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jueves, 30 de junio de 2011

Rafael Correa propuso la creación de un Fondo Monetario del Sur , por Mariano Beristain (para "Tiempo Argentino")



La 41º Cumbre del Mercosur puso el acento en la importancia de mejorar la integración productiva y social


Publicado en TIEMPÒ ARGENTINO el 30 de Junio de 2011


Por Mariano Beristain . Desde Paraguay


El mandatario ecuatoriano pidió conformar una nueva estructura que permita financiar el desarrollo prescindiendo de los organismos internacionales. También reclamó una política laboral única que establezca un salario mínimo regional.
Después de más de un lustro de crecimiento económico casi ininterrumpido, los países de la región empiezan a sentar las bases de un modelo sostenible de desarrollo con inclusión social. La 41º Cumbre del Mercosur discutió la necesidad de avanzar en políticas dirigidas a mejorar la calidad de la integración, creando alternativas alejadas del neoliberalismo que favorezcan la cohesión e incluyan a millones de ciudadanos que hoy están marginados del Estado de Bienestar.

Sin embargo, la región ha dado un paso adelante muy importante. Ya no sólo debate y cuestiona el modelo neoliberal, sino que empieza a plantear alternativas superadoras. Ya no se presenta únicamente como un antimodelo, sino que bosqueja un arquetipo propio, que tome en cuenta y respete las características de cada una de las naciones, aunque con un perfil claro: el desarrollo económico y social.

De hecho las principales conclusiones de los ministros y presidentes de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, e incluso de los socios extra Mercosur e invitados, giraron en torno a la necesidad de mejorar la integración productiva y las condiciones de infraestuctura y la creación proyectos sociales conjuntos. Además se discutieron alternativas para garantizar el financiamiento y evitar las crisis cíclicas que agobian a los países en desarrollo por el errático movimiento de los flujos financieros.

“Nuestro modelo de crecimiento no se debe agotar con la expansión del producto bruto, sino que debe estar vinculado un sistema socialmente justo. Nuestro modelo busca darle prosperidad a las masas históricamente excluidas”, explicó la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en el discurso que dio frente al resto de los mandatarios.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue un paso más allá y propuso una idea fuerza: la necesidad de constituir una suerte de Fondo Monetario regional que permita canalizar el ahorro de toda la región para financiar los planes de infraestructura y erigirse en un prestamista de última instancia. “Es absurdo, por un lado la región exporta capitales a través de distintas trampas; una de esas trampas es un banco central independiente. No tiene sentido, la única razón que explica un banco central independiente es asegurar, gane quien gane las elecciones, la perpetuidad de estos modelos. Hay que evitar absurdos donde nuestros bancos centrales envían nuestras reservas al exterior y no tienen dinero para financiar su desarrollo”, explicó Correa.

Más allá del discurso encendido, planteando la dicotomía en términos marxistas, la idea de Correa es lógica y está en la misma sintonía que ha venido desarrollando la Argentina en los últimos dos años. Hoy los países latinoamericanos –sostuvo el mandatario ecuatoriano– cobran por colocar sus reservas monetarias en los Estados Unidos con una tasa de interés que ronda entre el 0,5 y el 1%, mientras que cuando los gobiernos latinoamericanos solicitan créditos deben pagar tasas del 6 u 8%, e incluso más del 10% si tienen un riesgo país alto. Por eso Correa destacó la importancia de “crear una arquitectura financiera regional, liberarnos del FMI, del Banco Mundial y del BID, que nos obligan a seguir los imperativos de sus políticas”.

El mandatario ecuatoriano también propuso avanzar en una política laboral para toda la región, que establezca un salario mínimo en el bloque y que impida lo que se conoce como el dumping social, es decir, la utilización del bajo costo del trabajo como alternativa de competitividad para las empresas. En Europa este fenómeno se conoce como deslocalización: es decir, las multinacionales se asientan en aquellos países que tienen costos laborales más bajos y, de esta manera, presionan sobre las naciones con salarios un poco más altos para que reduzcan sus costos, eliminando beneficios sociales. Ahora, este papel en las naciones desarrolladas lo está cumpliendo el creciente ejército de desocupados que aumenta la oferta y obliga a los trabajadores a aceptar ingresos de subsistencia.

“La integración social ha dejado de ser una alternativa, es una necesidad de supervivencia. No podemos basar nuestra competitividad en el sudor de los trabajadores y en beneficio de las multinacionales. Es imperativo a nivel del Mercosur y Unasur hablar de establecer políticas laborales comunes, y un caso concreto sería avanzar en salarios mínimos”, disparó Correa.

La integración productiva, sin lugar a dudas, es la propuesta más sólida que presentó la delegación argentina en la cumbre y que tuvo eco en casi todos los mandatarios.

Pero la 41º cumbre del Mercosur no estuvo exenta de roces; el clásico Argentina-Brasil por el ingreso de las importaciones, el debate por las históricas asimetrías regionales entre los socios fuertes (Brasil-Argentina) y los débiles (Paraguay-Uruguay) estuvo subyacente. También quedó en claro que el proceso de integración va a ser muy largo, porque existen claras diferencias entre los socios en cuanto al papel directriz del Estado y su relación con el mercado. No se trata de diferencias semánticas, pero, por primera vez, la región busca su propio camino hacia el desarrollo y deja en un segundo plano sus históricas y recientes antinomias.

Publicado en :
http://tiempo.elargentino.com/notas/rafael-correa-propuso-creacion-de-fondo-monetario-del-sur

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