Páginas

domingo, 26 de diciembre de 2010

PIROTECNIA DE UN DICIEMBRE CALIENTE, por Florencia Peña (para "Tiempo Argentino" del 26-12-10)


Si un grupo de trabajadores tercerizados corta la calle para protestar por su situación, los medios se concentran en el caos de tránsito, pero nunca nos dicen quiénes son los que protestan, qué reclaman y a quiénes. Esa información se pierde entre imágenes de pedradas y uniformados.Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles.
Bertolt Brecht

Otro diciembre intenso en la Argentina. Otra vez, a medida que sube la temperatura y se acercan las fiestas, el clima se pone tenso. ¿Será que cuando llega el momento de reunirse y celebrar por el año que se va y compartir las expectativas y deseos por que el llega, las de-sigualdades se vuelven más evidentes? Sin duda, los conflictos que estuvimos viviendo en las últimas semanas son expresión de necesidades genuinas, como la falta de acceso a la vivienda o la lucha contra la precarización laboral. Tampoco cabe duda de que esas necesidades están siendo manipuladas por intereses oscuros: intereses mafiosos, desestabilizadores, como lo demuestra la presencia de punteros de distintas calañas y extracciones en los focos de tensión. Y también es obvio que la agitación popular tiene muy distintas interpretaciones, acordes a esos intereses.
Si miramos los titulares de diarios y noticieros de la corporación mediática, pareciera que el país está sumido en el caos y se avecina el Apocalipsis. Los medios hegemónicos se esmeran en destacar los enfrentamientos, la violencia, los disturbios, pero sistemáticamente eluden indagar en las causas de los conflictos, e insisten en desacreditar las propuestas de resolución. No quiero entrar en enumeraciones, pero les propongo un ejemplo: si un grupo de trabajadores tercerizados corta la calle para reclamar por su situación, los medios se concentran en el “caos de tránsito”, el “infierno en la ciudad”, la “locura para los automovilistas”, pero nunca nos dicen quiénes son los que protestan, qué reclaman y a quiénes. Esa información se pierde entre imágenes ominosas de pedradas y uniformados. Parece que celebraran la aparición de los problemas, y no porque vayan a mejorar la situación de los protagonistas, sino porque les sirve de combustible para sus discursos paranoides, que reclaman más seguridad para los “buenos ciudadanos”, o sea, más represión.
Espero que la Nochebuena y la Navidad traigan un poco de calma para mirar las cosas a mayor escala y no quedarse con estas sensaciones de rabia e impotencia que nos transmiten en casi todas las tapas y pantallas. Porque, paradójicamente, en estas fechas deberíamos estar brindando por un año indiscutiblemente positivo en muchísimos aspectos. Y levantando las copas para que 2011 nos permita seguir avanzando sobre las cuentas pendientes.
Mirando hacia atrás, 2010 parece un año larguísimo. Después de un 2009 difícil para el gobierno y para la profundización del modelo (el conflicto del campo, la primera traición de Cobos, los reveses electorales del oficialismo), parecía que esa gran bolsa de gatos llamada oposición se haría fuerte e impondría su agenda (o las de sus grupos de poder representados). Pero lejos de eso, por distintos motivos, el año parlamentario no fue tan favorable para sus intereses como para los del pueblo.
Hoy parece mentira que en su momento algunos cuestionaran los beneficios de ampliar la Asignación Universal por Hijo: y ahora hasta Cobos elogia la medida. Y lo mismo puede decirse del uso de reservas para desendeudamiento y del manejo de recursos de la ANSES para fomentar políticas de inclusión: decisiones muy cuestionadas y que hoy los números avalan. Recuerdo cómo, lo que ahora podemos considerar como logros, necesitó de una lucha sostenida en los medios y en la calle. Pienso en la entrada en vigencia (todavía se sigue batallando en la justicia) de la tan perseguida Ley de Medios de la Democracia.
Cuánta agua bajo el puente. Recordando las declaraciones xenófobas de Macri, uno vuelve a preguntarse por la argentinidad, por lo que es ser argentino, por habitar estas tierras. Y casi me parece un sueño algo que todos vivimos con tanta alegría: los festejos del Bicentenario. ¿Se acuerdan cómo salimos todos a las calles embanderadas de celeste y blanco a festejar el cumpleaños de nuestro país? Cuánta felicidad y cuánta unión: sin importar la ascendencia, el color de piel, la clase social, las ideas políticas, todos sentimos que participábamos con la misma felicidad de algo grande. Millones de personas en las calles. Ningún disturbio. Festejos en armonía y sueños compartidos.
Después, en el frío de julio, que ahora parece tan lejano, otra vez la pugna entre los intereses conservadores y quienes buscamos seguir conquistando derechos para las minorías y los sectores más vulnerables. ¡Cómo hubo que pelearla, abrir el debate, poner el cuerpo, para que se apruebe la Ley del Matrimonio Igualitario! ¡Cuánto orgullo en ser el primer país de Latinoamérica, los que marcamos el camino! ¡Y cuánta felicidad para cuántas personas que pudieron ver sus deseos y sus sueños protegidos por la ley!
Julio también fue un mes cruel: las ilusiones de ganar el Mundial tuvieron corta vida. La pasión que le pusimos, el amor por la camiseta, la entrega del Diego y sus jugadores, la amargura del final. Las críticas despiadadas y los insultos desmedidos. Todo junto y mezclado. Todo rabiosamente revuelto. Así vivimos el fútbol, y así fue la tristeza de quedarnos afuera. Grande y honda. Teníamos mucho para llegar, pero ya sabemos que el resultado final no siempre se condice con el esfuerzo. Aunque el éxito o el fracaso no son medida de la justeza de una línea, diría Fidel. Habrá que seguir peleándola. La Argentina tiene un gran equipo y lo último que se pierde es la esperanza. Igual a nivel nacional, me sentí bastante eufórica, por no decir chocha con el 4 - 1 que le metimos a España en el Monumental. Fuimos con mi hijo Toto a la cancha y flasheamos viendo los goles. Y con el 1 - 0 que le hicimos a Brasil cantamos línea para bingo. ¡¡¡Y está biennn!!! Ganarle a Brasil, aunque sea a la bolita, siempre cotiza en Bolsa. El rojo, y esto a título personal, nos dio una sorpresota. Con la llegada del Turco salimos campeones de la copa Sudamericana. ¡Tomá! El Rey de Copas volvió a las pistas… Y eso nos renovó el aire. Festejamos con orgullo el Mundial que supieron conseguir Las Leonas. ¡¡¡Qué garra!!! Aplastantes. ¡¡¡Brillantes!!! Perdón, me fui de la cronología, me cebé.
En septiembre (¿habrá sido un aviso?) Néstor fue operado y los medios ya se preguntaban si era posible el kirchnerismo sin Kirchner. Y la respuesta fue contundente: Néstor reapareció en un acto de la juventud en el Luna Park. Tuve la suerte de estar ahí. Se lo veía emocionado y feliz. Y fue precisamene la imagen del gran líder con la figura del Eternauta que se utilizó en aquel acto, la que hoy asoma en las pintadas callejeras, como una metáfora de su gestión.
La oposición desesperada, agudizando sus contradicciones, buscó restarle impulso a esta ola aprovechándose una vez más de los jubilados. Los mismos que les entregaron “la plata de los viejos” a esa gran mafia llamada las AFJP, los mismos que, siguiendo recetas del FMI, les quitaron un 13%, impulsó el todavía impracticable 82% móvil, sin decir nunca cómo instrumentarlo. Y con el caradurismo de criticar los aumentos reales y sostenibles en las jubilaciones, los mayores en muchos años. Y ninguneando el derecho de miles de trabajadores a jubilarse sin aportes.
En octubre, nos topamos con lo inesperado: la tragedia de perder a Néstor. Una tragedia esperanzadora, por todo lo que generó. Millones de personas en duelo por las calles, una rotunda demostración de cariño y gratitud. Más allá de las diferencias, una muestra de apoyo decidido a la presidenta y al modelo.
Y un noviembre agridulce, con Cristina demostrando su fortaleza y capacidad de gestión, haciéndole frente a todos los cascotes (son más que piedras) que le tiran, para ver si de una vez por todas se cansa y se va. “La señora de enfrente”, con la que tanto ironiza Macri, les está dando cátedra a los que la rebajaron a la categoría de “mujer”. Para los que vaticinaban el final… ¡Salud!
Así llegamos a un diciembre con récord de consumo, con una economía donde abundan los indicadores favorables, y un verano que promete ser histórico para el turismo en la Argentina. Un fin de año con decenas de genocidas en el lugar que les corresponde: la cárcel común y perpetua.
Un fin de año opacado por los hechos de los últimos días, pero, será que soy optimista, donde las respuestas del gobierno a los problemas concretos son más que alentadoras: no a la violencia represiva, sí al diálogo y la búsqueda de alternativas.
Espero que aquietadas las aguas podamos contemplar mejor lo que se lleva el río. Y que nuestros deseos para 2011 se hagan realidad... Un placer haber compartido con ustedes este 2010 en este espacio. Nos vemos el año que viene. ¡¡¡Fuerza, Argentina!!! ¡¡¡Fuerza, Cristina!!!

Publicado en :
http://tiempo.elargentino.com/notas/pirotecnia-de-diciembre-caliente

No hay comentarios:

Publicar un comentario