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domingo, 6 de diciembre de 2020

La reestructuración de la deuda: FMI, palo y zanahoria, por Claudio Scaletta (para "El Destape" del 05-12-20)



05 DE DICIEMBRE, 2020 


La falta de dólares y la lenta pero imparable sangría de divisas --en noviembre se perdieron otros 1.237 millones de reservas-- dejan entrever un horizonte de inestabilidad para la macroeconomía que se suma a la recesión histórica provocada por la pandemia. 


Frente a este panorama, en el que persiste la sensación de que todas las variables están atadas con alambre, en el gobierno reapareció la creencia en la zanahoria del FMI, un segundo tropiezo con la misma piedra --el primero fue durante la reestructuración con los privados-- la falsa creencia en que después de los arreglos llegarán dólares adicionales, sean del organismo o de “los inversores” del exterior. La memoria histórica local y los múltiples ejemplos de los planes del Fondo en otras latitudes deberían sobrar para no tener que explicar lo obvio, que el FMI es palo y palo, sin zanahoria. Argumentar la zoncera de que hoy “existe otro FMI” debería ser monopolio de la ortodoxia. El organismo podrá correrse de curso algunos grados, pero su rumbo será el de siempre.  



La zanahoria que sugieren algunos funcionaros es que frente a la sequía de divisas el organismo podría aportar dólares frescos. A primera vista parece razonable. La reestructuración de la deuda con privados no reabrió los mercados financieros. El mundo está seco para la Argentina, al menos a tasas razonables. Parece lógico, entonces, pensar en tomar más deuda con el organismo, detalle que se desentiende de que más deuda con el Fondo significa una sola cosa: más condicionalidades por más tiempo.


De nuevo, el gobierno obtuvo en la renegociación con los privados el mejor acuerdo no disruptivo posible dadas las relaciones de poder. Un acuerdo que probablemente no sea sustentable a mediano plazo, más aun después del límite objetivo a la recuperación del crecimiento impuesto por la pandemia, pero que despejó el horizonte de vencimientos en el corto. Puede debatirse si se podría haber hecho una quita mayor o menor, pero se destaca que la discusión fue exclusivamente por dinero. Desde entonces se dijo que el acuerdo con el FMI tendría características similares, patear vencimientos y prorratear la deuda en décadas. Sin embargo existe entre ambos acreedores, privados y organismos, una diferencia de grado: la contrapartida de la renegociación con el Fondo no es solamente más o menos pagos en el tiempo, sino particularmente compromisos de política económica. La función efectiva del FMI en el mundo real es alinear a los países en una macroeconomía neoliberal. Y la zanahoria para aceptar condicionalidades es siempre la misma: el desembolso de algunos dólares siempre urgentes.


Se impone aquí una pregunta contrafáctica ¿con el diario de 2020, el país estaría mejor o peor si no hubiesen entrado los 44 mil millones prestados por el organismo a partir de 2018? Es importante pensar la respuesta, porque los argumentos de los economistas frente a la discusión con el organismo versarán sobre la efectiva necesidad desesperada de divisas. En rigor el FMI aparece siempre como bombero, es decir para apagar los incendios del frente externo con la promesa de evitar devaluaciones bruscas e imparables que terminen en hiperinflaciones. Sin embargo, alcanzados los acuerdos, las devaluaciones se producen igual, lo que por definición es acompañado por recesiones. Al final del camino lo que acomoda el frente externo es la caída del PIB por la vía de la reducción de las importaciones.


Pero alcanzar planes tan virtuosos demanda además comprometerse con políticas de reducción de déficit vía contracción del Gasto y sólo marginalmente mayores impuestos. A la cabeza de estos gastos están siempre los previsionales, que son el principal rubro del Presupuesto, También cuestiones tan poco financieras como la desregulación de los mercados laborales, lo que pone en primer plano el sesgo de clase del organismo. En el pasado también se sumaban las privatizaciones. Finalmente existe otro componente ideológico y de relaciones de poder que generalmente no se hace explícito en el listado de demandas y es la idea de que con el Fondo la única opción es someterse, que no acatar sus mandatos es convertirse en parias internacionales.


Preparándose a lo que le reclamará el FMI, el ministerio de Economía inició con convicción la senda de políticas fiscalistas. Redujo los programas ATP, que el ministerio de Producción transformará en un más selectivo REPRO II, y eliminó el IFE4. Se asume que estos programas fueron pensados en el contexto del ASPO y no como permanentes, pero la economía se encuentra todavía muy lejos de la recuperación y los fondos del IFE 4 ¡ya estaban presupuestados! Su eliminación justo para las fiestas fue pura pleitesía a la renegociación con el organismo. Las paritarias estatales del 7 por ciento con una inflación 5 veces mayor fueron otra señal potente. Lo mismo puede decirse del intento de cambio de la letra chica de la movilidad jubilatoria para que el aumento del 5 por ciento de diciembre sea tomado a cuenta del ajuste del próximo marzo. Como en la mala hora, sólo se trataba de mejorar el Excel, lo que fue advertido y corregido a tiempo por el Senado. Como dato de color resulta llamativo que se explique que el Gasto del Presupuesto 2021 estará por encima del de 2019. Nunca un año de ajuste y depresión puede ser ejemplo del Gasto que se necesita para superar una recesión histórica.


El empoderamiento de Martín Guzmán, entonces, no significó solo la imprescindible unificación de las decisiones económicas luego de las marchas y contramarchas que provocaron una mini crisis cambiaria, y cuyos efectos todavía se sienten en la aceleración de la inflación, sino el empoderamiento de una visión de la macroeconomía más alineada con las demandas tradicionales del FMI y que, una vez más, se intentan presentar como la única vía posible.


Lo que parece no estar sobre la mesa es que ya no hay margen para el torniquete porque el verdadero ajuste ya lo hizo la pandemia. Mientras los salarios pierden contra la inflación, cae la tasa de ocupación y aumentaron la pobreza y el desempleo, muchas de las empresas que se cansaron de perder dinero con el macrismo, comenzaron a mostrar balances con fuertes ganancias, como es el caso de la alimenticia Arcor (pero no solamente) como estandarte.


Quienes más perdieron durante la pandemia fueron una vez más los trabajadores, ocupados o no. Finalmente, la contribución extraordinaria a las grandes fortunas sancionada esta semana no será un contrapeso en 2020. Quizá lo sea parcialmente en 2021, aunque para ello será necesario que el poder permanente de la todavía intocada casta judicial así lo conceda y permita.


Publicado en:

https://www.eldestapeweb.com/economia/fmi-palo-y-zanahoria-la-reestructuracion-de-la-deuda-202012519052

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