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lunes, 22 de agosto de 2011

La suma de todos mis miedos insomnes, por Mariana Enríquez (para “Miradas al Sur” 21-08-11)



Miradas al Sur. Año 4. Edición número 170. Domingo 21 de agosto de 2011
Por
Mariana Enriquez, escritora
octubre@miradasalsur.com

La noche anterior a la elección de primarias anduve por la casa y el trabajo atribulada e irritable, al borde de la ansiedad total. Tenía miedo de que Cristina perdiera. Y no solamente eso, que era el peor escenario. También tenía miedo de los escenarios no tan malos: de que no llegara al 30%, o al 39% o incluso al 40% que, a la madrugada, ya me parecía poco. Miedo de que ganara otro candidato y durara en el poder de octubre a diciembre, estancia breve seguida de desastre general, otro de nuestros veranos peligrosos; un miedo muy específico y post-traumático que jamás había sentido, al menos tan claramente antes de diciembre de 2001. Un miedo que me preocupa porque temo que me impida ver claro o me convierta en una cabal conservadora, como no se cansan de apuntar que ya soy mis amigos y parientes que votan al Frente de Izquierda. Y hablando del Frente de Izquierda: todo mi miedo estaba disparado por la sensación de microclima.Mi microclima es el siguiente: no conozco a nadie que vote a la oposición. Nadie. Bueno, conozco a algunos que votan a Binner y al Frente, pero a ellos también los cuento dentro del microclima porque ninguno es antikirchnerista militante. Y ese no conocer a nadie me provocó desconfianza porque estoy acostumbrada a circular por ambientes minoritarios, desde mi trabajo hasta mi familia. Es decir: tenía a mi alrededor la evidencia del triunfo de Cristina en las primarias pero no podía creer que esa fuera la realidad. Por primera vez mi percepción del mundo allá fuera era la correcta: esto no podía ser posible. Incluso tenía evidencias de eso de lo que todos hablan ahora, eso de que Cristina ganó en todas partes: desde una amiga escandalosamente cheta hasta el remisero de la esquina de la casa de mi madre en Valentín Alsina, todos votaban a Cristina. Y yo no podía creerlo. Yo también, a pesar de todo –a pesar incluso de que me lo dijeron en la cara encuestadores insospechados de oficialistas–, tenía un miedo catástrofe, aumentado por unos cuantos llamados telefónicos a última hora de gente igual o peor de ansiosa. Demasiado sufrimiento para semejante triunfo posterior. La noche de la elección me quedé despierta hasta las 5 de la mañana, esperando que el escrutinio llegara al 80% de las mesas en provincia de Buenos Aires porque, en mi interior irracional, tenía miedo de que se diera vuelta.Ahora, mientras a mi alrededor cunde el obvio, lógico triunfalismo, me empezó a carcomer la inquietud otra vez. Ya sé, con espantosa certeza, que estaré igual de insomne la noche del 22 de octubre.

Publicado en :
http://sur.elargentino.com/notas/la-suma-de-todos-mis-miedos-insomnes


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