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sábado, 27 de agosto de 2022

LOS SALIERIS DE CRISTINA, por Beatriz Chisleanschi (para "Revista PPV" del 26-08-22)

 



“Podrán decir, podrán hablar, y murmurar y rebuznar. Más la capacidad que Dios le dio, mucha mujer (y hombre) se la envidió”.


             Parafraseo del tango “Se dice de mí” de Pelay y Canaro popularizado por Tita Merello

Por Beatriz Chisleanschi


Amada y odiada. Admirada y vilipendiada. Sueño o pesadilla. Lo cierto es que, de la ex presidenta, Diputada, Senadora y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner siempre se habla. Porque está o porque no está. Por lo que dice o por lo que no dice.


Lo quieran o no, Argentina no puede prescindir de Cristina y, los medios de comunicación y operardorxs políticos que allí trabajan, disfrazadxs de periodistas independientes, tampoco.


Cristina, así a secas. La que con su nombre nombra a millones que la idolatran, y otros tantos que la denuestan. No pueden con ella, o mejor aún, con lo que simbólicamente ella representa. Son los Salieris de Cristina, pero sin la calidad que realmente tenía el músico veronés Antonio Salieri a quien el director Milos Forman lo colocó en el lugar del envidioso asesino de Mozart en su famoso film Amadeus.


“Aunque tengamos un equipo Robertone/un Leme, un ucoa, para sacar la voz/Siempre sobrara para decirte fuerte/si sos una mierda o no” -canta León Gieco mientras, cual mito de Salieri, le roba melodías a Charly García.


Si la llegada del macrismo a la presidencia fue en base a la construcción del odio y por oposición a lo nacional y popular, hoy ese odio organizado se cimenta en el lawfare, esa guerra política que, por la vía judicial en alianza con lo mediático, establecen sectores de poder con claros intereses políticos, geopolíticos y económicos, pero que, permanecen ocultos a la opinión pública y se enmascaran en definiciones cargadas de aversión: corrupta, mala, chorra, exasperada, bipolar, etc. etc. etc.


Construir sentido es el objetivo final y para ello trabajan denodadamente. A Cristina no le discuten políticas, la agravian. Es la inversión de la premisa histórica sostenida por Maquiavelo “los medios justifican el fin”.


Esta semana Cristina Fernández de Kirchner volvió a dar una clase magistral de derecho y de política y, una vez más, se puso en el centro de la escena: “qué bien lo hace –solía decir Salieri-, pero como la odio”. Sus políticas ofensivas descolocan, juega la Dama y los alfiles del Rey se desorientan.


Antonio Salieri logró con mucho esfuerzo ser un reconocido y muy respetado compositor en la corte del Emperador de Austria hasta que llegó quien le haría sombra, un niño prodigio llamado Wolfgang Amadeus Mozart. Desde muy pequeño Mozart deslumbra con la creación de obras sin mostrar esfuerzo alguno. La envidia y los celos enferman a Salieri, al punto de enloquecer, hasta que reconoce que nunca podrá ser como Amadeus:  «Soy el santo patrono de la mediocridad», dice Salieri.


“Lxs patronos de la mediocridad” quieren destruirla, “desaparecerla”, pero, lejos de ello, su figura se agranda ante cada ataque y con él, el amor de un pueblo que está decidido a todo para defender a su líder “si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar”, se advierte no sin sustento y razón.


“Si naciera 20 veces haría 20 veces lo mismo” –expresó enfáticamente en la exposición que hiciera el martes pasado (23 de agosto) ante la negativa, por parte del poder judicial de ampliar su declaración indagatoria impidiéndole el derecho a defensa.


No se achica, va al frente. No teme, lleva su verdad como bandera y al pueblo como respaldo.


La miran con envidia. La quieren exterminar con el odio.


La podrán proscribir y hasta condenar, pero Mozart fue Mozart, Charly es Charly y Cristina es y será Cristina. Los Salieris son solo Salieris.


La historia ya la absolvió.



Publicado en:

https://revistappv.com.ar/los-salieris-de-cristina/?s=08

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