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lunes, 27 de diciembre de 2010

DOS MESES, por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")


Ya hace dos meses que nos dejó, y todavía cuesta creerlo. Se nos fue tan sorpresivamente como llegó. Fue como una estrella fugaz que se consumió en poco tiempo. Pero, a diferencia de una estrella fugaz, nos dejó sus transformaciones, su proyecto político, y a una heredera intelectual y política de proporciones gigantescas.
Muchas son las figuras que pasan anodinamente por la historia de los países, que lucen por unos años y luego pasan al olvido. No porque mueran sino porque su accionar no merece a veces siquiera la crítica. Son uno más de una lista interminable.
Pocos son los que marcan un antes y un después, los que trazan un surco tan profundo que incluso aquellos que lo rechazaron se ven obligados a reconocer que no es fácil atravesarlo, superarlo para iniciar otro camino.
¿Desapareció la ley Sáenz Peña tras la caída o incluso tras la muerte de Yrigoyen?.
¿Pudieron eliminarse las medidas sociales del peronismo tras la muerte de Eva?
¿Desapareció el peronismo tras la muerte de Juan Perón?
Pienso sinceramente que Néstor y Cristina, los locos pingüinos patagónicos, pertenecen a esa raza. Son figuras de aquellas que marcan un antes y un después, que dejan una huella tan profunda que nos acompaña durante años, durante décadas.
Néstor se nos fue, seguramente al cielo de los pingüinos.
Cristina sigue de pie, avanzando por un campo minado, resistiendo las bombas políticas y mediáticas, enfrentando a fuerzas que representan el poder real, ese poder que siempre desde las sombras usaba a los presidentes como simples cadetes, ese poder que hacía y deshacía gobiernos.
Néstor se nos fue.
El camino será duro.
Pero seguimos de pie, y avanzando.

Adrián Corbella, 27 de diciembre de 2010.

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