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lunes, 22 de noviembre de 2010

VIVA EL CACHETAZO, por Eduardo Anguita (para "Miradas al Sur" del 21-11-10)


El recambio parlamentario comenzó, el 9 de diciembre de 2009, con la conformación del Grupo A, que con la anuencia de 144 legisladores opuestos al kirchnerismo, tomaron posición en la presidencia de la mayoría de las comisiones de la Cámara de Diputados. Prometieron, entonces, un ejercicio parlamentario ejemplar, capaz de cambiar el curso de la política argentina, a través de vibrantes debates y sanción de ejemplares leyes. Casi un año después, sobre el filo del fin de las sesiones ordinarias, una oposición desgranada sólo pudo juntar fuerzas para votar una ley del 82% móvil que ni siquiera pudo explicar de dónde se financiaría el aumento de las jubilaciones. Otras leyes, importantes, como la de matrimonio igualitario o de glaciares, contaron con el concurso entusiasta de muchos legisladores kirchneristas y de otros que no lo son. Esa lógica binaria que partía de la premisa de desgastar al Gobierno terminó, el miércoles pasado, con el cachetazo de Graciela Camaño de Barrionuevo a Carlos Kunkel. Con el sopapo de la duhaldista que preside la Comisión de Asuntos Constitucionales no sólo se evaporó la obstrucción opositora a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sino que se terminaron de descomponer los frágiles acuerdos tejidos entre los directivos del Grupo C ( Clarín) y los directivos del Grupo A (Amontonados).El cachetazo fue una muestra de impotencia, pero también una decisión política. Camaño presidía la sesión de la comisión en la que resultaba evidente que las acusaciones de intentos de sobornos de las diputadas Elisa Carrió, Patricia Bullrich y Laura Hotton eran producto de una mentira destinada al escándalo mediático. Pero la escalada de Clarín y La Nación no terminó cuando la propia Hotton reconocía que era ella quien había llamado a la kirchnerista Patricia Fadel y no al revés como decía Hotton, ferviente evangelista y macrista. Hotton quedó tan abrumada cuando reconoció su mentira que declaró que está harta de la política y que está cerca de dar un portazo.Lo más impresentable del coro de comunicadores y políticos fue el arco de justificaciones del cachetazo de Camaño. Desde Magdalena Ruiz Guiñazú hasta Mauricio Macri, pasando por Fernando Solanas y Alfredo Leuco, no hubo siquiera el más mínimo sentido común frente a una sociedad que da muestras de aceptación creciente a Cristina Kirchner. Muchísimos ciudadanos que hasta hace poco preferían ser discretos o directamente ocultar su afinidad kirchnerista hoy son los promotores de una movilización formidable que acompaña a la Presidenta. Muchísimos otros que hasta hace poco eran opositores francos hoy reconocen que tanto las políticas en marcha como el estilo de Cristina generan entusiasmo y confianza en el rumbo del país. Entre las franjas de argentinos que mantienen distancia del oficialismo, el desconcierto es grande y no se sienten representados por el radicalismo en medio de internas o el macrismo que, por toda estrategia, pudo construir una boda artificial del jefe de Gobierno porteño con una elegantísima mujer aristocrática para que la revista Hola, recién llegada a la Argentina, pueda hacerse un picnic de fotos de ricos y famosos.

Cuestión de números.
El silencio de Clarín y La Nación sobre las mediciones de opinión pública tuvo una fisura importante. Días pasados, dos directivos de Poliarquías –cuyo cliente de peso es La Nación– salieron a desmentir parcialmente una encuesta que había llegado a manos del periodista Marcelo Slotogwiazda y que la dio a conocer en su programa de Radio Mitre. En efecto, Alejandro Catterberg y Sergio Berensztein hablaron de filtraciones para desestimar sus propias mediciones sobre intención de voto. De sus propios estudios, surge que Cristina Kirchner ganaría hoy en primera vuelta si hubiera comicios presidenciales con el 46% de los votos, mientras que Mauricio Macri llegaría apenas al 15% y Julio Cobos al 6%. Más allá del enojo de los directivos de Poliarquía, estos números coinciden con las mediciones de casi todos los consultores. En un momento, además, en el que el Grupo Clarín decidió aumentar a niveles desconocidos su presión. Es decir, tensaron la cuerda al máximo mucho antes de que haya elecciones y cuando la sociedad todavía no termina de digerir la repentina muerte de Néstor Kirchner, que dejó a la Presidenta en un momento personal de gran dolor pero de impresionante compromiso con su tarea. La única explicación está en boca de los argentinos: el apoyo mayoritario a la decisión de Néstor y Cristina Kirchner de impulsar la nueva ley de medios y de ir a fondo contra el monopolio dirigido por Héctor Magnetto.

Crispados.
El enojo de Camaño y de Carrió expresa, sin dudas, a un sector de la sociedad. Con ellas se identifican algunos sectores sociales que profesan fe antiperonista y antikirchnerista. Pero la maniobra de crispación y mentiras tendría algún justificativo para quienes la pusieron en marcha si el oficialismo entrara en la provocación. La ironía más gráfica –entre tantas– la protagonizó la cantante Adriana Varela durante el homenaje a Néstor Kirchner el jueves pasado en el ND Ateneo mientras interpretaba el tango Volver. Se acercó a Carlos Kunkel, que estaba sentado en primera fila junto a Enrique Albistur, promotor y organizador del homenaje. Con la voz cascada y una sonrisa elocuente, Varela le dijo: Kunkel, parate que yo te voy a dar el beso que te merecés. Y, tras cartón, le estampó los labios en la mejilla mientras el teatro estallaba de risas y aplausos.Clarín y La Nación no dejan de distorsionar la información a límites que ofenden a cualquier lector por más distraído que sea. El jueves bombardearon con el clima de tensión de los empresarios, supuestamente dispuestos a tirar por tierra cualquier proyecto de reparto de ganancias. Además, hicieron intrigas sobre la soledad del titular de la CGT, Hugo Moyano. El viernes, la Presidenta cerró la XV Conferencia de la Unión Industrial Argentina y fue acompañada, entre otros, nada menos que de Moyano. José De Mendiguren, secretario de la Unión Industrial Argentina (UIA), dialogó con quien escribe estas líneas y resaltó el buen rumbo de la política económica del Gobierno. Se mostró entusiasta con el momento político, subrayó el aumento de las exportaciones de las pymes y, además, dijo que los empresarios están de acuerdo con que se legisle la distribución de ganancias entre los trabajadores. “No estamos de acuerdo con el proyecto de Héctor Recalde”, aclaró. De Mendiguren fue ministro de la Producción de Duhalde y no es un dato menor su aceptación del actual gobierno. La Presidenta alentó, en ese almuerzo con los sectores más concentrados del empresariado, la idea de “un acuerdo tripartito entre el sector privado, los trabajadores y el Estado”. Se trata de algo que puede tener muchas maneras de entenderse. Una de ellas es que esa corporación empresaria no quede fuera del diálogo con un gobierno que logró que este año la economía creciera al 9% y que proyecta una cifra similar.Lo más importante para la cobertura de Clarín fue destacar que el presidente de Techint, Paolo Rocca, se retiró cuando iba a hablar Cristina y que dejaba en su lugar a Luis Betnaza, otro directivo de Techint que es, además, vicepresidente de la UIA. Esta entidad, que siempre estuvo tutelada por Techint y Clarín, quiso resaltar la crispación de Rocca porque es el socio de Héctor Magnetto en un sello de poco peso y mucha plata como es la Asociación de Empresarios de la Argentina (AEA) que, cada tanto, emite algún comunicado de queja junto con la UIA. Magnetto y Rocca no sólo comparten AEA como una lanza de los monopolios y contra las políticas de redistribución del ingreso, sino que además tienen cada uno el 50% de Impripost, un negocio dedicado a la impresión y distribución de facturas de servicios públicos.

Izquierdismo disfrazado.
Clarín y La Nación ven cómo se aceleran los tiempos en Papel Prensa y también en la búsqueda de la identidad de Marcela y Felipe Noble Herrera. Este asunto tienen avances significativos en el juzgado de Sandra Arroyo Salgado y los abogados de Clarín tienen pocas chances de frenarlos. Para Magnetto, la falta de figuras relevantes entre la derecha política se convierte en un problema creciente. Resulta curioso cómo TN o Mitre recurren a declaraciones de Fernando Pino Solanas o Claudio Lozano para sumar voces opositoras. El último desacierto de estas voces que pretenden ser identificadas como de izquierda –pero que se expresan a través de los medios concentrados– fue la de dar el portazo en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) a pocos días de los comicios en los distritos donde el conteo de votos había mostrado severas irregularidades. La decisión intempestiva de Pablo Micheli, titular de la lista 1, de denunciar a la lista 10 y romper unilateralmente, parece ser más una muestra de posicionamiento opositor que el interés por concluir las elecciones en los distritos cuestionados. Ahora, el sector liderado por Hugo Yasky queda ante la compleja situación de no tener con quién terminar esta historia que parecía un buen desafío a mejorar las prácticas de representación gremial.La tan postergada personería gremial de la CTA hubiera tenido un punto importante a favor sin esta ruptura. Micheli y otros dirigentes afines a Víctor De Genaro tendrán ahora el desafío de repensar su alejamiento de la central o disponerse a recorrer un camino en solitario, en el que sólo les quedarán fuerzas suficientes para la protesta en cambio de esa legítima reivindicación de la personería gremial.La lucha por la distribución del ingreso y por los derechos de los trabajadores es algo permanente en una sociedad donde el poder está, en buena medida, en manos de las grandes corporaciones privadas transnacionales. La ruptura y la atomización no parecen un camino recomendable para quienes militan por los más necesitados. Alguna mediación de organizaciones gremiales amigas de los trabajadores argentinos quizá puedan ayudar a solucionar esto. La impaciencia y la fractura sólo favorecen a los intereses concentrados.


"Miradas al Sur", Año 3. Edición número 131. Domingo 21 de noviembre de 2010
Por
Eduardo Anguita
eanguita@miradasalsur.com


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