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sábado, 8 de enero de 2011

LA OPOSICIÓN EN SU LABERINTO, por Alberto Dearriba (para "Tiempo Argentino" del 08-01-11)



Escenario preelectoral

Publicado en "Tiempo Argentino" el 8 de Enero de 2011 , por Alberto Dearriba, Periodista.



Los radicales deben definir su candidato entre tres postulantes, y la derecha no termina de armar un espacio que deambula de Mauricio Macri a Eduardo Duhalde, pasando por el prolongado silencio de Carlos Reutemann.

A diez meses de las elecciones que consagrarán al futuro presidente de la Nación, el oficialismo tiene muchas más certezas que la oposición, que no sale de su berenjenal. El kirchnerismo goza de la ventaja que le da encolumnarse naturalmente detrás de Cristina Fernández, porque es la única capaz de preservar el complejo equilibrio del espacio construido por Néstor Kirchner, y porque lidera los sondeos de opinión por varios cuerpos. Pero la situación es muy distinta en la vereda opuesta. Los radicales deben definir su candidato entre tres postulantes, y la derecha no termina de armar un espacio que deambula de Mauricio Macri a Eduardo Duhalde, pasando por el prolongado silencio de Carlos Reutemann.
El oficialismo no tiene dudas porque nadie como Cristina le garantiza la victoria y porque, desde un segundo mandato, la presidenta tendría cuatro años para preparar a su delfín para la alternancia, algo que se quebró con la muerte de Néstor Kirchner. Tampoco vacila sobre el discurso de campaña, porque no es otro que su obra de gobierno.
La vieja UCR está trenzada, en cambio, en una de sus características porfías para definir si su candidato será Ricardo Alfonsín, Ernesto Sanz o Julio Cobos. Los dos primeros quieren definirlo en una interna partidaria que se realizaría entre abril y mayo, porque creen que postergar una definición hasta la primaria obligatoria de agosto les restaría posibilidades. Los socios del GEN y el socialismo demandan también una definición, porque ven que se marcha el tren.
Cobos rechaza esa interna partidaria porque su fuerte no está entre sus correligionarios, sino entre los independientes, por lo cual prefiere jugar en las primarias abiertas y obligatorias de agosto.
El vicepresidente opositor espera además un reflujo de la imagen perdida: es el político que registró la mayor caída en las encuestas de los últimos meses. De ser el opositor con mayor imagen positiva, está ahora por debajo de Mauricio Macri y de su correligionario Alfonsín en intención de voto. De la clamorosa madrugada del voto no positivo, en la que se imaginó presidente de la Nación, a este presente en el que no descarta volver a la ingeniería, hay una larga ristra de errores.
La definición del candidato radical también implicará dar forma a un discurso de campaña, porque no es lo mismo Alfonsín que Sanz, ni Sanz que Cobos. Las distintas posturas frente al gobierno no se explican sólo por sus posicionamientos personales, sino porque juzgan de modo distinto al kirchnerismo. ¿El radicalismo le pegará por izquierda o por derecha al gobierno en la campaña?
Las mayores apuestas entre los radicales se concentran hoy en la figura del moderado Alfonsín, pero los partidos hay que jugarlos. Cuando nadie lo esperaba, Carlos Menem le ganó en 1988 a Antonio Cafiero la interna con mayores votantes que se recuerda. Sea como fuere, los radicales estarán entretenidos en su interna durante los próximos cinco meses, y tal vez ocho, si Cobos insiste en competir en las primarias obligatorias de agosto. Demasiada ventaja.
En la derecha peronista el panorama es más incierto aún. Tanto Mario Das Neves como Duhalde hacen campaña como si fueran candidatos. El chubutense no mueve el amperímetro y el bonaerense es, junto a Carrió, el político con mayor nivel de rechazo en los sondeos. El ex presidente interino, que se ofrece como el candidato del orden, se juega el albur de que Cristina no se postule y que haya segunda vuelta por la dispersión. Pero el escuálido caudal electoral que le asignan hoy las encuestas convierten en remotas sus posibilidades, aun en ese improbable escenario. Con Felipe Solá y Alberto Rodríguez Saá en un mar de dudas, el paisaje de la derecha peronista agrega un dato de pintoresquismo folklórico: Carlos Menem dice que volverá a ser candidato. “¡Pongan los fideos!”, exclamó el diputado Juan Carlos Dante Gullo al leer las declaraciones del riojano.
Según las encuestas, el segundo lugar –detrás de Cristina– lo disputarían Macri y Alfonsín. Pero la ecuación podría modificarse si Carlos Reutemann se lanza. Los dirigentes de la derecha peronista coinciden en que es el único candidato capaz de disciplinar al indómito espacio del Peronismo Federal, donde sobran caciques y faltan indios.
La derecha más lúcida sueña con Reutemann y Duhalde replegados en sus respectivas provincias y con Macri como postulante presidencial. Pero eso es tan difícil como que el jefe de gobierno porteño se subordine a los dos caudillos peronistas. No obstante, los tantos se aclararían si Reutemann tuviera el valor de enfrentar a una viuda que lidera las encuestas y conduce un gobierno al cual le va muy bien en términos económicos.
En realidad, en materia de candidaturas opositoras hay hasta ahora sólo dos certezas: que Elisa Carrió marchará sola a una derrota que puede marcar su declinación definitiva, y que Fernando “Pino” Solanas desperdiciará una oportunidad en la Ciudad de Buenos Aires, tal como lo hizo Carlos “Chacho” Álvarez en su momento. Pero, a partir de allí, las candidaturas abren un abanico de dudas que recién se aclararán al promediar el otoño y que quedarán formalmente oficializadas luego de las primarias obligatorias de agosto.
Hasta tanto, cabe esperar nuevas zancadillas al gobierno de las corporaciones que, pese a levantar dinero en pala merced a la política económica del gobierno, consideran que Macri, Reutemann, Duhalde y hasta Alfonsín, son más funcionales a sus intereses que Cristina Fernández.
En la vereda opuesta, el gobierno apuesta todas sus fichas a incrementar la producción, las obras públicas, las exportaciones, el empleo y el consumo, pese a los clamores por enfriar la economía frente a la inflación. Los funcionarios de gobierno sostienen que un mejor nivel de vida debe desmentir cada día los pronósticos agoreros. En sentido contrario marchan los problemas generados por los aumentos de precios, los delitos y las faltas de nafta, de servicio eléctrico, de monedas y billetes, que le ponen los pelos de punta a la población. Estas carencias se producen en parte por las mayores demandas estacionales de fin de año, por la acción de alguna mano negra y por imprevisiones oficiales. Pero están claramente estimuladas mediante el mecanismo de la profecía autocumplida. Al observar la operatoria, se puede suponer que si los medios repicaran al unísono que se acabará el agua, millones de personas acumularían el líquido hasta en las bañeras y producirían una bajante en el Río de la Plata. Insisten en lo que va a ocurrir y al final ocurre.
Es que las empresas mediáticas más concentradas se juegan su supervivencia en las próximas elecciones y están dispuestas a vender cara su derrota. Saben que la reelección de Cristina Fernández impondría a la justicia un clima propicio para la aplicación plena de la Ley de Medios, que los obligará a desprenderse de señales. Esos medios constituyen en verdad el núcleo duro de la oposición y suelen marcarle la agenda a la política. Su acción ordenada contrasta con las dificultades de las fuerzas de oposición. Unos deben resolver sus internas y otros sus alianzas. El gobierno tiene como riesgo las acechanzas de la gestión, pero también la seguridad de que su futuro depende de sí mismo. Y de lograr repartir la torta con mayor justicia.

Publicado en :
http://tiempo.elargentino.com/notas/oposicion-su-laberinto

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