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viernes, 11 de junio de 2021

Ay, abuelo, no sé cómo decirte que las cosas no están nada bien, por Jessica Belgrano (para "Facebook" del 08-06-21)

 


Ay, abuelo, no sé cómo decirte que las cosas no están nada bien. Más de doscientos años pasaron y las batallas ideológicas que peleaste parecen seguir siendo las mismas. Cada vez que se acerca un nuevo aniversario de tu muerte, que es el día en que conmemoramos la creación de la bandera, pienso que si hubiéramos sido más belgranianos hoy estaríamos mejor parados frente a las adversidades que nos toca vivir. ¿Y sabés por qué no somos más belgranianos? Porque aquellos que permitieron que mueras pobre, aquellos que a lo largo de los años manejaron el país como si fuera el casco de su estancia, nos negaron ese derecho y se adueñaron de nuestros destinos. ¿Podés creer que le hicieron creer a todo el mundo que tu muerte en la pobreza fue un acto de patriotismo? ¡Qué cinismo! Si supieras que algunos de los que te admiran porque moriste pobre hace pocos días se negaron a pagar un aporte solidario a las grandes fortunas. Te juro que me ofende.

Y así con todo, abuelo, nos enseñaron a idolatrar tu austeridad y se cuidaron muy bien de no contarnos algunas cosas importantes.

¿Te acordás del tema de las tierras improductivas, del derecho de los labradores a ser dueños de una parcela y el reconocimiento de la propiedad de sus tierras a los pobladores originarios ? De eso no nos dijeron ni una palabra, calladitos se quedaron. ¿Te imaginás qué sociedad más igualitaria seríamos si nos hubieran enseñado eso? ¿Si año tras año en la escuela hubiéramos aprendido que Belgrano pensaba que uno de los caminos para ser una gran nación era brindarles la tierra a los trabajadores y las herramientas para trabajarla?

¿Y el tema de las importaciones? Estabas seguro de que el Estado debía prohibir las mercancías importadas que atentaran contra la industria nacional. Bueno, no podrías creer las dificultades a las que se enfrenta hoy en día nuestra industria, que compite con la importación indiscriminada defendida por políticos que piensan más en sus intereses que en el desarrollo del país. Hasta dicen que los sueldos son un costo a reducir.

¡Y cómo te oponías a la deuda externa! Te voy a contar algo que te volvería loco: cuatro años después de tu muerte, Rivadavia -sí, Bernardino Rivadavia- inició la temporada de deudas externas. No te das una idea del tamaño de la deuda que carga nuestro pueblo sobre la espalda gracias a los negociados del último gobierno neoliberal. Mis tataranietos dirán un día: desciendo de un hombre que se oponía a que los Estados se endeudaran porque era una manera de ceder soberanía política.

Otro tema del que tampoco dijeron una palabra es de lo que pensabas sobre la regulación estatal del precio de los granos. ¿Podés creer que los mismos que te veneran decidieron desabastecer de carne a sus compatriotas para que el Estado no regule los precios?

Y ni hablar de la unidad continental que creías fundamental para enfrentar al enemigo exterior. Mientras unos vemos hermanos y hermanas en los países vecinos, otros los discriminan y festejan las políticas de hambre de los gobiernos de derecha.

Son tan hipócritas, que este 20 de junio seguro te dedicarán un emotivo homenaje por tu aporte a la educación los que por una pulseada electoral dejaron a los pibes y pibas más pobres de la sociedad sin clases. ¿Sabrán que donaste tus sueldos para construir escuelas quienes prefieren gastar en baldosas en lugar de entregar computadoras? Vas a ver, viva Belgrano van a decir ellos también.

Antes creía que no te habían entendido y que por eso no nos enseñaban todo lo que planeaste para el país, pero no es así. Te entendieron tan bien que solo nos cuentan que creaste la bandera y que moriste pobre.

La bandera. Cada 20 de junio se llenan la boca con la bandera, ponen banderas en sus autos de alta gama, cuelgan banderas de las ventanas de sus casas en barrios elegantes. ¿Cómo hacen para escindir esos colores de los ideales que cargan?

A veces me da mucha bronca, pero no todo es desánimo, abuelo. Mientras algunos nos hacen la vida difícil y despotrican contra la Argentina, otros y otras no dejamos de pelear las batallas que heredamos. Así, más temprano que tarde, podremos brindar por el país con el que soñaste y enarbolar una bandera que nos alcance a todos.


por Jessica Belgrano




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