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lunes, 24 de abril de 2023

Dólar y cañón, por Michel E. Torres Corona (para "Granma" 21-04-23)



 

El dólar ha sido el símbolo del imperialismo estadounidense, su divisa de conquista y sumisión, en tanto ha logrado que la inmensa mayoría de las transacciones internacionales se realicen en esa moneda
 

 

por Michel E. Torres Corona | internet@granma.cu

21 de abril de 2023

Recientemente se hizo viral un video del entrañable senador Marco Rubio, muy preocupado porque países como Rusia, China y Brasil están haciendo acuerdos para negociar y comercializar productos y servicios con monedas propias, no con el omnipresente y omnipotente dólar. Rubio, con pasmosa candidez, admitió que para el imperio esto representaba un riesgo tremendo: ¿cómo iban a sancionar entonces a países si el dólar ya no era imprescindible?

Se entiende que en una arquitectura financiera global basada en la especulación, el poder y los símbolos casi pudieran catalogarse como valores agregados de la economía. El dólar ha sido el símbolo del imperialismo estadounidense, su divisa de conquista y sumisión, en tanto ha logrado que la inmensa mayoría de las transacciones internacionales se realicen en esa moneda. El euro, la moneda de la comunidad europea, incluso teniendo momentos de mayor valoración cuantitativa, no ha pasado de ser subsidiario en tanto la Unión Europea, de forma explícita o velada, se comporta como vasalla de Estados Unidos.

Pero que naciones «enemigas» comiencen a moverse hacia el campo financiero, que comiencen a cuestionar e irrespetar el sacrosanto monopolio del dólar, implica que Estados Unidos está perdiendo músculo. Su símbolo se agota, en tanto se agotan las capacidades de su economía de expandirse y su señorío a nivel global se ve cada vez más menoscabado.

¿Implica esto que por fin llegó el mundo multipolar del que tanto se ha hablado? ¿Se agotó de una vez la titularidad hegemónica del imperio?

Lamentablemente, no. Estados Unidos sigue siendo el dueño del mundo. Sus centenares de bases militares, sus cientos de miles de soldados en el extranjero, su influencia sobre naciones que dependen de ellos, los hace ser todavía la principal potencia a nivel internacional. Sin embargo, ese estatus está siendo desafiado hoy como nunca antes, al menos desde el colapso del campo socialista en Europa.

La preocupación de Marco Rubio es, por ende, legítima (aunque no sean ni por asomo legítimos los fines y metas que defienden ese señor y su claque). Si el imperio no toma medidas o no logra revertir esa depauperación de la confianza en su fuerza económica, se quedará solo con su poder militar, que también depende, a largo plazo, de su robustez financiera. Si Estados Unidos y el dólar no pueden continuar siendo el principal referente global, tendrá que renunciar a regir los destinos del mundo (como lo ha hecho, de una forma u otra, hasta ahora).

Paradoja del aislacionismo, los políticos que alguna vez se enfrentaron a los «globalistas» por asumir que resultaba demasiado oneroso para EE. UU. mantener tantas tropas fuera de su territorio nacional, apoyar a gobiernos y a entidades extranjeras, sufragar a organizaciones multilaterales, quizá vean ahora que toda la prosperidad estadounidense, el american dream, depende en gran medida de su poder para someter al resto de la comunidad internacional. Sin capacidad para sancionar, sin capacidad para imponer, sin capacidad para extorsionar ya sea con el símbolo del dólar o con la amenaza de los cañones, no solo se derrumba el imperio, sino que también se erosionan los cimientos mismos de esa nación.

De ahí que la candidez de Marco Rubio nos enternezca y, a la vez, nos alegre el día: nosotros, viejos enemigos del imperialismo, asistimos a este llanto por el cambio de época, que quizá demore, pero que cada vez más parece irreversible.

Publicado en:
https://www.granma.cu/cultura/2023-04-21/dolar-y-canon-21-04-2023-17-04-08

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