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martes, 3 de diciembre de 2019
Stornelli en Dolores: el chasquido del miedo, por Juan Alonso (para "Nuestras Voces" del 02-12-19)
Por JUAN ALONSO
2 de diciembre de 2019
Acorralado por un dictamen que recomendaba su juicio político, el fiscal federal Carlos Stornelli puso fin a su rebeldía y se presentó en Dolores ante el juez Ramos Padilla. Está imputado como parte de la banda del falso abogado Marcelo D’Alessio, que se dedicaba a extorsionar, hacer operaciones de inteligencia y manipular expedientes judiciales. Las preguntas que dejó sin responder y el futuro negro que se le avecina. Ramos Padilla podría mandar el caso a juicio a principios del año próximo.
Eran las 10:54 del viernes 29 de noviembre, cuando el fiscal Carlos Stornelli llegó al Juzgado Federal de Dolores. Lo acompañaba su flamante abogada Raquel Pérez Iglesias, su custodia policial, y en la puerta una marea de reporteros que lo atropelló con preguntas. Los parraquianos del bar que está enfrente vieron la escena desde la vereda.
Stornelli se limitó a desplegar declaraciones de ocasión, eludió su pertinaz rebeldía que duró nueve meses, con dos cambios de abogado defensor incluidos. Una chicana judicial cuyo objetivo fue prolongar el proceso en una zona de confortable indefinición. Estrategia que se vio eclipsada por el dictamen de la Comisión Evaluadora de fiscales de la Procuración, que con 4 votos contra 1 lo encontró fuera de la ley y propuso que fuese iniciado el juicio político para desplazarlo del cargo.
Sin embargo, el procurador interino, Eduardo Casal, y el funcionario a cargo del Consejo de Disciplina de la Procuración, Juan Manuel Casanovas mantuvieron el dictamen bajo llave durante 18 días hasta que al fin Stornelli vio la luz del Derecho.
Esto tiene dos motivaciones: la suspensión de hecho de la furiosa crítica de sus pares –quienes lo dejaron solo-, y la protección de Casal y Casanovas, que más que funcionarios públicos se parecen demasiado a un equipo de defensa paralelo del fiscal imputado de ocho de delitos graves por el juez Ramos Padilla. En esta historia escatológica de espionaje estatal y paraestatal ilegal, coacciones, extorsiones con millones de dólares y euros girados a guaridas fiscales de media docena de países, ya lo hemos dicho, no hay buenos ni malos, sobran los peores.
Así como Casal guardó en secreto el dictamen acusatorio de sus pares contra Stornelli, la Comisión Bicameral del Congreso –integrada por senadores y diputados- que debe auditar al Ministerio Público Fiscal, tampoco se ocupó del accionar poco transparente de Casal.
Si Casal lograse persistir en la carretera perdida de su devenir de ensueño hasta marzo será una cuestión de ciencia ficción.
Con esas herramientas cargadas con la pólvora de la agitación cardíaca y el sobrepeso entre sus manos, Stornelli subió la escalara con saco y camisa desabrochada rumbo al primer piso donde funciona el despacho del juez Alejo Ramos Padilla.
Lo primero que vio fue la ventanilla de entrada frente a la escalera donde su abogada se anunció y entregaron credenciales y DNI. La cita estaba estipulada para las 11. La llegada puntual no garantizó la tan ansiada estabilidad discursiva. La defensa se sentó en el largo banco de madera que está a la derecha de la ventanilla y esperó el llamado del secretario del juez. Una vez adentro de la sala de audiencias y ante la presencia del fiscal Juan Pablo Curi y Ramos Padilla, Stornelli comenzó a desplegar su defensa que se centró en un escrito principal de 40 páginas que leyó en un clima de amabilidad y respeto del debido proceso, que no fue nada habitual en estos cuatro años de encuadernación explícita en el Reino incendiado de Comodoro Py. Los dichos de Stornelli quedaron filmados y grabados para la posteridad.
Declaró durante diez horas. Leyó su mamotreto de la finitud y como era obvio relativizó su vínculo de amistad asociada al falso abogado y presunto agente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la DEA estadounidense, Marcelo Sebastián D’Alessio. Además se desligó del periodista de “las primicias” Daniel Santoro –pero admitió que conoció a D’Alessio por un llamado suyo en 2018-, al tiempo que desconoció las movidas del juez Claudio Bonadío, el accionar de los comisarios bonaerenses, Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk, los seguimientos del espía de la AFI en retiro Hugo Rolando “Rolo” Barreiro, pasando por los misteriosos pedidos de data fiscal y migraciones del fiscal procesado sin prisión preventiva, Juan Ignacio Bidone.
¿Cuál es su argumento nodal? Que D’Alessio lo usó y lo engañó y que habría estado asociado al denunciante Pedro Etchebest para perjudicar la causa “cuadernos”, que el juez Bonadío elevó a juicio oral paso previo a su jubilación. Cuando se le preguntó por la veracidad de los intercambios con D’Alessio que constan en la causa sin arrepentidos, fotocopias, ni cuadernos aparecidos a último momento, Stornelli balbuceó todas las coartadas posibles. Entre otras, el argumento infantil de que borró esos chats. Lo propio sostuvo sobre las tres horas de reunión en Pinamar con el denunciante Pedro Etchebest y el inefable D’Alessio.
De su narrativa se desprende que un fiscal federal con tantas causas complejas suele perder el tiempo con “cualquiera” en plenas vacaciones.
Ya transpirado y con el rostro hinchado de palabras, por un instante Stornelli se vio reflejado en la suerte de Bidone. Todo indica que el juez Ramos Padilla evaluará la indagatoria a Stornelli en los próximos diez días hábiles. Luego podría ampliar la investigación sobre personajes como Santoro y Bonadío. En el caso del juez predilecto del gobierno que se va, es por la causa GNL y el rol de D’Alessio. No hay que descartar que el juez Ramos Padilla avance sobre Bonadío y luego de analizar la indagatoria de Stornelli procese al fiscal predilecto del macrismo como parte de la asociación ilícita. De confirmarse cada una de sus medidas por la Cámara Federal de Mar del Plata la causa estaría en condiciones de ser elevada a juicio oral en el primer semestre del año próximo.
Lo que declare Marcelo D’Alessio como arrepentido en estos días deberá ser evaluado en primera instancia por el fiscal Juan Pablo Curi, quien por cierto, dejó de discutir la competencia del juez. Ramos Padilla no se inmiscuirá en las tareas procesales del Ministerio Público. Para eso está Casal.
En estas horas decisivas, el viento de Py decayó por la avidez de sobrevivir.
El guión
La flojera argumental de Stornelli fue revelada por Gabriel Morini desde Ámbito Financiero el sábado 30. Entre otras cosas, Stornelli arguyó un supuesto plan siniestro que lo coloca a él –gran inquisidor de la mini era macrista- como víctima. “Conocí a Marcelo D’Alessio el día 5 de noviembre de 2018. Recuerdo esa fecha no por memorioso sino porque ese fue el día que concurrió a la Fiscalía a prestar su testimonio en la causa gas licuado”, se justificó. “Me fue introducido por el periodista Daniel Santoro, a quien conozco y respeto por su vasta trayectoria periodística desde hace más de un cuarto de siglo, por teléfono, pidiéndome que reciba a una persona que tenía información sobre ENARSA y cuestiones relativas al gas licuado, describiéndola al efecto como una persona de su confianza, que era su fuente, que nunca le había fallado y creo recordar que me dijo que le había hecho una entrevista en un libro”, siguió. Nótense el término “introducido” al referirse al nexo entre Santoro y D’Alessio.
“Cercano al fin de año pasado yo estaba con un gran cansancio por la intensidad del trabajo. No recuerdo si escribió o llamó diciendo que estaba en el extranjero, que tenía una información importante que podría contribuir a establecer ‘la ruta del dinero’ (sic) y que me la quería aportar”.
“Yo le comenté que estaba yéndome de vacaciones y me sugirió que él iba para la costa, que si yo quería podía pasar a verme y comentarme sobre esa información. No le di demasiada importancia dado que era un hombre extremadamente locuaz y tal vez fantasioso, no dándole entidad hasta tanto supiera de qué se trataba”.
“El día 5 o el 6 de enero me escribió que salía para la costa, me preguntó mi dirección, no se la di, me dijo que venía con una camioneta nueva que era increíble -habíamos hablado bastante sobre automóviles- que me dijo que quería que la probase a lo que le respondí que me podía encontrar en el parador del Balneario donde yo concurría”.
“Debo aclarar que es frecuente y más estando de vacaciones y en un lugar público, que yo hable con gente desconocida que se me acerca, muchas veces a decirme tal o cual cosa, para saludarme o intercambiar algunas palabras de cortesía. Es decir, no es infrecuente verme conversando con gente que conozco o que no conozco, incluso compartiendo un café ocasional”.
“Quiero ser preciso en que jamás el sujeto en cuestión me fue presentado como Pedro Etchebest, ni conocía quién era, ni tampoco lo había oído nombrar antes de que el inicio de esta causa tomara estado público, ni por el propio D´Alessio ni por ninguna otra persona. Debo añadir que en ese momento tampoco presté atención a su cara y fisonomía, por lo que aún hoy no puedo afirmar que se tratase de quien más tarde, ya en los medios, se presentó como a Pedro Etchebest”.
“Consta una supuesta interlocución entre ambos que referiría, preguntando D´Alessio, “¿Cuánto estuve? Tres Horas?”, respondiendo Estchebest“ Y…no, cuatro horas”, alocución que según el citado auto de mérito haría referencia a dicha reunión”.
“Demuestra el grado de connivencia con el que ambos, supuesto ‘extorsionador’ y ‘extorsionado’, actuaron, incluso grabando y filmando arteramente y por fuera del contexto real”, concluyó Stornelli. Ver la nota de Ámbito Financiero
Consultada por Nuestras Voces Natalia Salvo –abogada del principal querellante, Pedro Etchebest- analizó los dichos del fiscal imputado: “Stornelli demoró nueve meses para hablar de una supuesta connivencia entre mi cliente con D’Alessio. El hecho de Etchebest es otro de los tantos delitos que se le imputan a Stornelli, entre los cuales están el modus operandi aplicados en la causa ‘cuadernos’ y todas las causas judiciales con trascendencia institucional que implican a los opositores políticos como por ejemplo GNL. Me refiero a declaraciones no voluntarias, espionaje ilegal, como sucedió con la ex pareja de su actual mujer, el piloto peruano Jorge Christian Castañón, cámaras ocultas a abogados, el caso de José Manual Ubeira, y otros tantos casos más. Ante la complejidad de su situación procesal, Stornelli busca intentar continuar con el axioma de que se trataría de una operación política en la cual Pedro Etchebest estaría involucrado con D’Alessio. Si uno puede observar el objeto procesal de la investigación de Dolores, veremos que se trata de una asociación ilícita que no solamente lo incluye a Etchebest como víctima, sino que representa una modalidad estructural que se aplicaba en otras causas y en las que Stornelli está gravemente implicado. Incluso en los chats de la causa D’Alessio, porque él dice que no le constan, pero las pruebas están absolutamente validadas con pericias que constan en el expediente”.
Hay ciertas preguntas que no tienen respuestas en el discurso de Stornelli. A saber:
¿Por qué se reunió con “desconocidos” en sus vacaciones y le dedicó tres horas a D’Alessio en presencia de Etchebest en Pinamar?
¿Si D’Alessio era “un fabulador” por qué lo recibió y qué esperaba de él y del visitante que luego se convertiría en el principal denunciante de la causa?
¿Conoció a D’Alessio por intermedio de Santoro luego de una llamada telefónica de éste para que el presunto agente de la AFI y la DEA declarase en la causa GNL, o en verdad le habría pedido a Santoro poder conocer a D’Alessio para realizar operaciones mediáticas y judiciales con el objetivo de encarcelar con causas inventadas a la actual vicepresidenta electa Cristina Fernández de Kirchner?
¿Por qué aceptó sumar en una desopilante causa paralela al testimonio obtenido bajo coacción al ex gerente de PDVSA Argentina, Gonzalo Brusa Dovat?
¿Por qué no impidió que D’Alessio filmase a Brusa Dovat dentro su despacho en la Fiscalía de Comodoro Py con el agravante de que D’Alessio ni siquiera es abogado?
¿Por qué no explicó el móvil de sus chats con D’Alessio en donde éste sujeto le dijo que esa maniobra sería bien vista por “la embajada” de Estados Unidos, en pleno acoso y bloqueo contra Venezuela?
¿Por qué no desmintió las afirmaciones del periodista Santoro, quien publicó en Clarín “la exclusiva” con Brusa Dovat, previo apriete de D’Alessio con la presunta complicidad de Santoro?
Ver el archivo de notas publicadas por este cronista. La primera es la exclusiva con Brusa Dobat donde reveló el mecanismo de la coacción. Y la segunda el paso a paso de las supuestas operaciones de Santoro y D’Alessio en la causa que investiga Ramos Padilla.
¿Fue D’Alessio o fue Stornelli quien pidió realizar una cámara oculta al abogado Ubeira?
¿Fue Stornelli el verdadero ideólogo con el objetivo de colocarle droga en el equipaje a la ex pareja de su actual mujer, Jorge Christian Castañón?
En su testimonial ante el juez Ramos Padilla, Castañón reveló que Stornelli había hablado con el presidente por unos días Mauricio Macri para apartar a Ramos Padilla de esta causa que mueve los cimientos del espionaje ilegal. Ver la nota del pasado 1 de mayo.
En uno de sus tantos chats peritados por el juez Ramos Padilla, D’Alessio le escribió a Stornelli: “Estuve mirando el Org Chart y veo que Castanon/Jorge de EWRFO que es de United Express. Reporta a un tal Andrew Ashbury (WHQUX). Es un primer oficial de United Express. La subsidiaria regional. O sea que es la persona que buscas y viene a Argentina no lo hace trabajando”.
En aquella comunicación, D’Alessio le giró a Stornelli un informe sobre el ex marido de su esposa. Luego evaluaron que Castañón, según ambos, se dedicaría a traer contrabando de Miami. Y el fiscal Stornelli le dijo que había que darle aviso a la Aduana que depende de la AFIP. A lo que D’Alessio espetó: “Pienso en algo peor, ponerle algo en la valija, pero lo hablamos personalmente”.
Para el abogado penalista, Carlos Broitman, el rol de D’Alessio estaría vinculado al Ministerio de Seguridad, los servicios de inteligencia y la embajada de Estados Unidos. “En el Poder Judicial el nombre de este hombre comenzó a circular hace rato. Se dijo que podía tener cargos en el Ministerio de Seguridad, en la AFI, y se presentaba como agente de la DEA. No sé si el fiscal Stornelli es responsable o no, eso lo tendrá que aclarar la Justicia. Lo que puede decir es que este señor D’Alessio tenía todas mis defensas desde el año 2006 y eso no es un archivo para cualquiera, además de que me consta que intervino en la Triple Frontera antes de la entrega de Ibar Pérez Corradi y lo denuncié en Dolores”.
Hay un dato que llamó la atención del juez Alejo Ramos Padilla en este nudo de fantasmas. El juez Bonadío había ordenado escuchar el teléfono del denunciante Etchebest. El asunto es por qué. Bonadío nunca le remitió la causa GNL a Ramos Padilla. Una trama con gerentes escrachados mediáticamente por D’Alessio/Santoro como el capitán de ultramar, Pablo García Arrébola, quien trabajó en ENARSA y ahora vende remeras porque nadie lo emplea. Igual destino de destierro padeció Brusa Dobat que se exilió en Uruguay, acosado por la misma banda. Lo propio han denunciado los empresarios Mario Cifuentes, Roberto Porcaro y Gabriel Traficante, entre otros. Y el ex juez federal de Corrientes, Carlos Soto Dávila, a quien despojaron de su cargo tras la curiosa intervención de abogados, periodistas, medios de comunicación, fiscales y jueces.
El escritor estadounidense, Thomas Berger (1924-2014) publicó un libro llamado El rostro del mal en 2012.
Allí narró la pesadilla de John Felton. Todo en su vida se trastocó en un instante con la aparición de un ser con una gorra de beisbol que dijo llamarse “Richie”.
Este sujeto se parece demasiado al pequeño y siniestro ser creado por David Lynch en Carretera perdida. Al pronunciar la frase “llámame”, la víctima comprende que (el otro) está en todas partes.
Algo similar sucede con D’Alessio y sus actores de reparto. Se alimentan del chasquido imperceptible del miedo.
Publicado en:
http://www.nuestrasvoces.com.ar/investigaciones/stornelli-en-dolores-el-chasquido-del-miedo/
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