propias de cualquier modelo de desarrollo, los sectores dominantes paulistas, apoyados por otros sectores políticos, encontraron en estas movilizaciones, y la respuesta de las policías estaduales (que no responden al gobierno nacional), ante este proceso vemos que los grupos económicos empiezan a jugar fuerte con presionar al gobierno del PT, los medios de comunicación  hegemónicos, como mencionamos con anterioridad se enfrentan a una posible ley de medios, hacen su papel de erosionador de la figura de la actual mandataria.
  Sader dice:
  La oposición -los medios privados, que hacen como de partido da la oposición- pasó de condenar a las movilizaciones a promoverlas de manera desproporcionada, cuando se dio cuenta que podría desgastar al gobierno, buscando introducir sus consignas. Así como, desde otro lado, sectores extremistas trataron de terminar con las marchas, con actos generalizados de violencia, con la destrucción de espacios públicos.” [5]
  Sin entrar en analogías, Brasil se encuentra afrontando su propio 2008, un momento que puede significar un desplazamiento de apoyarse mas hacia la izquierda de su coalición de gobierno, o entrar en nuevo pacto de dominación favorable para las clases dominantes brasileras, aun como dice Sader, es temprano para interpretaciones, pero si podemos afirmar, que el gobierno del PT se encuentra en la encrucijada de profundizar o negociar con los poderes concetrados.
  Mientras los gobiernos se parecen mas a sus pueblos, y las oposiciones se parecen mas a los grupos concentrados, también podemos afirmar que mientras los pueblos de Latinoamérica se sienten unificados en sus victorias y en sus derrotas, las clases dominante continentales hacen del silencio y la presencia una unidad de una ofensiva neo-conservadora.     



[2] Ver http://www.eleconomistaamerica.com.ar/economia-eAm-argentina/noticias/4888649/06/13/Para-la-industria-brasilena-el-Mercosur-es-una-camisa-de-fuerza.html
[3] Ver http://www.eleconomistaamerica.com.br/economia-eAm-brasil/noticias/4999595/07/13/Inflao-em-So-Paulo-volta-a-ter-forte-queda.html
[5] SADER, Emir, Brasil: un movimiento inédito y sorprendente, en  http://www.telam.com.ar/notas/201306/22068-brasil-un-movimiento-inedito-y-sorprendente.html
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